Estimados Liponautas
Hoy tenemos el gusto de hacerles llegar una material inédito en la red, una entrevista que el escritor venezolano Gabriel Jiménez Emán le realizo al cineasta Constantin Costa-Gavras en 1986 el Festival de Cine de Mérida. El material tiene un bache que es la carencia de material gráfico de la época.
Disfruten de la entrada.
Richard Montenegro.
*******
Una entrevista.
1986
Si alguna presencia resultó estimulante en
Venezuela en 1986 fue la del cineasta greco-francés Costa-Gavras, invitado por
el IV Festival de Cine Nacional realizado en Mérida, ciudad que ha intentado
ser sede permanente de un evento donde se proyecten, se discuten y reconocen
las mejores películas surgidas en el país en un período de dos años. El
Departamento de Cine de la Universidad de los Andes, con el apoyo de varias
instituciones, empresas y fundaciones, ha logrado llevar a cabo cuatro
ediciones del Festival, en medio de una atmósfera general más bien negativa y
penetrada de tiranteces de toda índole.
Cineasta dotado de una gran sencillez,
alejado de todo vedetismo y de cualquiera de esas poses que ostentan tantos de
los genios nacientes de nuestro cine, Gavras es por lo contrario un hombre
diáfano, un auténtico artista que hizo despliegue de humanidad en
conversaciones y foros informales. En una mañana que cayó resplandeciente sobre
el Hotel La Pedregoza fui a encontrarlo, en medio de un laberinto de mesas
repletas de tazas y viandas donde destacaban los sempiternos huevos con jamón y
en donde el realizador de La Confesión se esmeraba, antes que en desayunar, en
recibir algunos de esos preciosos rayos de sol tropical tan añorados en los
inviernos europeos.
El cassette que retuvo su voz en mi grabador
permaneció extraviado por varios meses en mi propia casa. Y no le encontré sino
hasta ahora, por suerte. Publicar la "entrevista obligada con Gavras"
en pleno auge del festival (un evento que por demás se merece nuestra mejor
solidaridad) pudo haber constituido un acto de ligereza que pudiera ser
reprobable por la actualidad periodística, concepto un tanto fuera de mis
dominios. Escucho el cassette después de varios meses: el azar se disfraza
ahora de destino y decide buscar un lugar en el tiempo y su espacio; Grecia,
Francia o Venezuela intentaban atrapar de nuevo la voz de Costa-Gavras.
Gabriel Jiménez Emán.-
La denominación de "cine político", ¿le parece actualmente
vigente o importante?
Costa-Gavras.-
Sí, pero sería más justo decir que todo cine
es político, como los son los libros, el arte o la cultura. No en el sentido
político de "partidario", v pertenecer o votar por éste o aquel
partido, no. Sino en el sentido de la vida, de la ciudad, del cómo se enfrentan
los problemas, cómo se expli¬can, cómo existen en cada obra, y cada obra tiene
una filosofía -una poesía si usted quiere- de su autor o sus autores. Entonces
lo que se llama hoy y desde hace algunos años "cine político" quizá
obedezca a que ha habido una dirección que no había sido tomada antes, pues
este cine ha hablado de problemas que no se habían abordado o no se ha¬bían
profundizado, pues parecían problemas de oposición al pensamiento general. Para
dar a usted un ejemplo, antes en general un policía "malo" era un
caso particular; policías buenos" vinieron des¬pués para dar la impresión
de que cierta parte de la sociedad era "mala", y de que hay siempre los
buenos que triunfan.
Una posición maniqueísta de la sociedad y de los hechos.
Exacto. En un sentido político se ha visto
que no, que es lo contrario.
Esto podría entroncar en algo con la posición de algunos escritores
latinoamericanos que creen en la calidad estética de las obras, donde también
va implícito el fenómeno político.
Claro, el fenómeno político en estas obras
existe en un segundo plano, que finalmente vendrá a ser la parte más importante
de la obra.
Como sucede en algunas tendencias del cine latinoamericano...
E1 cine latinoamericano probablemente más
que los otros cines del mundo está involucrado en la realidad de los países de
un continente, y esto porque Latinoamérica está más cerca de la cultura
europea; además, es uno de los continentes más oprimidos... Todas estas cosas
hacen que el cine, finalmente reflejo de una sociedad, entre a examinar una
problemática más fuerte, más cotidiana, de la realidad.
