Acercarse a una
figura histórica como Karl Marx no es una tarea fácil. Su influencia política
le reportó o el odio y la denigración más absoluta o la exaltación a los
“altares” de los adeptos al comunismo. Una matización: conceptualmente en
nuestra época moderna no ha existido ninguna economía comunista o sistema
económico comunista. Únicamente han existido Estados Socialistas o sistemas
económicos de socialismo de Estado. A partir de ahora lo llamaré socialismo
real que es como lo estudié yo, antes que los inquisidores de la ortodoxia
dominante aplicaran su rodillo terminológico y censor. Evidentemente el
marxismo triunfó en buena parte del mundo en la parte central del siglo pasado,
lo que acabó en culto a Karl Marx, que el profesor Gareth Stedman (autor de una
reciente biografía de Marx) desmonta, demostrando que esa mitificación la
inició Engels tras la muerte de Marx.
Conocer a la
persona detrás del mito, su pensamiento filosófico real y su pensamiento
político y no el que nos hicieron creer sus seguidores o el que presentaban sus
detractores es interesante per se. Afirmaciones como:
“…El propio Marx aseguraba no ser marxista …”
Frase que llamará
la atención del lector no iniciado. A día de hoy el socialismo real ha sido
derrotado, sólo China mantiene ciertos principios, pero su sistema económico ha
abrazado parcialmente el capitalismo. Particularmente la porción de su economía
que la convierte en una potencia económica casi tan poderosa como los EE.UU. es
la capitalista. No está nada mal para un país agrícola y secularmente atrasado
como era la China de los días de la larga marcha de Mao. Sin embargo laconstrucción de un Hospital en 10 días en Wuhan a principios de febrero de
2020 se ha logrado con la parte de organización socialista, no la capitalista.
El socialismo real también convirtió a una atrasada Rusia en el dique que
contuvo y venció al nacismo y rivalizó con unos EE.UU., en absoluto desgastado
durante la 2ª Guerra Mundial, durante cuarenta años. También olvidamos que fue
el socialismo real el que permitió desarrollar a Corea del Sur hasta el punto
de poder considerarse una economía desarrollada. Todos esos puntos tienden a
ser olvidados en las valoraciones del legado marxista. Pero la entrevista que
sigue no aborda estos puntos y por lo tanto tampoco lo hará esta entadilla.
Sino que se adentra en la figura de Marx, con sus luces, con sus sombras y tras su muerte el camino de su beatificación
en los altares ateos del comunismo, su conversión en Mesías de la lucha de
clases.
Yo tuve la suerte
de que me explicaron la organización socialista de la economía en la Facultad
de Económicas. Se dio la feliz circunstancia que cursé mi licenciatura de
Ciencias Económicas y Empresariales antes del colapso del socialismo real en
las naciones europeas. Sin embargo cuando comencé a impartir clases en la
facultad todo rastro del marxismo había desaparecido. Ahora en las
universidades sólo se explica una suerte de religión mística del mercado algo
tan imaginario como un Unicornio. Algo tan risible que ha llevado al premio
Nobel de Economía; Joseph Stiglitz a afirmar a eldiario.es: La idea de que el mercado es eficiente y un motor de competitividad esabsolutamente errónea. Pero no es el
momento, ni el lugar de discutir las bondades de los sistemas educativos
universitarios actuales.
Retomando a Marx.
