La evolución castiga a los egoístas
Lunes, 5 de agosto de 2013
El egoísmo no aporta ninguna ventaja evolutiva. Al contrario, ser colaborador compensa a largo plazo.
Esta es la idea que sugiere una nueva investigación, y que desafía teorías anteriores que indicaban justo lo contrario.
Un equipo de científicos analizó un modelo del "dilema del
prisionero", un problema fundamental de la teoría de juegos, que es el
estudio matemático de las estrategias en procesos de decisión.
Los investigadores sostienen que su trabajo, publicado en la revista Nature Communications, muestra que la especie humana se habría extinguido si sólo exhibiera características egoístas.
La teoría de los juegos plantea escenarios con
situaciones de conflicto o cooperación. Esto permite a los científicos
desentrañar complejas estrategias de decisión y establecer por qué
emergen cierto tipo de comportamientos entre los individuos.
Prisión o libertad
Un equipo de la Universidad de Michigan, Estados Unidos, usó el
modelo del dilema del prisionero, en el que dos sospechosos que son
interrogados en celdas separadas deben decidir si traicionar o no al
otro.
En este modelo se ofrece a cada persona la libertad a cambio de delatar al otro, lo que hará que sea encarcelado por seis meses.
Sin embargo, esto ocurrirá sólo si el oponente elige no delatar.
Si los dos "prisioneros" eligen confesar
(traición), los dos deberán pasar tres meses en prisión, pero si los dos
deciden no hablar (cooperación) los dos obtendrán una pena de sólo un
mes de cárcel.
El matemático estadounidense John Nash demostró que la estrategia óptima para el dilema del prisionero es no cooperar.
"Durante muchos años mucha gente se ha
preguntado por qué, si Nash está en lo correcto, vemos cooperación en el
reino animal, en los humanos y en el mundo de los microbios", dice
Christoph Adami, autor del estudio e investigador de la Universidad
Estatal de Michigan.
Extinción por maldad
La respuesta, según Adami, es que no se ha tenido en cuenta la comunicación.
"Los dos prisioneros interrogados no pueden hablar entre ellos. Si lo
hicieran, harían un pacto y estarían en libertad en un mes. Pero si no
se comunican entre ellos, se ven tentados a delatarse", explica el
investigador.
"Ser mezquino puede dar ventajas en el corto plazo, pero ciertamente no a largo plazo. Nos extinguiríamos."
Estos hallazgos contradicen los de un estudio de
2012 que sostiene que las personas egoístas sacan ventaja de compañeros
más cooperativos.
Denominada "estrategia mezquina y egoísta", se basa en que el
participante conozca previamente la decisión de su oponente y adapte la
suya en consecuencia.
Pero en un entorno evolutivo, conocer la
decisión de un oponente no representaría una ventaja por mucho tiempo,
ya que éste desarrollaría el mismo mecanismo de reconocimiento para
conocer al otro, explica Adami.
Esto es exactamente lo que su equipo observó: que cualquier ventaja obtenida de la traición tiene una vida corta.
En su trabajo utilizaron un poderoso modelo
computarizado para analizar cientos de miles de juegos, simulando un
intercambio simple de acciones que tuvieron en cuenta comunicaciones
previas.
"Lo que modelamos en la computadora eran cosas
muy generales, decisiones entre dos comportamientos diferentes. Las
llamamos cooperación y traición. Pero en el mundo animal hay toda clase
de comportamientos que son binarios, por ejemplo volar o pelear", le
dijo Adami a la BBC.
"Es casi como lo que tuvimos durante la Guerra
Fría, una carrera armamentística. Pero estas carreras armamentísticas
ocurren todo el tiempo en la biología evolutiva."
Y al final, según el investigador, prevalecen los grupos más colaboradores.
Insectos sociales
A propósito de este nuevo estudio, Andrew Coleman, de la Universidad de Leicester en el Reino Unido, opina que
"pone freno a las interpretaciones excesivamente entusiastas" de la
anterior teoría, que proponía la ventaja de las estrategias
manipulativas y egoístas.
"Incluso a Darwin desconcertaba la cooperación
que se observa en la naturaleza. Estaba particularmente fascinado por
los insectos sociales", explica Coleman.
"Uno puede pensar que la selección natural debe
favorecer a los individuos que son explotadores y egoístas, pero de
hecho, después de décadas de investigación, sabemos que esta es una
visión de las cosas muy simplificada, sobre todo si tenemos en cuenta la
teoría del gen egoísta en la evolución."
"No son los individuos los que deben sobrevivir,
sino los genes, y los genes utilizan organismos individuales – animales
o humanos– como vehículos para propagarse", agrega el científico.
¿EL GEN EGOÍSTA?
En 1974, Richard Dawkins publicó su visión de la teoría de la selección natural de Darwin centrada en los genes.
Dawkins sostiene que no son los
grupos u organismos los que se adaptan para evolucionar, sino los genes
individuales y que el cuerpo de cada ser vivo es una máquina de
supervivencia para sus genes.
Andrew Coleman, de la Universidad de
Leicester, explica que este nuevo estudio sugiere que la cooperación
ayuda a que un grupo evolucione, pero no contradice la teoría evolutiva
del gen egoísta.
En todo caso, dice Coleman, ayuda a que sobrevivan los genes egoístas al obtener las ventajas de habitar grupos cooperativos.
Tomado de BBC
Me gustaría que explicasen el porqué el individuo de gen egoísta en la mayoría de ocasiones haciendo daño a los individuos que no son de este grupo,son beneficiarios de la aprobación legal.
ResponderEliminarAmable desconocido , Richard Dawkins sin duda podrá ayudarte. Gracias por la visita.
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