CON RUBÉN
El nombre de Rubén fue creado
por una de las más humildes alegrías
aunque después hayan sido injustos
con el padre de los rubenitas
Es muy arduo y difícil descubrir la moral
en las historias de la Biblia
pero uno sigue observando hasta el cansancio
y eso se transforma en un cansancio
que nunca decepciona
El nombre de Rubén fue un acontecimiento
esa puede ser una de las razones por las cuales
celebramos a Rubén Monasterios
como si fuera el patrono de nosotros
en un mundo que nos gustaría inventar
donde se reconozca el valor olímpico de su gracia
Y no es una rareza que teniendo nombre y apellido
aposentados en lo religioso
sea tan irreverente y pendenciero con su labia de mago
El poder de su voz es el mismo
de su escritura lacerante donde ríen
los seres hechizados
que regalan amor en los bosques con vértigo
Una tarde estuve en su programa de radio
y aquello parecía un paraíso con micrófono
su voz de caballero con espada
cortaba los segundos en rebanadas góticas
y todo sonreía
como si pudiéramos sonreír hasta el juicio final
porque esa es otra virtud que surge de Rubén:
reduce hasta su mínima expresión cualquier tristeza
José Pulido
LA CENSURA ME PERSIGUE
José Pulido
Rubén Monasterios (Maiquetía, La Guaira, 21 de enero de 1938-Caracas, 12 de mayo de 2024) siempre ha sido imponente. Desde su nombre mismo. Es comparable a un árbol enorme en cuya copa se posa como un águila su sonrisa barquisimetana. Es una sonrisa barquisimetana que se volvió internacional, déjenme decirle.
Su fortaleza es la escritura que ha ido afinando desde
la juventud hasta convertirla en una especie de jardín, de paraíso donde el
lector desea quedarse más tiempo del que le permiten las páginas. Sí: su
escritura es un paraíso y el lector es expulsado cuando llega a la última
página, pero afortunadamente tiene la posibilidad de buscar otros escritos de Monasterios y si no los encuentra puede
volver a leer el mismo libro, porque en eso consiste el arte de escribir: el
buen libro es distinto cada vez.
Leer sus textos es entrar a un mundo donde se
concentran el conocimiento de un tema que lo apasiona: el erotismo y el
efervescente humorismo que es como su arma letal. Porque Rubén se ríe de haber descubierto más temprano que muchos otros mortales
algo que parece fácil de saber pero que no lo es: las mujeres son la principal
razón por la cual existen la vida y la belleza. Y él le rinde culto a ese descubrimiento.
Rubén es uno de los grandes humoristas que ha dado Venezuela y eso ha ocultado un poco la
realidad de su trayectoria y de su desempeño: es un escritor fino, elegante,
certero y de inolvidable musicalidad.
Siempre lo he leído y lo he admirado. Hoy lo
entrevisto para reconocer a uno de nuestros valores. Así fue como hablamos. De
computadora a computadora.
EL MUCHACHO QUE SE FUE
DE BARQUISIMETO EN UN BARCO
-¿Qué me cuentas de tu
vida?
-Nací en Maiquetía en 1938; mi infancia
transcurrió en Caracas, en La Candelaria. A los doce años mi
familia se trasladó a Barquisimeto e
ingresé al liceo Lisandro Alvarado.