En un momento de la entrevista el profesor de Columbia realiza el comentario
que permitió a Andrés Seoane titularla:
“… aunque sea identificado como teórico del comunismo,
Marx supo, como pocos en su época, revelar al mundo la anárquica vocación del
capitalismo para reinventarse, convirtiéndose así en el verdadero teórico del
capitalismo. …”
Más allá de la
evidencia de la respuesta, el profesor Stedman está sentando las bases de su
respuesta a la arquetípica pregunta, que como no podía ser de otra forma
también realiza el periodista de esta entrevista: Andrés Seoane:
“… ¿además de incompleto, el pensamiento de Marx es
fracasado? …”
Donde el fracaso
que alude el periodista es al incumplimiento de la profecía de la muerte del
capitalismo, parte central de la doctrina marxista. Stedman contesta
magistralmente y ahora en un momento lo podrá leer. Pero para acabar daré un
rodeo a esta cuestión. Imaginemos un
etólogo que se planta delante de un grupo de conejos y detalladamente les
explica su comportamiento, sus motivaciones y la proyección razonable que
tendrá esto en su población. Los conejos no aplaudirán al acabar la exposición,
ni se enfadarán, ni chillarán, moverán el bigote y seguirán comportándose como
el etólogo ha descrito. Pero si eso mismo hace un economista ante un grupo de
inversores en bolsa, explicándoles cómo y porqué actúan los compradores y
vendedores de acciones, inmediatamente cambiarán su comportamiento. Tendrán en
cuenta lo explicado por el economista para mejorar sus resultados. Morir de
éxito se podría llamar. Obviamente esto no es nuevo, ya lo sabían los
sociólogos en el siglo XIX en tiempos del magistral Auguste Comte, por eso se
quería restringir su estudio: para evitar que las personas cambiasen su
comportamiento, en su beneficio, convirtiendo las teorías explicativas en
erróneas, precisamente por haber sido exitosas en un primer momento. La
proyección del colapso del sistema de plusvalías del capitalismo predicho por
Marx tuvo un efecto semejante. Las fuerzas vivas del capitalismo al conocer la
predicción variaron su comportamiento, se acomodaron, variaron. Demostraron la
tremenda capacidad de adaptación del capitalismo como Marx descubrió y el
profesor Stedman nos anunciaba un par de párrafos antes y finalmente convirtió en
errónea la predicción. Esa capacidad de adaptación es la verdadera razón del triunfo
del capitalismo frente al socialismo real, no su mayor eficiencia o valores
morales como bien comenta el premio Nobel Stiglitz. Les dejo con Karl Marx la
persona, el pensador, lejos del mito.
by
PacoMan
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Gareth Stedman Jones: "Marx fue el verdadero teórico del capitalismo"
Cuando se cumplen 200 años del nacimiento del pensador alemán, el profesor Gareth Stedman Jones publica Karl Marx. Ilusión y grandeza (Taurus), una exhaustiva y completa biografía que se propone retratar al Marx real contextualizándolo en su época y huyendo del mito creado por las ideologías del siglo XX.
ANDRÉS SEOANE | 05/04/2018
En el ya canónico comienzo del Manifiesto comunista Marx citaba al fantasma del comunismo que recorría Europa, pero hoy es otro, el del revisionismo histórico, el que afecta a una sociedad que ya no se circunscribe al viejo continente. Cuando se cumplen 200 años de su nacimiento, ni siquiera Karl Marx se libra de un aluvión de investigaciones y reformulaciones sobre su vida y, especialmente, su pensamiento. Si bien es cierto, que en este caso parece pertinente intentar volver a la figura original de un Karl Marx del que se apropiaron tras su muerte multitud de ideólogos de todo pelaje que deformaron en buena medida el legado del alemán, que conjugó un brillante desempeño en la filosofía y la economía política, con predicciones erróneas, análisis poco profundos y una militancia política vacilante y voluble. Precisamente rescatar ese pensamiento marxiano, caótico y contradictorio, es el objetivo del catedrático de Historia de las Ideas de la Universidad de Cambridge Gareth Stedman Jones (Londres, 1942), que en la exhaustiva y voluminosa biografía Karl Marx. Ilusión y grandeza (Taurus) se preocupa de algo tan complejo como separar al hombre y sus ideas del mito y sus dogmas.
Gareth Stedman Jones |
Pregunta.- Un empeño clave en su libro es separar al Karl Marx real del mito construido sobre él. ¿En qué se parecen y diferencian el Marx que vivió en el siglo XIX del creado durante el XX?
