Estimados Liponautas
Hoy tenemos el agrado de compartir es capítulo, inédito en la red, del Manual de los buenos modales escrito por Gloria Stolk y publicado en 1967 por el desaparecido INCIBA, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes de Venezuela.
Gloria Stolk. Imagen tomada de Poetas venezolanas.
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La Patria
El amor por la patria es tan natural en el ser humano como el amor a la familia, ya que ella constituye un núcleo más extenso pero igualmente ligado, de manera profunda, a la raíz misma del individuo. Se compara la patria con la madre, y en efecto hay muchos puntos de semejanza. Ella es nutricia, formativa y transmite sus características esenciales a sus hijos. El lazo misterioso e intangible que constituye una nacionalidad es difícil de definir y sin embargo evidente. Todos nos hemos dicho al ver a una persona: “ese es italiano”, o bien “aquel parece mexicano”, y casi siempre hemos acertado nuestro juicio, porque hay algo sutil, indescriptible, que hermana a los hombres entre sí cuando nacen y viven bajo un mismo cielo. No se trata únicamente de características raciales heredadas, sino también de un aire, un aspecto, un modo de ser, de vestir, de hablar, que demuestra la estrecha y con frecuencia olvidad fraternidad que crea la patria.
Siendo, pues, la patria una realidad viva que todos llevamos en nuestra persona, además de ser una realidad moral de inmensa fuerza y de prestigio milenario ―el amor a la patria se cuenta entre las más antiguas conquistas del hombre civilizado―, es lógico que amemos y veneremos nuestra patria, y así como tomamos fuerza de ella, estemos dispuesto a brindarles las nuestras cuando las necesite. Defender la patria amenazada es deber de todo buen ciudadano. También lo es el irla forjando, creando, enalteciendo por medio de nuestras obras en tiempo de paz. Ningún hombre es demasiado pequeño para agregar a la estatura de su patria. La suma de muchos trabajos humildes forman la grandeza de un país. Siendo laboriosos y honrados, todo hombre y toda mujer contribuyen al engrandecimiento físico y moral de su nación.
La bandera, el escudo y el himno no son solamente símbolos de nacionalidad, sino fuerzas profundas que entrañan el amor a muchos hombres que viven hoy y murieron ayer por la patria. Por eso se les debe el respeto más grande. Todo aquel que no honra a su bandera, su himno o su escudo, y que permite que sean menospreciados, es un mal venezolano.
El buen venezolano sabe todo lo que debe a los héroes de la Independencia y los Padres de la Nacionalidad. Respetar su memoriay tratar de imitar sus virtudes es forma evidente de amor patrio.
El que no está dispuesto a defender su tierra, tarde o temprano la pierde, y el que por seguir modas extranjeras menosprecie su tradición y su historia, corre el riesgo de convertirse apátrida e incluso en esclavo.
El venezolano que lo es por naturalización, debe ser considerado en todo igual al nacido en Venezuela, e incluso los nacidos aquí le debemos agradecimiento por haber escogido nuestra tierra entre tantas otras para hacer de ella su patria. Incluso la frase “Venezolano por naturalización” resulta antipática y creemos que debe ser suprimida del habla corriente, dejando su uso para documentos oficiales, allí donde haga falta. Con distingos, diferencias y discriminaciones, no se hace patria. No olvidemos que entre los héroes de la independencia hubo algunos nacidos en tierras lejanas que derramaron su sangre por esta patria.
Respecto a los extranjeros que
viven o se encuentran entre nosotros, debemos mostrar el mayor respeto por su
nacionalidad y el mayor aprecio por su patria, que para ellos es tan sagrada
como para nosotros la nuestra. Ofender a las personas diciendo cosas
desagradables de su país de origen, usar su gentilicio como un insulto o hacer
generalizaciones desagradables respecto a las supuestas características de tal
o cual pueblo o raza, son prueba de muy mala educación. Son también prueba de
una gran mezquindad de alma. El que se
encuentra en tierra extraña está en posición de desventaja; aprovecharnos de
ella para humillarle dice poco de nuestra bondad.
No confundamos nunca el patriotismo con la patriotería. El patriotismo es amor sincero y activo por la patria, y por eso mismo capaz de los mayores sacrificios. La patriotería en cambio es fácil y barato exhibicionismo de sentimientos supuestamente nobles y que en la realidad no van más allá de las palabras, gestos y desplantes. Los patrioteros le hacen daño a su patria con esa caricatura de patriotismo que provoca a risa.
Decir que nuestro país es el único bueno, que nuestras costumbres son las mejores de todas, que nadie puede compararse a nosotros es vanidoso y ridículo. Tratar en cambio de superar nuestros defectos para de ese modo hacer de nuestra patria un país mejor, es el camino callado y firme que toma el verdadero patriota. Amemos a nuestra patria de manera real y positiva, no con palabras que nada cuestan y producen una embriaguez alegre, sino con hechos cotidianos que a veces son muy duros de cumplir.
El buen ciudadano, por amor a su patria cumple con todos los deberes que tiene hacia sí mismo, hacia sus familiares, sus amigos, sus compañeros de trabajo y todos los seres humanos con quienes llega a estar en contacto.
La bondad es la mejor regla de
conducta, y honrándose el hombre honra también a su patria.
Gloria Stolk
Manual de los buenos modales.1967.
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