jueves, 21 de octubre de 2021

Carlos Sandoval: En Venezuela no hay una narrativa del exilio.

Una entrevista de Vanessa Davies.

 




Carlos Sandoval: A partir de 2003 hubo un boom editorial, no literario|“Se puede hablar de una narrativa chavista y una antichavista”



13 julio, 2015 


Boom editorial, no boom literario. Esta es la primera diferencia que marca Carlos Sandoval, profesor, crítico literario e investigador venezolano, al referirse a lo que ocurrió en el país a partir del año 2003. Sandoval -en conversación con el Correo del Orinoco– defiende otra idea: la de que ha habido una narrativa del chavismo y una narrativa del antichavismo. Y lanza otra más: hay un periodo en la narrativa venezolana que comenzó en 1992, con la insurgencia de Hugo Chávez, y tal vez se habría cerrado en 2013, con su fallecimiento.


Incluso, Sandoval está -según sus palabras- enfrascado en un libro sobre la narrativa venezolana entre 1992 y 2013. “No tengo título todavía”, explica el investigador caraqueño. Probablemente estará listo en diciembre. Es un libro de crítica literaria en busca de editor.


EL BOOM DE LAS CASAS EDITORIALES

Desde 2001 editoriales privadas reeditaron títulos de años atrás y publicaron los nuevos que legaron autoras y autores criollos. Firmas internacionales “comenzaron a interesarse por narradores venezolanos, y algunos comenzaron a hablar de un boom en la narrativa venezolana, pero en realidad no hubo un boom narrativo, sino más bien un boom editorial”, analiza.


La explosión editorial también estuvo atada a Chávez, de acuerdo con su valoración sobre lo sucedido: “Una vez que se produce la llegada de Chávez al poder, la gente empezó a preguntarse ¿por qué está ocurriendo esto? Entonces se comenzaron a publicar muchos ensayos y muchos trabajos periodísticos sobre el fenómeno”.


Pero este filón editorial no hubiese tenido “carne” que lo acompañara sin las autoras y los autores venezolanos, tanto las nuevas como las viejas generaciones. “No vamos a pensar que todo fue una creación y que los escritores no existían; sí existían y se les dio mayor difusión a jóvenes narradores y a narradores que venían de otros periodos, pero el boom era editorial, no narrativo”.


Proliferaron así los textos sobre Simón Bolívar, sobre la revolución latinoamericana, sobre historia de Venezuela. También, los que intentaban describir el presente.


RELATO PARA ENTENDER EL PRESENTE

¿Qué sucedía con las lectoras y los lectores antes de ese boom editorial de la primera década del siglo XXI? Sandoval, dueño de un verbo que no escatima dureza y precisión, considera que en los años 90 la narrativa era leída “por los mismos autores que publicaban, nos leíamos entre nosotros mismos y éramos leídos por los críticos, los profesores”.


Mas al empezar la fuerte polarización política creció el interés por la historia, por las explicaciones acerca de lo que ocurría en Venezuela. El investigador piensa que sectores que nunca se preocuparon por la historia y por la política “de pronto se vieron inmersos en una situación política que los obligaba a pensar, e incluso a pensar qué iban a hacer con sus vidas, y comenzaron a leer”.


La narrativa, como la mira Sandoval, no estuvo al margen de la búsqueda de razones y argumentos. “En la primera década del siglo XXI se incrementó el público lector, con lectores que venían de antes y lectores nuevos que trataban de conocer el fenómeno” de la nación, y escritoras y escritores de ficción también intentaron dar su versión sobre lo que ocurría.


Sandoval advierte, no obstante, que aunque algunas personas prefieren que les “echen el cuento” de la historia deben tener conciencia de que es eso: un cuento y no el relato cierto de los acontecimientos. “No puedes agarrar una obra de ficción y convertirla en un manual”, aclara, e insiste en que quien busque rigurosidad debe atenerse a los documentos históricos.



NARRATIVA DE DOS COLORES

Entre 1992 y 2013 Sandoval observa modificaciones en la narrativa venezolana: “Un cambio en el modo de enfocar los temas, en el tratamiento de las estructuras de los personajes, en el lenguaje e, incluso, en la toma de posición política de los propios autores”.


Antes de la irrupción de Chávez, tal como lo explica el profesor, la narrativa venezolana experimentaba nuevas modalidades con “lo policial, lo fantástico, lo erótico, la ciencia ficción”. Pero “la llegada de Hugo Chávez al poder fue una ruptura de carácter, incluso, simbólico, vista a través de la narrativa”, sintetiza.


Es decir, autoras y autores toman posición, la política aparece en sus obras aunque sea como telón de fondo. También toma nota Sandoval del auge de textos con “un tono cronístico”, en el que se toman hechos reales -como El Caracazo de 1989- como pretexto para contar una historia. Incluso, Chávez aparece como figura colateral.


