miércoles, 21 de octubre de 2009

"Voy a extrañar varias cosas de Venezuela: la gente que conocí, el paisaje, el acento, la múltiple aplicación de la palabra "vaina", y también las largas explicaciones del presidente Hugo Chávez Frías"

CRÓNICAS LIBRESCAS. Parte III/III: Un acercamiento a la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN, 2007)





6. Cojedes. De San Carlos, capital de Cojedes, recuerdo a Daciel Pérez y Víctor Fowler Calzada (La Habana, 1960). El primero, escritor cojedeño miembro de la Plataforma del Libro; el segundo, un muy buen poeta cubano, ganador del Premio Nicolás Guillen 2008. Por momentos establecen entre ambos una relación aprendiz-maestro. (En el hotel, al que se entra por una gale­ría, departen largo rato. Pérez, ávido de todo lo relativo a la literatura, escucha mucho pero también, muy informado, pregunta. La "obsesión pedagógica" de Fowler es crear una conciencia en Pérez sobre lo pueblerino y sus nefastas con­secuencias. "Desarma" la Feria, las pequeñas formulaciones culturales-literarias del lugar. El poeta de aquí es Faver Páez, un viejo autor que vive en Valencia, aunque se reconoce auténtica­mente cojedeño. Es la gran figura del lugar. Y una particularidad suya, difícil de olvidar: escupe. Es decir, cuando lee, cada tantas palabras, voltea la cabeza a un costado y exhala una fina pero rui­dosa llovizna. Al principio pensaba que era una mímica o algo así, pero lo observé a contraluz y verdaderamente escupía. Incluso en espacios cerrados, como se encargó de resaltar Fowler. Mayormente escucho las lecciones Fowler-alumno, de las que evidentemente me deja afuera, En la habitación del cubano, nos sentamos en el piso mientras él organiza sus cosas (al día siguiente nos vamos); a un costado se apilan un televisor y un dvd que viaja­rán a la isla. A la mañana del último día 100 poemas en la Plaza Bolívar, centro, lógicamente, del lugar. El poeta Luis Alberto Ángulo me pregunta sobre la poesía en la Argentina, específicamente quiere saber mi opinión sobre cierto autor, invitado un tiempo antes al Festival de Poesía en Caracas: Martín Gambarotta. Me aclara que no le gustó. No lo contradigo.

Redoma de El mango.En la intersección de la avenidas  José Laurencio Silva con  Bolívar. Estado Cojedes

Leemos en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez ante un público mayoritariamente femenino; no comprendo con exactitud qué tipo de escucha poética hay (intuyo cierta confraternidad provinciana, impermeable, en buena medida, a lo de afuera). Fowler, que juzga negativo el momento, se levanta antes de terminar su lectura, y se va a pasear3.

Víctor Fowler Calzada


7. Portuguesa. Por momentos, Guanare es un calco del anterior pueblo: Plaza Bolívar, la Feria en la plaza, el centro del lugar ahí. Fowler -como buen cuba­no- acota que si hay una cinemateca, como hay allí, significa algo, modifica la presencia cultural del lugar. Es un tipo de carácter Fowler, y al mismo tiempo un arrogante. De todos modos, su pensamiento es rico, y está en con­flicto con las cosas. La última actividad aquí es conversar con el público. Bajo el calor agobiante de los toldos de plás­tico, regalan una edición económica de Los Miserables. Primero departe larga­mente un profesor (no recuerdo su nombre) sobre la historia de los Estados Unidos; uno de los lemas de la Feria es, justamente: "Estados Unidos, una revo­lución posible". Luego nos invitan a hablar de la lectura, de la difusión de la lectura. Fowler da una pequeña lección: desde los sumerios hasta el pan robado por Jean Valjean. Todos los cubanos están tremendamente informados.