Ahí comenzaron a cobrar forma mis intereses por el arte y la literatura. Ya
venían marcándose por la lectura de los libros que le gustaban a mi abuela y
otros más; realmente, fui un niño lector. Participé en el teatro y en el orfeón
del liceo; escribí mis primeros intentos narrativos y una obra del género
novela dramática, de tono burlesco, inspirada en La Celestina, jamás
representada y puesta en circulación por el recurso de mano-a-mano. Observa que
a esa temprana edad, más o menos catorce años, ya sentía los pinchazos de los
demonios eróticos y humorísticos. También hice mis primeros amagos como
periodista en un semanario llamado El
Regional, cuyo director, un español republicano, retribuía el esfuerzo de los
colaboradores juveniles con manos de cambur y ocasionales botellas de ron. El
ambiente de Barquisimeto en los años
cincuenta, al menos en el liceo y otras academias, favorecía el quehacer
intelectual; Lara tenía una
tradición de generaciones sucesivas de notables escritores, artistas plásticos
y músicos; la predecesora de la mía, estaba formada por intelectuales como Guillermo Morón, José Orellana (director-editor
de Archivos Venezolanos de Psiquiatría), Salvador Garmendia, Manuel Caballero, Rafael Cadenas, Edmundo Aray... Fueron paradigmas
de mi generación. Admirábamos su literatura y su actitud política. De súbito,
tomé la decisión de ingresar a la marina mercante; del todo discordante de mis
tendencias y sin tomar en consideración mi ineptitud en álgebra, trigonometría
esférica, física y otras materias esenciales para ser un oficial náutico. Para
esa época, creo que no había visto un barco en toda mi vida; en verdad, fue un
arrebato debido a las ganas de largarme de la casa y a la influencia de las
lecturas de aventuras del mar. Lo cierto es que no duré mucho. Al retirarme,
vagué por el mundo; todavía no era popular el "turismo de morral" pero de hecho se practicaba y era aceptado
con benevolencia. Luego me radiqué en Caracas
y emprendí la vida por mi cuenta. Me ganaba el pan como escritor freelance de
revistas caraqueñas.
TE COMERÁS UNA AREPA CON
EL SUDOR DE TU GENIO
-¿Cuándo comenzaste a
relacionarte con Zapata, los Nazoa, Ballestas
y otros humoristas?
-Ocurrió al intentar
figurar en La Pava Macha, al mediar los 60, dirigido por el inolvidable Kotepa Delgado. La coincidencia de intereses es un punto de
partida para establecer relaciones amistosas. Precisamente, con los mencionados
en la pregunta trabé afectos sólidos y creativos. De esos días iniciáticos conservo
varias anécdotas; una de ellas tiene que ver con la, digamos, retribución de
nuestro trabajo, no muy diferente de la recibida del director de El Regional. Existían tres categorías
de colaboradores: una figura histórica en la cúspide, Aquiles Nazoa; los ya establecidos como humoristas, escritores y
dibujantes, entre ellos Zapata, Aníbal Nazoa y Régulo Pérez; y un
proletariado integrado por aquellos más jóvenes desconocidos en búsqueda de una
oportunidad de ver publicadas sus cosas. Terminada la reunión de redacción, Kotepa solía invitar a una arepera. Los
de más alto estatus tenían derecho a una o dos arepas, según su apetito, y un
batido; los de más bajo, si contaban con la simpatía de Kotepa o de alguno de los relevantes, a una arepa y un café; aquel que
intentaba sobrepasarse era objeto de una mirada desaprobatoria usualmente
acompañada de un comentario irónico de Kotepa,
que lo ponía en su lugar. Los del todo marginales tenían derecho a un café o un
refresco brindado con reticencia por el director. A los infelices se les iban
los ojos detrás de nuestras arepas y no faltaba alguno que entrara en algo así
como un éxtasis baboso al vernos devorar el condumio. Para mí, Aquiles
Nazoa era un personaje lejano, casi mítico; no lo conocí en las reuniones
de La Pava porque él no participaba:
enviaba sus colaboraciones; ocurriría en otra oportunidad. Y le resulté
simpático; terminé colaborando con él en algunos de sus proyectos.
-¿Cómo ocurrió esa
oportunidad?
