lunes, 30 de enero de 2017

Los Instantes estelares de Gabriel Bermúdez Castillo







Hoy me complace anunciar la colaboración de un nombre con peso específico en el fandom de la ciencia ficcón, PacoMan. Será él quien firme la reseña de senda obra de Bermúdez Castillo. Contacté con él vía Facebook a tal fin, para que me permitiese subirlas al blog y así ir completando, poco a poco, los artículos dedicados a la práctica totalidad de las obras publicadas por el maestro de "Mano de Galaxia". 

Que sea, pues, nuestro improvisado colaborador quien se explique. 

Alejandro Castroguer



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Estas  reseña corresponde a una de las dos únicas obras publicadas en los noventas por el autor gracias al editor Paco Arrellano en la Editorial Miraguano. Hablo de la  antología "Instantes Estelares" (1994). Bermúdez estaba muy bien considerado por el fandom del momento, incluso se dejó ver por la Hispacon de Burjasot de 1994. En el primer lustro de los noventas existían gran cantidad de sus obras disponibles en las librerías o bien porque se editaron o se reeditaron en el segundo lustro de los ochenta. Así novelas nuevas como "Golconda" (1987, Acervo), "El hombre estrella" (1988, Ultramar) y las dos obras reeditadas en 1986 por Orbis en su imprescindible colección en rustica azul, Biblioteca de Ciencia Ficción: "Viaje a un planeta Wu-Wei" (1976) y "El Señor de la Rueda" (1978).

El maestro no volvió a ser editado (ni reeditado) hasta 2001, cuando Juanjo Aroz en su longeva y constante Espiral Ciencia Ficción, le publicó "Demonios en el cielo". Me aventuraría a afirmar que los primeros noventas fueron el momento de mayor fama del Maestro, salvando el reciente resurgimiento de la mano, de nuevo, de Paco Arrellano en La Biblioteca del Laberinto, pero eso es otra historia que merece ser contada en otro momento.




En Junio de 1998 se publica la reseña sobre "Instantes Estelares" en el número 13 del efanzine Ad Astra. Los efanzines se distribuían por correo postal en un diskette de tres y medio… aún quedaba lejos internet. Ad Astra lo editaba mi amigo Armando Boix; escritor, ilustrador y gran conocedor de la cultura popular.




A finales de los noventas pretendía realizar un ensayo sobre la obra de Bermúdez, pero la desidia y una tesis doctoral en Teoría Económica (Macroeconomía con Teoría de Juegos) que nunca llegó a buen puerto, me lo impidieron. Esto última explica el excesivo economicismo de la reseña que espero sepan perdonar.



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Título: Instantes estelares 

Autor: Gabriel Bermúdez Castillo

Año: 1994  

Páginas: 271

Editorial: Miraguano Ediciones

Sinopsis: Este libro es una recopilación de novelas cortas, escritas entre los años 1991 y 1992, en las que siguen presentándose las constantes vitales del autor: el suspense, lo inesperado, la sensualidad y la intensidad descriptiva. "Duerme, querido monstruo", recoge realmente un problema personal, el de un hombre bueno, amable y casi indefenso que guarda dentro de sí un secreto que roza lo terrible. En "Un mundo dura mil años" se plantea el problema del éxodo masivo de un mundo a otro; en "Mundo sin dioses", la generosa transformación de una civilización sumida en las tinieblas de la edad salvaje a una forma de vida culta, progresista y civilizada, y ello por obra de personas capaces de sacrificar su salud e incluso su vida por conseguirlo. 

Bermúdez Castillo


La última recopilación de cuentos de Gabriel Bermúdez Castillo se titula Instantes Estelares, se públicó en 1994 por le editorial Miraguano en la colección Futurópolis con el número 36. En esta misma colección Bermúdez publicó su premiada Salud Mortal [Premio Ignotus 1994 a la mejor novela nacional. En el fanzine Cygnus nº 9, (Septiembre Octubre 1994), se publicó una reseña de esta novela que tuve el placer de firmar]. Y la referencia no es gratuita, ya que los textos que ahora se comentan fueron escritos antes que la novela (aunque se publicaron después que ésta) e introducen los temas y ambientes donde más tarde se desarrollará.   