-¿Entonces Chávez está y no está?

-Efectivamente está como una presencia descrita a veces en trazos rápidos, a veces en trazos muy leves, pero está allí.


“Se puede hablar de una narrativa chavista y una antichavista”, alega. “Mucha de la narrativa publicada por las editoriales privadas es una narrativa marcadamente antichavista, y la narrativa publicada por algunas editoriales del Estado generalmente es chavista ¿Por qué digo generalmente? Porque en las editoriales del Estado se han colado a veces algunas cosas que son antichavistas o que son escritas por declarados opositores al régimen; eso ha ocurrido, no hay que negarlo”.


Obras de calidad y obras de menos quilates se ven en ambas corrientes políticas, puntualiza Sandoval. “No vamos a decir que en la narrativa que publican las editoriales del Estado todo es malo. No señor; no”. Y “del otro lado hay cosas buenas, igual hay cosas malas, hay novelas y libros de cuentos del otro lado que dices ‘¿y para qué publicaron esto?’”.


A criterio del investigador, hay temas que comparten ambas narrativas: “La violencia está en todas: la violencia como un fenómeno que ya rebasa lo político”. También tienen su espacio elementos como “el modo de ser del venezolano, el repentismo, el oportunismo, el conseguir las cosas sin mucho esfuerzo”. Aparecen, añade, “temas muy asociados con la ciudad”, ya que casi toda esa narrativa es caraqueña. O lo parece.



LA ERA CONTINÚA

-¿Este es un ciclo que continúa o con la muerte de Chávez hay un cambio?

-No, continúa porque Chávez muere pero nosotros todavía estamos en la era de Chávez; es lo que yo siento. De hecho, yo creo que a Chávez se está intentando convertirlo de algún modo en una figura mítica.


-Es decir, que la literatura chavista y la literatura antichavista van a continuar por un tiempo más.

-Claro, y probablemente este no sea el mejor calificativo. Quizá llegará un punto en el cual la crítica tendrá que ordenar esto. Habrá que buscar un término que intente estudiar este fenómeno desde otro punto de vista. No hubo boom narrativo, hubo un boom editorial, pero sí ha habido mucho movimiento de carácter difusor de la literatura: foros, congresos literarios, ferias.


La influencia de Hugo Chávez -de un líder político como Chávez- en la narrativa venezolana “no es un fenómeno nuevo”, opina Sandoval, porque esta “siempre ha dependido en gran medida del contexto social”. Cita, entre otros ejemplos, los libros de Francisco Herrera Luque.


“¿Qué ocurre con el caso de Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana? Lo que ocurre es que fue una ruptura tajante desde el punto de vista simbólico”, explica, porque Chávez era un gran comunicador. “Tenía mucho poder de comunicación y se metió en la casa de todo el mundo y hasta en la cama de muchos. ¿Qué ocurre? Que Chávez significa una ruptura de carácter simbólico porque de inmediato se tornó en una figura novelable o narrable, aunque todavía no se ha escrito la novela de Chávez. Llegará un momento, seguro, cuando aparecerá”.


-Nadie se ha atrevido a tomarlo como personaje.

-Porque estamos muy cerca, porque nos afecta, porque a todos nos afecta de uno y otro lado. Es decir, te afecta por cualquier costado. Hay que reconocer, seas de cualquier bando, que Chávez sí significó una ruptura en este país: Una ruptura de carácter simbólico, o una manifestación -para los que no quieran hablar de ruptura- de un modo de ser venezolano.


Chávez “de algún modo recoge toda esa tradición oral, popular y también escrita” de varios siglos, de varios momentos, “y la utiliza en su propio beneficio para construir su propia narrativa”, estima. Es “el típico venezolano chancero, divertido, que habla como tú y que de algún modo se convirtió en justiciero, como los justicieros de cierta narrativa venezolana”. De acuerdo con la visión de Sandoval, no ha habido otras figuras, en la era Chávez, con el mismo peso.


MIRADA DESDE EL EXTERIOR

-¿La próxima ruptura simbólica de dónde va a venir?

-No lo sé.


Hay un hecho que Sandoval no deja de lado. “Efectivamente mucha gente se ha ido, muchos narradores se han ido, mucha gente escribe desde afuera y ese es un fenómeno que también está afectando el modo de percibirnos, porque no es lo mismo escribir narrativa desde acá que escribir narrativa solo con tu imaginario que se quedó anclado en el año en que te fuiste”, recalca.


-¿Habría una narrativa antichavista desde el exterior y una narrativa antichavista aquí?

-Desde el exterior hay una narrativa antichavista, claro; muchísima.


-¿Es distinta de la narrativa antichavista que se hace aquí?