-Una revista me encargó
hacerle una entrevista; establecí el contacto, me dio una cita en su residencia,
un penthouse. El apartamento estaba rodeado por un pasillo abierto, como un
circundante balcón. Al presentarme, el escritor estaba patinando por ese sitio;
sin despojarse de los patines me condujo a la sala y realizamos la entrevista, que
focalicé en el folclore y su relación con la poesía. Al finalizar, Nazoa me pregunta: "¿Tú sabes por
qué te di esta entrevista?" Yo lo ignoraba, y él continuó: "Porque no
dijiste nada de encontrarme patinando en mi casa".
ESTUVO A PUNTO DE SER
MINISTRO DE LA MORAL PÚBLICA
-Has formado parte del
movimiento humorístico del país de la segunda mitad del siglo XX...
-En efecto, y en
diferentes frentes. Especialmente en complicidad con Zapata; hicimos juntos un
libro, Rosa Luciferina, él aportó los dibujos y yo el texto. Escritura,
caricaturas, la radio, la comedia escénica... Mis dos obras de teatro llevadas
a la escena, Diálogos de la paloma y La lujuria, son satíricas; participé en la Cátedra del Humor de la Universidad Central,
dirigida por Zapata; fui comediante
con Claudio Nazoa y otros talentos del género; fui miembro
del comité de redacción de la revista con la que culmina el periodismo
humorístico impreso en nuestro país, El Sádico Ilustrado, bajo la
dirección de Zapata, y del grupo que
lo siguió cuando le entraron ganas de ser Presidente de Venezuela; yo hubiera
sido su Ministro de la Moral Pública. Fundé una tolda política oportunista para
respaldarlo, el Partido Porno Revolucionario
Venezolano (PRV), el cual tenía un dirigente, que era yo, y un militante de
base incorporado para justificar mi posición.
Su lema era: Deshonestidad transparente, y su doctrina la resume el
aforismo: "Nos meneamos de izquierda
a derecha, por delante y por detrás, al ritmo que nos toquen". Mis esperanzas de hacerme multimillonario por
la vía política se desvanecieron cuando el movimiento se desinfló debido a la
renuncia del candidato alegando que "la campaña no le daba tiempo para
pintar".
LA GRANDEZA DEL HUMORISMO
ANTE LA PEQUEÑEZ DE LOS PREJUICIOS
-¿Qué dices del
humorismo venezolano en general?
-Existen muy detallados
y agudos tratados sobre el tema, así como varias antologías comentadas;
empatando estas obras logramos un perfil del humorismo escrito y gráfico en
Venezuela desde la Colonia hasta nuestro tiempo. Hay una forma de hacer humor
que exige su estudio serio, y es la comedia, de aparición relativamente
reciente. Ya encontrarán su historiador; ojalá sea alguno de ellos, porque
muchos son muy buenos escritores además de comediantes. No obstante, me parece
que los estudiosos han pasado por alto aspectos del humorismo venezolano,
curiosos, por decir lo menos, y reveladores de rasgos del carácter nacional.
Las publicaciones del género han sido invariablemente un éxito de público y un
fracaso económico; porque para mantenerse cualquier periódico depende de la
publicidad que vehiculan, no de la venta de ejemplares; y los anunciantes los
han evitado, temiendo las represalias del poder, que esas revistas cuestionan
con acidez, o asociar su marca a contenidos que puedan resultar ofensivos a la
moral pública.
El tiempo promedio de
vida de una de esas publicaciones fue de más o menos un año, y para quienes las
realizamos no significó un trabajo, en su sentido de actividad remunerada, sino
un quehacer romántico, como dije antes, un diletantismo de los autores; eso de
la retribución en especies antes mencionada: manos de cambur, botellas de ron,
arepas y batidos de fruta, es una consecuencia de los escasos recursos con los
que contaban. Hasta donde alcanza mi
experiencia, la única que pagó a sus colaboradores fue El Sádico Ilustrado, por ser financiada por un empresario
hispanovenezolano. Duró un año y jamás tuvo una publicidad que no fuera del
mismo patrocinador.
VIVE CERCA DE CHARLIE BROWN
Y JACK LONDON
-¿Dónde vives?
