En
1940 Ray Harryhausen compró su primera cámara de 16 mm. (antes había
experimentado con cámaras de amigos) con la intención de realizar un
film documental, “Evolución”, para comercializar en colegios e institutos pero desistió al visionar “Fantasía” de Walt Disney, quien, según el propio Harryhausen, “ya lo había dicho todo y muy bien”.
La técnica usada, como sabemos, fue el Stop Motion que consistía
básicamente en crear la ilusión de realidad a partir de muñecos
articulados de no más de 60 cm. de altura, retratándolos en una
posición estática que era variada sólo unos milímetros en cada
fotograma. Se consigue un cuadro distinto por cada actividad y para
cada una de las figuras intervinientes en la escena; cuando estas
imágenes sucesivas son proyectadas en una pantalla a velocidad normal
las figuras adquieren vida. Después se coordinan los movimientos con la
acción real mediante los llamados “travelling mate” o con transparencias (1).
Después de “El gran gorila”
(1949) Ray Harryhausen se enfrenta en solitario por primera vez
profesionalmente con un largometraje donde nacería el Dynamation. La
base siempre es la Stop Motion, la animación fotograma a fotograma,
usada ya por su gran maestro Willis O’Brien y por los grandes pioneros
de la cinematografía (Méliès, Chomón, Stuart Blackton). La película en
cuestión fue Beast from 20000 Fathoms (El monstruo de tiempos remotos,
1953), de Eugene Lourie (2). El Dynamation es, sencillamente, aplicar
el método de enmascaramiento (matte shot) dentro del Stop Motion. El
film de Lourie implanta el esquema habitual de este tipo de films, con
ligeras variaciones, sobre una criatura prehistórica hibernada en un
lugar remoto (en este caso, el Polo Norte), una explosión nuclear de
prueba le despierta y por mar va camino de New York sembrando
desolación a su paso (hunde barcos, emerge en las costas) y llega a la
gran ciudad aterrorizando a la población (un miedo añadido es que el
redosaurio exhala un gas venenoso) para ser finalmente abatido en un
parque de atracciones gracias a un isótopo radioactivo. La técnica de
Dynamation (algunos la llaman Dynarama, más bien en blanco-negro) está
bien explicada en el libro de la Xunta de Galicia (además de recordar
las localizaciones de los rodajes, un libro indispensable para el
aficionado a la animación y a la obra de Harryhausen), citado en el
anterior escrito.
Resumiendo es así:
I) Se rueda primero en escenarios reales, aquí una calle de New York
II) Se coloca la figura de la criatura sobre una pequeña plataforma, en este caso la representación de la calle de la ciudad antes rodada. Detrás, sobre una pantalla se proyecta la imagen filmada. La cámara frontal debe de estar colocada de manera que la plataforma se acople con la calle real del fondo y así, por perspectiva, parece que el “redosaurio” esté allí. Por último, delante de la cámara se ubica una plancha de cristal donde se realizará el enmascaramiento. Tenemos ya el segundo paso--
III)-- Mediante el cristal oscurecido se bloquean los elementos en primer término, aquí algún edificio detrás del que debe aparecer el animal. Por el visor de la cámara se ve el edificio ennegrecido y detrás el fondo rodado y el dinosaurio. Se rueda paso a paso la figura mientras la proyección en la pantalla trasera se mueve también fotograma a fotograma, o sea mover con escasa variación el muñeco articulado y se filma un fotograma; se avanza en la proyección trasera otro fotograma y se mueve ligeramente el muñeco, y de nuevo se rueda otro más, hasta completar un plano--
IV)-- El siguiente paso consiste en quitar la figura animada y el cristal pintado de oscuro reemplazándolo por otro. Se rebobina la película en la cámara y en el proyector, comenzando de nuevo el 2º paso. Ahora en el cristal se pinta de negro toda la superficie menos lo bloqueado en negro en el punto anterior y se rueda fotograma a fotograma sobre el mismo negativo, de forma que la parte oscurecida precedentemente que quedó virgen, retiene ahora la imagen captada—
Resumiendo es así:
I) Se rueda primero en escenarios reales, aquí una calle de New York
II) Se coloca la figura de la criatura sobre una pequeña plataforma, en este caso la representación de la calle de la ciudad antes rodada. Detrás, sobre una pantalla se proyecta la imagen filmada. La cámara frontal debe de estar colocada de manera que la plataforma se acople con la calle real del fondo y así, por perspectiva, parece que el “redosaurio” esté allí. Por último, delante de la cámara se ubica una plancha de cristal donde se realizará el enmascaramiento. Tenemos ya el segundo paso--
III)-- Mediante el cristal oscurecido se bloquean los elementos en primer término, aquí algún edificio detrás del que debe aparecer el animal. Por el visor de la cámara se ve el edificio ennegrecido y detrás el fondo rodado y el dinosaurio. Se rueda paso a paso la figura mientras la proyección en la pantalla trasera se mueve también fotograma a fotograma, o sea mover con escasa variación el muñeco articulado y se filma un fotograma; se avanza en la proyección trasera otro fotograma y se mueve ligeramente el muñeco, y de nuevo se rueda otro más, hasta completar un plano--
IV)-- El siguiente paso consiste en quitar la figura animada y el cristal pintado de oscuro reemplazándolo por otro. Se rebobina la película en la cámara y en el proyector, comenzando de nuevo el 2º paso. Ahora en el cristal se pinta de negro toda la superficie menos lo bloqueado en negro en el punto anterior y se rueda fotograma a fotograma sobre el mismo negativo, de forma que la parte oscurecida precedentemente que quedó virgen, retiene ahora la imagen captada—
De esta manera, después de ambas filmaciones, en el mismo negativo quedan grabadas las dos tomas que --- tras el revelado --- ofrecerán en la imagen final a la criatura apareciendo detrás del edificio, creando así un efecto realista.
