miércoles, 26 de septiembre de 2012

Eduardo Milán, poeta y ensayista uruguayo: ‘La burguesía acepta todo, menos que le alteren la sintaxis’

''La poesía problemática no tiene lectores





Estimados Amigos

A continuación podran disfrutar de esta entrevista a Eduardo Milán donde muestra su opinión sobre la poesía actual. Es muy interesante su postura  pues daría como resultado que mucha de la poesía llamada revolucionaria no es mas que poesía burguesa. 

Disfruten de la entrevista. 

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‘La burguesía acepta todo, menos que le alteren la sintaxis’ 
''La poesía problemática no tiene lectores
  ''Una entrevista al poeta uruguayo  Eduardo Milán




8 de septiembre de 2012

El poeta y ensayista uruguayo Eduardo Milán ofreció el curso Poéticas en la crisis, en el que abordó el estado actual de la lírica latinoamericana



GUADALAJARA, JALISCO (07/SEP/2012).- Con paso relajado, Eduardo Milán cruzó el umbral y saludó a los alumnos que habían llegado puntuales al curso Poéticas de la crisis que iniciaría en minutos. A pesar de ser menudo su saludo es fuerte, sus dedos blancos estrechan la mano entera del interlocutor que ya se apresta a sentarse en un cuarto con mesas y sillas vacías por donde una lengua de luz se cuela. El poeta, ensayista y crítico uruguayo dirige su mirada hacia el patio. La fija en la pared, una bicicleta y una maceta de robusta fronda. Milán llegaba 20 minutos tarde a la entrevista que se llevaría a cabo en la Casa Bolívar.


Comienza diciendo que su abuela le recomendó que se alejara de las corrientes de aire: “El aire es malo, sobre todo éste. Bueno, no —se rehace—: el que se respira en la Ciudad de México es malo”.



No sabe lo que es el V Verano de la poesía y mucho menos que el evento al que llegó a charlar con unos 15 alumnos responde a eso. Sabe de poesía y de eso habla.



—¿Cuál consideraría que es el estatus de la poesía en la actualidad?



—¿Dónde? ¿En el mundo o en Latinoamérica? 



—En el mundo y en Latinoamérica.



—Mire, es una pregunta que yo no sabría contestar así porque tendría que hacer una estadística de mercado. Tendría que hacer una estadística de lectura. Tendría que hacer, finalmente, una estadística social y cultural que comprometiera a la poesía en todo el mundo. No lo puedo hacer. Lo que le puedo decir es que cierto tipo de poesía no tiene buena acogida de parte del lector y creo que eso es lo fundamental porque la poesía no existe en términos obvios fuera de la producción y fuera de la lectura, y por primera vez en muchísimo tiempo la lectura de alguna manera está definiendo el tipo de poesía que se hace. 



Acodado sobre el cristal de la mesa, el hombre de barba cerrada y cana vuelve a fijar la vista hacia el patio. Se pone la mano en la cabeza, el dedo índice en la sien derecha, la mano sobre el mentón como pensador griego. Las dos manos sosteniendo el cráneo. Es una máquina de poses. No mira a los ojos, mira un punto fijo dentro de su mente, se concentra en sí mismo. Continúa.



—Quiero decir: el lector ganó una batalla que arranca desde el siglo XIX entre producción y lectura. El lector demanda un cierto tipo de poesía y poetas, gran parte de los poetas corresponden a esa demanda, casi como si fuera un novelista, porque los novelistas corresponden. Ahora, nosotros pensábamos que los poetas no correspondían a eso, sino que tenían una cierta independencia, una cierta autonomía de mercado y de consumo. Bueno, no es muy así. Ahora: ¿eso qué significa? La poesía tiene una larga guerra, digamos así, de independencia y de independencia total como arte autónomo. Yo creo que fue, junto con la música, el tipo de arte que se mantuvo en mayor nivel de autonomía, en lo que se puede considerar el arte en general, el arte que nosotros manejamos dentro de lo que se llaman las humanidades con más nitidez y con más recurrencia. En el mundo el que no es completamente analfabeto sabe leer, y el que es un poco analfabeto lee algunas cosas, pero muy pocos alfabetos leen poesía y eso es por la dificultad que la poesía ha demostrado, por el tipo de búsqueda que ese lenguaje implica a lo largo del tiempo, de manera que siendo un arte específico, que me gustaría llamar un arte “duro” aludiendo a lo que es el pensamiento duro en contraposición al pensamiento débil que se crea a fines de los setenta, yo diría que la poesía “dura”, la poesía más problemática para el lector no tiene prácticamente lectores



El discurso de Milán es un interminable hilo de ideas, unas detrás de otras. Se detiene por momentos e integra otros elementos a lo que dice: “Cuando entra el consumo a jugar, cuando el mercado, y aquí parecería que la poesía está exenta de pasar por el mercado, me gustaría decir que no, que la poesía no está exenta de nada. Hoy son más escépticos los poetas jóvenes y eso me parece una virtud porque desde mi generación para atrás la poesía era una especie de balsa segura de rescate de cualquier catástrofe y no es real. A mí me gustaba jugar en un libro que publiqué en el 94, se llama Resistir, un libro ensayo, me gustaba jugar con la paradoja de qué pasaría en un mundo donde se salvara la poesía y se perdiera el ser humano. Y bueno, ¿quién leería eso? Pero aquellos poetas de mi generación para atrás eran grandes salvados por la poesía. Eso no existe más.



