Estimados Amigos
En el año 2007 participamos en la mejor FILVEN realizada hasta ahora en Valencia. decimos esto con seguridad debido a la amplia programación y a la calidad de los participantes. Fue un evento de gran calidad que se realizó con poco presupuesto en las instalaciones de la biblioteca pública Manuel Feo La Cruz. En esa época el gobierno venezolano tenía dinero para traer invitados internacionales y en Valencia pudimos contar con la presencia del escritor argentino Emiliano Bustos. Este joven escritor hizo una crónica de sus experiencias en Venezuela que esta publicada en el blog y nos facilitó el contacto con otros escritores que fueron invitados a la feria y que visitaron otras regiones de Venezuela. Uno de esos escritores fue Luciano Saracino, que también participó en este blog con su crónica de la Filven titulada: Recuerdos de un viaje por la FILVEN,o una cabeza de coporo que alguno metió en mi plato. Hoy Luciano Saracino colabora nuevamente con el blog del Grupo Li Po con otra crónica, pero esta vez se acerca a su labor como escritor de una forma muy personal. Quizás más de uno se sienta aludido con el siguiente texto.
Gracias Luciano por tu aporte.
Deseamos disfruten de la entrada.
Hacia febrero de 2015 yo me sentía profundamente desgraciado. Sin exagerar, podría escribir sin que me tiemblen los dedos que me sentía el hombre más desgraciado de todos los hombres y mujeres que yo conocía.
En una lista de malarias que no viene al caso esgrimir aquí, el hecho de acabar de romper una relación amorosa profunda, andar en un derrotero hospitalario bastante kafkiano y el tener en el bolsillo $12 como capital total (para los escritores, los años suelen tener quince meses y los veranos pueden volverse muuuy peliagudos) eran las cerezas de un postre que no les recomiendo probar jamás.
Aquella noche a la que estoy intentando referirme fui al quiosco de la esquina y compré una botellita de coca de 600 ml. En casa, le puse el resto de fernet que quedaba de una botella y me tomé, así, el último resto de mi fortuna.
Luego de aquello, simplemente, me puse a esperar a que el destino haga su parte. Y así fue. El destino hizo su parte. Fue acomodando las cosas hasta que hoy, cuatro meses después, pueda decirles que lo peor ya pasó (¿tocamos madera, juntos?) y que hay un solcito ahí nomás (¿lo ven?).
Hace unas horas volvía a casa (trayecto Rodolfo Walsh / Plaza de los Virreyes, en el subte) y saqué de la mochila el libro que estoy recorriendo estos días: Joyland, de Stephen King (me lo recomendó Flavio Nardini cuando yo le recomendé Mr. Mercedes, en diciembre pasado).
Y sucedió.
Porque estas cosas suceden:
"-Este es un mundo hecho añicos, lleno de guerras y crueldades y tragedias sin sentido. Todos los seres humanos que lo habitan han recibido su ración de desdicha y de noches en vela. Aquellos de ustedes que aún no lo sepan lo sabrán con el tiempo. Teniendo en cuenta estos tristes pero innegables hechos de la condición humana, este verano ustedes han sido obsequiados con un inestimable regalo: están aquí para vender diversión. A cambio de los dólares que con tanto esfuerzo han ganado sus clientes, ustedes repartirán alegría. Los niños se irán a casa y soñarán con lo que han visto aquí y lo que han hecho aquí. Espero que recuerden eso cuando el trabajo sea duro, que lo será a veces, o cuando la gente sea grosera, que lo será a menudo, o cuando sientan que nadie ha apreciado sus esfuerzos. (...). Nosotros no vendemos muebles. Nosotros no vendemos coches. Nosotros no vendemos tierras ni casas ni fondos de pensiones. No tenemos una agenda política. Nosotros vendemos diversión. Jamás lo olviden. Gracias por su atención. Ahora, márchense".
Leí el párrafo unas cuantas veces antes de darme cuenta que estaba llorando y que la gente había comenzado a mirarme. Me bajé del subte y lo volví a leer, intentando asegurarme que realmente decía lo que acababa de entender.
Me pregunté porqué no leí este libro en febrero, cuando más lo necesitaba en la vida. Dictaminé que no lo leí entonces porque entonces no lo hubiese entendido. No estaba listo para darme cuenta lo que me querían decir. No era capaz de hacerme cargo de esas palabras.
Pues bien...
Me llamo Luciano Saracino. Soy escritor.
Me llamo Luciano Saracino. Vendo diversión.
