"A veces creo que debí hacer más por Marilyn Monroe".
Una entrevista a John Huston
"Yo quería filmar 'House of Mist' de María Luisa Bombal". Una entrevista a John Huston
[Desconocida entrevista a John Huston rescatada por Mabuse en junio de 2007 con autorización de su autor]
"Ahora pienso, ¿cómo no se me ocurrió darle a conocer 'House of Mist' a Marilyn Monroe?" Magníficos detalles como ese, tiene esta entrevista a John Huston, el legendario director de películas como 'El tesoro de Sierra Madre', 'La reina africana', 'Bajo el volcán', entre 47 películas, y que murió hace casi 20 años (el 28 de agosto de 1987). Bosquejando un retrato lleno de humanidad de la época, Huston revela datos desconocidos del paso de Bombal por el Hollywood de los años '40, de la personalidad, talento y fragilidad de Marilyn Monroe y de su particular interés en la literatura latinoamericana.
"Ahora pienso, ¿cómo no se me ocurrió darle a conocer 'House of Mist' a Marilyn Monroe?" Magníficos detalles como ese, tiene esta entrevista a John Huston, el legendario director de películas como 'El tesoro de Sierra Madre', 'La reina africana', 'Bajo el volcán', entre 47 películas, y que murió hace casi 20 años (el 28 de agosto de 1987). Bosquejando un retrato lleno de humanidad de la época, Huston revela datos desconocidos del paso de Bombal por el Hollywood de los años '40, de la personalidad, talento y fragilidad de Marilyn Monroe y de su particular interés en la literatura latinoamericana.
Nota del Editor: En el suplemento Cultura del diario La Tercera del sábado 9 de junio, el periodista Gonzalo Baeza publicó un interesante reportaje sobre una novela desconocida de María Luisa Bombal que escribió durante su larga estadía en EE.UU.: House of Mist. Versión en inglés de La última niebla,
que en el proceso de traducción Bombal transformó en un texto
totalmente distinto. La novela interesó a los estudios Paramount –donde
la escritora trabajaba traduciendo al español los diálogos de sus
cintas- que pagó 125 mil dólares por los derechos y el guión escrito por
la misma Bombal. Pero la Paramount nunca la filmó. Aparentemente no
había antecedentes sobre qué ocurrió con House of Mist, la película. En el libro biográfico María Luisa
de Agata Gligo sólo se hace referencia al pago del productor Hal B. Wallis de Paramount y al posible protagonismo de Jennifer Jones. Sin
embargo, en 1981, la versión mexicana de la revista neoyorquina Vogue
publicó entrevistas a Bombal y a John Huston donde el director de El halcón maltés
revelaba su interés y frustración cuando quiso filmar el guión de la
novela (que trabajó en conjunto con ella) y su gran amistad con la
escritora chilena. Agradecemos a su autor, el destacado escritor y
periodista chileno Waldemar Verdugo, por autorizarnos a publicar esta
notable y sorprendente entrevista.
Waldemar Verdugo (*)
Publicado originalmente en VOGUE-México
Fotos: Patricia Alizau (Staff-VOGUE)
John Huston vestía todo de blanco, era alto y fuerte: tenía poco más
de 70 años cuando lo conocí, y él mismo maniobró con precisión el timón
de la pequeña embarcación que nos llevaba por aguas del Pacífico
mexicano desde Puerto Vallarta hacia su hogar, que estaba en lo que
parecía una isla en la zona conocida como Las Caletas, unos treinta
minutos mar adentro. Huston vino por nosotros muy temprano al hotel en
Vallarta, para trasladarnos en su jeep unas quince millas hacia el sur,
hasta la aldea de pescadores de Boca Tomatlán, donde la carretera se
aleja del mar y entra en las montañas, aquí hemos embarcado en su
lanchón. Junto a un amigo que lo acompaña y Patricia Alizau, nuestra
fotógrafo, somos todo el grupo. Desde el primer instante Huston trataba a
los demás como si uno fuera amigo de toda la vida, se comportó con
nosotros con la misma naturalidad que si nos conociéramos de siempre;
era magnánimo, de lo más amable, era como un viejo león que no necesita
probarle nada a nadie, ya en paz consigo mismo. Él comienza narrando por
qué eligió este sitio alejado para vivir, aparentemente tan fuera del
mundo:
-El mundo siempre me ha encantado, pero después de llegar a cierta
edad, decidí seguir un viejo consejo irlandés sobre intentar vivir cerca
del mar, porque hace que las viejas heridas dejen de doler. El mar
reanima el espíritu, hace más rápidas las pasiones de la mente y el
cuerpo y, pese a lo fugaz de todo, uno aquí vive empapado de cierta
tranquilidad en el alma. Vivo gozando de la grandiosidad de lo creado.
