martes, 11 de octubre de 2022

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Colón y su Verdadero Origen, por Carlos Brandt.

 

Retrato de hombreóleo sobre lienzo de Sebastiano del Piombo, fechado en 1519. Fuente Wikipedia.


Estimados Liponautas

Hoy tenemos el gusto de compartir un texto inédito en la red del escritor venezolano Carlos Brandt. Él fue un reconocido biógrafo y promotor del vegetarianismo. Brandt es un autor que muchos invocan pero que muy pocos han leído. Así que hoy sumamos un grano de arna más, como es usual, por la difusión de autores venezolanos. El texto fue publicado por el Diario “La Esfera”, o la “La camaleona” como también era conocido, el 21 de junio de 1957.

Agradecemos a  Sira Gonzáles Mállory y Esteban Rodríguez por facilitarnos el material de Carlos Brandt. 

Disfruten de la entrada…



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Los italoamericanos que viven en Nueva York, cada vez que se presenta un 12 de Octubre, “día de la raza”, como la llaman arman un fiestón y envían telegramas laudatorios a los representantes italianos en Estados Unidos. Tratando de cohonestar el olvido que dichos felicitadores hacen del elemento español, insisten en que el principal protagonista del descubrimiento de América, fue un italiano, o mejor dicho, un genovés, para decirlo mejor, pues en aquel tiempo no existía la nación italiana y Génova era todavía una dependencia española. Agregaré a ello que el lugar de nacimiento de Colón aún se discute. No pretendo terciar en la debatida cuestión de si Colón nació en Génova o en España.

Quiero creer que nació en Génova, lo que tampoco significaría que era italiano, según ya veremos. Es sabido que colón no hablaba nada de italiano pero si hablaba portugués, latín griego y, sobre todo, escribía un castellano tan magnífico, que llamó la atención de Humboldt y de Blasco Ibañez. Pero aun suponiendo que Colón hubiese nacido en Roma y que no hubiese entendido otro idioma que el italiano. ¿en qué contribuyeron los italianos a la obra del Gran Almirante Español, para salir ahora declamando esas glorias que solo pertenecen a España?

Se ha dicho  que “el nacimiento es un casualidad geográfica, cuando no un calamidad geográfica”, y como muy bien lo observa nuestro Simón Rodríguez, el maestro del Libertador: “Los grandes hombres no nacen cuando los dan a luz, sino cuando ellos mismos comienzan a darle luz al mundo”. En realidad la verdadera patria de un héroe no es el lugar se su nacimiento sino el país por el que realizó sus proezas; el país que lo ayudó a ser lo que fue. De ello la historia abunda en ejemplos, y a continuación expondremos unos pocos que en este instante se me vienen a la mente: Diógenes, el famoso filósofo griego, nació en Persia; pero para la Justicia histórica y para el mundo, fué únicamente griego. Persia reclamando para si las glorias de Diógenes, haría un papel tan desairado como el que hace Italia reclamando las de ColónEl Greco nació en Grecia (Creta); pero nadie lo reconoce  sino como español, porque fue en el ambiente intelectual de España que se hizo famoso pintor… ¿Quién ha visto a algún griego cometer la puerilidad de reclamar para su patria las glorias de Dómenico Theotocopuli

Blucher, el famoso mariscal prusiano que decidió la batalla de Waterloo, no nació en Prusia sino en Mecklemburgo, y comenzó su carrera militar como oficial del ejército  sueco.  Pero para el mundo y la historia es y seguirá siendo siempre prusiano, pues fue por Prusia y para Prusia que se hizo grande. Sin embargo, Suecia tendría siempre más derecho a reclamar las glorias de Blucher que Italia las de Colón. Al menos Blucher fué oficial del ejército sueco, en tanto que Colón, el almirante español nunca llego a ser en Italia ni siquiera soldado raso… El intrépido general Campo Elías nació en España; pero como sus glorias las alcanzó sirviendo a las órdenes de Bolívar, es un héroe venezolano… Allí mismo, en los Estados Unidos, tenemos al general von Steuben quien durante la guerra de independencia organizó el ejército americano al grado de hacerle posible la victoria, según declaración del mismo Washington. Steuben nació en Alemania y fue oficial de Federico el Grande. Pero como su principal papel en la historia no lo desempeño en Alemania sino en los Estados Unidos, a los alemanes jamás se le ocurriría reclamarlo como alemán, ni tampoco los americanos soportarían que nadie se los disputase… El general español AmbrosioEspínola, jefe de los ejércitos españoles en los Países Bajos, nació en Génova y era hijo de una distinguida familia italiana. ¿Por qué los italianos no reclaman las glorias de Espínola y celebran como suyo el aniversario de la capitulación de Breda? Ello sería tan lógico ― o mejor dicho tan ilógico ― como reclamar las glorias del descubrimiento de América. No se sabe con fijeza donde nació Colón; pero si se sabe que era español porque ostentaba las insignias de Gran Almirante de la escuadra española y porque sus manos no tremolaron otro estandarte que el de Castilla; el estandarte que lo protegió siempre y bajo cuya égida realizó la mayor de sus proezas del mundo al tomar posesión de América en nombre de su Soberano el rey de España. Colón llegó a ser  aún más, fue el primer virrey que creó España, esto es, fue nada menos que la representación del propio rey y de la nación española, ante el mundo entero! En pergamino, con el sello de plomo pendiente de cordones de seda de color y firmado por el rey y la reina en Granada el 30 de abril de 1492, está su nombramiento de Almirante Mayor del Mar Océano, Viso-Rey y Gobernador General de las Indias. Tratar de dar a este héroe otra nacionalidad que la española, es pretender cambiar  por completo el criterio de la historia…

