martes, 24 de agosto de 2021

Los Himnos rojos de Jorge Luis Borges.

 


Joven soldado del ejército rojo en la ilustración de estilo de cartel. Imagen tomada de Publicdomainvectors.org




Jorge Luis Borges

Los himnos rojos


RUSIA

La trinchera avanzada es en la estepa un barco al abordaje

con gallardetes de hurras

mediodías estallan en los ojos

Bajo estandartes de silencio pasan las muchedumbres

y el sol crucificado en los ponientes

se pluraliza en la vocinglería

                                            de las torres del Kremlin

El mar vendrá nadando a esos ejércitos

que envolverán los torsos

en todas las praderas del continente

En el cuerno salvaje de un arco iris clamaremos su gesta

bayonetas

que portan en la punta las mañanas.


1


Este Borges, como los otros, se niega a él mismo. Se oculta desde todos los años del pasado, recogido por la curiosidad, por traviesos arqueólogos, como dice la nota introductoria a este libro extraño, desconocido, raro. Así, desde sus páginas, Borges comenzaba a buscarse en su propio laberinto.


Este es el libro de la metáfora, el libro del giro analógico donde dos imágenes se pelean para conseguir una sombra alargada. Libro renegado, por las cojeras que todo libro inicial pueda contener. Áridos poemas de la equivocada secta ultraísta, diría Borges. Pero, como siempre, hay quienes guardan en baúles y cajones lo que otros desechan. Guillermo de Torres, Marcos R. Barnatán y Carlos Meneses hicieron de las suyas. Ahora, en este formato, Borges se ve más lejano, como un vértigo que tiene en la distancia las imágenes, los reflejos, los recargamientos que el Borges del más cercano presente rechazó. Un disgusto elegante forzaba sus respuestas cuando era abordado acerca de aquellos poemas que ahora se hacen libro en Los himnos rojos (La Liebre Libre).


Jorge Luis Borges a los 21 años. Imagen tomada de Borges todo el año.


El mismo autor de Ficciones, en una nota aparecida el 23 de enero de 1927 en La Nación de Buenos Aires, titulada “La fruición literaria”, dice: “...Ahora es vulgarísima tarea la de hacer metáforas; sustituir tragar por quemar, no es un canje muy provechoso...”. La referencia se centra en la oración “El incendio, con feroces mandíbulas, devora el campo”.


 CATEDRAL

Las olas de rodillas

       los músculos del viento

                         las torres  verticales como goitos

                                  la catedral colgada de un lucero

la catedral que es una inmensa parva

           con espigas de rezos

                          Lejos

                                              Lejos

los mástiles hilvanaban horizontes

      y en las playas ingenuas

                    las olas nuevas cantan los maitines

La catedral es un avión de piedra

         que puja por romper las mil amarras

                         que lo encarcelan

la catedral sonora como un aplauso

         o como un beso.





2


¿A quién pueden atrapar ejemplos como éstos?: 

Son jirones vagos que gotean isócronos 

del cielo raso. 

Es la lectura lenta de la sangre. 

Gusto salobre: texto de alargada torpeza, de imágenes pobres fuera de cualquier antología personal borgeana.


Imagen tomada de Borges todo el año.


Jorge Luis Borges miraba mal estos poemas. Y tenía razón: El viento es la bandera que se enreda en las lanzas..., huida del ultraísmo y de esa forma de no inmortalizarlos.


El propósito ha sido publicar estos poemas para mostrar al público los inicios de este extraordinario escritor, para que no haya pérdida de la totalidad. Ubicados entre 1919 y 1922, aparecieron en las revistas Grecia, Ultra, Tablero, Baleares y Cosmópolis.

Imagen tomada de editorial Renacimiento.


Al calor de la fama, del deslumbramiento universal, estos trabajos del narrador y poeta argentino seguramente causarán —y siguen causando— en los lectores diferentes reacciones. Ideales —los textos— para los que laboran en excavaciones literarias.

 Imagen tomada de Monografias.com



 POEMA

La estrella

                   que huyó de tu garganta madura

no es más que un eco del formidable poema,

Alguien lo rima

en la orquesta monstruosa de tus nervios.

Alguien lo escribe

sobre la tela gris de tus días

y en el sopor de las alcobas pesadas

dolorosa, pueril, absurdamente.

Apenas dibujado el último rasgo

hace jirones de la obra

y su desnuda noche

                                    en el obaje del silencio se posa.

Cajita negra para el violín que se ha roto.


Imagen tomada de caracteristicas.co


3


El Borges de este inusual libro —por tratarse de este autor, pese al común tropiezo juvenil— no conocía aún a Emmanuel Swedenborg. No sabía de la doctrina de las correspondencias. De una cultura que posteriormente lo convertiría en el más agudo y penetrante pensador de este convulsionado siglo. O del más odiado o amado.


Curiosidad, plato para los buscadores de textos olvidados.


