Imagen tomada de Entorno empresarial. |
¿Cuánto le debe Venezuela al mundo?, por Victorino Márquez
Por Victorino Márquez
| 14 de Marzo, 2012
“Recibo un país hipotecado”. Esta fue la
frase del discurso de inauguración del período presidencial de Luis
Herrera Campins (1979-1984) ante el Congreso que hizo titulares de
prensa al día siguiente. Venía Venezuela del primer “boom” petrolero
derivado del embargo que los países árabes impusieron a Occidente con
motivo de la guerra del Yom Kipur (1973) y que disparó el precio del
crudo a US$40 por barril.
Para determinar el monto de esa
hipoteca, el Presidente Herrera recurrió no a un Economista sino a un
Ingeniero: Juan José Bolinaga. Cuantificar los pasivos externos de
Venezuela en esa época era una tarea compleja pues además de la deuda
del gobierno central era preciso contabilizar la deuda contraída por los
institutos autónomos y empresas del Estado que para entonces tenían
capacidad para endeudarse en el exterior sin mayor control y era siempre
la República la que terminaba pagando los platos rotos.
Cuentan que cuando el encargo estuvo
listo, pero antes de ser entregado y divulgado, el Ingeniero Bolinaga
recibió varias llamadas para pedirle un maquillaje de las cifras. Los
adecos (socialdemocrátas), en una operación de “control de daños”, le
pedían que subestimara la cifra de la deuda total, conscientes de que
resultaba difícil justificar el aumento brutal del endeudamiento en un
período de bonanza petrolera como el vivido durante Carlos Andrés I
(1974-1979). Los copeyanos (socialcristianos), por su parte, en un
intento de enterrarle el puñal más profundo a sus adversarios, le pedían
que sobreestimara el monto de la deuda no fuera a ser que aparecieran
unos pasivos ocultos. El Ingeniero Bolinaga se mantuvo firme y publicó
las cuentas exactas en el célebre “Informe Bolinaga”.
Esta historia viene a cuento porque en
los últimos días la prensa venezolana y los analistas financieros
empiezan a mostrar preocupación por el aumento del nivel de
endeudamiento de Venezuela durante los períodos presidenciales de Hugo
Chávez. Sin embargo, a la hora de medir el monto total de endeudamiento
de Venezuela y el peso de la deuda en relación con el tamaño de la
economía (Relación Deuda-PIB) se escuchan opiniones disímiles en una
materia que debería ser más de hechos contrastables que de opiniones.
Fue así como, apoyado en la información recabada de Bloomberg, de las páginas del Ministerio de Finanzas y del BCV y del blog The Devil’s Excrement,
me senté a hacer unos cálculos veloces de lo que le debemos al mundo y
de la relación de esa deuda con el tamaño de nuestra economía. Sumando
todos los bonos en circulación emitidos por la República, PDVSA,
Electricidad de Caracas y Sidetur tenemos US$ 62.740 millones. A esta
cifra le agregamos US$ 6.206 millones de préstamos bilaterales de la
República y otros US$ 4.000 millones de préstamos bancarios de PDVSA.
Por otra parte, tenemos el Fondo Chino que es deuda con privilegios
sobre barriles de petróleo, por un monto de US$ 28.000 millones. No hay
que olvidar por otro lado la deuda de PDVSA con sus proveedores (US$
7000 millones aproximadamente) y los préstamos internos de la República
denominados en moneda extranjera que ascienden a US$ 5.600 millones. Y
de último, pero no menos importante, está la deuda por expropiaciones a
compañías extranjeras que hemos estimado conservadoramente en US$ 10.000
millones. Lo anterior arroja un total de US$ 123.546 millones que
podrían convertirse en US$ 135.564 millones si el gobierno cumple con el
endeudamiento anunciado de US$ 12.000 millones para el 2012. Una tabla
resumen del endeudamiento externo puede verse pulsando aquí.
Para poner en perspectiva esta cifra
calculamos la relación Deuda-PIB en el caso venezolano. El PIB de 2011
asciende a Bs. 1.057.508.137.000. Utilizando la tasa
de cambio oficial en vigor (1US$=Bs. 4,3) la relación Deuda-PIB se
ubica en 55%. Si en el 2013 el gobierno hiciera un ajuste cambiario del
50% (1US$=Bs. 6.5) esa relación se colocaría en 83%. Si el ajuste fuera
de la misma magnitud que la última devaluación (2010), esto es de un
100% (1US$=Bs. 8.6) la relación quedaría en 110%. Los tres escenarios
resultan bien distantes del 21,3% declarado por el Ministro Giordani a
principios de 2011.
En uno de los libros más influyentes de finanzas públicas modernas “Esta vez es diferente: ocho siglos de disparate financiero”,
(Princeton University Press, 2009) REINHART y ROGOFF se refieren a
Venezuela –en forma un tanto severa- como “la campeona moderna del
default soberano” y apuntan que para el momento de la última
reestructuración de la deuda venezolana (1982) la relación Deuda-PIB era
del 41,4%. Sin embargo, hablar de una “zona de peligro” en materia de
relación de Deuda-PIB que predisponga a los países a una cesación de
pagos es complicado y la realidad es en la historia reciente han los
países que han cesado en sus pagos registran relaciones Deuda-PIB bien
divergentes. Para el momento del default en Argentina (2001) esa
relación era de 150% del PIB; la atribulada Grecia tiene actualmente una
deuda que equivale a 127% del PIB; cuando México entró en cesación de
pagos en 1982 esa relación era de apenas 46,7% y en el caso de Perú
(1978) de 81%. Con todo y eso REINHART Y ROGOFF sostienen que los países
emergentes con una relación Deuda-PIB superior a 100% corren un riesgo
significativo de cesación de pagos.
Por esa razón, para determinar que tan
comprometida está la capacidad de pago de un país, los economistas
complementan la relación Deuda-PIB con la relación
Deuda-Exportaciones. Para el 2001, esa relación para el caso argentino
era de 500% mientras que el promedio mundial de los países que han
entrado en cesación de pagos entre 1970 y 2008 es de 229%. En el caso
venezolano, esa relación es en la actualidad de 150%. Otra relación que
ayuda a medir la capacidad de pago de un país es la relación entre
servicio de la deuda (lo que se paga anualmente por vencimientos de
capital más intereses) y el nivel de exportaciones. Para 2011 el
servicio de la deuda representa el 15% de las exportaciones petroleras y
el número se estima subirá a 20% en el 2013, todo ello asumiendo que el
precio del petróleo se mantenga estable en US$ 100 (Barcalys).
Si bien éstas últimas relaciones indican
que Venezuela tiene capacidad para seguir pagando su deuda con cierta
holgura no es menos cierto que el tamaño de la deuda en relación con el
PIB puede entrar en un zona poco confortable, especialmente si se
utiliza una tasa de cambio más sincera, lo cual es probable que suceda
en el 2013. En un mundo donde los “cisnes negros” hacen acto de
presencia con más frecuencia de lo deseable, y las percepciones de
riesgo cambian de la noche a la mañana, el peso de la deuda nos hace
vulnerables, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra capacidad de pago
está atada a una sola variable: lo que suceda con el precio del
petróleo.
No está demás recordar las palabras del
economista Rudiger Dornbusch, estudioso de la macroeconomía del
populismo, sobre la crisis mexicana : “La crisis tarda mucho más tiempo
en venir de lo que pensamos y luego viene mucho más rápido de los que
habíamos pensado. Esa es la historia de la crisis mexicana. Tardó por
siempre y luego llegó en una noche”.
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