Respuesta.- En muchos aspectos la semejanza no va más allá del nombre. El pensamiento de Marx, que abarca mucho más que el ámbito económico al que se le circunscribiría posteriormente, es a la vez hijo de su tiempo y de una gran modernidad, lo que contribuyó a las famosas contradicciones y titubeos que el dogmatismo posterior ha tratado de ocultar o eliminar. Hasta ahora sus biografías, elogiosas o denostadoras, se centraban en cuestiones como su vida familiar, su muy cuestionable antisemitismo o su difícil carácter, aspectos de sobra conocidos. Por eso, más allá de relatar esos elementos, trato de explicar su vida como un episodio esencial en la historia del pensamiento que, incluso a pesar del propio Marx, tuvo una enorme influencia en el siglo XX. Tras su muerte, y en buena parte a instancias de Engels, empieza a utilizarse su figura de gran pensador para diversos fines, lo que la aleja del Marx real, que no encaja muchas veces con ese prototipo. Por eso cada vez más se va inventando un Marx legendario, como se aprecia en el intento póstumo de rehacer su obra completa, de la que hay mucho que se deja fuera, por lo que se da una visión bastante cosmética del asunto.
P.- El propio Marx aseguraba no ser marxista, y usted afirma que los pioneros del socialismo del siglo XX no habrían entendido los verdaderos sueños de Marx. ¿En qué momento lo marxiano se volvió marxista?
R.- Desde finales del siglo XIX y a lo largo de todo el XX hay una brecha cada vez más profunda entre el marxismo y Marx, por eso lo llamo Karl, para diferenciarlo de este icono tan reverenciado con posterioridad. Este proceso comienza con los socialdemócratas alemanes de finales del XIX que no pueden cambiar la sociedad demasiado porque están en una posición bastante sojuzgada. Entonces Engels les habla de la inminente debacle del capitalismo, una idea suya, y les dice que en un estupendo libro de Marx llamado El capital podrían leer lo que iba a suceder. Después varios de sus discípulos como Eduard Bernstein o Karl Kautsky discuten sobre si debatir en torno a los errores de Marx, pero August Bebel, el jefe del partido dice que no, que los trabajadores se decepcionarán muchísimo si se cuestiona a Marx, inaugurando la línea dogmática. Ya después de la Primera Guerra Mundial Marx se convierte en esta figura equiparable a Moisés, un mito monumental. Así que no podemos echarle la culpa de esta mitificación al comunismo soviético porque empieza antes, aunque la visión rusa la enfatizó todavía más.
En origen, la filosofía de Marx tiene poco que ver con el pensamiento económico, trata sobre la caída del hombre"
P.-¿Qué influencia tuvo en la formación de su pensamiento el turbulento siglo XIX, plagado de revoluciones y cambios sociopolíticos?
R.- Conviene no olvidar que se trata de un hombre que vivió intensamente una era de revoluciones, cuyo leitmotiv era la destrucción de los pilares del viejo orden aristocrático. Él es hijo directo de la Revolución francesa y del pensamiento dialéctico de Hegel, además de contemporáneo de la industrialización inglesa, que cambió la cara económica, social y política del mundo. En origen, la filosofía de Marx tiene poco que ver con el pensamiento económico, trata sobre la caída del hombre, pero en un sentido si queremos "neocristiano". Se adscribe a movimientos en contra de la ortodoxia cristiana reinstaurada en los años 20 en Prusia. Marx creía que habría una alianza entre los filósofos, los que leían con ojo crítico a Hegel, y el debate en Inglaterra y Francia sobre las condiciones en las que vivía la clase trabajadora. Cuando escribe por primera vez sobre esto, habla de los que piensan y los que sufren. Estos eran los que iban a dar la vuelta a esa situación de degradación del ser humano nacida de un cristianismo excesivamente espiritual y de un Estado que no refleja el espíritu comunitario ideal de la humanidad.
P.-¿Cómo influyó en su visión de la vida el fracaso de las revoluciones de 1848 que cambiaron completamente el panorama del siglo?