    Tres son los textos que integran esta recopilación: la novela corta Duerme, Querido Monstruo, que quedó finalista en el Premio UPC de 1991. El cuento Un Mundo Dura mil años que quedó segundo en el III certamen literario Alberto Magno, organizado por la universidad del País Vasco, y la novela corta Mundo sin dioses.

    Los escritos aquí recogidos comparten las mismas características definitorias de la obra de Bermúdez: unos argumentos que permiten leerse a varios niveles, sus textos están tratados con un sencillo, pero cuidadoso, lenguaje, sus argumentos se desarrollan hasta desencadenar un final sorpresa, que el lector no ha preveido, a pesar que el autor ha ido sembrando la narración de las pistas adecuadas. Además, comparten todos esos pequeños detalles del futuro que hacen reconocibles inmediatamente las obras del autor.

   
Duerme, Querido Monstruo

Esta novela corta es una bonita historia de amor. Para ello hace una relectura del mito: chico encuentra chica, chica se va y él la busca, pero en esta ocasión está más cerca del mito infantil de Cenicienta, que de otros acercamientos supuestamente más serios. El nudo es un viaje iniciático del personaje masculino que mientras busca a la chica, le permite conocer la sociedad futura que plantea Bermúdez. De paso el chico madura y descubre su verdadero yo escondido. Como no podía ser menos, las críticas a la sociedad actual son continuas, pero con inteligente introducción y tratamiento, adornando más que estorbando la narración. En el desenlace escoge una estructura fantástica; reinos de pobres, revueltas románticas y reencuentro de los personajes, dejando de lado la tradicional credibilidad de sus obras.

    Creo que sería un error catalogar esta obra dentro de la temática propia de Dr. Jekyll Mr. Hyde pues la aparición de ciertos elementos que podrían llevar al error, no juegan un papel relevante en la propia historia, encuadrándose en la parte de intriga que toda obra de Bermúdez posee, y asegurarse así el interés del lector.

    El autor ha escogido su tradicional esquema de dos sociedades: la proyección futura de la nuestra y una sociedad utópica. En esta ocasión no será la sociedad utópica construída sobre unos deformados vicios actuales; si no que será un individuo, extraído de ésta, el que descubre directamente en la sociedad futura, la proyección de los elementos satirizados.

    Es de resaltar el continuo uso del recurso económico en la construcción de sociedades tanto futuras como utópicas. Sitúa un bien escaso sobre el cual se plantea la organización de la sociedad. Esta organización suele chocar al lector, pero en la base de cualquier organización económica siempre subyace un recurso más escaso o caro (aunque sea artificialmente), que ejerce de cuello de botella para el crecimiento continuado de la producción. El lector, inmerso en la cotidianidad, está imposibilitado de tomar consciencia de esa realidad y le pasa desapercibida.

    También merece destacarse la gran capacidad de sugerencia que el autor consigue en las escenas más hedonistas, así las relaciones sexuales son vividamente descritas, y la descripción de los manjares es tan rica y suculenta que inician la salivación del lector.



    En el aspecto crítico de la narración se apuntan interesantes ideas sobre el poder médico que se desarrollaran posteriormente en Salud Mortal, pero en esta entrega repasa nuestra anquilosada justicia. Las fobias personales ante los profesionales de cuya actuación no podemos defendernos se plasma con especial éxito, llegando a acongojar al lector. Como botón de muestra sirva esta cita de la página 66:

Mire; de todos es conocido el retraso de la justicia. Los asuntos tardan decenas de años en sentenciarse; por eso, nosotros los letrados, donde ganamos dinero es en el despacho, evitando que las cosas lleguen a pleito, porque entonces... En lo penal pasa algo parecido; di tienes dinero, pones una fianza y olvídate del asunto; si no lo tienes, vas a una maldita cárcel preventiva de estas que nuestro siglo XXII ha inventado...

    Toda la obra de Bermúdez, y en particular este cuento, es una continua exorcizanción de los miedos del español de clase media: mal funcionamiento de los servicios públicos y personales, el alto coste de la energía tanto eléctrica como de combustibles, el terror a la indefensión de los ciudadanos normales frente a la medicina y a la justicia, las dificultades que nuestros servicios de comunicación; telefónica y correos, y perder el empleo. Pero también refleja la exquisitez y devoción ante los pequeños placeres mundanos que un burgués se puede costear; la buena comida y el buen vestir, o las ansias de asegurar su futuro como funcionario.