Me llamo Luciano Saracino. Y puedo asegurarte que todas las tormentas pasan.
Luciano Saracino nació en Buenos Aires (donde aún reside) en 1978. Ha sido periodista en diversos medios gráficos; conductor de programas radiales; letrista de canciones; guionista —de historietas, dibujos animados, series y películas— y escritor de más de sesenta libros editados a lo largo del mundo (hasta el día de la fecha su obra ha sido publicada en español, inglés, francés, italiano, portugués, catalán, ruso, coreano, serbio, griego y alemán, obteniendo en 2006 el primer premio en el Certamen Internacional de Álbum Infantil Ilustrado “Ciudad de Alicante” (España) por su libro Cuento Hasta Tres (Ed. Anaya, España), el Premio ALIJA 2013 a la Mejor Historieta para Chicos por Las Aventuras de Fede y Tomate Vol. 2 (Ed. Pictus, Argentina), el Premio al Mejor Guión por la serie Germán, Últimas Viñetas en el Certamen Nuevas Miradas en la Televisión (2014) y, en el 2012, la medalla de “Legionario del Libro” de la Cámara del Libro Uruguaya.
En 2010 un relato de su autoría fue incluido en la Antología del Cuento Infantil Argentino del Siglo XX (realizada por la Presidencia de la Nación con motivo del Bicentenario de la Patria) y, en 2011, uno de sus libros (Agendas Monstruosas –Unaluna, Argentina-) fue seleccionado como uno de los mejores 500 libros hispanoamericanos por el Plan de Lectura de la Nación.
Ha sido invitado a dar congresos sobre narrativa en Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Venezuela, México, España, Francia, Taiwán y diversas ciudades de la República Argentina.
Escribe guiones televisivos para los canales Paka Paka, Encuentro y la TV Pública (durante 2013 se emitió en esta última señal la mini-serie “Germán, últimas viñetas”, premiada en diferentes certámenes de Argentina y del mundo). En Tecnópolis, uno de sus relatos ha sido plasmado en las paredes del stand del Ministerio de Planificación y, desde el año 2012, es convocado por la Fundación El Libro (Argentina) para organizar el Festival de Historietas en la Feria del Libro Infantil de Buenos Aires.
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En el año 2007 participamos en la mejor FILVEN realizada hasta ahora en Valencia. decimos esto con seguridad debido a la amplia programación y a la calidad de los participantes. Fue un evento de gran calidad que se realizó con poco presupuesto en las instalaciones de la biblioteca pública Manuel Feo La Cruz. En esa época el gobierno venezolano tenía dinero para traer invitados internacionales y en Valencia pudimos contar con la presencia del escritor argentino Emiliano Bustos. Este joven escritor hizo una crónica de sus experiencias en Venezuela que esta publicada en el blog y nos facilitó el contacto con otros escritores que fueron invitados a la feria y que visitaron otras regiones de Venezuela. Uno de esos escritores fue Luciano Saracino, que también participó en este blog con su crónica de la Filven titulada: Recuerdos de un viaje por la FILVEN,o una cabeza de coporo que alguno metió en mi plato. Hoy Luciano Saracino colabora nuevamente con el blog del Grupo Li Po con otra crónica, pero esta vez se acerca a su labor como escritor de una forma muy personal. Quizás más de uno se sienta aludido con el siguiente texto.
Gracias Luciano por tu aporte.
Deseamos disfruten de la entrada.
Richard Montenegro
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Hacia febrero de 2015 yo me sentía profundamente desgraciado. Sin exagerar, podría escribir sin que me tiemblen los dedos que me sentía el hombre más desgraciado de todos los hombres y mujeres que yo conocía.
En una lista de malarias que no viene al caso esgrimir aquí, el hecho de acabar de romper una relación amorosa profunda, andar en un derrotero hospitalario bastante kafkiano y el tener en el bolsillo $12 como capital total (para los escritores, los años suelen tener quince meses y los veranos pueden volverse muuuy peliagudos) eran las cerezas de un postre que no les recomiendo probar jamás.
Aquella noche a la que estoy intentando referirme fui al quiosco de la esquina y compré una botellita de coca de 600 ml. En casa, le puse el resto de fernet que quedaba de una botella y me tomé, así, el último resto de mi fortuna.
Luego de aquello, simplemente, me puse a esperar a que el destino haga su parte. Y así fue. El destino hizo su parte. Fue acomodando las cosas hasta que hoy, cuatro meses después, pueda decirles que lo peor ya pasó (¿tocamos madera, juntos?) y que hay un solcito ahí nomás (¿lo ven?).