—Me llama la atención de que ahora la poesía está un poco a merced del mercado, que ahora depende de la calidad de los lectores..., dentro del margen en que usted se mueve, ¿hay mayor exigencia de los lectores o ésta ha disminuido?



—Yo creo que ha disminuido sustantivamente, creo que los lectores de poesía en el nivel que colocamos a una cierta poesía, pues han decrecido o han mermado muchísimo porque exige demasiado. Roland Barthes, un crítico literario francés, post-estructuralista que estaba analizando un fenómeno del siglo XIX donde la burguesía era una especie de cabeza de turco social. La culpa de todo la tenía la burguesía. Y es verdad, la burguesía tenía la culpa de todo. Pero los escritores y los artistas lo tenían claro. Hoy que la burguesía, si lo traducimos a clase dominante sigue teniendo la culpa de todo resulta que…



El poeta detiene su soliloquio, pues en ese momento del bolsillo emana un sonido de celular. Lo abre y mira quién le llama. Contesta: “Miguel, para ti siempre estoy disponible”. La llamada en la que asiente y cita a alguien para verlo “en la librería del Fondo de Miguel Ángel de Quevedo. Ajá. Tra. Tra”, dura unos 15 minutos. Milán se levanta del asiento y pone su mano en el espaldar de la silla mientras el salón contiguo ya está lleno de alumnos que esperan y los organizadores anuncian con señas que ya se acabó, que ya, “la última y ya”, se alcanza a leer en sus labios.



Milán cuelga. “Roland Barthes tiene una frase genial sobre la relación de lo que es el artista, y el poeta también por extensión, y con esa conciencia consumidora que parece que está abierta a todo, que es la burguesía, y sin duda hasta Marx sabía eso: la burguesía es la gran clase que recibe el fenómeno cultural. Es admirable. Ahora: Roland Barthes agrega algo extraordinario a esa situación como clarificador, dice: ‘La burguesía acepta todo, menos que le alteren la sintaxis’, y es verdad, la burguesía había aguantado la Revolución Francesa, había hecho un poco pero también la había aguantado. Después había aguantado todos los amotinamientos contra la burguesía del siglo XIX, pero si le cambias la sintaxis que fue lo que hizo Joyce, que fue lo que hizo Beckett, que fue lo que hizo toda la vanguardia, los chicos no aguantan van y tiran todo”. 



Y sigue hablando y ellos siguen con las señas. Las charlas suben de volumen. Hay más inquietud. Ya caminan por el salón donde se desarrolla la entrevista, saben que no pueden interrumpir al poeta que no para: “…Todo ordenado con la lógica sujeto-verbo-predicado, cuando se rompe la lógica la gente no aguanta y te tira el libro. Hoy todo el mundo escribe sintácticamente, de manera ordenada, esos son los que ganan todos los premios, son los que venden, no te digo todos los libros pero estoy pensando en Bennedetti, en Sabines, en cierta poesía de Paz, otra poesía de Paz no la lee nadie…”.



—¿Lo que haría falta sería volver a romperles la sintaxis?



—No porque ya está hecho y sonaría a parodia. Sonaría a una especie de homenaje tardío y también hay. El mismo Paz le hace un homenaje a la vanguardia a fines de los sesenta que es Blanco.



—¿Y si habláramos de procesos creativos, ¿a qué le apostaríamos?



—Es que esto no se puede repetir. Yo no creo que se pueda repetir el fenómeno con la intensidad que se dio, todo sabe a parodia. Lo que habría sería una lógica de variables que alterarían este orden o esta diferenciación un poco endeble teóricamente que acabo de hacer entre lo que es una poesía consumible y lo que es una poesía que rechaza, con cierta insistencia ese deseo de consumo porque entramos en otra lógica, no entramos en la lógica del goce del producto. Entramos en la lógica del consumo, gozo no. Yo no sé si la gente goza cuando entra a un supermercado, yo no sé si la gente… 



—Ya lo están esperando, déjeme hacerle la última pregunta.



—Ya tenemos que empezar –dice Lourdes González, coordinadora de Artes Escénicas y Literatura de Cultura UDG y hace entrar a la gente.



—¿Te sirve lo que te dije? —dice Milán al ofrecer su mano de venas azuladas y marcadas.



Se acabó la entrevista.




Tomado de El Informador.


25/06/2024

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