E1 año pasado se realizó en Caracas una retrospectiva del cine francés
donde tuvimos oportunidad de ver una cantidad de interesantes producciones que
ni siquiera soñábamos ver en nuestra cartelera, invadida por la industria de
los Estados Unidos. Hay un cerco sensible al mejor cine europeo. ¿Es posible
que exista un intercambio más eficiente con las cinematecas europeas, en este
caso con la francesa, que usted dirige?
Sí, nosotros estamos muy conscientes de eso,
y durante el viaje he visto cómo esto es una realidad terrible para el cine
europeo. Claro, a través de las cinematecas se puede hacer, pero se limita la posibilidad
de este cine para otra gente. No basta que cuatrocientas personas vean una
película francesa, pues muchos más pueden verla; no sólo por razones
económicas, sino también por razones de intercambio cultural. Por otra parte yo
pienso que las películas venezolanas también deben venir a París; por eso es
que este año hemos realizado en la cinemateca un ciclo retrospectivo de
películas venezolanas, y vamos a repetir cada dos años este tipo de
manifestaciones. Es necesario que cualquier mecanismo se logre, pues las
películas deben ser vistas por un público mayor.
¿Logró tener una visión aproximativa del cine venezolano?
Sí, tengo una visión de vuestro cine, como
usted dice aproxima tiva, porque no se puede decir que con quince o veinte
películas se de una visión completa. Pero si tengo una visión de las
direcciones que el cine venezolano ha tomado en los últimos años, que son muy
interesantes. Por otro lado, la presencia del cine francés es un problema
enorme; hay que hablar con los profesionales en París, hay que encontrar
soluciones, porque si no es tremendo estar sufriendo esta unilateralidad.
De las películas venezolanas que usted tuvo oportunidad de ver, ¿hubo
alguna que tuviera ese tinte político en el sentido que usted primeramente
definió, alguna expresión lograda?
Bueno, no me voy a volver crítico de las
películas de los colegas venezolanos, pero dos películas me han dejado buena
impresión, por el juego de los actores, por la manera de abordar los problemas:
Pequeña Revancha y De cómo Anita Camacho... Las otras películas también me han
dejado una buena impresión, me parece que el cine venezolano tiene enormes
posibilidades y hay que explotarlas; hay gente muy joven que quiere hacer cosas
y otros que ya lo han hecho. Por ejemplo, he visto muchos documentales que
describen la vida cotidiana, la vida del país, gentes que hablan directamente
de la realidad. Son cineastas del futuro, sin duda.
¿Y su visión general del Festival de Mérida?
Mi visión general es que es un festival
importante porque da posibilidad a los directores y al público universitario de
ver las películas y de hacer una comparación de sus obras. Es un momento
propicio para que los cineastas puedan hablar entre ellos, de la temática que
utilizan, etc. También hay la oportunidad de revisar el aspecto comercial del
cine, pues hay gente que viene a comprar las películas. Me parece importante
que el Festival de Mérida siga. Ese trabajo que hacen los orientadores aquí es
muy bueno. Ayer le decía yo a Tarik Souki que no es un festival donde uno se
aburre, aparte de las películas; hay una relación cotidiana con la gente, muy
amistosa, muy cercana, sin estarismo, como digo yo.
A1 estilo Hollywood...
Sí, pero hay otros festivales que yo conozco
muy bien donde hay también mucho starismo..
.
Hablemos ahora un poco de Costa Gavras. Recordamos sus películas en
colaboración con Semprún, el autor de El largo viaje. Ustedes escribieron
aquella película, Z, que a todos nos conmocionó. De sus trabajos en
colaboración con Semprún, ¿cuál recuerda con mayor agrado?
Bueno, Jorge y yo tuvimos varias
experiencias, y cada una de esas experiencias era totalmente distinta: había Z,
había La Confesión, había Sección Especial. Pero a mí lo que me impresiona es
el profundo apartamiento de Jorge, su conocimiento de la ciudad, de la
política, de la filosofía, de los temas. Porque Jorge es verdaderamente un gran
escritor; quizá toma mucho tiempo para escribir sus libros, pero los libros de
Jorge son profundos, son como un enorme mar de donde uno no quiere salir.
¿Tiene algún nuevo proyecto con Semprún ahora?
Sí, sí, pienso que él va a empezar a
escribir algo, vamos a ver.
Prefiere no anticipar nada.
Sí, es muy temprano, y de los proyectos es
mejor hablar cuando ya están hechos.
