sábado, 9 de octubre de 2021

The Reanimation Library rescata volúmenes de almonedas y de la basura para insuflarles nueva vida en la Red








La UVI de los libros olvidados


Elsa Fernández-Santos 

Madrid 17 FEB 2012 - 21:10 CET


Portada del libro : Sensation and Perception de H. R. Schiffman




El proyecto The Reanimation Library se mueve con envidiable fluidez entre dos aguas: la imprenta y el ordenador. Entre la librería de viejo y un vivo archivo online abierto a cualquiera que quiera contemplar, añadir o usar alguna de sus increíbles imágenes, el proyecto de Andrew Beccone nació hace diez años cuando este bibliotecario decidió empezar a salvar de la hoguera del cubo de la basura libros con imágenes curiosas.

Andrew Beccone


Su idea ha vivido estos días su particular apogeo: decenas de cajas han dejado su pequeño espacio en Brooklyn para trasladarse al MOMA, donde los fondos de su librería forman ahora parte del taller Print Studio, actividad paralela a la exposición Print / Out, que se abre este fin de semana con piezas de Ai Weiwei, Ellen Gallagher, Martin Kippenberger, Lucy McKenzie, Museum in progress, Editions Jacob Samuel y Thomas Schütte.


Imagen de uno de los libros rescatados por Reanimation Library.


El humilde proyecto de Beccone se ha convertido así en material de estudio y trabajo o, mejor, en la viva demostración de que la imprenta sigue siendo una fuente inagotable de belleza y de sorpresas. “Empecé la colección cuando descubrí la cantidad de libros que nadie quería y que contenían imágenes impactantes”, explica él. “Eran libros sin valor económico pero con un evidente valor cultural por las ilustraciones que contenían. Poco a poco empecé a reunir lo que los demás tiraban”.

Imagen de uno de los libros rescatados por Reanimation Library.



Y la basura, ese contenedor inagotable de patrimonio cultural, amenazaba con tragarse sorprendentes libros descartados, arrinconados, desahuciados u olvidados. Libros sobre mamíferos, sobre moluscos, sobre sexo, sobre ambas cosas a la vez (El sexo de los animales sin espina dorsal), de botánica, de ciencia, de cocina... Beccone tiene unos 1.500 que ahora la gente consulta, fotocopia o simplemente mira. En la web se catalogan, ordenan y multiplican. Permite navegar por las páginas de esos volúmenes cuyos textos quizá han perdido validez pero cuyas imágenes reviven como material artístico.

Imagen de uno de los libros rescatados por Reanimation Library.



Así, aunque a nadie le interesen Los diez secretos de los bolos a muchos les maravillarán ver los dibujos de este libro de Don Carter, ilustrado por Anthony Ravielli y publicado en 1963 por The Viking Press (New York). O pasar página —o clic— por los cuerpos de los murciélagos tal y como eran vistos en 1968 en un libro divulgativo de Random House titulado Murciélagos, las alas de la noche. O el esqueleto de un avión en otra joya sesentera: 747, la historia de un superjet. Los títulos se multiplican: desde un libro de recetas de comida hawiana al Curso básico del lenguaje de los signos en norteamérica, El vuelo de los pájaros o Los árboles favoritos de América. En todos, las imágenes del pasado (candorosas, alegres, hermosamente primarias) nos revelan detalles de cómo el mundo se creía más adulto cuando en realidad solo era un confuso adolescente o cómo fue nuestro mundo no hace tanto tiempo. “Escaneamos unas cuantas imágenes de cada libro, lo catalogamos y clasificamos por temas. Tenemos verdaderas maravillas, libros muy curiosos sobre ciencia, deportes o medicina. Es un proyecto sin fin. Cada vez nos llegan más libros y la idea es que sea una librería infinita”.



Reanimation Library




De momento, los fondos caben en las 70 cajas que llegaron al MoMA desde Brooklyn. “Enviamos hasta las estanterías porque querían reproducir la librería tal cual es”. Para Beccone las bibliotecas de guerrilla como la suya (“o microbibliotecas”, dice él) tiene más futuro de lo que muchos auguran. “El problema es que muchos libreros se han sentido amenzados por internet, pero no ha sido mi caso. Estoy igual de cómodo en ambos medios, uno no tienen que sustituir al otro. Están condenados a entenderse”


A Visit to Reanimation Library



Tomado de El País




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