Cerro Tiramuto, ubicado en el estado Cojedes. |
Las
montañas de los poetas
Mientras
observo al Tiramuto
vienen a mi mente montañas latinoamericanas por obra y gracia de sus
poetas. A la mayoría de ellas no las he visto ni en postales, pero
las he visto desde los ojos de quienes le han prodigado canciones, es
decir, las he visto con sus mejores galas.
*El
conquistador por más que quiso no pudo borrar las voces que son flor
y canto en la blanca Iztaccíhuatl
y en el horizonte que surcan aves para hermosear el paisaje.
Iztaccíhuatl,
a ti llegué por Salvador Pliego una mañana de abril y desde
entonces no hago más que admirarte.
*Por
Rubén Darío caí en cuenta que en Centroamérica hay un cono
gigantesco que se refleja en el armonioso espejo del lago de Managua…
su nombre es Momotombo
y ha sido proclive a más de una leyenda. Momotombo,
te miras en tu lago y se acrecienta el enigma en mi corazón de
poeta.
*En
la cordillera de la costa venezolana la sonrisa del Ávila
enamora a los caraqueños… Rómulo Gallegos convierte en canción
al Ávila
en su novela primigenia, tan es así, que siempre he pensado que si
se omitiera el cerro capitalino de El
último Solar,
la obra que más me gusta del padre de nuestras letras no existiría.
*En
Colombia José Manuel Arango, no conformándose con una montaña de
su región, se conformó con todas y las pintó desde todos sus
matices en un libro que lleva por título Montañas.
José Manuel, quisiera tener tu manejo escritural para pertenecer a
la constelación de poetas a la que perteneces.
*Ecuador
no sería Ecuador sin las mil y una historias que se tejen en el
canto al Chimborazo
de Miguel Ángel León. Miguel Ángel, por tu canto diviso a unos
hombrecitos que procuran al coloso para extraerle hielo, a los
cóndores y a Simón Bolívar concibiendo su delirio. Chimborazo,
tu estampa alberga millones de sueños.
*El ímpetu de los cielos que quiso alcanzar el inca se llama Machu Picchu y en ese caudal de piedra se rasga el velo de una civilización que creía que el oro era la sangre del Sol. Machu Picchu, Danilo Sánchez Lihón señala en forma certera que en ti “está la casa, el altar y la morada de los dioses”.
Mi Delirio sobre el Chimborazo. Óleo de Tito Salas. 1929 |
*El ímpetu de los cielos que quiso alcanzar el inca se llama Machu Picchu y en ese caudal de piedra se rasga el velo de una civilización que creía que el oro era la sangre del Sol. Machu Picchu, Danilo Sánchez Lihón señala en forma certera que en ti “está la casa, el altar y la morada de los dioses”.
*El
Aconcagua
se eleva sobre este continente y el compositor mendocino ArmandoTejada Gómez lo refiere en su canto mayor con una visión seráfica…
Por Tejada Gómez he apreciado cada una de las metáforas que el
Aconcagua
recoge y me he dejado abrazar por ese cristo sin cruz que es un
mástil de paz para los argentinos.
Mientras observo al
Tiramuto
juglares portentosos se agrupan en la latitud silenciosa y las
cumbres de Latinoamérica se enseñorean con todo su misterio y
esplendor.
Francisco José
Aguiar
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Francisco José Aguiar, Cojedes, Venezuela, 1.985. Narrador, poeta y dramaturgo. Licenciado en Educación Mención Castellano y Literatura por la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (UNELLEZ). Cursó el Taller de Formación Teatral que auspició la Compañía Nacional de Teatro (CNT) en el año 2014. Es tallerista de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello y miembro activo de la Sociedad Bolivariana Capítulo Cojedes.
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