Ayer, cualquier ayer, estuve conversando con un amigo poeto, a quien estoy instruyendo para que navegue por sí mismo en la red, porque Fáver, mi amigo, es poeto mas no internauto.
En su casa no se respira oxígeno, sino amistad, libros y obras de arte.
Me gustaría que esta cosa que creo que denominan Identidad de Género funcionara correctamente y que Fáver, en vez de Fáver, se llamara Fávar, para que al hacer la conversión obligante al masculino, su nombre quedara en última instancia como Fávor; porque como Fáver es un camarado de altos kilates y un exégeto que se las trae, uno podría decir cada vez que él se da con todo en alguna de sus disertaciones explicativas, como lo hizo ayer para hacernos entender, a Richord Montenegro, Freddy Ordoz y a mí, que es incorrecto hablar de Identidad de Género: Gracias, Dios, por el Fávor concedido.
“Identidad de Género” refiere que la diferenciación primaria entre las variables humanoides hombre-mujer (o mujer-hombre –organice usted misma… o mismo… las palabras a su gusto, por favor-), no está establecida desde una circunstancia sociológica, sino más bien biológica: la presencia en el macho del órgano biológico Pene y en la hembra del órgano biológico denominado Vagina –términos estos que desde una apreciación epistemológica adolecen a saber de flancos subjetivistas.
Hombre-Mujer, por su parte, devienen de calificativos establecidos por organizaciones sociales que han querido diferenciar ambas entidades según características que no sólo aluden al aspecto biológico-genital, sino que abordan otras implicaciones culturales como por ejemplo el tipo de actividades que suele realizar cada especie.
A Fáver, en materia de conocimientos, bien podríamos considerarlo un hombre orquesto. Para mí es poeto, intelectuol, escritor, filósofo –y además filoso-.
Fáver es un especie de terminator o atleto del verbo, un máquino de sabidurío –con ingredientes del cielo y del infierno-. Ante su intensa autoridad de barbado chamón, no es infrecuente quitarse el sombrero y elogiarle, acaso con un dejo de exageración:
“Si el poeto eres tú -como dijo el poeto- ¿Qué tengo yo que hablarte… comandanto?”
Domingo 29 de agosto de 2010
Las Acacias. Valencia. Carabobo.
Tomado de Desde Aqui , blog de Pablo J. Fierro C.
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Actualizada el 24/08/23
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