-¿Es posible llegar aquí por tierra?
-No hay camino, y por los senderos que hay en la selva, es necesario
atravesar media hora de obstáculos para llegar al sitio poblado más
cercano; éste es un lugar frente al mar y de espaldas a la selva, por
esta razón se le ve como una isla. Está dentro de las fronteras de Bahía
de Banderas. La golpean los huracanes hacia el norte y el sur. Han
causado enormes destrucciones los huracanes en Mazatlán y Manzanillo,
pero las montañas de alrededor desvían las fuertes tormentas de Las
Caletas. Sí llegan las olas enormes pero nunca los grandes vientos. Aquí
he rentado uno y medio acres a la comunidad de los indios Chacalas. Mi
hogar es un refugio más que casa formal, ya que, a excepción de los
almacenes, a nada rodea un muro; el paredón ocasional no tiene más
función que la privacía. Contra el viento y las inclemencias estamos
protegidos por tela de vela, como puedes ver."
El lugar hechizaba: era un pequeño pedazo de tierra verde y exótica
brotando de las aguas. El entorno estaba cubierto con un sutil velo de
reminiscencias mexicanas, aquí y allá enormes cántaros que recolectaban
agua de lluvia, máscaras, alfarería, telares multicolores. Nos recibió
Maricela, la joven esposa mexicana de Huston, y su pequeña hijita que,
de inmediato corrió junto a él. Con algunos empleados conformaban todos
los habitantes; le pregunté cómo transcurre aquí su tiempo:
-Maricela es quien dirige todo, incluyéndome a mi. No existiría Las Caletas sin ella. La vida aquí se vive al aire libre. En la noche, criaturas salvajes bajan a inspeccionar los cambios que hemos hecho en sus dominios: coatís, zarigüeyas, ciervos, jabalíes, ocelotes, boas, aún hay algunos jaguares porque nos hemos encontrado sus huellas en las mañanas y hemos topado alguno ocasionalmente. Bandadas de pericos frenéticos llegan volando con la primera luz del día y llenan de voces los amaneceres. Ya con el sol la jungla se tranquiliza y comienza a hablar el mar: los pelícanos por encima de las olas, las gaviotas y otros pájaros marinos se lanzan a la bahía que está llena de sardinas y muchos otros peces. Hay una manta-raya que regularmente nos da un espectáculo a unas cincuenta yardas de la costa, siempre salta dos veces, la primera para llamar nuestra atención, después se lanza a tal altura del agua que es posible ver las pecas en su panza blanca...
-¿Ha encontrado su Moby Dick?
-¡Oh, sí! Ballenas grises jorobadas plagan las aguas frente a la
costa, éste es el punto más al sur en que han estado por lo que llevamos
un registro de sus apariciones. Aquí los inviernos son sumamente
claros, casi no llueve durante nueve meses. En primavera los verdes de
la selva se han convertido en tonos olivo; a fines de julio comienzan a
reunirse las nubes, se hacen espesas y bajan hasta llegar a la mitad de
las montañas; entonces la atmósfera se hace más y más pesada y en un
instante se abren los cielos y caen lluvias torrenciales. Inmediatamente
hay explosiones de color en toda la selva. En la noche vas a ver una
exhibición eléctrica en el mar, vas a ver iluminado el horizonte como si
hubiera un gran duelo de artillería entre dos mundos. Este sitio es
realmente mágico y a la vez muy concreto.
El primer día en el refugio de Huston se fue en un instante,
estuvimos casi siempre conversando sentados por allí en una roca, en la
playa, siguiendo la ruta de un animalito hasta la entrada a la selva; la
presencia de Huston se imponía de inmediato, aún con sólo sus ojos
avizores que descubrían la presencia de criaturas que sólo él conocía;
también sabía ser imprevisto: al atardecer, Patricia había montado su
set en un rincón de la enorme sala, cuando se apareció Huston trayendo
al cuello una enorme boa que tenía domesticada y vivía libre: así pidió
ser fotografiado. Luego de un buen rato el reptil enorme se deslizó de
su cuello, y ante la impavidez de Huston, dio una vuelta por la
habitación; a mí nunca me observó; se dirigió hacia Patricia, que no
tuvo miedo, pero a un metro de ella desistió y se perdió por el patio,
hacia la selva, su reino natural. Ya de noche, en verdad, estalló el
cielo en colores únicos que parecían existir en constante transmutación,
rayando nuestro espacio inmediato las luciérnagas que no dejaban de
jugar sorprendiendo su haz de luz al aire y las cosas. Huston se veía
feliz.