R.- Todos los movimientos revolucionarios de 1848 tienen muy poco que ver con todo esto, y aunque Marx nunca admite haberse equivocado en nada, de manera tácita va cambiando su posición. En la década de 1850 hace una profunda investigación sobre la economía política en la que no habla tanto de lucha de clases como del capital y el trabajo. Recordemos que su manera de pensar viene del movimiento romántico, donde el modo de producción capitalista es visto como un organismo. Y un organismo nace, crece, florece y luego muere, por lo que consideraba que eso era lo que le iba a pasar al capitalismo, la siguiente crisis iba a ser su muerte. Sin embargo, en 1857-58 hay una crisis económica brutal, pero a nivel político no se mueve nada, lo que realmente descoloca a Marx. Este fue un periodo de gran confusión en su pensamiento.
Marx y Engels durante la redacción del Manifiesto comunista
Cuando publicó El capital, el pensamiento de Marx estaba mucho más cercano a la socialdemocracia del siglo XX europeo que al comunismo clásico"
P.- Hacia el final de su vida, el propio Marx se replanteó muchas de sus ideas. Si no hubiera muerto, ¿qué habríamos encontrado diferente en El capital?
R.- En realidad no fue solo en sus últimos años, pues el pensamiento de Marx estaba mucho más sujeto a improvisaciones y variaciones que las ideologías oficiales a las que prestó su nombre años después. Pero es cierto que tras una década de 1850 nada halagüeña, a partir de 1860 empiezan a pasar de pronto cosas nuevas: el Risorgimento italiano, el Levantamiento de Enero en Polonia, las nuevas y victoriosas actividades sindicales, la Primera Internacional. Por muchas vías diferentes en la década de los 60 parece que se va avanzando de nuevo. Marx participa de manera muy intensa y activa en el trabajo de la Asociación Internacional de Trabajadores, donde formula algunos de los objetivos de ese movimiento, pero ya no se habla de revolución, sino de las condiciones de los trabajadores y de las victorias que se pueden lograr contra el sistema, como reducir el número de horas laborables. Es una época de optimismo que parte de una visión muy diferente a la de 1848, la revolución se ve como un proceso, no como un acontecimiento específico, y en ese sentido, el pensamiento de Marx para entonces está mucho más cercano a la socialdemocracia del siglo XX europeo que al comunismo clásico. Es en ese punto álgido cuando escribe El capital.
El segundo volumen de El capital habría hablado de todos estos temas, pero no se publica hasta varios años después de su muerte. Ese momento de reformas políticas se detiene con la Guerra franco-prusiana, los acontecimientos de la Comuna, el auge del proteccionismo, y parece que la revolución no se va a producir, por lo que Engels se inventa esta teoría de que el capitalismo se va a destruir. Da igual el movimiento de los trabajadores, porque el capitalismo se va a destruir sí o sí.
P.-¿Cuál fue la influencia de Engels, clave en la redacción del Manifiesto, editor del póstumo Capital y reformulador del pensamiento de su colega?
R.- Engels fue clave a la hora de crear el mito de Marx, fue el que aireó su pensamiento, convenientemente adaptado, por el mundo. Muchas veces, especialmente con el correr de los años, no estaban de acuerdo en los conceptos, hasta el punto de que, a nivel privado, los primeros socialdemócratas alemanes admitían que no podían publicar la correspondencia privada entre Marx y Engels porque sería un choque, una gran sorpresa. En esos años donde Engels dice que la economía va a llevar a la destrucción al propio capitalismo, Marx parece estar mucho más interesado en los aspectos sociales. Tras varios intentos fallidos de escribir el segundo volumen de El capital, Marx abandona la idea, pero no se lo dice a Engels. Le comienzan a interesar las sociedades primitivas y comunitarias anteriores a la estamentalización y el patriarcado de la sociedad, y su fantasía era la vuelta a estas sociedades previas al Estado y a la propiedad privada, que perturban las relaciones humanas.
P.- Hace hincapié en varias contradicciones de su vida y señala sus grandes errores, ¿además de incompleto, el pensamiento de Marx es fracasado?
