La luz se coló con suavidad atravesando el agradable
frescor del cuarto. Me levanto y consulto la hora. El reloj analógico marca la
6 am. Para mis parámetros de sueño usuales es una proeza. Sueño continuo desde
la 11 pm hasta las 6 am, un verdadero logro de reparación biológica. Hoy no hay
que trabajar a sí que me dispongo a arreglar la habitación. Comienzo con el
piso donde habitan libros y revistas de diferentes géneros cubiertos de polvo.
Veo una revista, que me trae recuerdos. Amarillenta y algo maltratada tiene el
diseño clásico de Europa del este. Los dibujos y la tipografía delatan que es
un joya de de la Editorial Progreso.
El cuento se titula La Hormiga y el
Cosmonauta de A. Mitiáiev y está
ilustrado por Y. Molokanov. La
traducción corrió a cargo de A. Herraiz. Tomo el cuento y me sumerjo
nuevamente en la fantasía que glorifica al programa espacial soviético usando
como pretexto la amistad entre una hormiga llamada Coloradito y un cosmonauta.
Paladeo como la primera vez el cuento, recordando como en un mundo carente de
la red de redes había cosas que parecían mucho más cercanas, a diferencia del
ahora donde la telefonía celular te promete el contacto inmediato con los tuyos
y los demás, cuando en realidad es una prisión virtual. Al terminar la lectura
tomó con cuidado la revista y la guardo prometiéndole una pronta reparación de
la portada. Después de desempolvar un poco los libros de los estantes salgo de
la habitación.
Quito el pasador de la puerta (una precaución en
tiempos inseguros) y entró en la cocina. Enciendo la radio y mientras me
dispongo a moler el maíz (la harina de maíz precocida es escasa y cara) para
hacer las arepas escucho: Hace 56 años, un 12 de abril de 1961 el cosmonauta
soviético Yuri Gagarín se convierte
en el primer ser humano que se interna en el espacio exterior. Me viene a la
mente el retrato de Gagarin con esa enorme sonrisa, que fue su pasaporte a la
eternidad. Suspiro y sonrío recordando ese futuro que nos prometieron con el
brillo del cromo pulido mientras monto el budare en la hornilla de la cocina.
Richard Montenegro Caricote
Este texto forma parte del ensayo Hijos de Octubre: Pioneros del Futuro. Una crono expedición por la ciencia ficción rusa y soviética 1825-1936.
Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor. miNatura, Tiempos Oscuros y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
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