Estimados Amigos
Hoy inauguramos esta nueva sección que nos servirá de pretexto para recordar y fijar en el recuerdo eventos y lugares que le dieron significado a esta ciudad Valencia, la de Venezuela. En esta entrada reproducimos el catalogo del Primer Festival de Rockola realizado en ese lugar mítico llamado El Perecito y que el progreso engulló hace ya algún tiempo.
El Perecito en los años 60s |
Richard Montenegro
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PROLOGO
JUAN PÉREZ SÁNCHEZ es una persona de iniciativas válidas en el pleno de la promoción y difusión de las manifestaciones artísticas, tanto académicas como populares.
Su instinto natural lo lleva al arte popular en donde él mismo se proyecta con inquietud de tallador cuyos caminos le abriera el magnífico heraldo de la madera Andrés Villanueva, El Tucán.
En esta oportunidad Juan nos trae al mundo de la rockola, ese artefacto tecnológico que de alguna manera se involucró en nuestra adolescencia, juventud e inmanencia de hombres puros. Recordar la historia de este artefacto nos lleva a hacer una retrospectiva que data desde 1877, cuando Thomas Alva Edison inventara el fonógrafo.
Pero propiamente, se debe el desarrollo de la rockola al comerciante de San Francisco Louis Glass, quien le dio al fonógrafo de Edison una visión de diversión masiva y lucrativa, para lo cual ...añadió al fonógrafo de Edison cuatro tubos con audífonos y ranuras para recibir monedas".
Así fue como nació la rockola (primer fonógrafo accionado con monedas), haciendo su aparición en el mercado el 23 de Noviembre de 1889 en el Glass Palais Royale Saloon, de San Francisco.
La historia de la rockola se ha vuelto centenaria, y como lo afirma Hummel: "Glass rescató a ese invento para la posteridad".
Son más de cien años transcurridos desde aquel lejano debut en el Glass Palais Royale Saloon de San Francisco. Todo un acontecimiento que rápidamente se propagó por tabernas, restaurantes, centros vacacionales y otros lugares públicos. La "tragamonedas", como despectivamente fue bautizada, dio origen a los llamados salones fonográficos, los cuales literalmente eran asaltados por una multitud entusiasta por oír sus melodías favoritas a través de auditorios.
En el último decenio del s. XIX prácticamente todo el territorio estadounidense estaba "sembrado" por estas máquinas de diversión.
Pero este furor fue apaciguado con la aparición de otros inventos, tales como las pianolas activadas con monedas, la aparición del disco de mayor duración mediante el cual la música grabada se asimiló a la intimidad del hogar.
Pero entrado un cuarto del siglo XX reaparecieron las rockolas, con un sentido diferente para proyectarse en el mercado: diseño novedoso en la estructura del aparato, seleccionadores dotados de una mayor posibilidad para la escogencia del cliente. Así fue incorporado a los salones de baile donde acudía la juventud a divertirse. Según afirmación de Raymond J. Callourl "el repertorio incluía jazz de Nueva Orleans, fenómeno que en gran medida, gracias a las traganíqueles, se difundió a toda la nación y a otras plazas".
Ya para los años de la gran depresión encontramos que la rockola se convierte en el vehículo de masas por excelencia que utiliza el público para sacudirse las angustias generadas por la crisis.
Así fue como la caja sonora, bellamente diseñada, llena de luz y de vida, dio actualidad a la música de Benny Goodman, Woody Hermán, Glenn Miller, entre otras bandas musicales. De allí la afirmación del experto psicólogo Saúl Silverman: "En aquellos tiempos los jóvenes no vagaban, se concentraban en torno a la rockola".
Aunque parezca un tanto irreverente, podríamos hasta hablar de una geografía musical de la rockola, sobre todo en estas latitudes que para la época no tenían suficientemente desarrollada una red de comunicaciones o cobertura nacional e internacional. Es aquí en donde actúa el invento diseñado por Glass, cuando se armonizan el disco grabado y la parte mecánica del aparato. A través de la inmensa geografía mundial se extiende la presencia de la rockola. Se promociona el folclore de los países, las melodías, las baladas, canciones, ritmos diversos que son conocidos y apreciados en otros países.
"La Valencia que se nos fue". El Primer festival de Rockolas en el Perecito. Parte II/II
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Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 y en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica editado por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.
Hola amigos. Gracias por recordar al Perecito,pase grandes momentos alli. Yo tuve oportunidad de disfrutar de este festival. Gracias
ResponderEliminarHola estoy vendiendo una rockola identica a la de la primera foto, la rockola de colores,,saludos.
ResponderEliminarMe gusto su pagina les dejo mis datos (andreavazquez_6@hotmail.com)
Hola Andrés¡
ResponderEliminarGracias por visitar el blog. Nos agrada saber que te haya gustado el blog y esperamos que te coviertas en un asiduo visitante. Conocemos a varios amantes de las rockolas así que le haremos llegar tu correo y tu oferta para ver si llegan a algún acuerdo.
Pásala bien