jueves, 18 de marzo de 2021

“HERIDAS ESPACIALES Y MERMELADAS CASERAS”, DE JOSÉ PULIDO



 


Crónicas del Olvido

“HERIDAS ESPACIALES Y MERMELADAS CASERAS”, DE JOSÉ PULIDO

**Alberto Hernández**


1.-

“Mi peso es polvo”, dice en un verso José Pulido. Y el poema se hace nube, niebla, humo que cubre la mirada y resuelve ser pensamiento. Flota el poema. Y el poeta insiste. Habla de la envergadura del cuerpo, de lo que es el esqueleto y su mecánica: los huesos, que habrán de ser polvo bajo el sol, bajo la tierra.

Y sin mirada, sólo imaginando, el cosmos diminuto de la existencia.

Habla José Pulido, un poco más adelante, mientras sus pasos acortan la distancia:

“El sol calienta la tierra donde todos los seres se convierten en harina/ de huesos, en flujo de piedras, en raíces…”.

En este libro del venezolano, “Heridas espaciales y mermeladas caseras”, editado por Borralibros Editores, 2019, nuestro autor relata el final, el silencio de quienes han estado, están y estarán, para luego convertirse en memoria u olvido. O en un árbol en medio de un bosque.

Esa visión animada por la muerte, que no es más que un paseo por la memoria borrada, se vierte poesía que relata, cuenta, habla de lo que ya no será. O de lo que será sin nosotros, los seres vivos, bestias, animales o humanos convertidos también en montones de polvo.

“Todos respiraron y dejaron el aire aquí mismo”.

La poesía de José Pulido narra: se expande por el espacio en blanco, cubre de líneas la respiración. Es un texto en el que los versos más largos son un viaje en el que no faltan todos los verbos. La acción es su biografía y la ajena. El recuento de un niño. El recuento de un adulto. La voz de un poeta que recuerda. La memoria de ciudades, pueblos, personajes, detalles, experiencias y hasta olvidos.

Y así, a quien habita el texto “Se le volvió polvo el alma”.

Los personajes respiran, dejan de hacerlo. Son nombrados, marcados por sus obras. Dejan de estar, son. Siguen siendo en estos poemas, en estos versos extensos que prolongan la vida imaginaria, verdadera, ficcional de quienes los leemos. Porque el lector también es una ficción, una mentira.

La lengua polvorienta: la poesía es un soplo, queda en el aire que respiramos, en el aire que dejamos de respirar. El aire que se hace ajeno, que pasa a ser de otro. Creo que por ese lado va la idea de este libro del poeta venezolano radicado en Génova. La otredad, en este caso, no es el Otro. El otro deja de ser y se hace “su” otro, otra respiración, que luego será otro polvo. Otro olvido u otra memoria.

2.-

No obstante, prueba sostenida, el olvido retorna hecho nombres celebrados, miembros de una sociedad de autores que han hecho de la poesía de hoy espacio para no olvidarlo, convertirlos en sujetos de ficción, metaficcionarlos, referenciarlos, hacerlos confianza del verso, parte del polvo que aún no hemos sido.

Pulido juega a dos voces: una, donde los poemas discurren libremente, en uso de su espacio, de la herida de su tiempo. La otra, un relato bíblico, temático literario donde Jesús, María, la madre del Mesías; Magdalena, Dios o el ángel Kafka juegan y hacen uso libre de las cursivas que ha recreado el autor.

Y mientras en este segundo espacio abundan las anécdotas, en los poemas que navegan y circundan el polvo están Shakespeare y algunos de sus personajes, el mismo Kafka y sus metamorfosis, el mago Merlín, el Santo Grial, el rey Arturo, Wislawa Szymborska

“Franz Kafka trataba de volar con alas atrofiadas”.

¿Las habrá quemado el sol, como las de Aquél que se desprendió desde lo alto y construyó el mito de lo casi imposible, volar con alas propias?

Por eso al decir, “…como polilla o cera”, queda en el ambiente el polvo y la argamasa que pudo haber servido a Ícaro para armar las alas imposibles.