Marx fue uno de los primeros en señalar y enfatizar la energía y el dinamismo del capitalismo y en reconocer sus logros"
R.- Aunque es cierto que tuvo muchos errores y predicciones que no se cumplieron, yo no diría que fue un fracaso. Hay cosas que creo que siguen siendo muy interesantes y todavía deberíamos seguir reflexionando sobre ellas. Por ejemplo, Marx fue uno de los primeros en señalar y enfatizar la energía y el dinamismo del capitalismo y la manera en la que unas pocas décadas del siglo XIX cambiaron el mundo mucho más que varios siglos anteriores. En ese sentido sí reconoce en su teoría los logros del capitalismo, en parte porque, a diferencia de otros pensadores radicales de la época, las ideas las toma de Hegel, y la idea básica de Hegel es que el hombre no es un producto de la historia, sino que el hombre transforma la historia. Por lo tanto la historia del hombre es la historia de su propia creación, y el hombre puede ejercer su juicio y su voluntad, como decía Kant. Marx nunca quiere sustituir el idealismo por el materialismo, lo que quiere es enfatizar que el hombre es espiritual y material, y en ese sentido sigue siendo relevante.
Además, aunque no tuviera éxito en anunciar el fin del capitalismo, que de hecho no sabemos si tendrá un fin, sí que escribió la primera serie histórica sobre lo que llama los modos capitalistas de producción, lo que ha influenciado la historia económica, sentando las bases de este pensamiento. Así que, aunque sea identificado como teórico del comunismo, Marx supo, como pocos en su época, revelar al mundo la anárquica vocación del capitalismo para reinventarse, convirtiéndose así en el verdadero teórico del capitalismo.
P.- Hay quien ve en la situación de la sociedad actual muchos paralelismos con la época que denunciaba Marx, vivimos un auge del marxismo porque la gente analiza el sistema, ¿es plausible trasladar el pensamiento de Marx a la actualidad o es un anacronismo?
R.- Por un lado no conviene olvidar que el capitalismo al que se refiere Marx es el del siglo XIX, muy diferente del actual, razón por la cual no se puede intentar aplicar sus teorías hoy. Pero aunque no sea relevante en todo, sí que hay algunas ideas muy aprovechables. Por ejemplo, sabemos que Marx llegó al comunismo y al socialismo a través de una crítica de la religión, y aquí el punto fundamental es una idea que toma de Feuerbach, que el hombre ha creado a Dios y no Dios al hombre, algo que la mayoría de la humanidad ve al revés. Esta inversión es altamente importante y no la aplica solamente a Dios, si no a otras cuestiones como el capitalismo o el Estado. Podría decirse que esta es una crítica válida del neoliberalismo a día de hoy, y esa parte del pensamiento de Marx sigue muy viva. También está su visión de la revolución como proceso, algo que sigue siendo muy interesante. Ahora mismo estamos viviendo unos tiempos de mucha regresión, pero eventualmente confío en que al final habrá una manera de desarrollar algo que sea equivalente al socialismo marxista, a nivel de sociedad para posicionarnos frente a la realidad de hoy de manera parecida.
P.- El marxismo y el uso de la figura de Marx ilustran cómo se pueden mitificar las ideas para movilizar a las masas, ¿cuáles considera que son los mitos, o aquello susceptible de mitificarse, hoy en día?
R.- Ahora mismo creo que vivimos unos tiempos donde no hay héroes realmente. Mandela podría haber sido un equivalente. Hay gente que tiene una visión que permanece y perdura a lo largo del tiempo, que plantea cuestiones por las que merece la pena luchar, pero no hay un equivalente heroico con un pensamiento nuevo. Hay muchos movimientos populistas, muy ambiguos a nivel político, que son más bien una expresión de resentimiento, de no querer enfrentarse a la realidad más que una visión de algo, por lo que hacen más daño que bien. No hay ahora mismo figuras de tan gran perfil en el mundo, por lo que, aunque sería preferible mirar hacia el futuro, todavía nos queda Marx para rato.
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by PacoMan
En 1968 nace. Reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente. En la actualidad, trabaja de Director Técnico.
Aficionado a la Ciencia Ficción desde antes de nacer. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog.
Y colabora con el blog de Grupo Li Po
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