jueves, 7 de mayo de 2015

Ocho años por ese inmenso mar de la red

Por Carlos Yusti




La partida de los Argonautas de Yolcos .1487. Atribuido a Pietro del Donzello





Los proyectos literarios son complicados de mantener en el tiempo. Por lo general es la falta de recursos el obstáculo que echa por tierra cualquier castillo en el aire que se pueda edificar en torno al quehacer literario. Los costos para editar un revista literaria en papel son elevados. No es casual la migración de escritores jóvenes (y otros no tanto) a las plataformas digitales.


Los apocalípticos de siempre vaticinan la muerte de los textos impresos como los conocemos. Periódicos, revistas, libros y un variado etcétera de impresos serán sustituidos por la edición electrónica (sin duda el término no es acorde). No obstante en el pasado el libro principalmente pasó por la evolución de diferentes soportes (arcilla, papiro, etc.) que coexistieron por miles de años hasta que sobrevivió el más apto a las exigencias del mundo intelectual/comunicacional siempre cambiante.

La vieja plantilla del blog


El blog Grupo LI PO lleva 8 años en la red con esa constancia e inteligencia envidiable. No es una revista, es más bien vademécum que abre un espacio al comic, la literatura, el arte, la fotografía, el cine y todo aquello que genere el interés artístico e intelectual; es decir del arte en sus vertientes más variadas y vertiginosas. Esta nave de argos, en ese sentido que Roland Barthes le daba: “…lo que arde en nosotros; en la obra literaria no hay más significado primero que un cierto deseo: escribir es un modo del Eros. Pero este deseo, en principio, sólo tiene a su disposición un lenguaje pobre y vulgar; la afectividad que hay en el fondo de toda literatura sólo comporta un número irrisoriamente reducido de funciones: deseo, sufro, me indigno, niego, amo, quiero ser amado, tengo miedo de morir, con eso hay que hacer una literatura infinita. La afectividad es trivial o, por decirlo así, típica, y ello determina todo el ser de Ia literaturas; pues si el deseo de escribir sólo es la constelación de unas cuantas figuras obstinadas, al escritor sólo le resta una actividad de variación y de combinación: nunca hay creadores, sólo combinadores, y la literatura es semejante a la nave Argos: la nave Argos no comportaba —en su larga historia— ninguna creación, sino sólo combinaciones; a pesar de estar obligada a una función inmóvil, cada pieza se renovaba infinitamente, sin que el conjunto dejara nunca de ser la nave Argos”, capitaneado por Richard Montenegro tiene como norte, o como puerto seguro, la literatura en sus distintas variaciones. La red de la Internet es un mar cautivante y yo que en este mar (soy más corsario que escritor) no puedo más que sentir satisfacción cuando estos dignos navegantes toman en cuenta mis gusanos tipográficos. 

El Argo. Lorenzo Costa el Viejo


El poeta Carlos Villaverde hizo un número monográfico de la revista Predios sobre las diferentes revistas editadas en el país. Como es lógico aquello no era una antología, sino un cementerio de revistas literarias. Revistas que en sus postulados de intenciones venían con el firme propósito de ventilar el fétido mundo literario infectado de revistas arbitradas y esas elaboradas en los cubículos literarios de diferentes universidades; revistas que nadie leía y que no abrían sus páginas a ningún creador literario en ciernes. Pero todo se quedaba en postulados ya que las dichosas revistas no pasaban del cabalístico número 1. Eran contadas las que a duras penas llegaban al tercer número. Aquellas que editaban más de seis números se habían afiliado, como parásitos, al subsidio del estado.

 Argo. Konstantinos Volanakis


En lo personal siempre he creído que en nuestro país a nadie interesa la literatura, a nadie le importa proyectar a nuestros escritores nacionales los cuales se quedan en ese infranqueable umbral de lo municipal. Aquí a nadie le importa que nuestra literatura se difunda en las aulas no como una salto imaginativo, sino más bien como una bostezante clase para que nuestros alumnos lleguen a odiar en buena lid todo eso que huela a literatura. Creer que a nuestros politicastros de guardarropía (que hemos padecido/soportado) les interesa la literatura es engañarse. La literatura siempre es incomoda debido a que en ella hierven ideas, opiniones, puntos de vistas, anhelos y sueños muy diferentes a los que mediocremente maneja la administración y por esa razón ya no sacan la pistola si no que desenfundan el subsidio y la prebenda del funcionariato para ver si los escritorzuelos se dejan de maricadas y no muerden la mano de los administradores que le dan de comer y que cuando no cogen línea van a parar a  las listas negras del ninguneo y el silencio.

Constelación de la nave Argos


La literatura le interesa a muy poca gente que a pesar de todo escribe, rayan las paredes o escriben poemas insublimes en los baños públicos. Gente como Richard Montenegro, José Carlos De Nobrega, Jorge Gómez Jiménez, Franklin Fernández y otro puñado de soñadores de la palabra a pesar de las buenas intenciones culturales de la administración.



No sé el escritor necesario no es aquel que escribe loas al partido, sino ese que nada contra la corriente y que se embarca en sus propios proyectos literarios sorteando todas las dificultades a saber e incluso contraviniendo las visiones de la administración siempre retrogradas y de intereses creados. Celebro los 8 años de estos navegantes, celebro su disposición de darle una oportunidad a la literatura como memoria y sueño. Celebro a estos lectores activos que han hecho del arte de leer un inigualable viaje en esa nave de Argos límpida, franca, blanca y luminosa. Mis respetos.


Carlos YUSTI


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 Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones  El correo del Caroní en Guayana y  el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordina la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal.


 

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