miércoles, 24 de julio de 2019

“MÁS ALLÁ DE LA NIEBLA”, DE EDUARDO CASANOVA.




"Y no mucho después se produjo un cuarto milagro que vino a tranquilizar de nuevo, aunque no del todo, la vida de Tatatuy: el cura Solana murió de apoplejía al descubrir que casi todos los matrimonios que había hecho se habían corregido en apenas un par de años, y ya cada quién vivía con quien le daba la gana sin tener en cuenta con quién lo había casado el cura, lo cual, además de entregar al pueblo entero a los feos pecado de adulterio y fornicación, de hecho anuló todo el sistema de propiedades que había creado el edicto de Milano, salvo en lo relativo a las tierras de cultivo y de cría, que en realidad no cambiaron de manos porque no pertenecían a ninguna de las parejas armadas por el cura a su llegada."

Y hasta los solistas, cansados de la violencia permanente, sintieron cierta tranquilidad cuando se dieron cuenta de que el señor cura estaba enterrado y ya no peleaba con nadie, ni de noche ni de día.


“Entretanto, en las regiones inferiores seguían ocurriendo hechos, casi todos negativos, que permanecían ignorados por la gente de Tatatuy hasta la llegada de cualquier viajero. José Antonio Páez seguía dominando el país y llegaba a su segunda Presidencia. Páez, durante ese segundo gobierno, acentuó de manera decisiva la práctica de dejar la administración en manos de segundos, Andrés Narvarte y Santos Michelena, mientras él se pasaba el tiempo en sus latifundios de los Llanos (San Pablo y Mata de Totumo) o sus tierras de los Valles de Aragua o su casa de Maracay. Daba la impresión de no querer estar en donde tuviese obligaciones con todo el país. Como si eso de gobernar, aunque le gustaba mucho, lo fastidiara. A eso de tener que lidiar con todos los que ambicionaban algo o con los que aspiraban a algo o los que reclamaban algo, Páez prefería cantar dúos y disfrutar el tiempo junto a su barragana y su grupo de adulantes.


“El país quería y necesitaba prosperar. Era el que más había sufrido la terrible guerra y estaba traumatizado por todo lo que había sufrido. Rechazaba los brotes de violencia como los de Julián Infante y José María Bustillos, o el de Cayetano y Guillén Gavante, o el de Dionisio Cisneros, que Páez solucionó convirtiéndolo en su compadre a pesar de que Cisneros era realista, o los de Francisco Farfán, Juan Cordero, Eduardo Figueroa, Francisco Manuel Farías, y el de Domingo Chacón, en Apure. La república, agotada por tantos años de guerra, que cobró demasiado por su presencia, trataba de rechazar la violencia. La conducción económica del país, en manos de Diego Bautista Urbaneja, Guillermo Smith y Santos Michelena fue acertada. No sólo solucionaron con inteligencia el problema de la distribución de la deuda externa y pública de la Gran Colombia, sino alentaron el comercio exterior y las buenas relaciones con Estados Unidos y algunos países de Europa. En general, a pesar de que el grupo era llamado conservador, su política económica fue liberal. La promulgación de códigos modernos, la amnistía total en materia política, la abolición de la pena de muerte, la inversión en vías de comunicación, los incentivos a la inmigración y la reducción y control del gasto público, fueron grandes aciertos de Páez. En lo personal, es cierto que se ganó el derecho a ser llamado “el más rico propietario del país, el de más pingües y seguras rentas”, aun cuando todo el mundo sabía, y él mismo lo proclamaba en sus “Memorias”, que nació paupérrimo y dedicó su vida a la milicia.


“En esos tiempos creció la figura de Carlos Soublette, que era serio y grave como una rodilla, aunque avaro y sirvientero, y nació en La Guaira, el puerto de Caracas, el 15 de diciembre de 1789. A no ser por los hechos de abril de 1810, le habría ocurrido lo mismo que a Francisco de Miranda y no habría podido dedicarse a la carrera militar en su tierra natal. Pero la rebelión sirvió también para descoyuntar el rígido sistema de castas que había impuesto el régimen de aquel rey y sus antecesores, y gracia a esa liberalización, a los veinte años se alistó como portaestandarte en la caballería de Caracas, y año y medio después, en enero de 1811, fue ascendido a teniente. Otro hijo de canario, Francisco de Miranda, lo llevó consigo en julio del 11 a combatir a los que en Valencia defendían la causa del rey de España y lo ascendió a capitán. A los veintiún años se casó con Olalla Buroz, pariente por varios lados de los condes de Tovar y de otros aristócratas de pleno ejercicio, y se convirtió, a una velocidad pasmosa, en teniente coronel.”


Fragmento de la novela de Eduardo Casanova “MÁS ALLÁ DE LA NIEBLA” 




Adquiera la novela en Amazon.