-Vivo en la ciudad de
Santa Rosa, California. Es un lugar apacible, entre lo rural y lo urbano.
Rodeada de viñedos y vinaterías y de algunos de los paisajes más hermosos que puedas
imaginar, y a un paso de San Francisco, una de las más vibrantes ciudades del
mundo. Santa Rosa está llena de figuras de la tira cómica Rabanitos (Peanuts o
Snoopy y Charlie Brown, como fue conocida por muchos en Venezuela); y es que Charles M. Schulz
es de aquí y aquí vivió y creó el famoso cómic. También es la cuna de Robert Ripley, creador de la no menos mundialmente
famosa sección periodística Believe it or Not! (¡Aunque usted no lo
crea!)
Por aquí cerca está la cabaña de JackLondon; a una cuadra de mi casa hay una calle que lleva su nombre.
Snoopy y Charly Brown. Imagen tomada de Pinterest |
-¿Qué añoras de
Venezuela, de tu pasado?
-Lo resumo en una frase
escuchada por ahí, que comparto: "Añoro
los tiempos en que éramos felices, sin darnos cuenta".
-La radio: ¿sigues
haciendo radio?
-Actualmente no hago
radio, ni tengo ánimos para emprender un programa, aunque es un medio que
siempre me ha fascinado. Crecí oyendo radio. Un modesto receptor me acompañó en
todas mis andanzas. La base de mi cultura musical se la debo a la Radio Nacional de la época. Siendo
joven, los domingos me dedicaba a recorrer las plantas radioemisoras ubicadas
en el centro de Caracas, buscando la
oportunidad de acceder al micrófono; ocurría que a veces fallaba el locutor de guardia
y lo resolvían poniendo música, disco tras disco. Un voluntario que anunciara
las canciones e hiciera un comentario era bienvenido. Entonces las reglas no
eran tan rigurosas como se hicieron después. Más adelante, ya con mi
certificado de locutor, tuve mi programa Rubén y sus Corazones Solitarios, un
título un tanto engañoso por no ser nada romántico; era de difusión de cultura
artística, de historia... con un toque
de humor y otro de erotismo, bajo la consigna "La cultura es un grato
placer, no un penoso deber". Era uno de los pocos conductores de programas
de radio que hacía oír jazz, cuando en Venezuela
apenas existían tres o cuatro LP de esa música de artistas vernáculos. Estuvo
unos 20 años en el aire, hasta que la última emisora comercial en la que operé,
Mágica 99.1, muy libertaria y
moderadamente crítica a la naciente dictadura, fue intervenida por el gobierno;
y me impusieron censura en forma de una sugerencia: "Rubén, focaliza tu
espacio en el humorismo erótico, que le encanta a la gente, no abordes la
cuestión política"... En otras palabras, me estaban imponiendo convertirme
en otro agente de distracción de los abusos y desafueros del gobierno. No la acepté
y suspendí el programa.
USLAR PIETRI NO ME
BOTÓ: YO ME FUI
-¿Qué me dices de la
censura?
La censura me persigue. Cuando no es la brutalidad política-dictatorial, es la estúpida-robótica de Facebook. Es el recurso del poder primitivo y de la moralina pringosa. La creo la sombra más siniestra e infame puesta sobre la creatividad humana y la libertad de expresión. Tanto la aborrezco, que hasta escribí un libro satírico sobre ella, Vergüenza y Escándalo o las Delicias de la Censura, editado por Publicaciones Seleven.
Rubén cuenta que aunque
admiró y respetó a Uslar Pietri, se
fue de El Nacional cuando comenzaron
a aparecer sus artículos “editados aquí y allá”. Rubén aclara: “Se corrió la
voz de que AUP me había
"botado" del diario, por grosero. Es cierto que no aprobaba mi
lenguaje, pero no lo hizo; yo me fui”.
