domingo, 10 de noviembre de 2019

“ANTOLOGÍA TERRORISTA /GRUPO LI PO”: VARIOS AUTORES: Un Acercamiento.





Crónicas del Olvido

“ANTOLOGÍA TERRORISTA /GRUPO LI PO”: VARIOS AUTORES

**Alberto Hernández**

1.-


Venga de donde venga la palabra, asusta. Venga de donde surjan las agujas, los disparos, los bombazos, los filos e inclusive las monótonas revelaciones teológicas e ideológicas, da miedo. El terrorismo no es una metáfora. Es una afirmación sin adorno alguno. Es un testimonio práctico, un dedo en el gatillo como si se tratara del obturador de una cámara fotográfica.



Deslindar los campos, traducirlos para lograr algún alcance. Desde esta perspectiva, el terrorismo contiene una venganza o muchas venganzas. El terrorismo es una fábrica de odio, de alternancias donde florece la muerte. Pero también –si se afirma con él en la teoría- es un campo de creación donde se descubren caracteres, máscaras, rostros desfigurados, sonrisas prefabricadas, multitudes convulsas, estamentos en los que la gloria o la degradación sean la base de un sistema de valores.

En literatura también el terrorismo tiene su lugar. Se puede hablar de él, se puede hasta justificar si la ficción favorece al autor. Se puede hacer historia basada en hechos fulminantes, en destajos de piel, en ojos desorbitados, en gangrenas ideológicas. Se puede, sí, se puede morigerar también si el autor goza de buena salud política, social, cultural, sexual o religiosa.

En este caso, en el que digo, no se trata de hacer balances éticos o morales. El terrorismo es un animal que sabe volar, arrastrarse o nadar en aguas peligrosas. Y puede, de hecho lo hace a diario, convertirse en majadería demagógica, en atuendo de sacralidad vertiginosa. Hay terroristas en el plato que a diario consumimos.

Y los hay en el poder como en los escondrijos de ciertas vacilaciones democráticas. Y al decir vacilaciones democráticas activo una discusión por cuanto el totalitarismo se impone desde la democracia. Casos existen. Los vivimos. Los estamos viviendo.

Esta forja da pie para decir de esta “Antología Terrorista”, que el Grupo Li Po de la Valencia venezolana ha publicado a través de la editorial el perro y la rana, en la versión de la otrora imprenta carabobeña, y que recoge nombres de autores de esa ciudad que desarrollan tesis misteriosas, reales que amalgaman impresiones acerca de este tema y sus vertientes.

O deslizan pasos para revisar historias universales y personales, perfiles que destacan el carácter creativo que el tema auspicia.

2.-

¿Qué contienen estos textos? ¿Hacia dónde apuntan? ¿Se trata de un recetario para practicar el terror? ¿De qué se trata?

Cada autor trabaja sobre una estrategia. Cuenta, relata, ensaya. El tema en suspenso, como si se tratara de una nube. No obstante, cada autor piensa el tema y va más allá, lo intelectualiza, lo descubre, lo metaforiza, lo trabaja. En algunos casos, lo roza.

Aquí están Andrés Cerceau con “El ojo de Dios”, “Guerra” y “El monje”; Richard Montenegro con “Barcelona”; Yilly Arana con “Un asunto privado”; José Carlos De Nóbrega con “Un tríptico para Cristóbal Ruiz: Metarrelato a la manera de Bestiario, La segunda muerte de Cristóbal Ruiz y Cristóbal Ruiz: La curaduría ebria en ´La Guairita´”; Guillermo Cerceau con “El sabelotodo”, “La mala lectura”, “La política de Ultratumba”. El poeta invitado para este ensayo, para esta aventura narrativa, intelectiva, hermenéutica, fue Luis Alberto Angulo, quien inició el libro con un poema dedicado a Li Po.

Entonces, por aquí vagan relatos, pensamientos, curiosidades: un balance de todo aquello que podría estar relacionado o no con el ¿terrorismo? O con la antigua utopía de alcanzar el cielo y la paz en presencia de un dios terrenal.
Textos bien elaborados, densos, trazados con la inteligencia de quienes entran en la ficción y terminan en medio de la realidad.

Podría tratarse de un guiño que el título muestra como tentación. Pero más allá del terrorismo o no, siempre llevamos el miedo en la garganta. O la felicidad de sabernos entretenidos por estas piezas donde es preciso pensar, repensar, asirse de la realidad para poder vencer el deseo de querer hacer el primer disparo o dejar en el aire el primer pensamiento que nos pueda alejar del miedo, del susto, de los sobresaltos, del terror.



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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Gallina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 

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