jueves, 10 de junio de 2021

Chacales en los puestos de control

 

Imagen tomada de TenemosNoticias



En Venezuela los aeropuertos y puertos marítimos viven repletos y aunque he viajado en barco y en avión, antes de ser inmigrante, no puedo decir nada de los funcionarios que operan en estos puestos de control pues salí del país por vía terrestre. Por eso hablaré del perfil que tienen los funcionarios que operan en los miles de kilómetros fronterizos terrestres de mi país, ya que en ellos he encontrado la mayor de las paradojas. 

Los militares venezolanos, en vez de ayudarnos, se dedican a robarnos. Si la reencarnación existe me imagino que en otra vida fueron chacales. La avidez con que revisan los bolsos y maletas de quienes salimos del país o de quienes volvemos con medicinas y alimentos para nuestros seres queridos tiene un solo objetivo: sacar provecho.  


Imagen tomada de Reportero24



Sé que hay militares éticos, pero la mayoría de los que están en los puestos de control fronterizo tienen un perfil definido… el funcionario que tiene el perfil de chacal no va a Cararabo, Isla Vapor, Río Negro o zonas donde pueden presentarse enfrentamientos armados… el funcionario que tiene perfil de ladrón lo destacan en alcabalas, bodegas y lugares donde se mueva dinero.

En mi juventud presté servicio militar en un puesto naval que queda a orillas del río Apure, en ese puesto había una garita codiciada por sargentos, suboficiales y oficiales. La garita que codiciaban era la de cabotaje, puesto que por cabotaje tienen que pasar las embarcaciones que navegan el caudaloso río Apure y muchas de esas embarcaciones transportan pescado, queso, verduras, materiales de ferretería, refrescos, repuestos para motores fuera de borda, combustible, es decir, llevan dinero y quien montaba esa guardia se lucraba.





Esto que comento es fuerte, pero estoy hablando con conocimiento de causa y aunque los puestos de control por donde pasamos millones de migrantes venezolanos no son como el cabotaje de la época en que presté servicio militar… tenemos algo en común con las embarcaciones que surcan el río Apure: llevamos dinero. Generalmente salimos con poco, pero eso no le interesa a los chacales pues, como dice la afamada máxima, “cada centavo cuenta”.

Hay decenas de alcabalas y la práctica es la misma. Te piden documentos y abrir bolsos y maletas… cualquiera creería que realizan esta actividad por cuestiones de seguridad, porque así lo exige el protocolo o qué sé yo. La verdad es que su único objetivo es lucrarse. No es raro escuchar, en una mezcolanza nauseabunda de la jerga militar y la jerga que usan los malandros, expresiones como estas: “Al que dé veinte mil pesos o cinco dólares no se le revisa la maleta ni los documentos” o “Necesitamos plata… organícense… si no nos reúnen las lucas no los dejaremos pasar”.

A unos colegas larenses que venden artesanía por las calles de Cartagena les pregunté que cómo hacían para pasar tanta artesanía a la costa colombiana. Respondieron: “Le mojamos la mano a los guardias”. Se fijan, el micro tráfico y el macro tráfico tienen cabida por la anuencia de estos tales.



Imagen tomada de Reportero24


En una oportunidad que crucé la frontera por Paraguachón vi la siguiente escena: un guardia se enamoró de un pequeño televisor que traía una señora para sus nietos. El funcionario le pidió los documentos del aparato, la cédula y la retuvo más de 15 minutos. La señora al ver las intenciones del uniformado se llenó de ira, alzó el aparato y lo arrojó al piso con todas sus fuerzas. Cuando el chacal miró los destrozos la señora le gritó: “¡Como tanto querías el televisor de mis nietos… allí te lo dejo coño e tu madre!”.

Los militares, pienso yo, no deberían agravar nuestra penosa situación. Ojalá recapaciten y se coloquen del lado correcto de la historia para que se restablezca la democracia y finalice nuestro éxodo. 

 

Francisco Aguiar

 

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Francisco Aguiar. Escritor venezolano (San Carlos, Cojedes, 1985). Licenciado en Educación Mención Castellano y Literatura por la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ). Cursó en 2014 el Taller de Formación Teatral que auspició la Compañía Nacional de Teatro (CNT). La revista Memoralia publicó en 2015 su monólogo La Alcantarilla. En 2018 participó en el XXII Festival Internacional de Poesía Cartagena de Indias (FIPCA). La OIM – Colombia publicó uno de sus poemas, a mediados de 2019, en la antología que se titula Pido la palabraHa publicado entrevistas, artículos y notas, en revistas, periódicos y blogs. Autor del libro El cuento más largo. 


Actualizada el 29/09/2023

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