Niños inaugurando su LUDOTECA |
Estimados Lectores
Hoy tenemos el gusto de compartir con ustedes la más reciente colaboración del escvritor venezolano Carlos Yusti. El suceso reseñado por la nota que Yusti nos obsequia es un gran triunfo en un país donde los líderes políticos acostumbran a sacrificar el bienestar colectivo en aras de uno más cercano: el bienestar propio.
Deseamos disfruten de la entrada.
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Notas desabrochadas : Juego y aguafiestas
Carlos Yusti
En días pasado se inauguró en una
escuela de mi comunidad una ludoteca. Mi esposa, la socióloga Ana María Marín, y yo estuvimos
bastante cerca de todo las fases superadas para darle viabilidad y junto a los
directivos de la escuela, sus maestros y algunos representantes sorteamos un
sin fin de trabas y cotidianos obstáculos. Por supuesto jamás nos rendimos ante
la burocracia ministerial y mucho menos a esa enorme anomia del gobierno de
turno que todo lo impregna como una peste.
Como es lógico un proyecto de
semejante envergadura necesita un buen apoyo y en tal sentido la Asociación
Civil TEPUI (https://tepui.ch/#about), radicada en Suiza, pero cuya presidenta ejecutiva Yelitza
Bättig Louzé es venezolana (y en la que algunos de sus hermanos fueron
estudiantes en la escuela), fue el soporte necesario para darle concreción a La
ludoteca. Fue todo una series de reuniones y talleres que involucró, desde el
primer momento, a los directivos, maestros, alumnos y representantes de la
institución.
Ana María Marín y Maurelena Remiro Galindo |
Se
inició en marzo del año 2017 con un primera reunión con los directivos de la
escuela en la que se explicó que era TEPUI y cuales eran las propuesta sobre
una ludoteca, la cual contemplara el préstamo del juguete a los niños. Esa
reunión dirigida por Maurelena Remiro Galindo, representante en nuestro país
de Tepui, contó con una dinámica singular a la cual asistieron las directoras
de CDI Caroní, del preescolar Yocoima y de la Escuela Integral Bolivariana
Yocoima, en la misma se dieron los
primeros lineamientos de la ludoteca que soñamos, los insumos de esta reunión
fueron procesados y llevados a los maestros en una reunión donde se agregaron y
se enriquecieron con las opiniones de los maestros, en mayo de ese mismo año se
bajó a los niños en un primer taller que se realizó en el espacio de la
ludoteca, los niños hicieron aportes relevantes, posteriormente se trabajó con
los padres de diversas maneras, aula por aula y de forma grupal. Los padres
fueron un elemento altamente motivante cuando aportaron, con mucha generosidad
y compromiso, los recursos necesarios para acondicionar el espacio de la
ludoteca. Así se logró soldar, reparar
el aire acondicionado, colocar los cables para la iluminación, reparar los huecos en el piso porque los padres del
tercero A donaron el cemento necesario, también los ganchos para el techo, anticorrosivo,
electrodos, entre otros materiales; y por supuesto el andamio económico de
Tepui que permitió moldear un espacio para que los niños se sintieran a gusto y
por un momento se olvidaran de la realidad circundante que es siempre cruda y
muchas veces carente de metáfora o belleza.
Los niños hicieron su carnet |
En lo
personal me interesa el juego no desde esta carpintería emotiva y de tesón a
pesar del viento en contra, sino más bien desde ese componente ético y
filosófico que se encuentra en las entrañas de cualquier juego.
Recuerdo
con huecos estelares mi niñez, y algunas puntuales estrecheces, pero siempre
veo a ese niño que fui al borde de la euforia jugando. Lo hacía sólo ya que mi
otras tres hermanas tenían su propio mundo de juegos. En soledad jugaba con
soldados de plástico y con un camión volteo, repleto de cubos de colores por el
alucinaba. Luego recuerdo a otros niños del barrio con los cuales jugaba
metras, volábamos samuras y barriletes.
De adolescente jugaba ping-pong, ajedrez, pelotica de goma, chapitas, boxeo.
Johan Huizinga |
Sin duda
me hice adulto con menos traumas gracias al juego. Es inevitable no traer a
colación el libro Homo ludens de Johan Huizinga ha escrito: “El juego no es la
vida corriente… o la vida propiamente dicha. Más bien consiste en escaparse de
ella a una esfera temporera de actividad que posee su tendencia propia”. El
juego es como ese agujero de conejo por la que cae Alicia, ese inolvidable
personaje de Lewis Carrol, hasta llegar a un universo y disparatado del sobrero
loco. Además el juego permite socializar, buscar compinches y camaradas.