El vuelo desde abajo, desde el polvo, desde los mismos huesos. Desde el poema oculto que luego sobresale como un brote, desde las raíces. La poesía es ocultamiento. Podría deslumbrar desde la sombra. O desde la cotidiana caminata de quien por las mañanas lleva bufanda y abrigo y traduce el clima de las paredes, cuenta las pisadas en unas calles que no le pertenecen. Mueve la mirada inquieta desde el bozo intacto de las estaciones. O el desdén de otro idioma, mientras crece en el interior solitario del pensamiento el poema, la imagen que habrá de decir.

En este libro José Pulido nos dice de su vida. La que le ha tocado andar en otro mapa. Camina con sus poemas. Los dice en susurro, los comenta con ella, la amada, se los dedica. Relata su parada en una esquina. Habla solo, como el loco que podría ser. O como el alucinado que siempre ha sido desde la poesía. Y escribe textos para descubrirse, para saberse el polvo que aún no es. El polvo de los huesos, el polvo del camino, el polvo del tiempo.

3.-

“Tienes que levantar tu casa con huesos de vorágine/ esa la materia prima que han dejado…”, insiste el poeta. El polvo de los huesos, ese que “Sólo sigue siendo alma…”, y que a pesar de ser volátil: “Somos lo que somos en todos los instantes…”.

El poema, el esqueleto, el polvo que hace la poesía, recuerda a quienes cercanos ya no están, pero cercanos en ausencia siguen estando: Manuel Caballero, Hanni Ossott, con quienes comparte el aire que una vez respiraron.

Hanni Ossott


En el poema “Letreros en la pared”, el poeta suma una lista de personajes que viajan por el polvo de estos textos. Un inventario afectivo que revela el carácter universal de las palabras: poetas, filósofos, artistas, una arqueología memorial: Apollinaire, Silvia Plath, Rilke, Ravel, Olga Guillot, Paganini, Ashbery, Ajmátova, Hamlet, Soto, Job, Dios…y así: “A medida que andamos el tiempo/ nos vamos convirtiendo en multitud/ cada nombre es una tribu…”

Pero también la soledad habita estas páginas, y por eso “Los apuntes de Malte Laurids Brigge”.

Y la apuesta por la soledad del ángel Kafka, María Magdalena, Jesús...Lecturas que intercalan silencio y bullicio, oración y maldición.

Y el yo propio, el que sigue andando: “Soy utópico/ echo de menos la sensación del mediodía..,”, como si los pájaros o la aves fuesen parte del reloj que sabe de términos e inicios.

Y un cierre magnífico:

“Cada quien tiene un tiempo/ las horas suyas/ las mías…”.

Y para que la poesía complete el ámbito personal, casero, la preparación de la mermelada, como un juego donde astros y amaneceres inician la revelación de las palabras.





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José Pulido. Fotografía de Gabriela Pulido Simne



José Pulido:

Poeta, escritor y periodista, nació en Venezuela, el 1° de noviembre de 1945.

Vive en Génova, Italia. 

En 1989 obtuvo el Segundo Premio Miguel Otero Silva de novela, Editorial Planeta. En el 2000 recibió el Premio Municipal de Literatura, Mención Poesía, por su poemario Los Poseídos. Ha publicado cinco poemarios y nueve novelas. Desde el 2018 el Papel Literario de El Nacional creó la Serie José Pulido pregunta y publica las entrevistas que ha realizado a creadores y artistas.

(Ha fundado y dirigido varios suplementos y revistas de literatura. Si se requiere información detallada sobre estas publicaciones, favor solicitarla a este  correo: jipulido777@gmail.com)

Forma parte de la Antología Por ocho centurias, XXI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, Salamanca, España, entre otras. Ha sido invitado a festivales en Irak, Colombia, Brasil, Chile, España y Génova. Participó, en 2012, como invitado de los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. En el 2018 y en el 2019 invitado al Festival Internacional de Poesía de Génova. 

Publicaciones más recientes:

El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora.

Compilación: Kira Kariakin y Eleonora Requena, para Caritas.

Poeti Uniti per il Venezuela, Parole di Libertà  (Poetas Unidos por Venezuela, Palabras de Libertad) publicado por Borella Edizioni, evento respaldado por la Associazione culturale Orquidea de Venezuela, con sede en Milán.

Poemario Heridas espaciales y mermelada casera editado por Barralibro Editores.



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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Gallina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 



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