Un verdadero paso evolutivo en el sistema de Stop Motion. Anteriormente se hubieran necesitado varios maquetistas para construir una calle en miniatura donde se tenía que filmar con el muñeco animado. Con ello, Harryhausen ahorraba dinero y tiempo. En determinados planos si tenía que componer maquetas, pero tan solo de aquellos edificios u objetos que la criatura fuese a golpear, tocar o destruir (en algunos casos utilizaba fotografías recortadas y ampliadas de edificios reales). Con la colaboración de William Cook, técnico en maquetas y pirotecnia, Harryhausen ejecutó unos efectos, en parte aún en experimentación, con una suma de sólo 15.000 $ sobre los 210.000 $, coste total de la película. Comprada y distribuida por Warner Bros, el film recaudó 5 millones de dólares en 1953. Éxito técnico y comercial. El mismo año conoció al productor Charles H. Schneer con quién formará sociedad para el resto de su carrera con las dos excepciones de “The Animal World” (1955) y “Hace un millón de años” (1966). Antes de trabajar juntos, Harryhausen realizó uno de sus cortometrajes de animación basados en fábulas populares, en este caso “The story of King Midas”.
El mismo año volvió a trabajar con Willis O’Brien, animando dinosaurios en un capítulo del documental The Animal World, del productor- realizador Irwin Allen (produjo aquellas inolvidables series de SF para TV de los años 60, como “El túnel del tiempo”, Viaje al fondo del mar” y “Perdidos en el espacio”).
Dos peculiaridades muy interesantes tenía el siguiente film, “Earth vs. The Flying Saucers” (“La Tierra contra los platillos volantes”, 1956), de Fred F. Sears: I) la animación esta vez no era de animales prehistóricos o gigantescos sinó de platillos voladores usados por alienígenas invasores (resuelto con ingeniosidad y eficacia, especialmente las escenas finales donde uno de los platillos se estrella contra la torre del Capitolio, en Washington). Pese a ser un remedo de la famosa War of the Worlds (La guerra de los mundos, 1953), de Byron Haskin, además de las limitaciones de Fred F. Sears la función es agradable gracias a la labor de Harryhausen y II) al trabajo de los reputados guionistas, Curt Siodmack (escribió la historia para el cine) y (3) George Worthing Yates (la convirtió en guión, ayudado por Raymond T. Marcus).
La siguiente película trata de un ser proveniente de Venus que se va agigantando en el transcurso de la acción: 20 Milions miles to Earth (estrenada en Video- DVD en nuestro país con el literal título de A 200 millones de millas de la Tierra, 1957), de Nathan Juran en su primer encuentro con Harryhausen. La criatura en cuestión, es el Ymir, dinosaurio antropomorfo venusiano, una de las más entrañables de Ray: una nave espacial (sin supervivientes a causa de la radioactividad incontrolada) transporta un enorme huevo recogido en Venus de donde nacerá el Ymir, en principio inofensivo y más bien herbívoro. La nave se estrella en las costas de Sicilia y el extraño ser será capturado por un feriante. De sus escasos centímetros de altura pasará a tener la de un ser humano, escapando de su jaula, acosado por las fuerzas del orden huirá, dará muerte a un granjero y a su perro para ser de nuevo apresado y llevado al zoo de Roma. Un accidente le dará la libertad para, tras terrible lucha, matar a un elefante (en algunos planos se utilizó un proboscidio auténtico, en otros es un muñeco animado de Harryhausen), aterrorizar la capital italiana, matar a varios soldados y, finalmente ser abatido en el Coliseo por un bazooka, cayendo desde lo alto. Como se ve es el esquema fijo de King- Kong con lógicas variantes (cfr. los exteriores rodados en Italia). El Ymir inspirará/recordará otros personajes harryhausianos como los cíclopes de “Simbad y la princesa” o el troglodita de “Simbad y el ojo del tigre” y, respecto a sus facciones, al Kraken de “Furia de titanes”. Es un film interesante, con escaso presupuesto pero se puede ver con agrado.