Quizá su película Reflejos de mujer fue la que más impactó a los
espectadores en Mérida, una película intimista si se quiere, un tema distinto,
donde se ve otra faceta de su trabajo. ¿Esa idea de dónde vino?
Sí, "Claire de lune" es en francés
una expresión muy poética, cuando es de noche y casi no se ve nada. La idea
vino de cierta problemática del hombre de cuarenta años -la edad que yo tenía
cuando hice la película- una problemática que empieza en esta parte de la vida,
la relación del hombre con las mujeres, con la muerte, una nueva dirección de
la existencia que empieza. Generalmente, la gente me ha catalogado, diciendo
Gavras hace este tipo de películas, etc. Pero yo nunca me he catalogado como
cineasta. Sólo intento mostrar temas que me preocupan, con éxito o sin éxito,
ese es otro problema.
Y de su primera película ¿qué nos puede decir?
Mi primera película fue un
"thriller", Compartiment tueurs, que en los trenes de Francia es un
compartimento para fumadores, que se llama "compartiment fumeurs", y
se cambió el título para hacer el comparti¬mento de gentes que asesinan, el
compartimento de asesinos. Fue un largometraje con muchos actores: Ivés
Montand, Simone Signoret, Jean Louis Trintignant, Michel Piccoli y muchos
otros.
¿Qué edad tenía usted entonces?
Tenía treinta años (risas).
Más o menos la edad de los actores.
Claro.
Bueno, pasando a otro tema, se podría decir que los cineastas
latinoamericanos lo han sentido a usted muy cercano.
Yo también me siento cerca. Pienso que ahí
puede jugar un papel el país donde yo nací, Grecia, y los países
latinoamericanos. En Francia me dicen Tú eres tercermundista", y yo les
digo: "Yo no soy tercermundista, sólo soy del tercer mundo". Y
probablemente esta es la parte que está más cerca de los latinoamericanos.
¿Usted nació en Atenas, no?
Sí, en Atenas.
Y ese nutriente, esa raíz griega en Costa Gavras, ¿cómo se expresará
en el cine? Quizá nunca se sepa.
Sí, no lo sé, y no quiero saberlo.
Yo viajé hace poco por Grecia y vi que en el paisaje hay muchos rasgos
geográficos parecidos a los de Venezuela, no tanto aquí en los Andes, sino en
las partes áridas.
Si, es cierto, como también en algunos
países del Cono Sur que conozco bastante bien, son muy parecidos a la Grecia.
Pero además de eso, es la manera de vivir la gente, el amor para la vida, para
la comida, para la música. A mí la música latinoamericana me encanta, tengo
cientos de discos de ella.
Bueno, creo que ya le he hecho suficientes preguntas. Gracias por este
diálogo informal entre tantas tazas de desayuno y directores y actores que van
y vienen. Si hubiera alguna recomendación que usted quiera dejarle a los nuevos
cineastas del país...
No me gusta dar consejos, pero pienso que si
alguna cosa hay qué hacer, es el cine con pasión, hacer películas de las cuales
no se pueda... cómo se dice... (En ese momento Gavras se incorpora y pregunta a
su amigo el cineasta Atahualpa Lichy cómo se dice en español "avoir
honte" y éste le dice desde su mesa que significa "tener pena o
vergüenza")- Pues, entonces se trata de hacer películas de las cuales uno
nunca tenga vergüenza un día. Esto es lo que he querido hacer siempre.
¿Qué tiempo dura usted haciendo una película?
Nunca menos de un año o año y medio entre
escribirla y después la preparación, la filmación, compaginación y salida.
Y en esto anda usted ahora con Semprún.
Sí, un proyecto que tenemos con los
norteamericanos.
Bueno, esperamos que todo salga bien. Suerte para Costa Gavras.
Tomado del libro
Espectros del CINE de Gabriel Jiménez Emán. Fundación Cinemateca Nacional. 1999.
Espectros del CINE de Gabriel Jiménez Emán. Fundación Cinemateca Nacional. 1999.
Interesante, gracias por difundir "lo nuestro" a través de "Otros" tan respetuosos de la creación...
ResponderEliminarGracias a ti Polanco Delia
EliminarEntrevista a Costa Gravas en Programa realizado por Canal Encuentro de la República Argentina: https://www.youtube.com/watch?v=tKOuh2CTMDI
ResponderEliminarGracias por el regalo Polanco Delia
Eliminar