-No tengo la menor idea de cómo llegué a este momento de mi vida –nos
dijo-, pero me hace feliz haber llegado precisamente aquí. He perdido
la huella de mis años. He vivido muchas vidas y me inclino a tener
envidia al hombre que vive una sola vida, con una mujer, un trabajo, un
país... bajo un solo Dios; quizás esa no sea una existencia emocionante,
pero al menos cuando llega a mi edad sabe cómo ha llegado. Yo no sé.
Solo cuento los nombres de aquellos que se han ido y de aquellos que aún
están: los cuento como un pirata cuenta su botín al final de un largo
viaje. Creo que sí soy fuerte aún. Mi vida ha estado compuesta de
episodios azarosos, tangenciales, disparatados... cinco esposas, muchas
relaciones, algunas más memorables que unos matrimonios, la cacería, las
apuestas, los "purasangre", pintar, coleccionar, boxear, escribir,
dirigir, actuar. No veo ninguna continuidad en mis films, no hay una
relación entre una de mis películas y la siguiente. Por lo demás tampoco
puedo encontrar un hilo conductor entre mis matrimonios: ninguna de mis
esposas ha sido ni remotamente parecida a alguna de las otras, y
seguramente ninguna fue como mi madre; fueron una bella mezcla que para
mí se resume en Maricela. Mi vida ha sido una bella conjunción que
finalmente me trajo junto al mar. Esta zona está unida a mi vida entera.
La primera vez que vine, hace treinta años, era una aldea de pescadores
con unos dos mil habitantes. No había más que una carretera por la que
no se podía pasar de ninguna manera en tiempo de lluvias. Venía en mi
avión pequeño y teníamos que espantar a las vacas del lugar de
aterrizaje. Había un solo taxi y un hotel: El Paraíso, que
atendía a marinos y gentes de paso. Nunca dejé de volver. Aquí cerca los
llevaré a conocer la playa de Mismaloya, donde filmé La noche de la iguana de Tennessee Williams... A partir de ese film hay más turistas que iguanas. La noche de la iguana
es la historia del reverendo Lawrence Shannon, un clérigo episcopal
recluido en su iglesia debido a un escándalo en que estaba involucrada
una jovencita, que al fin le obliga a dejar su trabajo religioso, y lo
reduce a servir de guía a un grupo de maestros de escuela en un viaje
barato a México.
-¿Por qué se incluye esta cinta en el cine-negro?
-Quizás se ha dicho que pertenece al cine-negro porque se trata de la
historia de un hombre deshecho que está al borde de la desesperación.
Aunque uno nunca hace un film pensando en que pueda ser clasificado de
alguna manera específica. Tennessee Williams pertenece a esa corriente
de escritores que produjo el Sur de USA, el llamado "gótico sureño", ese
estilo tan particular que orilla al horror tratando temas acerca de
mentes retorcidas en situaciones límite; un tema inagotable, en que se
presenta al mundo con una imagen aparentemente ordenada, a primera vista
muy equilibrada, los personajes parecen gente común, del diario, y
luego cuando una capa es removida se comienza a ver el mar agitado que
existe bajo la superficie; los temas del gótico sureño tratan acerca de
las relaciones que se dan entre personas que están enfermas, mentalmente
enfermas...
Le pregunté a Huston a qué se debía que en sus propios personajes,
los que más ha tocado en su cine, obedecen a este patrón de seres
atormentados que nunca logran lo que se proponen o se resignan a una
vida dolorosa. Y dijo:
-Porque no necesariamente todos logran lo que se proponen. Lo que de
ninguna manera significa que el no conseguir algo deba hacernos
infelices, porque se puede ser perfectamente feliz en persecución de lo
inconseguible. Ahora, la zona donde filmamos La noche de la Iguana,
ese paso lo veo como una ciudad fantasma; sólo el viejo hotel que
sirvió de set principal sirve de habitación para el cuidador mexicano y
su familia, lo demás son cascarones que quedaron del sueño de Wulff de
construir en el sitio un complejo turístico lleno de puntos caros y esas
cosas. Hoy es fantasmagórico. A veces viene algún turista, pero la
mayor parte del tiempo el lugar está solo y callado... excepto el
anciano ocasional que pasa entre Las Caletas y Puerto Vallarta; nadie
más parece preocuparse del sitio. A ese viejo le gustaría verlo
definitivamente destruido, sin siquiera los cascarones, que lo
regresaran definitivamente a las iguanas. Por supuesto, ese viejo soy
yo.