Eduardo y Daniel Di Mauro
Yo paro en un hotel y Fowler en un teatro de títeres montado por un argen­tino, Eduardo Di Mauro, que hace años se instaló en Guanare. Todos comemos ahí. Hablamos en la habitación del cubano, tapizada de afiches de teatro; parece una "pecera" del gran afiche polaco de los '60. Le pregunto por el Che, y Fowler me dice "que le faltó la dimensión cristiana". Y, ciertamente, en su poesía hay -es evidente- rastros de una cuidadosa lectura de la Biblia. De todos modos, todos los cubanos con los que hablo, ya "oficialistas", ya críticos, se refieren a Guevara con admiración. Otro aspecto de la relación cubano-venezolana es, desde luego, el gran desembarco de médicos de la isla. En Guanare hay un puesto sanitario, aten­dido en parte por cubanos. A Fowler le cae todo el peso de un viaje agobiante en su espalda; lo acompaño al puesto, en la cima de un cerro. Lo infiltran o algo así. Mientras espero afuera miro por largo rato la parrilla de uno de esos botes-Ford, verde agua, impecable. Y pueden mover esos monstruos con nafta (¡cuántos Torinos se hubieran salvado del gas!).

Metro de Caracas
El viaje de vuelta a Caracas es largo, pero vamos por tierra y vemos el paisaje d-e-t-e-n-i-d-a-m-e-n-t-e. Nuevamente los cerros. Ya en Caracas, la última noche, me dirán cómo ciertos bocinazos identi­fican a los antichavistas. Viajo en Metro; ¿todos los subtes del mundo lucirán más limpios que los nuestros?

Metro de Buenos Aires

Seguramente voy a extrañar varias cosas de Venezuela: la gente que conocí, el paisaje, el acento, la múltiple aplicación de la palabra "vaina", y también las largas explicaciones del presidente Hugo Chávez Frías.

Antes de irme compro el Ulises, y lo empiezo a leer en el avión, mientras intento distinguir el mar, que finalmente no visité.

EMILIANO BUSTOS


1 "Buena parte de las promociones literarias venezolanas de las últimas cuatro décadas, ha coincidi­do en reconocer como decisiva su influencia en nuestras letras contemporáneas. Y. sin embargo, a cien años de su nacimiento (Cumana. 9 de junio de 1890), sus lectores constituyen un grupo minoritario todavía. Durante mucho tiempo, el oficialismo literario y el provincianismo populista contribuyeron a que no fuese tomado en cuenta ni en las antologías, ni en las historias de la literatura, ni en los pro­gramas de enseñanza, estamos, por lo tanto, frente a un escritor admirado y celebrado por los poetas de todo el país, reconocido muy tardíamente por la crítica, casi desconocido por los profesores de literatura, y solemnemente ignorado por la "inmensa mayoría", en Salvador Tenreiro, Antología. José Antonio Ramos Sucre. Biblioteca Ayacucho, 1992.

2 María Lionza o Yara es la figura central del Espiritismo Marialioncero (culto autóctono venezolano a María Lionza). Similar a la Santería en Cuba, el Candombé o Santo Daime en Brasil, es una mezcla entre el catolicismo y las creencias de los pueblos aborígenes de Venezuela y africanos, el culto a María Lionza, sincretizada a la ima­nen de la virgen María, y es considerada la religión autóctona de Venezuela, (fuente Wikipedia).

3 El provincianismo de San Carlos se puede verificar, por ejemplo, en una página web del lugar, en la que se informan los detalles de la lectura en la Plaza Bolívar, centrados, básicamente, en la figura de Faver Páez y en la mención de los asistentes cojedeños. El autor de la nota nombra a Rosmary Velásquez, Aurimar Granadillo (también en la coordinación de la Feria) y Miguel Pérez; también a Luis Alberto Ángulo y el cubano Argel Fernández Granados, el asesor destinado a esta sede. En nin­gún momento se menciona la presencia de los dos poetas extranjeros presentes en la lectura e invita­dos a la Feria: Fowler y yo. No detecté esta "cerrazón" localista, cuanto menos con tanta fuerza, en las otras sedes que visité, a excepción, tal vez, de Guanare.


Enlaces relacionados:


































l










































1 comentario:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar