Retrato de hombre, óleo sobre lienzo de Sebastiano del Piombo, fechado en 1519. Fuente Wikipedia. |
Estimados Liponautas
Hoy tenemos el gusto de compartir un texto inédito en la red
del escritor venezolano Carlos Brandt. Él fue un reconocido biógrafo y promotor
del vegetarianismo. Brandt es un autor que muchos invocan pero que muy pocos
han leído. Así que hoy sumamos un grano de arna más, como es usual, por la
difusión de autores venezolanos. El texto fue publicado por el Diario “La
Esfera”, o la “La camaleona” como también era conocido, el 21 de junio de
1957.
Agradecemos a Sira
Gonzáles Mállory y Esteban Rodríguez por facilitarnos el material de Carlos
Brandt.
Disfruten de la entrada…
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Los italoamericanos que viven en Nueva York, cada vez que se presenta un
12 de Octubre, “día de la raza”, como
la llaman arman un fiestón y envían telegramas laudatorios a los representantes
italianos en Estados Unidos.
Tratando de cohonestar el olvido que dichos felicitadores hacen del elemento
español, insisten en que el principal protagonista del descubrimiento de América, fue un italiano, o mejor
dicho, un genovés, para decirlo mejor, pues en aquel tiempo no existía la
nación italiana y Génova era todavía una dependencia española. Agregaré a ello
que el lugar de nacimiento de Colón
aún se discute. No pretendo terciar en la debatida cuestión de si Colón nació en Génova o en España.
Quiero creer que nació en Génova, lo que tampoco significaría que
era italiano, según ya veremos. Es sabido que colón no hablaba nada de italiano
pero si hablaba portugués, latín griego y, sobre todo, escribía un castellano
tan magnífico, que llamó la atención de Humboldt
y de Blasco Ibañez. Pero aun
suponiendo que Colón hubiese nacido
en Roma y que no hubiese entendido
otro idioma que el italiano. ¿en qué contribuyeron los italianos a la obra del Gran
Almirante Español, para salir ahora declamando esas glorias que solo pertenecen
a España?
Se ha dicho que “el
nacimiento es un casualidad geográfica, cuando no un calamidad geográfica”,
y como muy bien lo observa nuestro Simón Rodríguez, el maestro del Libertador: “Los
grandes hombres no nacen cuando los dan a luz, sino cuando ellos mismos
comienzan a darle luz al mundo”. En realidad la verdadera patria de un
héroe no es el lugar se su nacimiento sino el país por el que realizó sus
proezas; el país que lo ayudó a ser lo que fue. De ello la historia abunda en
ejemplos, y a continuación expondremos unos pocos que en este instante se me
vienen a la mente: Diógenes, el
famoso filósofo griego, nació en Persia;
pero para la Justicia histórica y para el mundo, fué únicamente griego. Persia reclamando para si las glorias
de Diógenes, haría un papel tan
desairado como el que hace Italia reclamando las de Colón… El Greco nació en
Grecia (Creta); pero nadie lo
reconoce sino como español, porque fue
en el ambiente intelectual de España que se hizo famoso pintor… ¿Quién ha visto
a algún griego cometer la puerilidad de reclamar para su patria las glorias de Dómenico Theotocopuli…
Blucher, el famoso mariscal prusiano que decidió la batalla de Waterloo, no nació en Prusia sino en Mecklemburgo, y comenzó su carrera
militar como oficial del ejército sueco. Pero para el mundo y la historia es y seguirá
siendo siempre prusiano, pues fue por Prusia
y para Prusia que se hizo grande.
Sin embargo, Suecia tendría siempre más derecho a reclamar las glorias de Blucher que Italia las de Colón. Al
menos Blucher fué oficial del
ejército sueco, en tanto que Colón,
el almirante español nunca llego a ser en Italia
ni siquiera soldado raso… El intrépido general Campo Elías nació en España; pero como sus glorias las alcanzó
sirviendo a las órdenes de Bolívar,
es un héroe venezolano… Allí mismo, en los Estados
Unidos, tenemos al general von
Steuben quien durante la guerra de independencia organizó el ejército
americano al grado de hacerle posible la victoria, según declaración del mismo Washington. Steuben nació en Alemania y fue oficial de Federico el Grande. Pero como su principal papel en la historia no
lo desempeño en Alemania sino en los Estados Unidos, a los alemanes jamás se le
ocurriría reclamarlo como alemán, ni tampoco los americanos soportarían que
nadie se los disputase… El general español AmbrosioEspínola, jefe de los ejércitos españoles en los Países Bajos, nació en Génova y era hijo de una distinguida
familia italiana. ¿Por qué los italianos no reclaman las glorias de Espínola y
celebran como suyo el aniversario de la capitulación
de Breda? Ello sería tan lógico ― o mejor dicho tan ilógico ― como reclamar
las glorias del descubrimiento de América.
No se sabe con fijeza donde nació Colón;
pero si se sabe que era español porque ostentaba las insignias de Gran
Almirante de la escuadra española y porque sus manos no tremolaron otro
estandarte que el de Castilla; el
estandarte que lo protegió siempre y bajo cuya égida realizó la mayor de sus
proezas del mundo al tomar posesión de América
en nombre de su Soberano el rey de España.
Colón llegó a ser aún más, fue el
primer virrey que creó España, esto es, fue nada menos que la representación
del propio rey y de la nación española, ante el mundo entero! En pergamino, con
el sello de plomo pendiente de cordones de seda de color y firmado por el rey y
la reina en Granada el 30 de abril
de 1492, está su nombramiento de Almirante Mayor del Mar Océano, Viso-Rey y
Gobernador General de las Indias. Tratar de dar a este héroe otra nacionalidad
que la española, es pretender cambiar
por completo el criterio de la historia…
Según vimos, no importa que el
almirante español que descubrió la América
hubiera nacido en España, en Génova, en la China o hasta en el planeta Marte,
si se quiere. El caso es que fue netamente español porque la grandiosa empresa
que realizó, la que le hizo famoso, no fue sino una obra puramente española,
como lo podrán atestiguar las veinte naciones que hablan la lengua de Castilla. Es, pues, insensatez tratar
de arrebatarle esa gloria a España.
Dadivosos de lo que no les pertenece, los felicitadores italoamericanos,
empeñados en reconocer a Colón como
italiano, no debieran olvidar que son precisamente los Estados Unidos el país
que posée mayor número de hombres prominentes nacidos en el extranjero,
naturalizados americanos, y cuya nacionalidad americana son dichos
felicitadores, los primeros en no tolerar que nadie se la dispute…
Está históricamente demostrado
que Napoleón descendía, por ambas
partes, de familias netamente italianas y que nació en Córcega cuando dicha isla pertenecía a Génova, esto es, cuando era
aún de pura raza italiana. Carlo Bonaparte, el padre de Napoleón, se distinguió prominentemente entre los patriotas
italianos que combatieron contra los invasores franceses que venían a
arrebatarle la isla. Esto quiere decir que como italiano, Napoleón fue mil veces más auténtico que Colón. Pero los italianos jamás cometerían la impertinencia de
reclamar para su patria las glorias de Napoleón,
que saben pertenecen exclusivamente a Francia,
ni esta tampoco toleraría que nadie se las fuese a disputar.
Sin embargo, como vimos, el
general francés Bonaparte fue más
italiano, que el Almirante español, Cristóbal
Colón. Imaginaos ahora cuanto no se reiría el mundo entero si cualquiera de
estos días con motivo de hacer algún homenaje a Napoleón, el presidente de Estados
Unidos enviara su felicitación al Gobierno de Italia en vez de enviarla al de Francia!
Pues bien, eso es exactamente lo
que hacen los funcionarios americanos cuando al festejar a Colón, felicitan a los cónsules, sociedades y colonias italianas,
de allí, en vez de felicitar a las españolas. Lo que sucede es que los hispanos
estamos acostumbrados a que se nos trate
como a pueblos débiles, por no decir inferiores, y de ahí que no se note
tanto como debiera notarse, el ridículo en que incurren los políticos
americanos al escoger tan inoportunamente el día de la raza hispana, para
felicitar a los italianos…
Italia ha producido hombres más geniales que Colón, quien descubrió la América
debido a una casualidad y a un error en que estaba con respecto al tamaño de la
circunferencia de la Tierra. Otro genio más grande que Colón, si conocía entonces, con bastante exactitud, la
circunferencia de la Tierra. Me refiero a Leonardo
da Vinci! El pueblo que produjo a este hombre portentoso no necesita, para
ocupar el puesto que ocupa en la historia de la civilización, andar reclamando
como propias glorias indiscutiblemente extranjeras, cual fueron las de Colón. Y ese gran pueblo italiano
tampoco debe tener a menos el no haber sido de los primeros en colonizar el
Nuevo Mundo. Comenzando por los españoles y terminando por los ingleses, los
franceses y portugueses, casi todos los europeos vinieron primitivamente a la América en son de conquista. Los
italianos fueron de los pocos que llegaron
aquí, no con el fusil, sino con el arado al hombro Y desde el punto de
vista humanitario y civilizador, ese es un honor más grande que el de
conquistador…
Felicítense en horabuena a los
italianos por ser uno de los pueblos portaestandartes de la cultura europea;
principalmente por los grandes genios que han dado a la humanidad, y
particularmente en el presente caso, por su valiosa y desinteresada
contribución al desarrollo cultural e industrial de América.
Pero no se tome como pretexto,
para hacer esa felicitación, escoger una efemérides que, cual la del
descubrimiento de América, pertenece exclusivamente a la raza española. Esta
última, en tan memorable fecha, ofreció al mundo el acontecimiento más
espectacular de la historia, dándole al mundo la otra mitad que le faltaba;
presentando por primera vez, la demostración empírica de la redondez de la
Tierra, y engendrando veinte naciones! El 12 de Octubre es la más clásica,
memorable y legítima de las efemérides hispanas, así hubiesen sido extranjeros,
desde Colón, hasta el último grumete
de aquellas tres carabelas que empujadas por la energía de una raza
emprendedora, inteligente y de nobleza proverbial, cruzaron las primera el Mar
Océano, amaradas por el pendón de Castilla.
Tomado del Diario “La Esfera” del
21 de junio de 1957
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