-Yo creo que sí, porque muchos de los narradores que escriben contra el chavismo desde afuera lo hacen desde una perspectiva más distante, y eso le resta quizá fuerza a algunas interpretaciones de carácter ficcional. De hecho, muchos de los que viven afuera están anclados en sus imaginarios acá; es decir, viven afuera un fenómeno que hay que estudiar. No hay una narrativa del exilio. Por ahí se habla de narrativa del exilio, y no hay. ¿Qué exilio puede haber en un narrador que escribe sobre el país, vive afuera, salió el libro y lo traemos para que presente el libro, lo presenta, lo bautiza, disfruta y después se vuelve a ir a su casita?


-Si no es del exilio, ¿como la llamaría?


-Es una narrativa venezolana escrita desde el exterior. La palabra exilio tiene una carga que prestigia a ciertos autores que fueron perseguidos políticamente y aquí yo creo que no hemos llegado todavía a ese extremo.


-¿Ese boom editorial continúa?

-No.


-¿En qué momento se para?

-Por ahí por el año 2010, 2011. Se para, primero, por el problema del papel. También porque yo creo que el retorno de la inversión no fue lo que esperaban los editores. Pasaron otras cosas; por ejemplo, Random House Mondadori, la casa que tenía la Colección Debate, se tuvo que ir del país porque explicó que no podía repatriar el dinero


-¿En este momento en qué estamos? ¿En un reflujo editorial?

-Estamos en una situación de poca producción de títulos.


-¿Por las editoriales? ¿No por los autores?

-Claro, los autores siguen escribiendo, pero los que están publicando son Monte Ávila, el Perro y la Rana, Fundarte. De las editoriales privadas, algunas. Está Lugar Común, hay una nueva editorial que se llama El Estilete, que publicó un libro de ensayos de José Balza, pero está muy restringido el mercado.


-¿Por qué ese boom editorial fue con narrativa?

-Empezó con el ensayo y se pasa a la narrativa.


-¿Qué pasa con lo demás?

-La poesía y el ensayo son huesos duros de vender.


-¿Novela y cuentos incluso desplazaron al ensayo?

-No, el ensayo se sigue vendiendo. ¿No te das cuenta de que hoy día en Venezuela los bestsellers son los historiadores?


-Completamente.

-¿Por qué? Porque la gente anda buscando interpretaciones de lo que nos está ocurriendo, de lo que nos pasó y de por qué llegamos a esto.


PROFESIONALES DE LA ESCRITURA


- La narrativa venezolana, aunque todavía esta sumergida en el fenómeno Chávez, ¿hacia donde tiende a ir?


- Una de las cosas que uno reconoce es que los narradores actuales son profesionales. Cuando digo profesional a lo mejor no les va a gustar a algunos que lean esto, porque la palabra profesional se suele asociar con algo poco espontaneo,y yo creo que una de las cosas que perjudico a la narrativa de este país es esa vida un tanto bohemia y pensar que tu te sientas y llega la musa.

 

 

Según Carlos Sandoval, "los autores, del año 90 en adelante, pero sobre todo en la primera década del siglo XXI y lo que llevamos de esta segunda década, son autores profesionales; se toman el trabajo en serio, han cifrado su vida en la escritura y eso es importante".


"¿Eso que te hacer ver?, prosigue "Que independientemente de que tengan una marcada tendencia política, y que eso a veces contamine los argumentos, hay buena escritura, hay una claridad en el montaje de las obras;hay estructura, manejo del lenguaje, calco de la oralidad y se mueven por varios temas:hay novelas eróticas, novelas de ciencia ficción, novelas fantásticas, cuentos de cualquier área que se te ocurra".


Hay temas que  según el análisis de Sandoval se van a mantener. Uno de ellos es la violencia criminal. Otro, las relaciones interpersonales, las relaciones de pareja. "Hay muchos textos narrativos donde el periodista es personaje y eso es interesante, quizá por la urgencia de contar cosas", asoma. También -según su análisis-sigue y seguirá la novela histórica.



ANTOLOGÍA PARA JÓVENES


Una antología para jóvenes, publicada por Santillana y compilada por Carlos Sandoval ya está en la calle. Ese recuento incluye textos de autores como Luis Brito García y Gabriel Jiménez Emán. "Tiene 17 textos.Son cuentos fantásticos para jóvenes", adelanta.

LA POLARIZACIÓN DE LA CRÍTICA

Carlos Sandoval no cree que el boom editorial que sacudió al país pueda compararse con el de los años 60 del siglo XX. “El boom de los años 60 fue un boom de carácter estético, este boom fue editorial” e incluyó la reedición de autores publicados entre los años 80 y 90, precisa.


Sandoval dictamina que la polarización también ha afectado la crítica literaria: “Los propios críticos literarios están polarizados”, como también “están polarizadas la narrativa y el ensayo”.


T/ Vanessa Davies

F/ Luis Franco


Tomado de El Correo del Orinoco


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