Daniel Lumera, biólogo y sociólogo italiano. Cedida - Laura Gruiz |
Daniel Lumera, biólogo: “Está
demostrado que las personas gentiles viven más y enferman menos”
Biólogo, sociólogo y experto en
ciencias del bienestar, Lumera es coautor del libro ‘Biología de la gentileza’
“Las personas, sobre todo a
partir de los 60 años, que desarrollan habilidades sociales como el
voluntariado, viven más y con mejor calidad de vida porque impacta a nivel
genético”, afirma
Paka Díaz
30/07/2024 06:00
Diversos estudios han demostrado
que ser amables alarga nuestros telómeros, la parte final del ADN de los
cromosomas que los científicos usan como los biomarcadores de la longevidad. El
biólogo, investigador y autor superventas Daniel Lumera (Alguer, Italia, 1975)
se quedó fascinado por los estudios de la genetista Inmaculada de Vivo,
catedrática de la Universidad de Harvard, al respecto. Por eso le propuso
escribir un ensayo juntos para divulgar la idea de una biología de los valores.
De aquel encuentro nació un libro
exquisito, Biología de la gentileza (Diana), en el que explican cómo valores
como la gentileza, el perdón, la gratitud o la felicidad impactan en nuestro
cuerpo y nos permiten ser más longevos y vivir con mejor calidad de vida, al
lograr un envejecimiento más lento y saludable. Porque, como recalca Lumera,
“la amabilidad trabaja como un medicamento, una medicina natural que, en un
contexto muy competitivo, es profundamente regeneradora”.
La amabilidad mejora los
telómeros, que son la parte terminal de nuestros cromosomas y que la ciencia
utiliza como biomarcadores de longevidad
¿Nos puede ayudar un
comportamiento amable a promover un envejecimiento saludable?
Sí, la gentileza tiene tres
dimensiones, intrapersonal, interpersonal y colectiva, a través de los cuales
podemos cultivar comportamientos amables que promueven un envejecimiento
saludable. Esta es una de las mejores inversiones que podemos hacer en nuestra
salud.
¿Qué importancia tiene el corazón
que ponemos en las cosas que hacemos, en nuestro bienestar y el de la gente que
nos rodea? ¿Puede hacernos más longevos?
Sí. La ciencia lo define como el
efecto onda, la capacidad de la gentileza de ser contagiosa. Al hacer o recibir
un acto de amabilidad, o simplemente al ver una persona amable, en nuestro
cuerpo se desencadenan una serie de reacciones químicas que estimulan la
producción de neuromoduladores como la oxitocina o la serotonina, las hormonas
que provocan bienestar, paz profunda. Es fundamental comprender que no es solo
un comportamiento superficial, sino inclusivo, que desarrolla a través de
nosotros la capacidad de cuidar a los demás, de sentir y percibirles, y a la
naturaleza, los otros seres, como un aspecto de nosotros mismos, de una misma y
única vida. Nuestras acciones impactan no solo en nuestro bienestar, sino sobre
todo a nivel genético. La amabilidad mejora los telómeros, que son la parte
terminal de nuestros cromosomas y que la ciencia utiliza como biomarcadores de
longevidad. Está demostrado que las personas gentiles viven más y se enferman
menos, y tiene un efecto contagio también en las personas que nos rodean.
¿Crees que puede resultar
especialmente importante la amabilidad para las personas mayores de 60 años?
Hay un estudio, el más grande
metaanálisis científico, publicado en 2020, que incluyó a 350.000 personas y
que demostró el impacto de las habilidades prosociales en nuestra longevidad,
salud, calidad de vida y bienestar. Las personas que, sobre todo a partir de
los 60 años, desarrollan habilidades prosociales, como el voluntariado, viven
más y con mejor calidad de vida. Valores inclusivos, como la cooperación y la
amabilidad, impactan enormemente en la salud. Por ejemplo, la mortalidad se
reduce un 60%, y aumenta la expectativa de vida un 13%, porque impacta sobre
genes conectados a la gestión del estrés. También potencia el sistema
inmunológico y mejora la calidad de vida en general, nos da más propósito.
¿Cómo puede afectar positivamente
a la salud física y mental de las personas mayores?
La amabilidad mejora la calidad
de nuestras relaciones y desarrolla un entorno más amplio y cálido, más basado
en la confianza y la cercanía. Esto afecta muy positivamente a la calidad de
las vidas de las personas mayores
¿Qué evidencias científicas
respaldan esas ideas?
Por ejemplo, una publicación de
la Universidad de Harvard que ha estudiado un grupo de mujeres durante cuatro
años, dándoles a cada una la tarea de practicar una meditación sobre la
amabilidad diaria. Al final, sus telómeros, nuestros biomarcadores de longevidad,
habían mejorado. En pocas palabras, las personas gentiles tienen un nivel
superior de longevidad y de salud. Esto significa que nuestro destino no está
predeterminado y escrito completamente en el genoma, en los genes, sino en todo
el aspecto epigenético. No solo el lugar donde vivimos, la contaminación del
aire, la comida, la calidad de las relaciones, sino incluso los valores que
cultivamos en nuestra vida son aspectos con un gran impacto a nivel de salud y
de longevidad.
Habláis de cinco valores fundamentales
para incluir la gentileza en tu vida. ¿Cómo pueden las personas mayores
incorporarlos?