    La obra es española y no porque se desarrolle en Madrid, si no porque lo se crítica es estrictamente español, nuestra justicia que no ha sabido adaptarse a un sistema democrático, el absurdo poder que detentan los pequeños funcionarios y los encargados de los servicios públicos o parapúblicos, la corrupción ... Pero además existe un efímero personje, Juanito, que sólo puede salir de la pluma de un español; el picaro.

    Bermúdez ataca sin piedad, dos de los mitos de las democracias: la sanidad para todos y la igualdad ante la justicia; siendo corrosivo y destructor. Sólo falta que escriba un contundente ataque al sistema democrático...




Un mundo dura mil años

En este cuento Bermúdez ensaya es una crítica al consumismo desmedido e inconsciente. Para ello nos revela la importancia de los medios de comunicación en la formación de necesidades en los individuos, tanto a través de la publicidad, como en la definición de la 'modernidad' y el buen gusto. La vocación ecologista del relato, aunque velada, aparece en su más cruda realidad cuando el personaje madura en sus opiniones y ve el universo tal y como lo observan los líderes, que deciden el devenir sobre él.

    Cristian Gillespi, el protagonista (siempre son hombres los protagonistas de Bermúdez), es un compendio entre fútil, engreído y egoísta. Reseñable es la semejanza de este protagonista con el de Salud Mortal. El personaje, un privilegiado reniega de las masas, pues su presencia disminuye el valor de su ocio, porque saturan los centros de diversión y su mezquindad obliga a redefinir el servicio ofrecido. Esta misma postura fue defendida por Lord John Maynard Keynes y Ortega Gasset (pero en ambos casos desde el atril del ensayo científico). También comparte con el filósofo español, el repudio a las posiciones pacifistas sostenidas por una convicción infantil de la bondad humana [Por desgracia los acontecimientos ocurridos entre Canada y nuestros pesqueros en Abril del 1995, da la razón a Bermúdez y Gasset.]. Pág. 163.

Yo creo en la violencia (...) Es imposible razonar con un arma que te apunta. Se puede ser pacifista si los demás lo son, pero si tratan de hacernos daño, lo único que puede evitarlo es la violencia.

    Existen bastante incongruencias en el texto, algo sorprendente en la obra de Bermúdez, pero aun y así, resiste las comparaciones con cualquier autor mundial respecto a la verosimilitud de la sociedad diseñada. Autores que normalmente adoptan visiones infantiles a la hora de diseñar el trasfondo social. La primera incongruencia se encuentra en la definción del estado respecto al individuo, si por un lado coarta la libertad individual hasta extremo inauditos, citas páginas 123 y 136:

En cuanto a Imogene la Songeuse, mi semiesposa... Bueno, yo la había elegido en cuanto la conocí en una de las veladas de relación obligatoria (me refiero a las de carácter comunal del sector) ...".
 -No puedes dejar nada en herencia; esta prohibido.

    Por el otro, concede unas libertades individuales incoherentes, pág. 158:
   
Y todos comprando hijos cuando sus medios se lo permitían... ¡No podíamos prohibirlo!

Bermúdez ha manipulado el papel del estado a su conveniencia, perdiendo credibilidad. 

Normalmente las obras de nuestro autor están llenas de personajes marginales que viven al margen de la ley, sin embargo en esta ocasión no existe ningún tipo de delincuencia, pero al final de la obra aparecen unas redes de mafiosos narcotraficantes que simplemente son imposibles, pues si nadie las consume oficialmente, ni la marginalidad: ¿quién adquiere sus productos?

    El cuento está ambientado en un universo árabe o musulmán, pero sus ciudadanos son perfectos arios. Esta ambientación le permite introducir una sociedad hedonista de forma natural y conseguir descripciones evocadoras de los placeres que sus personajes disfrutan, como por ejemplo las sesiones de sexo virtual interactivo. Pero no es esta la única referencia al mundo informático, si no que todo el cuento está plagado de terminos y conceptos de esta ciencia, pero huyendo de la parafernalia pseudo-informatica del cyberpunk.