Según vimos, no importa que el almirante español que descubrió la América hubiera nacido en España, en Génova, en la China o hasta en el planeta Marte, si se quiere. El caso es que fue netamente español porque la grandiosa empresa que realizó, la que le hizo famoso, no fue sino una obra puramente española, como lo podrán atestiguar las veinte naciones que hablan la lengua de Castilla. Es, pues, insensatez tratar de arrebatarle esa gloria a España. Dadivosos de lo que no les pertenece, los felicitadores italoamericanos, empeñados en reconocer a Colón como italiano, no debieran olvidar que son precisamente los Estados Unidos el país que posée mayor número de hombres prominentes nacidos en el extranjero, naturalizados americanos, y cuya nacionalidad americana son dichos felicitadores, los primeros en no tolerar que nadie se la dispute…

Está históricamente demostrado que Napoleón descendía, por ambas partes, de familias netamente italianas y que nació en Córcega cuando dicha isla pertenecía a Génova, esto es, cuando era aún de pura raza italiana. Carlo Bonaparte, el padre de Napoleón, se distinguió prominentemente entre los patriotas italianos que combatieron contra los invasores franceses que venían a arrebatarle la isla. Esto quiere decir que como italiano, Napoleón fue mil veces más auténtico que Colón. Pero los italianos jamás cometerían la impertinencia de reclamar para su patria las glorias de Napoleón, que saben pertenecen exclusivamente a Francia, ni esta tampoco toleraría que nadie se las fuese a disputar.

Sin embargo, como vimos, el general francés Bonaparte fue más italiano, que el Almirante español, Cristóbal Colón. Imaginaos ahora cuanto no se reiría el mundo entero si cualquiera de estos días con motivo de hacer algún homenaje a Napoleón, el presidente de Estados Unidos enviara su felicitación al Gobierno de Italia en vez de enviarla al de Francia!

Pues bien, eso es exactamente lo que hacen los funcionarios americanos cuando al festejar a Colón, felicitan a los cónsules, sociedades y colonias italianas, de allí, en vez de felicitar a las españolas. Lo que sucede es que los hispanos estamos acostumbrados a que se nos trate  como a pueblos débiles, por no decir inferiores, y de ahí que no se note tanto como debiera notarse, el ridículo en que incurren los políticos americanos al escoger tan inoportunamente el día de la raza hispana, para felicitar a los italianos…

Italia ha producido hombres más geniales que Colón, quien descubrió la América debido a una casualidad y a un error en que estaba con respecto al tamaño de la circunferencia de la Tierra. Otro genio más grande que Colón, si conocía entonces, con bastante exactitud, la circunferencia de la Tierra. Me refiero a Leonardo da Vinci! El pueblo que produjo a este hombre portentoso no necesita, para ocupar el puesto que ocupa en la historia de la civilización, andar reclamando como propias glorias indiscutiblemente extranjeras, cual fueron las de Colón. Y ese gran pueblo italiano tampoco debe tener a menos el no haber sido de los primeros en colonizar el Nuevo Mundo. Comenzando por los españoles y terminando por los ingleses, los franceses y portugueses, casi todos los europeos vinieron primitivamente a la América en son de conquista. Los italianos fueron de los pocos que llegaron  aquí, no con el fusil, sino con el arado al hombro Y desde el punto de vista humanitario y civilizador, ese es un honor más grande que el de conquistador…

Felicítense en horabuena a los italianos por ser uno de los pueblos portaestandartes de la cultura europea; principalmente por los grandes genios que han dado a la humanidad, y particularmente en el presente caso, por su valiosa y desinteresada contribución al desarrollo cultural e industrial de América.

Pero no se tome como pretexto, para hacer esa felicitación, escoger una efemérides que, cual la del descubrimiento de América, pertenece exclusivamente a la raza española. Esta última, en tan memorable fecha, ofreció al mundo el acontecimiento más espectacular de la historia, dándole al mundo la otra mitad que le faltaba; presentando por primera vez, la demostración empírica de la redondez de la Tierra, y engendrando veinte naciones! El 12 de Octubre es la más clásica, memorable y legítima de las efemérides hispanas, así hubiesen sido extranjeros, desde Colón, hasta el último grumete de aquellas tres carabelas que empujadas por la energía de una raza emprendedora, inteligente y de nobleza proverbial, cruzaron las primera el Mar Océano, amaradas por el pendón de Castilla.

 

Tomado del Diario “La Esfera” del 21 de junio de 1957




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