La expulsión del Paraíso. Franz von Stuck |
José Pulido.
Un poema del libro Los poseídos, publicado en el año 1999. Perro es un poema que escribí en los años ochenta. Siempre he sido un rústico en materia religiosa y similares. No se ofenda nadie. La imagen es de Franz von Stuck, un simbolista alemán.
EN EL JARDÍN DE LAS HIGUERAS
Adán pasa y brota
la primera savia de la primera rama
que se quiebra en el universo
masculla sonidos
se corta los pies con las piedras
¿Qué es Adán?
¿Qué cosa estás creyendo que es Adán?
y ese nombre ¿por qué se lo pusiste?
entra en la espesura
y surge en la espesura
traga sin sabor
carece de sensibilidad
los olores acres y mentolados de las hojas
no le conmueven
ella se balancea ante una higuera
esperando que cese la intranquilidad
seres sin madre
vagando en unos metros de bosque
las primeras tetas, la primera vulva,
la primera boca femenina
puestas de relieve en el espacio sideral
¿por qué los vigilas?
tú, el enfoque vertiginoso del todo y de la nada
esperando el pecado
todos los rumores y los movimientos
de la naturaleza
esperando el pecado
para que en épocas posteriores
nos asaltara la visión
de esos personajes indescriptibles
que no eran propiamente un hombre y una mujer
sino el sueño del amor
la primera rama quebrada,
el primer himen roto,
la primera relación amorosa
convertida en pecado
aunque fue más importante
que Cristóbal Colón subido a un barco
y ese pecado consistió
en que Adán acababa de parir
a la mujer amada
incesto provocado
por tus arrebatos autodidactas
nada se te puede reclamar
después que han desaparecido las evidencias
¿por qué los sacaste de ese lugar?
¿a quién le dejaste el paraíso?
el mundo tenía que ser un desalojo constante
después de eso
el amor tenía que ser una angustia después de eso
el mundo se llenó de cuerpos anhelantes
prendidos al placer y a la muerte
pierdo identidad ante un pubis
y la caverna delicada
me descubre complejos de serpiente
mira qué daño tan grande
hacerme creer que el paraíso
se lo quitaron al amor
por eso me voy el fin de semana a la playa
a la montaña
a cualquier parte donde se pudran los barriales
y el paraíso sigue ahí
en la Eva desnuda que inventaste
porque ya no podías más
a lo mejor perdiste tu vida estratosférica
al darte cuenta de que para amar
era imprescindible
convertirte en un hombre común y corriente
porque el amor
solo prospera
en el cuerpo de aquellos
que lo necesitan.
José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne |
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