Estimados Amigos
Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes esta breve guía sobre el mundo literario de Valencia, la de Venezuela que hace el escritor Luis Alberto Angulo. Esperamos que esta nota despierte la curiosidad y forme una oleada de hambrientos de la literatura valenciana de calidad.
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Arqueo poético de Valencia, la de Venezuela
Luis Alberto Angulo
Angustiado
por lo que él considera la ausencia de actividad literaria en Valencia,
Reinaldo Villegas, Cónsul Honorario de Chile, me pregunta por los
poetas de mayor actividad en los últimos años. Señalo a Ana Enriqueta
Terán, José Joaquín Burgos, Reynaldo Pérez, Enrique Mujica, Juan Medina
Figueredo, Alejandro Oliveros, Luis Alberto Angulo, Carlos Osorio,
Adhely Rivero. Así mismo, Dafne Gianitsópulos, Sergio Quitral, Francisco
Ardiles, Niddy Calderón Plaza, Vielsy Carolina Arias, Ana Carolina
Saavedra, Norys Nicoliello, Dayana Alastre, Lyerka Bonanno, Azul
Urdaneta, Arnaldo Jiménez, Víctor Manuel Pinto, María Alejandra Rendón, y
Leonardo Alezones Lau.
También le indico otros nombres que él debería tomar en cuenta si
tiene interés por realizar una antología de los poetas vivos de este
tiempo. Asdrúbal González, Vitalia Muñoz, Oswaldo González, Faver Páez,
Ramón Elías Pérez, Luis Parada, Héctor Gustavo Alvarado, Iris Meneses,
Milagro Haack, Pedro Aparicio, Arturo Valenzuela, Rocío Jiménez, Rosa
Francisca Beotegui, Carlos Ochoa, Alfredo Veloz, Héctor Espinoza, Loty
Ipinza, Carlos Villaverde, Cheo Vizcaya, Raquel Santeliz, Mileiby
Hernández, Tonya Botaro, Sherline Chirinos, Emely Mago, José Miguel
Casado, Anaïs Barrios, Omira Bellizzio, y unos jóvenes que empiezan a
despuntar como Mirih Berbín, Marhisela Ron, Clared Navarro, Gabriel
Dicurú. De igual manera, novísimos (de la Universidad de Carabobo) como Corina Durán,
Daniel Oliveros, Néstor Mendoza, Virginia Moreno, y César Panza. Por
cierto, la famosa revista Poesía fundada en 1971, está próxima a
desaparecer, no circula siquiera entre los poetas.
La razón por la que nuestro amigo chileno no observa movimiento en la
ciudad, tiene que ver por las pocas publicaciones de libros y revistas
que se realizan. Tampoco hay nada que logre desarrollar políticas de
aliento para agrupar esa cantidad de poetas. Los suplementos literarios
de los diarios se acabaron mucho antes de la crisis del papel. Asimismo,
los concursos literarios desaparecieron o se producen de forma
intermitente. El último que realizó la gobernación hace casi dos años,
aún no ha conseguido publicar a los ganadores y menos a las menciones
honoríficas. La Asociación de Escritores no tiene ninguna vinculación
con la mayoría de los poetas aquí nombrados. La Red de Escritores
recibió ocho mil bolívares para realizar un festival de poesía
alternativo hace años y nada más. Al ausente apoyo material, lo acompaña
la displicencia habitual de las burocracias. Los ensayistas y
pensadores no tienen mucha más suerte. Zona Tórrida, la revista de
cultura de la Universidad de Carabobo, luego de 45 años de fundada mutó
en revista de narrativa y pasó a formato digital mas tampoco aparece en
la red.
Otros creadores ineludibles que cultivan tanto la poesía, así como la
narrativa, el periodismo, la crítica literaria o el ensayo son: Laura
Antillano, José Napoleón Oropeza, Orlando Chirinos, Gustavo Fernández
Colón, Pedro Téllez, José Carlos De Nóbrega, Roberto Martínez B, María
Narea, Cristian Farías, Orlando Zabaleta, Mohamed Abihassan, Manuel Da
Silva, Slavko Zupcic, Carlos Yusti, Jesús Puertas, Nelson Suárez, José
Bianchi, José León, Carlos Rojas M, José Manuel Hermoso, Arnaldo Rojas,
Rafael Simón Hurtado, Julio Rafael Silva, Guillermo Cerceau, Richard
Montenegro, Lenin Sánchez, José Ramón Betancourt, Yaneska Osuna,
Yhosmari Franco, Pablo Herrera, Dalia Correa, y Reinaldo Villegas, entre
otros nombres que intento reseñar.
