Estimados Amigos
En Venezuela actualmente corren tiempos distópicos. Eso es más que evidente al levantarse cada día y ver los titulares rocambolescos de las noticias en los cada vez más escasos periódicos que circulan, para muestra un boton: Mujeres lanzan a 2 robabusetas de un puente en Valencia. Decidimos ir a la cocina de nuestra casa para tomar café sin azúcar porque la azúcar no la conseguimos o es muy cara para nuestro bolsillo y sin embargo nos sentimos afortunados por poder tomar café. Luego salimos a caminar por la ciudad y vemos las largas colas que hacemos los venezolanos para poder comprar alimentos a precio regulado y lograr que lo poco que ganas te permita comprar lo básico para subsistir porque los precios en el mercado negro son terroríficos. Lo más denigrante que ha sucedido últimamente es que el gobierno venezolano realice un proceso de registro para que los venezolanos opten por un "carnet de la patria" con el que podrán comprar comida cuando lo lógico como dice nuestro amigo Yuri Valecillo es que el único carnet de la patria que puede existir es la cédula de identidad. Quizá Charles dickens podría describir mejor nuestra situación: «Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada...».
Hace unos días tuvimos el placer de presentarles la más reciente antología de ciencia ficción venezolana realizada por Ricardo Acevedo Esplugas. Hoy tenemos el inmenso placer de hacerles llegar el abordaje que hace nuestro amigo Carlos Yusti a la novela de Ana Rosa Angarita Trujillo titulada: Los vengamientos del ejercito justiciador. ¿Este libro es de ciencia ficción, es de ficción especulativa, es una distopía como la que vivimos día a día? Eso solo lo pueden responder ustedes queridos lectores.
Deseamos disfruten de la entrada.
Richard Montenegro
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Carlos YUSTI
La palabra distopía se considera como antónimo de utopía y en tal sentido hace referencia a esa sociedad imaginaria
cuya convivencia se hace un tanto bituminosa (o apocalíptica) y en el cual el
control político/ideológico se caracteriza por su rol policial un tanto
paranoide, violentando todos los derechos humanos y convirtiendo la justicia en
una herramienta para sojuzgar a los individuos en niveles extremos de sumisión.
La literatura, sobre todo la de ciencia ficción, es el escenario ideal para
explorar estas sociedades distópicas.
La novela se
presenta como una gran collage en el que se interconectan y mezclan las voces,
en la cual se entrelazan utopía y distopía, en la que la diacronía del tiempo
no se respeta, como tampoco se tiene en cuenta las estructuras al uso de la
gramática convencional. La novela parte de un hecho insólito: Un ejército de
justicia ha encerrado a la canalla política y social decretando que cada uno de
los blancos sea transformado en indio o negro, además todos los orificios del
cuerpo (menos los oídos, la nariz y las cuencas de los ojos) serán
sellados. Hay otros cinco decretos que
buscan impartir esa particular justicia de un ejército que colinda con el comic
y la ciencia ficción.
Más que un argumento determinado hay dos
personajes que mueven los hilos de esta extravagante novela. En primer lugar
tenemos al ilusionero que tiene la
fantástica capacidad de proyectar en cualquier superficie, como si de una
película se tratara, los pensamientos y sentimientos de las personas. Luego
está Clara que es algo así como una
médium con poderes formidables. Estos dos personajes hace un recuento del
futuro, presente y pasado no sólo del país, sino de la humanidad.
En esta novela están presentes todos los temas
que le preocupan a la escritora, pintora y sicóloga Ana Rosa Angarita Trujillo.
Los elementos políticos no faltan. La crítica sin mediatintas a la canalla
política (pasada, presente y futura) que nos ha gobernado tampoco. Como es
lógico los mitos ancestrales de nuestras etnias indígenas se deslizan como
poética en las entrelíneas de la novela.
Ana Rosa en esta novela apuesta por la
controversia, la rebeldía en ese sentido del amor libre y con lo hippie dejando
ver sus costuras descoloridas un tanto añejas. Apuesta por darle un vuelco a la
gramática y sus lineamientos; aparte de retorcer los parámetros de la novela en
la que lo hipertextual se incorpora como un juego de múltiples matices. Apuesta
más por la utopía que por la distopía, pero por sobre todo apuesta por lo
humano; por los mitos de nuestros ancestros que descubrieron a través de esas
narraciones fantásticas la extraña relojería poética del universo.
La
escritora nigeriana Chimamanda Adichie escribe algo que me parece pertinente:
“El poder es la capacidad no sólo de contar la historia del otro, sino de hacer
que esa sea la historia definitiva”. La novela de Ana Rosa intenta contar la
historia del otro desde una visión cosmogónica, plural; narrar un cuento sin
riendas de ningún tipo. Es necesario que las historias, los cuentos, los mitos
se ramifiquen, se cuenten una y otra vez de manera distinta para decirle al
poder que no existe una historia única.
Chimamanda Adichie |
La justicia vengadora del ejército de la novela
de Ana Rosa es tan utópica, por no decir pueril, como ese paliativo humanitario
ideado por Fray Bartolomé de las Casas, y del cual su autora acota un epígrafe,
como fue esa de traer negros esclavos para minimizar el sufrimiento de los
indios sojuzgados por los conquistadores españoles. Y eso es lo bueno de las
novelas que como lectores en ocasiones nos adueñarnos de ellas y queremos
amoldarlas a nuestros prejuicios y antojos.
Cuando la realidad apesta la ficción novelesca
le salva a uno el día. Uno va a las novelas no a leer que llueven gotas
lluvias, sino que en un día soleado llueven paraguas de colores. A uno le gusta
la utopía, pero la distopía va ganando terreno y al fin está lloviendo, como
vocifera un personaje al final de la novela, pero no llueven paraguas comprueba
uno como lector descreído. La realidad apesta, que viva la ficción novelesca.
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Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
Carlos Yusti en Barcelona, con la estatua de Colon al fondo, al final de la Rambla donde desemboca en el puerto.
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Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones El correo del Caroní en Guayana y el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordina la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal
Carlos Yusti , en hora buena nos presentas esta invitadora reseña del libro de Ana Rosa. Gracias Dimitri. ¿Dónde puedo ubicarlo? Voy por el “ilusionero” y Clara…
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