Dos peculiaridades muy interesantes tenía el siguiente film, “Earth vs. The Flying Saucers” (“La Tierra contra los platillos volantes”, 1956), de Fred F. Sears: I) la animación esta vez no era de animales prehistóricos o gigantescos sinó de platillos voladores usados por alienígenas invasores (resuelto con ingeniosidad y eficacia, especialmente las escenas finales donde uno de los platillos se estrella contra la torre del Capitolio, en Washington). Pese a ser un remedo de la famosa War of the Worlds (La guerra de los mundos, 1953), de Byron Haskin, además de las limitaciones de Fred F. Sears la función es agradable gracias a la labor de Harryhausen y II) al trabajo de los reputados guionistas, Curt Siodmack (escribió la historia para el cine) y (3) George Worthing Yates (la convirtió en guión, ayudado por Raymond T. Marcus).
La siguiente película trata de un ser proveniente de Venus que se va agigantando en el transcurso de la acción: 20 Milions miles to Earth (estrenada en Video- DVD en nuestro país con el literal título de A 200 millones de millas de la Tierra, 1957), de Nathan Juran en su primer encuentro con Harryhausen. La criatura en cuestión, es el Ymir, dinosaurio antropomorfo venusiano, una de las más entrañables de Ray: una nave espacial (sin supervivientes a causa de la radioactividad incontrolada) transporta un enorme huevo recogido en Venus de donde nacerá el Ymir, en principio inofensivo y más bien herbívoro. La nave se estrella en las costas de Sicilia y el extraño ser será capturado por un feriante. De sus escasos centímetros de altura pasará a tener la de un ser humano, escapando de su jaula, acosado por las fuerzas del orden huirá, dará muerte a un granjero y a su perro para ser de nuevo apresado y llevado al zoo de Roma. Un accidente le dará la libertad para, tras terrible lucha, matar a un elefante (en algunos planos se utilizó un proboscidio auténtico, en otros es un muñeco animado de Harryhausen), aterrorizar la capital italiana, matar a varios soldados y, finalmente ser abatido en el Coliseo por un bazooka, cayendo desde lo alto. Como se ve es el esquema fijo de King- Kong con lógicas variantes (cfr. los exteriores rodados en Italia). El Ymir inspirará/recordará otros personajes harryhausianos como los cíclopes de “Simbad y la princesa” o el troglodita de “Simbad y el ojo del tigre” y, respecto a sus facciones, al Kraken de “Furia de titanes”. Es un film interesante, con escaso presupuesto pero se puede ver con agrado.
El primer trabajo del tándem Schneer (producción)- Harryhausen (efectos especiales) fue “It came from Beneath the Sea”
(1955) que no se estrenó comercialmente en España (al irse editando la
totalidad de la obra harryhausiana, primero en Vídeo, después en DVD,
apareció con el título de “Surgió del fondo del Mar”), dirigida por Robert Gordon. Se repite el esquema fijo ya usado en “El monstruo de tiempos remotos”:
allí era un animal prehistórico no existente en la realidad
(redosaurio), aquí es un pulpo de colosales dimensiones responsable de
aterrorizar las costas del Pacífico; tanto uno como otro reviven por
una explosión atómica de prueba (el reptil prehistórico es despertado
de su hibernación en el Polo Norte, el pulpo gigante es afectado por
una descarga nuclear en la fosa de Mindanao que derrumba una pared
natural poniéndolo en contacto con el mundo exterior aparte de cargar
al animal con radioactividad); desapariciones misteriosas de barcos y
fugaces ataques en las costas que siembran el pánico, autoridades que,
en principio, no creen en el monstruo; científico que investiga; su
asistenta enamorada del militar responsable de la investigación, sea de
infantería (“El monstruo de tiempos remotos”) o capitán de submarino (It came from Beneath the Sea),
interpretado por Kenneth Tobey, quien tenía un rol secundario en el
film de Lourie; las escenas intermedias que refuerzan la terrible
amenaza (el dinosaurio derrumbando un solitario faro que ha confundido
con una hembra de su especie, base del cuento de Ray Bradbury
inspirador del guión - barco arrastrado al fondo por el terrible
pulpo); el redosaurio asola New York antes de ser abatido por un arma
atómica, el pulpo aterroriza San Francisco, hundiendo incluso el famoso
Golden Gate Bridge, hasta finalmente ser destruido por un torpedo
atómico.
Harryhausen animó seis en lugar de los ocho tentáculos del pulpo (falta de tiempo y escaso presupuesto). El film fue un nuevo éxito técnico y rindió muy bien en taquilla pese a la convencionalidad previsible y rutinaria de las escenas entre los humanos. |
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