La exigüidad de recursos económicos explica sólo de manera parcial
la sensación de decaimiento que alude nuestro amigo. Es obvio que
existen tinieblas compartidas del significado para la ciudad, de un real
ambiente literario, pues los creadores continúan siendo fundamentales
para esta relación.
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Luis Alberto
Angulo (Barinitas -Estado Barinas, 1950). Los libros "La sombra de una mano"
(Monte Ávila Editores, Colección Altazor. Caracas, 2005), y "Fusión
poética" (Universidad de Carabobo, Valencia - Venezuela, 2000), recogen
cinco de sus poemarios publicados a partir de 1982. Premio del IV
Concurso Internacional Poesía UC, por "Antípodas" (1994). Premio de la
Bienal de Poesía del Ateneo de Calabozo Dr. Francisco Lazo Martí, por
"Fractal". Premio de Poesía Universidad Rómulo Gallegos por "De Norte a
sur". Es coautor de "Viento barinés" (UC, 1978), "Rostro y poesía" (UC,
1996), "Setenta poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y
Líbano" (Minci, 1977), y antólogo de "Poemas de San Juan de la Cruz"
(Cuadernos Cardinal, UC 1992), Poemas de Miguel Hernández (El perro y la
rana, 2006), "Antología poética de Ernesto Cardenal" (Monte Ávila,
2005).
Co-fundador de la Red Nacional de Escritores. Director de la revista Redve (2005).
Miembro de la Comisión Rectoral fundadora del Encuentro Internacional Poesía UC
Se parece mucho a la ciudad de Pachuca en el estado de Hidalgo, México.
ResponderEliminarGracias por publicarlo de nuevo pero evidentemente faltan nombres. Es imperdonable que no esté el de Juan Medina Figueredo, al menos en una versión no aparece. Otra cosa, el título puede confundir. Yo apoyo a la revista Poesía y solicito apoyo para lograr que aumente su circulación.
ResponderEliminarEs un placer Luis Alberto Angulo. Siempre faltarán nombres pero la ventaja de las publicaciones digitales es que son infinitamente corregibles. El título es el más adecuado. Solo un título que enganche llevará a la internauta a leer la entrada. Y gracias al título que escogimos tu texto entró al top 5 de las entradas más vistas de la semana ocupando hasta el día de hoy el primer lugar. No podemos aplicar raseros analógicos a publlicaciones digitales.
EliminarGracias Luis por dejar tu comentario.
Gracias Mario Guzmán Pérez por dejar tu comentario
ResponderEliminarEs una verdadera lástima, Dimitri Ricardo. Guardo varios de sus volúmenes con amor en mis estantes. Lo compraba regularmente en las librerías adonde llegaba. Y hubo un tiempo en que me llegaba ese decano del periodismo poético por medio de correo, aunque algunos no lo crean... Fue, acaso, debido a golpes de la azarosa fortuna. En mi breve, pero definitivo paso por unas oficinas ministeriales de cultura, me cupo la honra de organizar un encuentro de revistas literarias. Corría el año noventa, año de partos. Aquello fue en el CELARG. Acudieron los representantes de unas 30 revistas, entre las que, por supuesto, Poesía no dejó asiento vacante. De pronto el CELARG se vio plagado de poetas de todas las generaciones. No sé, al paso de los años duele corroborar mucho de lo anticipado allí, tanto en el foro, como en la cafetería, por gente tan apreciada como Edmundo Desnoes, Rafael Cadenas, Francisco Pérez Perdomo, Adhely Rivero, Freddy Castillo, Ramón Ordaz, entre muchos otros de igual valía: que el asunto de la pertinencia o no de una revista literaria y esos infaltables avatares que signan la precariedad de su existencia obedecen, no exclusivamente a asuntos burocráticos, sino a una distorsión, cada vez más en ascenso, de las bases del humanismo y la cultura. Por supuesto, tomando en cuenta que la crisis de la burocracia es una clara manifestación de la crisis de la cultura y la deshumanización presentes. Y, a la vuelta del paso de los años, ¿qué decir de la crisis de egos que dejó regado entre los pasillos del CONAC ese encuentro marcado por una abrumadora presencia de poetas? Pues, que ese encuentro fuera reseñado por la prensa (especialmente por El Nacional) de la manera en que lo hizo; eso fue lo único resaltante para mucha gente de la “cultura” de oficio, desviación de metas, puntos de cuenta y presupuestos. Y esa fue una de las razones de que me alejara luego de la cultura oficialista. En fin, creo que una revista literaria se hace, como todas las creaciones que aspiran a rozar la belleza, con y por amor a lo que se hace. Cabe preguntarse si lo que ha entrado en crisis no será aquella zona donde se asientan los bebederos afectivos, espirituales y sensitivos del ser humano.
ResponderEliminarGracias Luis por compartir tu experiencia de vida con esta publicación y el mundo cultural venezolano
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