miércoles, 24 de julio de 2024

Diego Rojas Ajmad: El maravilloso ensayista Carlos Yusti, no usa teléfono celular ni maneja redes sociales por eso es un Raro

 



Estimados Liponautas

Hoy compartimos con ustedes este texto de Diego Rojas Ajmad donde hace una valoración del trabajo escritural de nuestro amigo Carlos Yusti y donde lo cataloga como "raro", una palabra complicada de usar en Venezuela, ya  que es el eufemismo usual al hablar de los homosexuales. Luego Rojas Ajmad lo empalma con la genealogía Ruben Darío y su libro Los Raros y remata con esto:"Yusti no usa teléfono celular ni maneja redes sociales.". Después de tamaña afirmación decidimos investigar profundamente y descubrimos una característica portentosa: Ninguno de los autores tratados por Ruben Darío, incluso el mismísimo Darío, no usaban celular (teléfono móvil) ni redes sociales digitales. Cuando mucho usaban una red analógica llamada correo postal. La vida del pobre Edgar Allan Poe habría sido muy distinta si hubiese tenido celular. Creemos que las próximas ediciones de Los raros, ameritaría una actualización del título: Los amóviles sería un apelativo más certero y que con seguridad aumentaría las ventas.

Lo que vamos a decir ahora puede que sea considerado un spoiler, o como se solía decir en Venezuela: es una espuela, Carlos Yusti, es raro muy raro...(excluyendo por supuesto la definición venezolana)


Ahora disfruten de la entrada


Atentamente


La Gerencia


*******



Apuntes sobre la obra literaria de Carlos Yusti



La obra de Carlos Yusti será estudiada dentro de algunos años. Seguramente aquellos investigadores del futuro se preguntarán, asombrados, cómo los lectores de hoy no logramos ver semejante maravilla.



Por Diego Rojas Ajmad

12 Dic, 2021 - 8:21 PM



@diegorojasajmad


Quienes estudiamos literatura usualmente echamos mano de lógicas de investigación que se comparten con otras disciplinas científicas: describimos el objeto de estudio en sí mismo, desde sus cualidades intrínsecas, y luego establecemos relaciones con otros objetos de su misma clase o especie. Algo parecido hizo Charles Darwin cuando clasificó caracoles, o es la misma vía metodológica que empleó Mendeléyev al crear la tabla periódica de los elementos. Pareciera que la idea general es ordenar el mundo, hacer un mapa que nos haga inteligible el desorden que en esencia es la vida. Poner cada cosa en su sitio.


Los estudios literarios hacen lo mismo, y si me pidieran que describa y clasifique la obra de Carlos Yusti (Valencia, 1959) diría que es inusual, difícil de etiquetar y comparar. En una hipotética tabla periódica de la literatura venezolana, a Carlos Yusti lo ubicaría en el grupo de los metales raros (Tierras raras, acotación agregada por el editor). En una clasificación zoológica de nuestras letras, quizás no sabría dónde ubicar a Yusti, pues él es más un animal fantástico, de esos que abundan en los bestiarios medievales.

Si tuviese que caracterizar a Carlos Yusti diría, sin pensarlo mucho, que él es un raro.


Quiero explicar mejor ese término de raro para que Yusti no me malinterprete. Rubén Darío, el universal poeta nicaragüense, publicó en 1896 un libro que contenía veintiún semblanzas de escritores de su preferencia, entre los que incluyó a Verlaine, el Conde de Lautremont, Edgar Allan Poe, José Martí, entre otros. Todos esos escritores tenían en común, según Rubén Darío, el haber desarrollado una obra fuera de la norma, el compartir una curiosa relación con la escritura, a extramuros del canon, y aun así esas obras mantenían una suprema belleza y profundidad. Rubén Darío tituló ese libro de semblanzas como Los raros y ese es precisamente el sentido que encuentro en la obra literaria de Carlos Yusti.


¿Pero cuáles son específicamente las cualidades de la obra de Yusti que le hacen ser un raro?

En primer lugar, Yusti se ha dedicado exclusivamente al ensayo, género no muy popular ni entre lectores ni escritores de nuestro país. Sí, existe una larga tradición de ensayistas venezolanos, desde Andrés Bello, Ramón Isidro Montes o Cecilio Acosta, pero aún hoy el género no se siente como parte de la literatura y es visto más como una planta parásita que solo existe para la academia.

