sábado, 3 de septiembre de 2022

MANUEL VICENTE ROMERO GARCIA: A los chismosos, los intrigantes y los calumniadores de Valencia, cuando llegue el momento los fusilaré al pie del monolito.

 

Manuel Vicente Romero García.

Estimados liponautas


Hoy tenemos el gusto de compartir una entrevista inédita, en la red, al escritor venezolano Manuel Vicente Romerogarcía, autor de la novela Peonía, la primera novela "venezolana", publicada en el periódico valenciano Don Timoteo.  la colección completa de este periódico fue donada por los herederos de su fundador Don Pedro Medina Ruiz a la biblioteca  “Enrique Tejera" del ateneo de Valencia. Actualmente los espacios del ateneo fueron confiscados por el actual gobierno venezolano y fueron convertidos en lo que actualmente es llamado Museo de arte valencia (MUVA)


Felipe Herrera Vial.


La entrevista fue encontrada por el escritor Felipe Herrera Vial y publicada en su libro Estampas Valencianas.



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10 de diciembre de 1901


PACO PAEZ, saluda atentamente a su estimado amigo, General M. V. Romerogarcía, exigiéndole se sirva concederle un pequeño interview.

Con la cultura y caballerosidad que le son peculiares al General Romerogarcía, inmediatamente fui atendido; y dos horas después me encontraba en la linda quinta que habita en la Avenida Camoruco.

El General vestía ligero traje de coplé de hilo amarillo, calzaba pantuflas de cuero de bisonte; y adornaba su cabeza con un bordado gorro, regalo de una señorita vecina.

Ratificado el objeto de mi visita, me manifestó no tener inconvenientes para responder a mis preguntas, por lo cual empecé el interview de la manera siguiente:

Paco Páez. ― He oído decir, General, a algunas personas, que usted tenía conocimiento del último plan revolucionario descubierto por el Gobierno; es cierto eso?

General. ―Falso; me lo suponía, conociendo como conozco, las continuas quijotadas de los distintos círculos revolucionarios de la capital.

PP. ― También he oído decir, verdad que a muy pocas personas, que usted envía constantemente  noticias políticas al Gobierno, noticias políticas de lo que" pasa aquí ¿Es cierto?

G. — Igualmente falso; estoy concentrado únicamente a reponer mi salud un tanto quebrantada; y no quiero  que se relacione con esta tierra de hipócritas y felones.

PP. ― Sabe usted quienes son las personas que propagan estas noticias?

G- Lo se de positivo; y las aplazo para cuando llegue el momento de hacerlas fusilar al pie del monolito.

Monumento a Carabobo o Monolito de la Plaza Bolívar de Valencia. 1899


PP. -- No se arrepentirá usted llegado el caso?

G. ― Jamás, creo que a Venezuela se le debe hacer el bien de acabar con tanto  sinvergüenza, que a trueque de conseguir un puesto público, cometen las mayores iniquidades Y para, que usted se convenza de ello, mire esta lista donde están todos  apuntados. A su tiempo me prometo hacer un nuevo escarmiento.

PP- — ¿Qué opina usted General, de este desenvolvimiento social e intelectual de Valencia?

G. Le recordaré un refrán  que  dice: “todo principio violento tiene fines melancólicos”.

PP. — No fue Ud. antenoche a la función de los salesianos?

G. — En materia de religión tengo mis ideas fijas; y no creo en otra cosa sino en la caridad que se distribuye entre los necesitados. Con el bolívar que hubiera dado en la entrada, bien puedo dar hoy que almorzar a dos personas.

 PP. — Refiérame usted lo que le paso con el General Montilla.

G. — Con mucho gusto. Le encargué me solicitara una cocinera buena, sola y como de cuarenta años; y dos días después me envió dos de a veinte abriles cada una.  En la tarjeta de remisión me decía, que no habiendo podido conseguir una de cuarenta me enviaba dos de a veinte, pues era lo mismo que peseta, de cuatro reales que dos de a dos.

