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| Imagen tomada de aquí. |
Los verdaderos monstruos que estamos alimentados.
Llevo más de 30 años dando clases, básicamente de teoría económica. En todo este tiempo el concepto, la idea que más me cuesta explicar y más les cuesta entender a mis alumnos universitarios, es razonarles que no tiene sentido que el último invento de la humanidad, donde se han invertido ingentes cantidades de recursos y que es caro prestar ese servicio tan novedoso. Y pese a ello nos lo proveen, nos lo dan a todos, GRATIS. Y no son precisamente ONGs, ni organismos públicos, sino empresas multinacionales (verdaderos tiburones empresariales) que cada año ganan un puñado de Potosís. Hablo de las redes sociales, de internet, de la web global, de la realidad digital que comienza a ser más importante que la realidad física para muchas personas. Por ejemplo, los hikikomori japoneses.
Frederik POHL en 1967
Todos sabemos que, en toda partida de póker, siempre hay un pardillo. Si a los 5 minutos no has descubierto quien es, es que eres tú.
Pues eso es exactamente lo que pasa cuando mis alumnos se aferran a la creencia (como si fuera un dogma de fe) que la publicidad que recibimos en las redes es suficiente para pagar el chiringuito y generarles unos pingues beneficios a estas multinacionales. No, no es eso, eso no es el pardillo. El producto que venden estas multinacionales tecnológicas no es publicidad, nos venden a nosotros, a los usuarios. Vaya que el pardillo eres tú: tus datos, tus hábitos, tus rutinas, tus fantasías sexuales, tus deseos y tu ideología política, eso es lo que pagamos por acceder gratuitamente a las redes sociales. Los CRM (Customer Relationship Management o Gestión de Relaciones con Clientes) se han convertido en verdaderas máquinas todopoderosas que no paran de crecer. No, no serán las IA’s dedicadas “al apoyo de los gobiernos de nuestros países“ las que se rebelen y se hagan con el férreo control de la humanidad, como pronostica la saga cinematográfica Terminator o la heptalogía de Robots de Isaac Asimov. No, serán los CRM, los monstruos cibernéticos que estamos cebando para que, finalmente nos acaben sacando los ojos.
La primera vez que leí algo así, algo semejante a lo que acabo de describir fue en la novela de Frederik Pohl: La guerra de los mercaderes escrita en 1986 y continuación de la obra maestra escrita por el propio Pohl y Cyril M. Kornbluth: Los Mercaderes del Espacio en 1953. Desgraciadamente Cyril murió en 1958 con sólo 35 años. Nihil novum sub sole, hace 39 años que el bueno de Pohl lo explicó, mucho mejor que yo, claro está.
MERCADERES DEL ESPACIO
Málaga, 26 de noviembre de 2025





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