Mientras se juega todo se mueve en esa esfera de la simulación. Se juega para
tomarse la vida con la debida seriedad requerida, no obstante no hay nada más
serio que el juego y por eso Huizinga acota: “La risa se encuentra en cierta
oposición con la seriedad, pero en modo alguno hay que vincularla necesariamente
al juego. Los niños, los jugadores de fútbol y los de ajedrez, juegan con la
más profunda seriedad y no siente la menor inclinación a reír”.
La
estética singular del juego estriba en la variedad de direcciones que tiene, en
esa belleza fragmentaria algo así como un caleidoscopio donde impera la tensión,
el equilibrio, el contraste y por eso Huizinga escribe: “El juego oprime y
libera, el juego arrebata, electriza, hechiza. Está lleno de las dos cualidades
más nobles que el hombre puede encontrar en las cosas y expresarlas: ritmo y
armonía”.
La presidenta de TEPUI juega con las maestras |
El juego
aparte de poseer los signos evidentes de ser un catalizador cultural, estético
y social goza de un componente ético que tiene su epicentro en las valores como
la solidaridad, la honestidad, el respeto. Etc. Se juega conociendo las reglas,
respetando su normativa para que el juego no pierda su belleza. De igual modo
le da cabida al otro sin restricciones ni requisitos. En el juego no hay
enemigos, sino contrincantes, competidores, etc. Al contrario de la guerra, en
la cual la lucha es a muerte, en el juego se celebra la vida, el esfuerzo, la
destreza.
Escena de «Byung-Chul Han en Seúl y Berlín», documental de I. Gresser que se estrenó el 9 de febrero en Barcelona - abc |
En
ocasiones la sociedad (o el Estado) busca barnizarlo con una capa política y
sacar provecho sea propagandístico o de productividad de allí que el filosofo
Byung-Chul Han escriba: “Para generar mayor productividad, el capitalismo de la
emoción se apropia del juego, que propiamente debería ser lo otro del trabajo.
Ludifica el mundo de la vida y del trabajo. El juego emocionaliza incluso
dramatiza el trabajo, y así generar una mayor motivación(…)Un jugador con sus
emociones muestra mayor iniciativa que un actor racional o un trabajador
meramente funcional”.
El juego
no se encuentra sujeto a imposiciones externas aunque muchos factores fuera de
su esfera intenten ahormarlo a exigencias siempre oscuras y cercanas al ritual.
La duración, si se quiera rápida, del juego puede ser la mejor contra dichos
factores o como lo acota Byung-Chul Han: “Las cosas que requieren una
maduración lenta no se dejan ludificar. La duración y la lentitud no son compatibles
con la temporalidad del juego”.
Pedagogos
y demás especialistas han escrito en cantidad sobre lo vital que es el juego
para el desarrollo de los niños y las niñas. La gente que asume la vida con
gran pompa, jactancia y cosa desencadenas guerras y tragedias espantosas,
carecen de un espíritu lúdico que los encamine hacia la luz compleja del juego,
para su normativa y sus reglas. Huizinga escribe: “El jugador que infringe las
reglas de juego o se sustrae a ellas es un “aguafiestas
(Spielverderber: estropeajuegos).
El aguafiestas es cosa muy distinta que el jugador tramposo. Este hace como que
juega y reconoce, por lo menos en apariencia, el círculo mágico del juego. Los
compañeros de juego le perdonan antes su pecado que al aguafiestas, porque éste
les deshace su mundo. Al sustraerse al juego revela la relatividad y fragilidad
del mundo lúdico en el que se había encerrado con
otros por un
tiempo. Arrebató al
juego la ilusión, la inlusio, literalmente: no entra en juego,…”
La presidenta de TEPUI y la directora de la escuela |
Jugar amerita tener la
imaginación en activo, la ilusión en su máxima efervescencia. De allí que
jugar, o ayudar a crear una ludoteca, es una manera efectiva de que la
imaginación alce vuelo y de amargarle el día a tanto aguafiestas,
encumbrados en sus pequeñeces y abusos de poder.
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Carlos Yusti en Barcelona, con la estatua de Colon al fondo, al final de la Rambla donde desemboca en el puerto.
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Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones El correo del Caroní en Guayana y el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordina la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal
Tomado de Letralia
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