Después volvió al periódico cuando hubo cambio de director. Y al único
que le ha soportado una censura fue a Miguel Otero Silva cuando el Papa Juan Pablo II visitó Venezuela en 1985. MOS
acabada de publicar la novela La piedra que era Cristo y Rubén escribió que "SS inicialmente estaba muy contento de
visitar nuestro país, pero de pronto se puso bravo porque Miguel Otero Silva le sacó la piedra a Cristo". La nota
fue cambiada de este modo: [el papa] "se
alteró porque MOS le sacó la piedra”.
“Después Miguel me explicaría que, en medio del alboroto de fervor
despertado en el país por la visita del papa, le pareció imprudente el final de
mi autoría”.
Rubén
escribió un primer artículo sobre el tema que tituló El divino tubérculo, en el
que decía: “estábamos sometidos a la dieta de papa; ¡nos habían puesto papa
hasta en la sopa!”. Rubén se ríe
divertido cuando recuerda aquel momento:
-El día que apareció
ese artículo recibo una llamada; el interlocutor, casi sin responder a mi
saludo, exclama: "¡Caray!, llevaba yo días buscando la forma de entrarle a
Su Santidad, y sales tú con ese hilarante artículo de hoy". Era Héctor Mujica.
-¿Cómo defines esta
época?
-Caótica, dislocada;
una especie de monstruo híbrido que fusiona refinada ciencia y tecnología, riquezas
inconcebibles, miserias y crueldades medievales, ¡hasta con su
"peste"! Renuncié al propósito
de integrarme a ella; no me siento cómodo.
-¿Cuál es tu pasión?
-De entenderse en el
sentido amoroso, tengo una pasión invernal que me ha insuflado ganas de vivir.
Oscar Guaramato |
HABRÍA ENLOQUECIDO SIN LA ESCRITURA
-¿Qué le ha aportado la
escritura a tu sobrevivencia de hoy?
-La escritura es esencial
en mi supervivencia en doble sentido; en el sentido espiritual o psicológico,
primero fue el camino para orientar mi vocación por las artes y letras;
siempre, desde que tengo conciencia y hasta el día de hoy, ha sido un medio para
expresar mis ideas y descargar arrecheras; en los últimos años de mi vida
también ha sido un refugio de la angustia. Es difícil describir la depresión profunda
ocasionada por una confluencia de factores: la grave enfermedad de mi mujer que
terminó con su muerte; el exilio y el desarraigo; el inexorable avance de la
edad, con sus achaques; el reconocer mi país saqueado y destrozado en sus
dimensiones física y cultural... Me habría vuelto loco de no haber contado con
la escritura para hacer una burbuja de fantasía, reflexión, aislamiento de un
entorno que no gratifica y todo eso... En el otro sentido, el material, en una época,
en aquellos tiempos en los que "éramos felices, sin saberlo", me dio
para vivir gracias a mi aludido trabajo de colaborador freelance en
publicaciones caraqueñas; escribía sobre cualquier cosa: desde reportajes
publicitarios hasta relatos en prosa poética a imitación de Oscar Guaramato; incluso una novelita
"rosa" para la revista Páginas; si no me equivoco, la primera
"de la mujer" en Venezuela.
Más adelante obtuve beneficios decentes por mis artículos y obras de narrativa,
ensayo, dramáticos unitarios para TV y teatro.
EL DÍA QUE RUBÉN LE HIZO LA SUPLENCIA A CORÍN TELLADO
-¿Cómo es eso de la
novelita rosa?