Los “links” son: 

Para el Libro virtual pulse aqui.



Para el Libro impreso pulse aqui.
:
https://elinformearraiz.com/


celular 1 305 504 9384


twitter: @arraize


http://elisaarraizlucca.blogspot.com/


*******


Crónicas del Olvido



“MÁS ALLÁ DE LA NIEBLA”, DE EDUARDO CASANOVA




**Alberto Hernández**

1.-

Se teje una trama, una imagen, una historia. Se cruzan los hilos y aparecen relatos, segmentos de secretos y precisiones públicas. La mano que forja el tejido calcula espacios, tiempos, personajes, yerros, crímenes, amores, tentaciones, enterramientos, fundaciones, quebrantos. Es decir, emerge del tejido el universo de una topografía, un mapa, un país que es un pueblo pequeño que se hace grande como reflejo de quien zurce y observa desde lejos lo que ha construido.


Y desde su mirador, acosado por la niebla del tiempo, el autor del tejido ha dejado un relato donde la ironía, el humor, la tragedia y la memoria cuantifican lo que habrá de ser en el lector la anécdota de un país que le ha tocado vivir, más allá de que otros ya lo hayan vivido sin darse cuenta y de no saber cómo fue construido.


Eduardo Casanova nos cuenta –instalado en el imaginario de un caserío- la Venezuela que es hoy desde el ayer. Una cronología donde la ficción promueve un correlato: somos un país borroso, armado con piezas defectuosas. Tanto, que las piezas humanas también vinieron con defectos de fábrica. El país humano sigue siendo la añoranza del paraíso de Colón. Y con esa imagen un tanto infantil, desechable y hasta cínica, la gente, su gente, ha vivido hasta llegar a los distintos episodios violentos por estar apegada a ese reflejo. A la conseja de ser un país encontrado bendecido por la riqueza.


2.-


“Más allá de la niebla” es parte de “Los caballos de la cólera”, de “La agonía del Macho Luna”, de “El solo de saxofón”. Quien haya leído a Casanova se dará cuenta de que siempre relata desde la historia de su país, de sus personajes, desde la psicología de los que maniobran en sus líneas y se convierten en representaciones arquetípicas. Casanova no deja de ser ese país, el que se ha vivido en el pasado y el que se vive en este presente.


Eduardo Casanova empalma el pasado remoto con el pasado que día a día nos hace presente, aunque el futuro se torna neblinoso gracias a esos estadios temporales que dejamos atrás cuando consultamos el reloj. En esta nueva novela del autor caraqueño el personaje es también el tiempo perdido, el tiempo recuperado y vuelto a perder. Algo de Proust en el manejo de esa aspiración temporal nos ata a este relato. Mucho de la América atrasada, encendida por sus hechos y escrituras. Es la novela de la historia que no se mueve a pesar de que transcurre, porque pareciera que los antiguos comportamientos políticos siguen vigentes en nuestro esqueleto nacional.


Desde la llegada de Europa hasta el último de los tiranos, el país borroso no ha dejado de ser el patio de nuestras transgresiones. El patio festivo. El patio criminal. El patio de las componendas donde todo se celebra o conmemora. El patio patrio: una cacofonía. Eso ha sido este país alumbrado aún por el carburo de la “identidad” tan vapuleada por fabricantes de ilusiones. Y desde ese instante en que España pisó tierra insular, el continente se hizo incontinente, pero no por España sino por el bendito destino manifiesto de nuestro comportamiento ciudadano. El mestizaje, tan celebrado, a veces se torna nuestro más cercano enemigo, por aquello de no haber entendido que somos iguales con colores distintos. El resentimiento acude muchas veces para librar afrentas imaginarias.


“Más allá de la niebla” es una novela que nos revisa, escudriña nuestros vicios, nuestra falsa majestad, pero también la inocencia que perdura en la mirada que intenta penetrar esa niebla y ponerla al servicio de un paisaje distinto.


Circular en su ensamblaje, nos dibuja. Seguimos siendo un mapa inconcluso, cubierto por una falsa niebla tropical. Seguimos siendo parte de una retórica permisiva. Seguimos siendo un país conquistable. Un país ajeno.




******* 


Eduardo Casanova




Estudió Derecho y Letras en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Nacional de Buenos Aires. En 1963 se estrenó su obra teatral Barrabasalia, escrita en colaboración con Arturo Uslar Braun, en 1975 se estrenó su comedia "El solo de saxofón". Luego, en 1968, recibió su título de abogado. Presidente de la Fundación para las Artes del Distrito Federal (Fundarte), 1984. Director del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG), 1984-1987. Premio Guillermo Meneses por su obra narrativa (2000). Presidente del Círculo de Escritores de Venezuela, 1999 y 2001.  

*******




Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Gallina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 
Actualizada el 28/01/2023

No hay comentarios:

Publicar un comentario