LA
SECRETA BIOGRAFÍA DEL DOLOR
Y LA AUSENCIA
La poesía verdadera es siempre una búsqueda en los
zaguanes del corazón, en el lado más claro y también en la orilla más oscura, y
de esta intersección se crea la palabra necesaria, la que aflora desde donde
supura la memoria, el dolor, el terrible desasosiego y la necesidad de
sobrevivir, a pesar de los pesares.
José Pulido. Fotografía de Garcilaso. |
Porque este libro del poeta venezolano José Pulido
es toda una traslación de lo poético a lo vivencial, a lo vital, a lo que es
preciso decir para conocimiento de todos, del presente a la materia ancestral
de lo vivido, desde el momento de su estar en Génova (donde contempla el mundo
desde la mirada asentada en un espacio de singular belleza) hasta lo lejano y
recóndito de su ayer en las calles de su ciudad amada de Caracas o en sus
viajes a Estados Unidos a visitar a sus seres queridos. Desde el hoy perplejo y
maduro del poeta (del que ironiza con sarcasmo inteligente), instantes vividos
en la madurez que dan los años, las vivencias, los libros y los sueños,
asentado en un exilio siempre doloroso y lleno de melancolías y de miradas
furtivas al pasado, al duro y tibio ayer, a la realidad insalvable de su pueblo
amado.
La poesía, como dice Machado, solo canta lo que se
pierde, y es cierto, y desde esta afirmación es posible adentrarse en el
terreno baldío y hondo en el que naufraga el poeta en este abanico de intensos
y profundos poemas, parcelas de una geografía del corazón, aledaños de caminos
que es importante pasar y atravesar con los ojos bien abiertos y la disposición
clara y diáfana.
Pero el poeta no hace como, por ejemplo, Ovidio
cuando escribió sus Tristias, camino al otro lado del imperio, exiliado por el
emperador Augusto, doliente siempre en un descalabro íntimo y secreto en el
fondo de sus pensamientos. No, el poeta aquí pasa revista desde la mirada
lúcida y sorprendente de un hombre que supera cualquier derrota, que rememora
lugares, momentos, dolores vividos por él o por sus compatriotas, y desde esa
postura tan valiente y creadora, utiliza los mimbres de la poesía para
construir el cesto de la memoria del hombre frente al abismo, sin caer jamás en
pesares y en dolorosas derrotas, pero dejándonos claro su mirada aterradora
frente a ese terror.
Nunca es un artificio el viejo exilio, y esta
inmensa afirmación nos deja desde el título, el ofrecimiento de sus versos, la
sensación que sus poemas nos provocan en cada una de sus reflexiones( porque
esta poesía que gusta de lo poético-asombroso, también nos regala la
meditación, el largo y rítmico verso por el que se despeñan las emociones y los
pensamientos), y el poeta que sabe cómo se construye un poema también deja
claro cómo se reafirma una emotiva sensación de vida en la contemplación de lo
lejano, cómo se deja, a modo de crónica, presente cada derrotero de dolor.
Rafael Alberti en 1978. Imagen tomada de Wikipedia |
Rafael Alberti en su gran libro “Retornos de lo vivo lejano” también nos muestra su cara de exiliado desde la memoria del retorno,
lo que el regreso y la melancolía afrontan desde la distancia. Pero en este
libro de José Pulido saltamos por encima de esas tensiones y de esas
intimidades dolientes para aplacar desde la mirada la transparencia de una
realidad que hay que denunciar, poner frente al espejo del hombre, no mitigar
en ningún dato.
Descubrimos en el poeta la densidad que la palabra
le regala, flor de intensa zozobra pero a su vez, paz y melancolía que aunque
pesa no desata angustia, si bien el dolor se toca con las manos de la emoción y
el vértigo en la dureza de alguno de los poemas de mayor denuncia de toda una
situación que se nos presenta como un friso de increíble desazón: el poder, la
ruina, la escasez, la enfermedad, el silencio, el atropello y el crimen.
El doble eje en el que se nos van resolviendo los
textos poéticos, desde la privacidad de lo biográfico de un hombre que entra en
una edad donde comienza a preguntarse por los signos de esta nueva etapa, el
descubrimiento de una verdad que está plenamente acompañada por la esposa a
quien entrega su voluntad de amor y vida. La juventud se ha ido, y han escapado
los años de la madurez y solo quedan los restos del naufragio. La patria
dolorida, la quemazón de una situación pintada por el color de las desgracias,
de los crímenes, de las penas colectivas.
“Comencé a sentir las desventajas de la tercera
edad
cuando en el fragor del Metro una muchacha abandonó su puesto
y me dijo
ignorando mis fuerzas literarias
siéntese abuelito…”
y el poeta se siente
vitalmente en un nuevo ciclo y poéticamente en el mejor de sus momentos,
extraña paradoja. Está maduro para decir, para exclamar, para dar testimonio.
Todo está perfectamente organizado para ir entrando
en el bosque de una vida ahora recompensada con un decir impresionante,
emotivo, maduro y sensitivamente grande. Podemos escabullirnos en esta creación
de un exiliado que está en un momento crucial de su vida, que se mira con
irónica mesura, que nos contamina con su valor, que nada teme ya, que en su
decir transita el más alto horizonte de la verdad poética, de sabiduría
expresiva.
“Fuimos perdiendo la cuenta de los amigos que
morían
por falta de comida y medicinas
y porque sobraban criminales matando
por tomates…”
es la nueva realidad de una situación insostenible donde el abuso
y la muerte, la dejadez y el sentimiento de pérdida están latiendo en un
temblor de fuego, en una mirada estremecida por lo que la realidad le está
enseñando con su luz más opaca.
La angustia viene transida de un dolor contenido que
no cesa en la denuncia. Este libro tan esencial y tan verdadero, tan social a
su vez, tan lleno de una biografía que se congela en el alma, que se afrenta
con el más terrible de los abusos que un hombre puede soportar.
Testimonio que nos transforma humana y poéticamente
hablando. Madurez y creación. Palabra y vida que nos acerca
“todo eso que un día nos servirá
para que la muerte sea un borrón tan milagroso como el nacimiento”.
“todo eso que un día nos servirá
para que la muerte sea un borrón tan milagroso como el nacimiento”.
José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne
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José Pulido:
Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.
Vive en Génova, Italia.
En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.
Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras.
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José María Muñoz Quirós (Ávila, 1957). Es Miembro de Número de la Academia de Poesía de Castilla y León y Director de la revista literaria “El Cobaya”. Ha merecido premios como el Vicente Aleixandre, San Lesmes Abad, Fray Luis de León de Castilla y León, Gil de Biedma, San Juan de la Cruz y Ciudad de Salamanca, así como el Premio Alfons el Magnanim de Valencia. Recibió hace poco tiempo el Premio Internacional de poesía Rafael Morales. Su libro más reciente es Inalterable luz, Vaso roto. Madrid, México. 2017.
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