Julio
Cortazar.
Rayuela
“Unas
notas apresuradas, una visión con cariños y evocaciones”
No
había culminado el bachillerato a finales de 1965, cuando la leí por primera
vez; confieso, casi una obligación, no la terminé y me pareció muy difícil.
Aunque ya había tenido en mis manos La Montaña Mágica, algo del extraordinario
Borges, Al Joyce del Ulises, transitaba por diversas lecturas, sin compromisos,
pero con, a veces obligaciones escolares que hacían que me alejara de lo que me
parecía algo dificultoso.
Volvía
a sus páginas, con mucha curiosidad y, sobre todo, con mejores alicientes en
1969; primero, en una metería electiva y luego, muy cercano un curso de verano
organizado por la universidad. Allí tuve dos excelentes profesores, quienes,
con mucha pasión y conocimiento, recién llegaban a Chile y regresaban del Mayo
Francés, que no comento porque creo conocido.
Lo
que siempre llamó mi atención, fue los nombres de los capítulos: del lado de
allá, del lado de acá, de otros lados, con un entre paréntesis este último que
decía: capítulos prescindibles.
Y,
además, una página muy curiosa que la abro en la edición del 2013, denominada:
tablero de dirección, que te pone en guardia y dice “a su manera este libro, es
muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El lector queda invitado a elegir entre dos posibilidades
siguientes…” y al final de esa página, nuevamente se indica cómo entrelazar
los capítulos siguiendo un orden sugerido.
Cuando
comenzamos a leer el primer capítulo, del lado de allá, se encuentra un párrafo
que comienza con una pregunta “encontraría a la Maga”, con una gran exquisita
descripción y termina ese primer párrafo con “…que aprieta desde abajo el tubo
de dentífrico”.
Sigo
con otra cita “pero ella no estaría ahora en el puente…” Para un lector principiante,
incluso hoy, me sigue inquietando y me sigue sugiriendo una variedad de
preguntas e interrogantes.
A lo
largo del texto, el uso del tiempo, las preguntas, las reseñas, se hacen con
una descripción exquisitas.
Con
una minuciosidad de orfebre, se abunda en detalles y pormenores. Saltos y
vueltas, como especies de flashbacks, de agrupaciones de letras y frases. De
eventos y datos de la vida diaria y de otros que pudieran ser imaginados.
Y
qué decir de las descripciones innumerables; para mí, nunca me he olvidado de
esa pléyade que uno encuentra a través de sus páginas. Pienso ahora, por
ejemplo, de aquella conjunción feliz y extraordinaria de erotismo, seducción y
gestos que comienza “toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano…y culmina y un solo sabor a fruta madura
y yo te siento temblar junto a mi como una luna en el agua” Una maravilla.
O
aquel otro, en la segunda parte “a Oliveira, el sol le daba en la cara a partir
de las dos de la tarde. Para colmo con ese calor, se le hacía muy difícil
enderezar clavos martillándolo en una baldosa (cualquiera sabe lo peligroso que
es enderezar un clavo a martillazos) …En éste último también, y es muy
probable, quizás haya algo de mí historia personal, mi total incapacidad para
los trabajos manuales.
En
segundo lugar, cómo el autor “juega” con sus personajes y sin perder la
importancia de la Maga y Oliveira, aparecen otros como en las grandes comedias
con papeles, acciones significativas y con diversas características jugando un
rol fundamental en toda la trama de la novela (Berthe Trepat – Cuevas – Piris –
Morelli – Talita – Traveller o la Cuca Ferraguto…)
Aunque
no es simple y da para otros muchos comentarios, alguien dijo y hoy no recuerdo
exactamente quién, Cortazar, desarrollaba un lenguaje y descripciones, para la
modernidad urbana emergente en América Latina, recordemos, es la década del 60,
muy agitada y con invenciones nuevas. Aun no son los tiempos del boom, pero ya
están sonando fuerte.
La
unión de tiempos y lenguajes, se hace entonces, en beneficio de una
singularidad y ruptura con los cánones, moldes, normas y ciertas convenciones,
hasta ese momento dominante.
Como
vemos y leemos, no es la trama, son otras dimensiones las que se inauguran,
mostrando una fuerza, riqueza e impacto en la literatura posterior.
Decía
en alguna parte Mario Vargas Llosa y lo cito de memoria algo así: se reúnen por
primera vez y con muchas sorpresas las fronteras entre lo real y lo irreal, se
tocan en una coexistencia pacífica y hay una línea invisible de demarcación.
Cortazar,
con una gran maestría técnica, sin lugar a dudas, junto a la riqueza en
contenidos, horizontes, realidades (interior, exterior, imaginada) se combinan
con una destreza singular.
El
maestro, inaugura: la combinación de tiempo, modernidad y narración que quizás
sólo Borges se había atrevido a apuntar. Después, se ha hecho moneda corriente.
PD:
Todo esto a propósito de una nueva edición aniversario, comentada que está por
salir en España 2019.
Héctor Gatica Salas
Sociólogo UCV con Doctorado en Ciencias políticas.Profesor en la UCV durante el lapso 1977-2005 Productor de radio durante el lapso 2005-12.
Lector y en un pasado reciente, asiduo de librerías.
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Actualizada el 27/08/2023
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