Se
mueren los Cines.
Parece que España se
está quedando sin cines. Aparecen noticias en los medios de
comunicación alertando que ciudades como Móstoles
y Algeciras ya no tienes salas de cine. Ya no es negocio exhibir
películas en salas comerciales con pantallas grandes. El que antaño
fuera el canal de distribución hegemónico de esta forma de ocio,
bueno la forma de ocio mayoritaria para los españolitos de a pie, es
una zombi… y la verdad es que me da igual. Al igual que no nos
afecta que cierre la enésima promotora inmobiliaria o la tienda de
ultramarinos de la esquina, tampoco debería alterarnos que
desaparezcan los cines. Pero claro, la nostalgia, la resistencia al
cambio y un falso sentido de progresía saldrán en defensa de unos
empresarios incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos y de
reinventarse, pese a los pingues beneficios que atesoraron durante
décadas.
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Gimnasio en el centro comercial Dos de Mayo, en Móstoles, donde antes estaba el último cine de la localidad. SANTI BURGOS |
El ocio como cualquier
industria que cubre necesidades humanas con bienes y servicios
normales (si aumenta mi renta consumo más) y ordinarios (si aumenta
su precio consumo menos) sufre importantes cambios cada cierto
tiempo. No sólo el producto en sí, sino el canal de distribución
y/o la forma de consumirlo. A nadie debería sorprender que el cine,
que es un upgrade del teatro y de la opera, que vino a
extinguirlos como industria sea ahora sustituido, aniquilado. Ya
hemos aceptado que sólo las grandes capitales tengan teatros
privados y sólo las capitales imperiales operas, pero todavía no
hemos aceptado que los cines van a desaparecer de nuestras ciudades
pequeñas y medianas. El teatro y la opera son actividades culturales
con C mayúsculas que hace siglos que perdieron el beneplácito de
los consumidores, que no son rentables pero años tras años
sobreviven gracias a los presupuestos de los ministerios de cultura.
Al cine le podría pasar lo mismo, otra rémora más a chupar del
presupuesto público. Bueno en España la producción de cine
autóctono lleva décadas subvencionada para impedir su desaparición.
Cine español al que los espectadores hemos dado la espalda hace
décadas.
La necesidad que nos
cuenten historias no sólo tiene buena salud sino varias alternativas
para cubrirla. Todo empezó en los sesenta con la generalización de
la televisión, pero no fue hasta los ochentas con el video doméstico
cuando se inició el ataque y derribo al todopoderoso cine, tirano
despiadado. Ataque que prosiguió en décadas posteriores con el DVD
y el Blu Ray, mientras tanto se abrió un nuevo frente: internet, la
piratería y consumir directamente contenido en la red. Y el sector
de exhibición poco o nada hizo para adaptarse, más allá de la
consabida concentración de distribuidores y salas de proyección en
pocos operadores. En la actualidad, parece que los consumidores y la
industria del ocio estamos apostando por la serie distribuida por
plataforma digital lo que es el jaque mate al cine exhibido en sala
comercial. Los viejos canales de distribución están desapareciendo
engullidos por los nuevos. A su vez la producción de películas se
reduce y se dispara la producción de series. Y de fondo, pero
acercándose, los videojuegos van convirtiéndose en películas y las
gafas 3D vislumbrándose como alternativa a la pantalla doméstica
(TV, ordenador, tablet, celular…) como medio final de
distribución-consumo de la narración de una historia. Las olas del
cambio se amontonan en el rebalaje y me encanta.
Mucho hemos cambiado
los humanos desde que nos sentábamos entorno de un fuego a escuchar
historias, pero más nos queda por cambiar. Y sólo aquellos
empresarios avispados crearán industria: una forma honrada y no
subvencionada de ganarse la vida. Y en el camino quedarán los
juguetes rotos, por mucho que lucieran o nos gustarán, su tiempo
pasó y sólo la actuación interesada de políticos impide su
desaparición. Políticos que malgastan el dinero público dedicado a
cultura con C mayúscula, es decir al consumo cultural exclusivo y
excluyente para las elites socioeconómicas pagado con impuestos de
todos. Políticos que se oponen a la evolución económico-darwiniana
en la cultura (mercado lo llaman los liberales) pero que apelan a ese
mismo mercado para justificar la bajada de los sueldos de los
trabajadores, curiosa esquizofrenia.
A mayor abundamiento,
en España los canales informales de distribución de películas y
series tienen mucha importancia (es decir, las descargas ilegales).
Por predicamento entre los consumidores-piratas españoles y por la
desidia de las autoridades. España es ese estado dónde no falta
dinero para rescatar autopistas de peaje, depósitos submarinos de
gas, hospitales privatizados y bancos quebrados, donde la amnistía
fiscal del ministro de economía está declarada inconstitucional,
las SICAV pagan un 1% de impuestos, pero no hay dinero para sanidad,
educación ni justicia. En un país de pandereta ser pirata es
obligación.
by PacoMan
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by PacoMan
En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.
Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.
Y colabora con el blog de Grupo Li Po
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Actualizada el 16/03/2024
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