- La anécdota es desconocida,
y viene a lugar contarla porque expone condiciones, todavía vigentes, que
bloquean la creatividad y proyección internacional del talento nacional en
nuestro país. Una vez falló la novela de Corín
Tellado. La directora de Páginas en ese momento, Lourdes Morales, me pregunta: "¿Rubén, eres capaz de escribir
una novela romántica de unas cincuenta cuartillas tamaño carta en tres
días?" Con la mayor audacia,
respondí afirmativamente. Ni idea tenía de cómo hacerlo, pero le "eché
bolas" como buen venezolano. La novelita estuvo lista a tiempo, se publicó
y fue un éxito. Lourdes abogó ante los directivos de la Cadena Capriles para
suplantar con mis novelas las de la autora española, alegando que de esa forma
se abría un espacio para los escritores venezolanos, se le daba un acento
nacional al género y otros argumentos; pero los ejecutivos rehusaron... porque
la novelita estandarizada de Corín Tellado salía más barata que pagarle a un
autor local.
Corín Tellado |
-¿Y cómo fue el tránsito de la novelita rosa a articulista de El Nacional y colaborador de revistas literarias?
-El culpable de tal
desatino fue Omar Pérez; y me
ofreces la oportunidad de dejar constancia de la admiración que siento por él,
debida a su indomable actitud democrática y profesionalismo, así como mi
agradecimiento por razones que se entenderán con la anécdota. En el asunto se entrelazan dos de mis intereses
dominantes: la escritura y el arte dramático.
Rubén, como la mayoría
de los jóvenes que aspiraban a ser escritores, quería figurar en El Nacional. Como se acercaba un Festival de Teatro Venezolano, escribió
un reportaje sobre los grupos que participarían en el evento. Lo llevó al Papel
Literario de El Nacional, cuyo director era el escritor
Guillermo Meneses. El joven
Monasterios se quedó pasmado cuando Meneses sencillamente le dijo “Déjalas por
ahí” refiriéndose a las cuartillas que contenían su reportaje.
Empezó a correr el
tiempo y cuando faltaba una semana para el festival, no había aparecido nada en
el Papel Literario. Entonces Rubén fue a conversar con el jefe de redacción, Omar Pérez, y le comentó el asunto.
Omar lo recibió con cordialidad y lo escuchó atentamente.
“El domingo apareció mi
reportaje en el Papel Literario; pero Meneses no dejó de tomar su pequeña
venganza. Obviamente resentido porque Pérez
le había hecho sentir su autoridad de Jefe de Redacción, imprimió mi nombre en
el tipo más pequeño que pudo encontrar en la imprenta. ¡A duras penas se veía!
Imaginarás mi frustración. Gracias al palancazo de Omar Pérez había logrado mi objetivo de figurar en El Nacional,
pero con una cuota de humillación inmerecida con la que el “Compañerito” nada
tenía que ver. En beneficio de la imagen del gran escritor que fue Guillermo Meneses, diré que tiempo
después, quizá avergonzado de su perverso gesto, me invitó a escribir en una de
las revistas literarias que marcan época en la Historia del periodismo cultural
venezolano, CAL (Crítica/Arte/Literatura),
bajo su dirección, auténtica obra maestra gracias al contenido y al diseño
gráfico del genial Nedo. El
reportaje me impulsó a escribir crítica y comentarios sobre teatro; con el correr
del tiempo adquirí algún reconocimiento en este campo, bastante desamparado por
los medios. Asimismo, la dirección del Papel pasó a manos de José Ramón Medina. El poeta aborrecía
mi literatura, pero me respetaba como crítico, de modo que buscando quién se
ocupara del asunto, me convertí en el comentarista teatral del Papel Literario.
-¿En qué lugares de tu
caminar cotidiano sientes la falta de los amigos?
-En todos.
-¿De qué vives?
-Siento ganas de
preguntarle lo mismo a mis compatriotas que alguna vez formamos parte de una
clase media, emprendedora y eje del desarrollo del país, arruinada por la
cleptocracia enmascarada de socialismo dominante en Venezuela. Sobrevivo
decentemente gracias a una modesta inversión realizada oportunamente por mi
familia fuera del país. De otro modo, estaría comiendo cable del grueso.
¡Imagínate si dependiera de mi pensión como profesor titular emérito de la
universidad!
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José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne |
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