Sol Linares: “Vivo cargada de esa sensación confusa entre la ternura, lo siniestro, el humor y lo grotesco”.
Si algo define a la escritura de Sol Linares son dos formas de llegar a la literatura. La primera es la descripción, la segunda es la profundidad. No obstante, existen muchas formas de acercarse a la narrativa de Linares, una que colinda lo poético, un poco de locura, otro tanto de realidad, y por supuesto calidad literaria. Luego está la mujer que escribe. Quienes conocemos a Sol, podemos describirla como irreverente, audaz, lectora incansable de filosofía y buenos títulos, observadora, y lo más importante es su compromiso con la narrativa. Para ella contar historias es todo un modo de vida. Su praxis radica en verse en los ojos del lector, le aterra fastidiarlo, pienso que, ese momento de conexión con el otro, funge como la más bella expresión de su método narrativo.
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JMN: Entras en la categoría de la narrativa, en ella te radicas en dos momentos, el cuento/relato y la novela. ¿Qué eres más? ¿Cómo defines ese desprendimiento en un mismo género literario? ¿Existe alguna diferencia entre novelar y relatar?
SL: Ahora que lo pienso, siempre me he sentido más cercana al cuento. Sustraen la versatilidad y la atmósfera de mi forma de vivir. Un latido diario que parte de mi percepción de las cosas, tal vez por su naturaleza anecdótica. Vivo cargada de esa sensación confusa entre la ternura, lo siniestro, el humor y lo grotesco. Y en este caso, el cuento me facilita expresar aquellas impresiones que voy atrapando en mi tela de araña interior. A diario vivimos momentos insólitos, en un país que produce tanto petróleo como situaciones extravagantes. Siendo serios, ¿podemos establecer la diferencia entre la realidad y la ficción en un mundo tan absurdo? No lo creo. Pero si a este país le sumo el hecho de que todos mis amigos parecen personajes de series de comedias televisivas a quienes veo casi a diario —por cierto, entre los cuales te encuentras tú—, más la tragicomedia de la identidad, y el discurso siempre ocurrente de lo cotidiano, entonces puedo decir que el cuento es fabuloso para ejercitarme. El cuento es un ejercicio de vida. La novela, en cambio, solemniza todos estos procesos, saca de mí alientos más largos y sostenidos, e impone una actitud temática más profunda. Aunque te digo, lo que tiene en común escribir un libro de cuentos y una novela, es que ambos me producen un extraordinario lumbago.
JMN: Al momento de leer tus cuentos/relatos uno siente esa cotidianidad, lo grotesco que al mismo tiempo es belleza Poesia. Leer esa Sol resulta especial, mágico y en algunos casos uno siente dolor y reflexión. Tus personajes guardan una ética consigo mismos y con los otros, es tu mayor virtud al momento de crearlos, tú indagas en una psicología profunda, creas situaciones complejas. Mantienes una tensión de principio hasta el final del cuento/relato, describes lugares, sentimientos, formas y miradas, sabes llegar al punto máximo de lo humano y lo mejor, Sol, es que uno se ríe, nos brindas esa oportunidad, adentro de una narrativa seria y compleja, tus descripciones apelan a un tino preciso que todo lector agradece. Menciono a Clarice protagonista del cuento La circuncisa o decálogo de la mutilación de tu segundo volumen de cuentos La circuncisa 2012. —¿Cómo mantienes vivos a los personajes en ese instante creativo, cómo sobreviven a ti, a tanto exceso?