Yusti ha publicado varios libros: Pocaterra y su mundo (1991), Vírgenes necias (1994), Cuaderno de argonauta (1996, Premio de Ensayo Casa de la Cultura Miguel Ramón Utrera), De ciertos peces voladores (1997), Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión (2006, Premio de Crónica IV Bienal de Literatura Antonio Arráiz), Dentro de la metáfora: absurdos y paradojas del universo literario (2007), Para evocar el olvido y otros ensayos inoportunos (2007) y Poéticas del ojo. Una mirada impertinente acerca de las artes visuales (1999-2008) (2011), además de innumerables textos dispersos por las prensa nacional e internacional, siempre desde el ensayo y la crónica. Sin embargo, el hecho de escribir ensayos no lo hace automáticamente un raro, así que hay que buscar más indicios de su rareza en otros niveles.


Si revisamos su estilo y los temas tratados, quizás demos mejor con la causa de su condición de autor inusual.


“Cada tipo de literatura tiene algo, leer siempre será ganancia. Esa idea de que si no lees cierto tipo de libros, entonces no eres lector, es mentira”

Yusti escribe con un estilo directo, no cargado de adjetivos inútiles, un autor de lengua lampiña que dice las cosas por su propio nombre, sin por ello perder la belleza de la frase o, como le gusta decir a él, la “angelación o enduendamiento”:


Aunque debo reconocer que escribo porque soy un obstinado, un amargado, un aduendado que tiene fe ciega en las palabras y en la imaginación. Escribo para pasar en limpio mis olvidos, las tachaduras y borrones de mi vida aguijoneada de trivialidades, horarios, rutinas y objetos que nunca se ablandan”.




Esta característica de su estilo lo asemeja a Henry Miller, a Bukowsky, a Vonnegut, o en el contexto venezolano, a Miguel Eduardo Pardo, Pocaterra, Blanco Fombona, Argenis Rodríguez, Salvador Garmendia… Ese es su árbol genealógico, su familia de raros.


Pero Yusti no solo es raro por el género que cultiva y por su estilo; lo es además por las temáticas que desarrolla en sus trabajos. Sus temas siempre están al margen de lo que usualmente se encuentra en los ensayos de corte académico o literario. Yusti escribe sobre escritores fracasados, sobre autores que plagian, sobre bibliografías de libros que nunca se han escrito, sobre libros prohibidos y mágicos, sobre revistas de literatura hechas por pacientes de hospitales psiquiátricos, sobre el libro como objeto de la cultura y su impacto en nuestras vidas (tema que ha relacionado con otra de sus facetas, la de artista plástico, al replantearse las formas tradicionales de los libros y hacer con ellos el soporte de nuevas obras de arte)… es decir, la temática de su escritura se sitúa en los márgenes que separan la realidad de la ficción y que pueden llevarnos a la locura. Es, como él dice, hablar de “la vida traspapelada con la literatura”.

Un trabajo de Carlos Yusti.

Hay otro tema recurrente en los ensayos de Yusti, además de los mencionados, y es el que se refiere a la situación del escritor en la sociedad. Sobre ello hay una constante queja y denuncia y ello resulta un excelente material para comprender la sociología de la creación literaria en este contexto:


Luego, con los ninguneos editoriales y los empeñones que te dan las roscas literarias va uno descubriendo que este oficio de las letras es una cabronada, que este es un oficio de egos enfrentados, de zancadillas y hambre garantizada. Que uno tiene que ejercer otros trabajos para verle la costra al pan, que muchas veces debe hacerla de puta de las letras, de ‘negro’ tarifado para comprender de qué coño va la realidad y dónde empieza la ficción de las palabras y las metáforas”.

Con Yusti aprendemos que una cosa es la obra literaria, creada con la sangre y sudor del escritor, y otra muy distinta la literatura, con sus pequeñeces de envidia, venganzas, zancadillas y silencios. En los ensayos de Yusti se ve aquel albatros de Baudelaire trastabillando sobre las páginas.


Por todas estas razones afirmo que Yusti es un raro. Pero si me pidieran una evidencia más les diría que hay una que ninguno de nosotros podrá refutar: Yusti no usa teléfono celular ni maneja redes sociales. ¿No creen que eso es algo muy raro en estos tiempos?

