José Solanes escribió, en un texto
sobre Demencia Precoz, que los
grandes poetas se preocupaban, casi hasta el tormento, por alcanzar dos orillas
opuestas: la de la belleza y la del sentido. Lograr que esas dos orillas se
crucen en el poema no es tarea sencilla.
José Solanes |
Cada poeta libra esta batalla con
el sentido y la belleza de las palabras en el poema y aunque parezca obvio la
poesía no se estructura con palabras, sino con percepciones, visiones sobre el
mundo y sus tentativas de belleza. El poeta trata de ordenar todo eso a través
del lenguaje, pero desde un punto de vista bastante particular. Hace tiempo
W.H. Auden lo había escrito: “La poesía es lenguaje en el más personal, el más
íntimo de los diálogos. Un poema sólo tiene vida cuando un lector responde a
las palabras que el poeta escribió”.
Con la poesía de Milagro Haack el
lector establece un diálogo exquisito con el lenguaje desde esa intimidad
especial. En un ensayo sobre la poeta el escritor José Napoleón Oropeza
escribe: “A través de su yo fragmentado, busca registrar su origen, su partida
y retorno a un impulso genésico. Cada verso, cada poema, se constituye en
objeto de anunciación, tras una constante búsqueda de sí misma en el reflejo
que deja la "otra": ella
misma…”
Leer la poesía de Milagro Haack es
hacer un recorrido por esa intimidad poblada por un mundo decididamente visual
donde las estancias y los objetos demarcan la existencia un tanto vaporosa,
como recubierta con esa tenue túnica del sueño. Es un viaje por la percepción,
por ese aprisionar con la mirada el mundo cercano; ese universo personal
atiborrado de migajas de sentimientos y emociones que Milagro Haack va
escribiendo de forma persistentemente.
Como le ocurre a todos los poetas a
veces piensa que su trabajo poética carece del aliento suficiente. Trato de
espantar sus preocupaciones diciéndole que los lectores no buscan los poemas,
sino que estos localizan a los lectores. Además Auden escribió: “Sólo un
talento menor puede ser un perfecto caballero, un talento mayor es siempre un
malcriado. De allí la importancia de los escritores menores, como maestros de
buenos modales”. Milagro es una malcriada de marca mayor y en ocasione sus
poemas muestran las garras y sin duda esto le salva de ser un poeta del
subsidio y la prebenda cultural.
El verdadero poeta debe/tiene (que)
siempre escribir en contra, debe estar tratando siempre de nadar a
contracorriente y de pisotear, de vez en cuando el jardín del poeta consagrado,
para que en su poesía crezca otro tipo flor menos ahormada a los limites del
jardín.
Milagro utiliza el poema como una
tabla de operaciones para dejar al descubierto el hueso limpio de sus
meditaciones, de sus alucinaciones diurnas, de esa existencia que se vive al
filo de la metáfora, al filo de ese ritmo insondable del poema denso y tenso
por aquello escrito por : “El verso es denso, tenso como un arco, exactamente
dicho, porque los días fueron densos, tensos como arcos, exactamente vividos”.
El poema es ese espejo donde el poeta se ve siempre inacabado, inexorable y
solitario; perdido buscando el camino cierto de la belleza de esa vida
engastada al poema como una tabla de salvación.
XIX
Fuimos
hechos
para el desierto de la vida
que
conjura la otra parte no vista con las manos
y
sólo llego hasta donde el cuerpo
permite
la
agonía de ser yo
sola
yo
caminando
junto a tu destino espejo
silencio
cuando
se cruza el pasado
mirándonos
en
las Tres Gracias ausentes
dentro
de la futura red por alabastro
VIDA
VIDA
tal
cual es la semejanza del peso
de
tu otra realidad
que
terminas
por
ROMPERTE
IV
Parece
que
tienes sed
me
lo arrojas cruzando el canto
entre
la niebla y mi esperarte
en
la puerta de la casa
cambio
el sonido
vuelvo
a la incómoda silla
descanso
sobre
tantas palabras
mientras
espero su llegada
noche
cuanto
amo tu sed
mosaico
hondo por ánimas
su
mirada
cazando
lo húmedo del viento
entrando
a la casa
XXXI
Brota
de
la voz
que
desea plasmar arco húmedo
en
la piedra centinela muy cerca del noble océano
dando
vida al barco que aleja el sueño
dentro
de su inmenso espiral sirviendo de puente
entre
tu voz y mi voz cuando escuchamos
olor
distraído
entre otras hierbas
fundiéndose
Desnudo
Muro
distinto
caracol
donde
se acuesta el agua con bálsamo abrigo
unido
al rito espontáneo del afecto
que
dispersa la lluvia por atuendo de sal estatua
luego
de nadar
sobre
perdidas tres lunas
Desnudo
Muro
Desnudo
Muro
y
cómo
nos atrae este regocijo encanto
elevándonos
A
LO ETERNO
Los textos pertenecen al libro Lo callado del silencio
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Carlos Yusti en Barcelona, con la estatua de Colon al fondo, al final de la Rambla donde desemboca en el puerto.
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Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones El correo del Caroní en Guayana y el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordina la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal
Tomado de Letralia
Mis saludos cordiales para todos.
ResponderEliminarMuy agradecida por la publicación. No conocía este escrito de Carlos.
Un abrazo y Gracias infinitas
Gracias a ti Milagro Haack. Abrazos
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