SL: ¿Qué clase de pregunta es ésta? Me aterra. ¡Es una comprensión de “mi poética”! En primer lugar, a la vida la sostiene una extraordinaria tensión: entre la risa y la gravedad de nuestros aconteceres los desenlaces son inciertos. Yo no he inventado eso, solo lo uso para efectos narrativos. La risa es hermana de la conmoción, como la belleza es hermana de lo feo, etcétera. La intensidad emocional se manifiesta en la medida en que los opuestos se disputan la mente de cualquier ser humano, guerra de la cual no escapan los personajes de la literatura universal. La risa de Sol es nerviosa, neurótica, defensiva, y por más que lo intente no logro evitar que esa risa penetre mis historias. En cuanto a mis personajes, ¿son personajes o situaciones psicológicas? No lo sé. Ellos evolucionan violentamente con las situaciones. Aparece un personaje y de inmediato exige más, exige ser llevado al límite, como si necesitara ponerse a prueba constantemente. Ellos no sobreviven a mí; yo sobrevivo yo a ellos.
JMN: ¿Y Clarice?
SL: Ese cuento, La circuncisa y el decálogo de la mutilación, es una clara demostración de lo que he dicho. Clarice se va despojando violentamente de los verdaderos temores y tabúes que impiden que amemos con real franqueza. Se va quitando todo lo que en ella figura como un obstáculo para el amor. Acaba con sus propias farsas, persigue la pureza de la amante. Pero no está sola, es acompañada igualmente por su pareja que recibe cada parte de ella con estupor y lealtad. Quise escribir una historia de amor y salió así, un poco extrema.
(Oscurece, ya no queda café, Sol piensa, fuma y escribe. Contemplo el alrededor sus libros, pienso en sus lecturas. Sobre “la Circuncisa o decálogo de la mutilación” se ha dicho que es un homenaje a Clarice Lispector, en una entrevista pasada hecha por Gabriel Payares, Sol dice que Clarice Lispector llega tarde a su vida)
JMN: Siempre tuve la inquietud de conversar contigo sobre tu primer libro Cuentafarsas, siendo también tu primer volumen de cuentos/relatos. Acá expones un universo rural, paisajista sobre un entorno humilde, creo que tus personajes apelan a una cotidianidad para salvarse de su profundidad —neuróticos— tal vez (risas). ¿Acaso se tratará de una escritura arqueológica de ti misma? —Cuéntame de la Sol de aquellos años, de tu inicio en la narrativa.
SL: Ya no recuerdo a esa Sol. Ahora me es totalmente ajena. No vivo como antes, no amo como antes, no pienso como antes. Tampoco he llevado una vida demasiado rural ni soy una mujer de raíces profundas, pero admito que en su momento estuve muy cerca de la naturaleza mítica de estos pueblos y de una geografía de la inocencia. En general, mis personajes vienen de estratos pobres, marginales, abandonados. En Cuentafarsascomienza una obstinación personal de comunicarme con el individuo (ser un individuo, en estas sociedades, es un milagro). Esa es mi verdadera intención al escribir, comunicarme no con la masa, sino con un individuo que está tan aterrado como yo, tan solo como yo. A Cuentafarsas le debo mostrarme el camino del cuento para hartar esta necesidad, y descubrir la maravilla de los efectos que produce una técnica adecuada si uno quiere que esa comunicación sea efectiva. Ese libro me dejó esa sensación de haber sido mordida por un género literario insaciable. Desde entonces no he podido parar. Soy hija de mi primer libro de cuentos.
(Hablar del pasado nos condujo a nuestros recuerdos. No somos los mismos, el país tampoco. Sol saca de alguna parte una máquina de escribir silver, me la muestra, se abre un portal hacia la melancolía, en esa máquina comenzó la magia)
SL: Que una novela traiga problemas es un buen síntoma de que está sirviendo de algo. Percusión es una novela incisiva, desfachatada. La escribí en pocos meses y me divertí un montón. Ella da para reflexionar sobre cualquier cosa, la realidad está en quirófano con el pecho abierto, y los personajes son los médicos que la diseccionan. La novela, como género literario, también es un personaje, al igual que Caperucita, Tavita, Babela.
JMN: Sobre lo que pudo pasar y no pasó. ¿Por qué no enviaste Percusión y tomate tu primera novela, ganadora del Alba Narrativa 2010 al Rómulo Gallegos del 2012?