HIMNO DEL MAR

                                      Para Adriano del Valle

Yo he ansiado un himno del Mar con ritmos

(amplios como como las olas que gritan;

Del Mar cuando el sol en sus aguas cual bandera

(escarlata flamea;

Del Mar cuando besa los pechos dorados de vírgenes

(playas que aguardan sedientas;

Del Mar al aullar sus mesnadas, al lanzar sus blasfemias

(los vientos,

Cuando brilla en las aguas de acero la luna bruñida y

(sangrienta;

Del Mar cuando vierte sobre él su tristeza sin fondo

La Copa de Estrellas

Hoy he bajado de la montaña al valle

y del valle hasta el mar.

El camino fue largo como un beso.

Los almendros lanzaban madejas azuladas de sombra

(sobre la carretera

Y, al terminar el valle, el sol

Gritó  rubios  Golcondas  sobre tu glauca selva

¡Mar!

¡Hermano, Padre, Amado…!

Entro al jardín enorme de tus aguas y nado lejos

(de la tierra.

Las olas vienen con cimera frágil de espuma,

En fuga hacia el fracaso, Hacia la cosa,

con sus picachos rojos,

con sus casas geométricas,

con sus palmeras de juguete,

que ahora se han vuelto lívidos y absurdos como

(recuerdos

                                                       yertos! 

Yo estoy contigo, Mar. Y mi cuerpo tendido como

(un arco

lucha contra tus músculos raudos. Sólo tú existes.

Mi alma desecha todo su pasado

Como en nórdico cielo que se deshoja en copos

                                     errantes!

Oh instante de plenitud magnífica;

Antes de conocerte, Mar hermano,

Largamente he vagado por errantes calles azules

(con oriflamas de faroles

Y en la sagrada media noche yo he tejido guirnaldas

De besos sobre carnes y labios que se ofrendaban,

Solemnes de silencio,

En una floración,

En una floración

Sangrienta…

Pero ahora yo hago don de los vientos

De todas esas cosas pretéritas,

pretéritas… Sólo tú existes.

Atlético y desnudo. Sólo este fresco aliento y

(estas olas,

y las Copas Azules, y el milagro de las Copas Azules.

(Yo he amado un Himno del Mar con ritmos

(amplios como las olas jadeantes).

Ansío aún créate un poema

Con la cadencia adánica de tu oleaje,

Con un salino y primeral aliento,

Con el trueno de las anclas sonoras ante Thulés

(ebrias de luz y lepra,

Con voces marineras, luces y ecos

De grietas abismales

Donde tus raudas manos monjiles acarician

(constantemente a los muertos…

Un himno…

Constelado de imágenes rojas, lumínicas.

Oh mar! Oh mito! Oh sol! Oh largo lecho!

Y sé por qué te amo. Sé que somos muy viejos,

Que ambos nos conocemos desde siglos.

Sé que en tus aguas venerandas y rientes ardió

(la aurora de la Vida.

(En la ceniza de una tarde terciaria vibre por

(primera vez en tu seno),

Oh proteico, yo he salido de ti.

¡Ambos encadenados y nómadas

Ambos con una sed intensa de estrellas;

Ambos con esperanza y desengaños;

Ambos, aire, luz, fuerza, obscuridades;

Ambos con nuestro vasto deseo y ambos con

(nuestra grande miseria!


Imagen tomada de soypielroja.


Tomado de Letralia.



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Alberto Hernández. Fotografía de Alberto H. Cobo.


Alberto Hernández, es poeta, narrador y periodista, Fue secretario de redacción del diario El Periodiquito. Es egresado del Pedagógico de Maracay con estudios de postgrado de Literatura Latinoamericana en la Universidad Simón Bolívar. Es fundador de la revista literaria Umbra y colabora además en revistas y periódicos nacionales y extranjeros. Ha publicado un importante número de poemarios: La mofa del musgo (1980), Última instancia (1985) ; Párpado de insolación (1989),  Ojos de afuera (1989) ganadora del 1r Premio del II Concurso Literario Ipasme; Nortes ( 1991), ; Intentos y el exilio(1996), libro ganador del Premio II Bienal Nueva Esparta; Bestias de superficie (1998) premio de Poesía del Ateneo de El Tigre y diario Antorcha 1992 y traducido al idioma árabe por Abdul Zagbour en 2005; Poética del desatino (2001); En boca ajena. Antología poética 1980-2001 (México, 2001);Tierra de la que soy, Universidad de Nueva York (2002). Nortes/ Norths (Universidad de Nueva York, 2002); El poema de la ciudad (2003). Ha escrito también cuentos como Fragmentos de la misma memoria (1994); Cortoletraje (1999) y Virginidades y otros desafíos.  (Universidad de Nueva York, 2000); cuenta también con libros de ensayo literario y crónicas. Publica un blog llamado Puertas de Galina. Parte de su obra ha sido traducida al árabe, italiano, portugués e inglés. 



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Actualizada el 14/03/2023


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