King con su novela Joyland. Fotografía de Michael Edwards |
Hace unas horas volvía a casa (trayecto Rodolfo Walsh / Plaza de los Virreyes, en el subte) y saqué de la mochila el libro que estoy recorriendo estos días: Joyland, de Stephen King (me lo recomendó Flavio Nardini cuando yo le recomendé Mr. Mercedes, en diciembre pasado).
Y sucedió.
Porque estas cosas suceden:
"-Este es un mundo hecho añicos, lleno de guerras y crueldades y tragedias sin sentido. Todos los seres humanos que lo habitan han recibido su ración de desdicha y de noches en vela. Aquellos de ustedes que aún no lo sepan lo sabrán con el tiempo. Teniendo en cuenta estos tristes pero innegables hechos de la condición humana, este verano ustedes han sido obsequiados con un inestimable regalo: están aquí para vender diversión. A cambio de los dólares que con tanto esfuerzo han ganado sus clientes, ustedes repartirán alegría. Los niños se irán a casa y soñarán con lo que han visto aquí y lo que han hecho aquí. Espero que recuerden eso cuando el trabajo sea duro, que lo será a veces, o cuando la gente sea grosera, que lo será a menudo, o cuando sientan que nadie ha apreciado sus esfuerzos. (...). Nosotros no vendemos muebles. Nosotros no vendemos coches. Nosotros no vendemos tierras ni casas ni fondos de pensiones. No tenemos una agenda política. Nosotros vendemos diversión. Jamás lo olviden. Gracias por su atención. Ahora, márchense".
Leí el párrafo unas cuantas veces antes de darme cuenta que estaba llorando y que la gente había comenzado a mirarme. Me bajé del subte y lo volví a leer, intentando asegurarme que realmente decía lo que acababa de entender.
Me pregunté porqué no leí este libro en febrero, cuando más lo necesitaba en la vida. Dictaminé que no lo leí entonces porque entonces no lo hubiese entendido. No estaba listo para darme cuenta lo que me querían decir. No era capaz de hacerme cargo de esas palabras.
Pues bien...
Me llamo Luciano Saracino. Soy escritor.
Me llamo Luciano Saracino. Vendo diversión.
Me llamo Luciano Saracino. Y puedo asegurarte que todas las tormentas pasan.
Luciano Saracino
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Luciano Saracino nació en Buenos Aires (donde aún reside) en 1978. Ha sido periodista en diversos medios gráficos; conductor de programas radiales; letrista de canciones; guionista —de historietas, dibujos animados, series y películas— y escritor de más de sesenta libros editados a lo largo del mundo (hasta el día de la fecha su obra ha sido publicada en español, inglés, francés, italiano, portugués, catalán, ruso, coreano, serbio, griego y alemán, obteniendo en 2006 el primer premio en el Certamen Internacional de Álbum Infantil Ilustrado “Ciudad de Alicante” (España) por su libro Cuento Hasta Tres (Ed. Anaya, España), el Premio ALIJA 2013 a la Mejor Historieta para Chicos por Las Aventuras de Fede y Tomate Vol. 2 (Ed. Pictus, Argentina), el Premio al Mejor Guión por la serie Germán, Últimas Viñetas en el Certamen Nuevas Miradas en la Televisión (2014) y, en el 2012, la medalla de “Legionario del Libro” de la Cámara del Libro Uruguaya.
En 2010 un relato de su autoría fue incluido en la Antología del Cuento Infantil Argentino del Siglo XX (realizada por la Presidencia de la Nación con motivo del Bicentenario de la Patria) y, en 2011, uno de sus libros (Agendas Monstruosas –Unaluna, Argentina-) fue seleccionado como uno de los mejores 500 libros hispanoamericanos por el Plan de Lectura de la Nación.
Ha sido invitado a dar congresos sobre narrativa en Chile, Uruguay, Brasil, Perú, Venezuela, México, España, Francia, Taiwán y diversas ciudades de la República Argentina.
Escribe guiones televisivos para los canales Paka Paka, Encuentro y la TV Pública (durante 2013 se emitió en esta última señal la mini-serie “Germán, últimas viñetas”, premiada en diferentes certámenes de Argentina y del mundo). En Tecnópolis, uno de sus relatos ha sido plasmado en las paredes del stand del Ministerio de Planificación y, desde el año 2012, es convocado por la Fundación El Libro (Argentina) para organizar el Festival de Historietas en la Feria del Libro Infantil de Buenos Aires.
Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
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