SL: Por estúpida. O mejor, por inexperta. Entonces tenía treinta años, era joven incluso para entender la dinámica del mundo literario. Me privé de la experiencia de participar en el concurso más importante de Latinoamérica porque sentí una especie de pudor al pretender participar con la misma novela, que había ganado un premio internacional, en otro certamen internacional. Algún ángel bobo de mi cabeza me convenció de que aquello era trampa o síntoma de avaricia. Después entendí que todo el mundo lo hace y es natural. Y quise darme un tiro. Fui víctima de una honestidad infundada; confundí la intrepidez con un pecado capital. Solo cuando dejas pasar grandes oportunidades, te das cuenta cuán adiestrados nos tienen las moralejas bobas a vivir como héroes morales de un cómics grasiento. No perdía nada con enviarla. Ni siquiera perdiendo, perdía. Bolaños lo hizo; Juan Pablo Montoya lo hizo, etcétera. Los escritores participan en concursos porque es la forma más expedita de recibir un beneficio monetario por un trabajo que todos alaban pero pocos reconocen económicamente. No digo que si hubiera participado habría ganado, el Rómulo Gallegos se ha vuelto esquivo para los venezolanos, es como si nos hubiera caído una maldición. Pero uno recuerda en paz sus fracasos cuando al menos lo intentó todo.
Tomado de Agencia literaria del Sur.
José Miguel Navas. Venezuela, 1992. Poeta y licenciado en Comunicación social. Ha publicado los poemarios La Próxima textura (2014), La Rosa Abstracta (2015) y Esteban corre (2017). En 2015 fue invitado a la Feria Internacional del libro de La Habana. Invitado en varias ocasiones en el Festival de Poesía de Maracaibo. Es facilitador de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Con su poemario Fanny obtuvo el Premio de Poesía “Descubriendo poetas segunda edición” Ciudad de Puerto Ordaz Venezuela en 2018.
Tomado de Letralia
José Miguel Navas. Venezuela, 1992. Poeta y licenciado en Comunicación social. Ha publicado los poemarios La Próxima textura (2014), La Rosa Abstracta (2015) y Esteban corre (2017). En 2015 fue invitado a la Feria Internacional del libro de La Habana. Invitado en varias ocasiones en el Festival de Poesía de Maracaibo. Es facilitador de la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello. Con su poemario Fanny obtuvo el Premio de Poesía “Descubriendo poetas segunda edición” Ciudad de Puerto Ordaz Venezuela en 2018.
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Sol Linares
Escritora venezolana (1978). Ganadora del primer lugar en el concurso ”Cuento, ensayo, poesía” (Universidad de los Andes, ULA, 2002) por el cuento “Bitácora de ti”; del primer lugar en la III Bienal Nacional de Literatura Ramón Palomares 2007 con el libro de cuentos Cuentafarsas (Fondo Editorial Arturo Cardozo, 2007; Fundarte, 2010); del primer lugar en el Concurso Internacional de Novela Alba Narrativa 2010 con Percusión y tomate (El Perro y la Rana, Venezuela, 2010; Fondo Cultural Alba, Cuba, 2011; La Oveja Roja, España, 2016; Acirema, Venezuela, 2018); del Premio Municipal de Literatura Luis Britto García 2014 por su novela Canción de la aguja (Fundarte, 2013), y del Premio Municipal de Literatura Luis Britto García 2015 por su libro de cuentos La silla cruza las piernas (Fundarte, 2014). Autora del libro de cuentos La circuncisa (Monte Ávila Editores, 2011). Muestra de su trabajo narrativo ha sido recogido en las antologías Antología sin fin (Escuela Literaria del Sur, 2012), De qué va el cuento (Alfaguara, 2013) y Nuestros más cercanos parientes (Kalathos Editorial, España, 2016).
Tomado de Letralia
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Actualizada el 04/03/2024
Estupenda entrevista y muy honesta Sol Linares!
ResponderEliminarGracias por tu visita jose grateron namias. Disculpa la tardanza. Bienvenido.
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