PP. — ¿Le gusta usted esta casa, General?

G. —  Muchísimo;  tengo la ventaja de estar constantemente visitado a causa de mis bellas vecinas; pero desde ahora voy a poner una tarifa: cinco pesos por cada suspiro o mirada incendiaria que dirija desde aquí.

Después de haber sido gratamente obsequiado por el General con una copa de magnifico oporto, me despedí de él, ofreciéndole otra visita en esta Semana.

FELIPE HERRERA VIAL  pag 173

 


El día 11 de diciembre aparece una carta, decía así:

GENERAL ROMEROGARCIA

Al pie de estas líneas publicamos la interesante carta política que con fecha de ayer nos ha dirigido nuestro apreciado amigo General Manuel Vicente Romerogarcia:

Valencia, 10 de diciembre de 1901.

Señor Director de Don Timoteo.

Estimado amigo: Tiene esta carta por objeto saludar a usted y ratificar pública, explicita y solemnemente las declaraciones que --burla burlando— hace su espiritual cronista Paco Páez en la edición de hoy. Yo no tengo compromisos con el Gobierno ni con la revolución; y de hacerlos con ésta no me entendería con las honorables nulidades que dirigen círculos locales porque me inspiran el más profundo desprecio: convidaría a los hombres de acción de todos los partidos a que los que se alzan, a los que pelean, a ese brillante núcleo de Jefes y Oficiales que han consagrado con lealtad, arrojo y decisión la gloria militar de Carabobo. Soy amigo del doctor Maldonado mucho antes de que éste fuera persona prominente en la política venezolana; he recibido de él atenciones y consideraciones que agradezco y condeno la relación que se incuba contra ese Magistrado porque sé que el remedio es peor que la enfermedad; porque las soluciones de nuestra política vienen de otra parte; porque el elemento oficial de aquí hará lo que su Jefe le ordene sin que puedan los charlatanes que han venido mil veces vendiendo su honor y su conciencia cambiar los rumbos de arriba.

Yo soy una campana que le repica lo mismo a Dios que al Diablo, porque nada debo a los políticos de Venezuela, y los chismosos, los intrigantes y los calumniadores de Valencia, pueden rogar que no suene un tiro en Carabobo por que voy a hacer un escarmiento: ellos no tienen una espada, un caudillo; están condenados al fracaso y el que caiga en mi poder se muere; las mujeres de esos miserables se las daré a la tropa. Y conste que no hago la guerra entre las enaguas de las mujeres, saltando paredes y escribiendo papelitos con pseudónimos: a mi no se me olvidan las claves.

Soy su affmo. amigo, M. V. Romerogarcia.




El cronista Paco Páez, escribe, el 16 de diciembre en su columna COMAS Y PUNTOS. — Una polvareda han levantado los cobardes con la carta de mi amigo el General Romerogarcía. ¿Y quiénes, me dirán ustedes? ¿Quiénes? Los que se figuran que están en la lista; los que se figuran que no se puede vivir sino arrastrándose; los que escriben cartas para Caracas chismeando a los buenos servidores de la presente situación; los que descubiertos en sus planes criminales, ya se sienten caer sobre sus cabezas la cuchilla vengadora. Yo que conozco íntimamente a Manuel Vicente, sé que cumplirá su palabra.

Es esta tierrita que se está descomponiendo; aquí donde hay tanto felón que al mismo tiempo que le tiende la mano, trata de hundirle el puñal por detrás; aquí donde muchos creen que no hay más dignidad que las que ellos tienen, ya hecha jirones, y que un saludo dirigido por ellos es una altísima honra, es, no indispensable, sino necesario que de cuando en cuando un valiente que no les tema y los desprecie por bajos y miserables, les quite la careta y les flajele las espaldas con el látigo de la dignidad. Por eso la carta de Romerogarcía es un adelanto de cuentas que tiene que saldarse: ya lo saben, pues, los deudores.


Monumento a Carabobo o Monolito de la Plaza Bolívar de Valencia



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