Mundo sin dioses

La construcción (o reconstrucción) de la civilización ha sido y será un tema fundamental de la C.F. Si los ingleses son maestros del catastrofismo, la reconstrucción del mundo es más internacional. 

Existen cientos de libros, sobre esta temática, pero no dejaré de citar como precedente El mecanoscrit del segon origen del catalán Manuel de Pedrolo. La excelente novela corta que nos ocupa es una visión muy personal del autor. Sin embargo la forma que adopta esta construcción de la modernidad se asemeja más a lo aportado por Mark Twain en Un jankee en la corte del rey Arturo que a los antecedentes más recientes. Sin embargo, este tipo de aproximación ya lo abordó Bermúdez en su El señor de la rueda.

    La constante contraposición de dos sociedades; vuelve a estar presente. En esta ociasión el mundo infradesarrollado se situa en la edad media europea, existiendo varios reinos que capturan las esencias de los pueblos árabes y africanos.

    El desarrollo se realiza por la mano de unos misioneros llegados del espacio. Si bien la descripción exacta de cómo se consige pasar de una sociedad feudal a una industrial, está ampliamente descrito en la obra. No puede por menos que caer en infinitas contradicciones y sin sentidos. Pero este detalle es perdonable, no sólo porque todas las novelas de esta temática incurren en los mismos, sino por su imposibilidad [Existe una disciplina de la Economía que estudio los problemas del desarrollo. Sin embargo sus teorías y recetas no han permitido desarrollar a los países pobres de la Tierra, y no necesariamente por falta de ayuda de los países ricos.]. Sin embargo este tipo de problemas es presente en la obra, pág 218:

-¿Cómo puedo construir lo que llamáis un motor sin un torno para hacer las piezas? Y, ¿cómo puede manejar un torno tan poderoso como decís, si no tengo el motor para moverlo? No me negaréis que es terrible cosa que haya que hacer lo uno para hacer el otro, y que lo otro no se pueda hacer sin tener lo uno ¡A brujería suena todo ello!

    Además, la descripción del proceso de desarrollo desde los ojos de un niño amnésico (así durante novela madura y se encoentra a sí mismo) permite dar al cuento un carácter maravilloso, hacia la obra y propios misioneros. Luego saldrán los intereses ocultos que permite dar materia de reflexión al lector, pero Bermúdez lo tiene claro, el desarrollo económico debe realizarse, aunque eso conlleve la degradación del medio. Y como en La fundación de Asimov, evitar la Edad Media es mejor que sufrirla.

    La obra no deja de rezumar una crítica implicita a la colonización española de América, pero quizás le faltó valor para desarrollarla aún más. También hubiese sido una oportunidad única de criticar la política de ayuda a la cooperación del F.M.I. y UNESCO, que hacen las veces de policía malo y bueno.




    Tampoco pueden dejarse de reseñar las semejanzas con el plan de los quinientos días de los ultraliberales ex-soviéticos, para liberalizar la economía planificada soviética a una capitalista, como para ser casual.

    Es un cuento crítico de nuestro modelo económico, capitalista y consumista que nos lleva a un estadio irracional que hace peligrar su viabilidad a medio plazo. Pero a su vez introduce un posible debate, ¿Debemos ahorrarle a las sociedades subdesarrolladas, el costoso proceso de desarrollo, que conlleva sufrimientos (y explotación del grupo social de los no privilegiados), al costo de sumergirlos en una sociedad dependiente y desequilibrada ecológicamente?
    En resumen, el cuento es un bonito intento de desarrollar un país, pero sin fundamento económico. El desarrollo no solo es tecnológico, también requiere una evolución en las relaciones de propiedad y trabajo. No se sale del feudalismo sólo con tecnología, el auge de la burgesía en detrimento de la nobleza juega un papel importante, que en el texto no se produce [Japón consiguió un desarrollo económico sin comparación en Occidente, sin transformar su estructura social. Sin embargo, los señores feudales japoneses evolucionaron en el proceso, ocupando el lugar de la inexistente burgesía.].


Francisco M. Mancera Junio de 1998

Reseña publicada en el nº 13 del efanzine Ad Ast



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by PacoMan 

En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.

Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.



Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.

Y colabora con el blog de Grupo Li Po



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Actualizada el 09/12/2022



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