Los cinco valores son gentileza,
optimismo, felicidad, gratitud y perdón. Hay un estudio científico muy amplio
sobre ellos, que señala que, desarrollándolos, podemos mejorar enormemente
nuestro nivel de salud y de bienestar. Por ejemplo, el optimismo es un factor
predeterminado genéticamente que heredamos a través de nuestros padres en un
24%. El resto es un músculo que podemos entrenar cada día en el gimnasio de la
vida, trabajando la capacidad de ser feliz de nuestra mente, de seleccionar la
información que recibes y no centrarte en los aspectos negativos de tu vida. No
negar los problemas, pero focalizarnos en los aspectos que pueden permitirnos
una mejoría general en nuestra vida.
El contacto con la naturaleza
diario, como mínimo media hora, reduce la mortalidad en las personas y aumenta
el nivel de salud general
Mencionáis también seis
instrumentos para mejorar el bienestar. ¿Cómo pueden las personas mayores
utilizarlos?
Se trata de las seis áreas del
bienestar de la salud. La primera es la alimentación correcta, muy importante
después de los 60 años. Se trata de evitar completamente los azúcares refinados
porque inflaman y todas las enfermedades crónicas de ese siglo, entre las
cuales están el alzheimer y el cáncer, están influenciadas por estados crónicos
de inflamación. También evitar las harinas blancas, comer integral y reducir al
máximo los lácteos. En segundo lugar, no caer en el sedentarismo y moverte como
mínimo media hora cada día. El tercer pilar que aconsejaría es practicar mínimo
de 12 a 30 minutos de meditación diaria, porque reduce los procesos de
envejecimiento, baja la inflamación celular, actúa sobre las habilidades
cognitivas y mejora la memoria y el humor, los estados depresivos, de ansiedad,
rabia, impotencia y soledad.
Todavía nos quedan tres pilares
más…
El cuarto es el contacto con la
naturaleza diario, como mínimo media hora, que reduce la mortalidad en las
personas y aumenta el nivel de salud general. El quinto sería invertir tiempo
en relaciones felices, conscientes, enriquecedoras y constructivas, y evitar
las relaciones tóxicas, competitivas o desconfiadas, que generan tensiones. El
último sería mantener contacto con el arte y la música. Un estudio científico
corroboró que, por ejemplo, la escucha de la sinfonía número 40 de Mozart, no
solo disminuye el estrés, sino que potencia el sistema inmunológico y beneficia
a nuestro corazón y al sistema cardiovascular.
¿Qué recomendarías para ayudar a
las personas mayores a integrar estos valores en su vida?
Un ejercicio muy sencillo es
tener un cuaderno donde apuntar un ritual sencillo y profundo, el de cumplir
cuatro actos de gentileza cada día. El primero es hacer un acto de amabilidad
hacia ti mismo, cuidarnos, respetar nuestros ritmos, comer saludable. El
segundo, hacia los demás. El tercero es hacia los animales y las plantas, para
recordarnos que tenemos hermanos y hermanas en las otras formas de vidas. Y el
último, hacia la naturaleza de nuestro planeta, para recordarnos la importancia
de honrar nuestra casa común.
¿Sientes que la amabilidad ha
mejorado personalmente tu salud, tanto física como mental?
Sí, ha generado un cambio muy
profundo en mi vida, porque he roto el paradigma según el cual la vida se
focaliza en ti mismo. Me ha hecho entender la importancia del nosotros, de ser
inclusivo y respetar a los demás. La amabilidad me ha dado prosperidad, calidad
en las relaciones y una sensación de pertenencia profunda a la humanidad. Y me
ha permitido experimentar valores que hemos olvidado. Te ayuda a cooperar, un
aspecto muy primitivo de la experiencia humana. En una sociedad
supercompetitiva, basada en dependencias, deseos, prisa y estrés, la gentileza
puede redimensionarlo, para sanar muchos aspectos de nuestra vida. La mía ha
cambiado de forma radical.
El Movimiento de los gentiles
Daniel Lumera cuenta que en el
año 2020 nació el Movimiento Internacional de la Gentileza “que se hizo viral
instantáneamente. En Italia tenemos 350.000 personas que colaboran, y 57
ayuntamientos, como Florencia o el estado de San Marino, que se han declarado
Estados Gentiles”. Entre otras cosas, han puesto más de 70 proyectos sociales
en Italia que integran a la amabilidad en el sistema de salud sanitario.
“Muchos hospitales en Italia y en Suiza se han declarado gentiles y tienen
programas sobre ello”, cuenta. También subraya que han creado el primer Máster
sobre la Gentileza con la Universidad de Florencia, dirigido a profesiones sanitarias.
Además, han organizado una red de escuelas gentiles para fomentar una cultura
basada en valores, y en 19 cárceles italianas están aplicando programas
meditativos basados en la gentileza para reducir los conflictos y crear un
ambiente más inclusivo y consciente. “En España también estamos desarrollando
varios proyectos. Esperamos que los ayuntamientos españoles puedan formar parte
pronto de esta red internacional”, anima Lumera. Además, el biólogo y
comunicador cuenta que una isla de las Maldivas, Nika Island, se ha declarado
Isla Gentil. Allí, ofrecen programas al respecto a la población local y los
turistas. “De ese modo, pueden gozar de relaciones más auténticas y de poder
cultivar los valores”, enfatiza.
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