Ese no es un dato superfluo y nos puede servir para conocer mejor a Yusti y su relación con la escritura. El teléfono móvil, la computadora portátil de estos tiempos, ha modificado muchas de nuestras actitudes y valores. Sí, ha acortado las distancias y los tiempos de respuesta. Nos mantiene informados con mayor rapidez. Sin embargo, también ha fomentado las noticias falsas, la descontextualización, ha disminuido los tiempos de atención y ha aupado la pugna estéril. Además, le ha borrado a la idea de éxito el trabajo constante, sin aspavientos, y ahora lo que no es instantáneo o no tiene likes o retuits resulta siendo un fracaso.


Yusti, al contrario, trabaja desde la otra orilla, sin angustiarse por la visibilidad inmediata o por los fuegos fatuos de la fama. Escribe y lee sin parar, solo para alimentar a la literatura misma. Como él mismo dice:

Un libro de ensayo que presenta peldaños, pasadizos y canales vinculantes entre diversos autores

Si me preguntan por qué escribo, por qué sigo en esta ‘escribidera’, como me recriminaba mi madre, me valdría de lo escrito por George Mikes: ‘Creo que no soy otra cosa que el eterno autor que no crea nada perdurable, y cuyo mérito exclusivo consiste en que él (junto con otros pocos centenares de miles) mantiene viva a la literatura. Un hombre que nada tiene que decir, pero que experimenta un irresistible impulso de decirlo”.


Su obra de seguro será estudiada dentro de algunos años. Será motivo de trabajos de grado, de artículos de investigación, de ponencias, y aquellos investigadores del futuro se preguntarán, asombrados, cómo los lectores de hoy no logramos ver semejante maravilla, maravilla…


Tomado del Correo del Caroní



Parte II Taller El libro de artista con Carlos Yusti




*******


Carlos Yusti en Barcelona, con la estatua de Colon al fondo, al final de la Rambla donde desemboca en el puerto.



Carlos Yusti (Valencia, 1959). Es pintor y escritor. Ha publicado los libros Pocaterra y su mundo (Ediciones de la Secretaría de Cultura de Carabobo, 1991); Vírgenes necias (Fondo Editorial Predios, 1994) y De ciertos peces voladores (1997). En 1996 obtuvo el Premio de Ensayo de la Casa de Cultura “Miguel Ramón Utrera” con el libro Cuaderno de Argonauta. En el 2006 ganó la IV Bienal de Literatura “Antonio Arráiz”, en la categoría Crónica, por su libro Los sapos son príncipes y otras crónicas de ocasión. Como pintor ha realizado 40 exposiciones individuales. Fue el director editorial de las revistas impresas Fauna Urbana y Fauna Nocturna. Colabora con las publicaciones  El correo del Caroní en Guayana y  el Notitarde en Valencia y la revista Rasmia. Coordinó la página web de arte y literatura Códice y Arte Literal. Actualmente es coeditor de la revista digital Cárcava

*******




DIEGO ROJAS AJMAD (Venezuela, 1974). Doctor en Letras. Profesor de la Universidad de Guayana y de la Universidad Católica Andrés Bello (Guayana). Es autor de varios libros y artículos relacionados con la historia, la teoría y la crítica literarias. Entre sus libros se cuentan: Mundos de tinta y papel. La cultura del libro en la Venezuela colonial (USB, Editorial Equinoccio, 2007), Estampitas merideñas (Instituto Merideño de la Cultura, 2010), Revista Válvula: edición facsimilar (ULA, 2011), Estampitas guayanesas (UNEG, 2016), Para una historia literaria desde la complejidad. La historiografía de la literatura venezolana y sus tramas (Editorial Académica Española, 2017) y Posciudades. Manual de uso para ciudadanos nostálgicos y esquizofrénicos (UCV, 2017), entre otros. En el 2006 ganó el premio único de la Bienal Latinoamericana de Ensayo Enrique Bernardo Núñez. En el 2007, el concurso “Cuentos sobre rieles” y en el 2017 obtuvo el primer lugar en el premio de ensayo “Caracas 1567-2017”.

Es columnista de Prodavinci y del Correo del Caroní.


Agulha Revista de Cultura



No hay comentarios:

Publicar un comentario