Huston era amante de la literatura y se enorgullecía de saber llevar
grandes obras a la pantalla sin desvirtuar lo que dice el escritor. De
hecho, en su filmografía hay dos líneas bien definidas: en una se
agrupan sus cintas comerciales (en que ha combinado perfectamente los
intereses de los productores con su talento), y la otra agrupa sus
adaptaciones de obras de la literatura mundial, de donde ha tomado la
distancia para ver con ironía al mundo. En USA se dice que sus retratos
de extranjeros no tienen igual. Y se le ubica como el cineasta por
excelencia de lo que Gertrude Stein bautizó como la Generación Perdida. Su guión para The killers (Los asesinos,
1946) fue el único film de Hemingway que le gustó a Hemingway. Huston
moldea, si se puede decir así, la materia literaria para convertirla en
materia cinematográfica. Ha colaborado con Truman Capote, Tennessee
Williams, William Age, Ray Bradbury, Christopher Fry, Ian Fleming,
Romain Gary, Stephen Crane, Sartre... y ha adaptado para el cine varios
clásicos: Moby Dick de Herman Melville; El hombre que sería rey de Rudyard Kipling... su último trabajo fue uno de los cuentos que componen Dublineses de James Joyce: The dead (Desde ahora y para siempre, 1987).
Por la noche, Huston nos invitó a ver cine en su bien provista sala de proyección, que en verdad es sólo un lugar dominado por una pantalla en el sitio más oscuro del amplio salón; él mismo manipuló la proyectora, y a nuestra solicitud vimos el primer trabajo suyo como director de cine, que fue con su propio guión para El halcón maltés, que adapta de una novela policial de Dashiell Hammet, convirtiendo en estrella a Humphrey Bogart y a él mismo abriéndole, literalmente, las puertas de Hollywood. En un momento, me dijo:
-¿Sabes que la corrección de la traducción de El halcón maltés
la hizo la escritora chilena María Luisa Bombal, que fue muy amiga mía?
La versión en español de mis primeras películas tiene su sello; también
corrigió In this our life, que adapté de una novela de Ellen Glasgow, donde iban Bette Davis y Olivia de Havilland; y Across the Pacific, donde iba también Bogart y Mary Astor. También tiene su mano Huracán de pasiones (Key Largo,
1948), que hice tomada de la obra teatral de Maxwell Anderson... iban
Bogart, Lauren Bacall, Edward G. Robinson, Lionel Barrymore; el mismo
equipo con el que quisimos filmar House of Mist, basada
en la novela de María Luisa, con quien trabajamos el guión entonces. De
ella también es la traducción de los diálogos al español de The Stranger,
que dirigió Orson Welles, cuyo guión escribí basado en una historia de
Víctor Trivas y Decla Dunning... No conozco los trabajos recientes de
los escritores latinoamericanos. Por supuesto que conozco, y bastante,
en general lo que se ha hecho hasta la década de 1960, en que mi propio
trabajo consume todo mi tiempo. Del cine europeo puedo decir lo mismo,
creo que en esos años se cortan mis recuerdos. Leo de todo, por supuesto
guiones en un porcentaje mayor, sin dudas. De los escritores
latinoamericanos, de los que yo he conocido, porque no todo está
traducido y sólo leo en inglés, me interesan mucho los cuentos de
Borges, y me parece que García Márquez ha significado un gran
resurgimiento en la vitalidad literaria; pienso que Cien años de soledad es lo más importante que he leído en la última década; creo que El otoño del Patriarca
quedaría muy bien en cine. También me agrada Manuel Puig. Conozco la
poesía de Neruda, pero no soy especialmente afecto a leer poesía, no en
verdad. A mí me conmueve la narración, eso sí que me conmueve. Hace
muchos años cuando conocí a María Luisa Bombal, en Los Angeles, donde
ella llegó contratada por los Estudios, me conmovió su obra; cuando nos
presentaron me recordó de inmediato a Anita Loss, otra célebre escritora
de Hollywood, que fue también mi amiga, aunque María Luisa era bastante
más alta. Ella nos enseñó la magia de la realidad cuando se integró a
Hollywood.
-¿Qué se decía de ella entonces?
-En esa época llegaron muchos escritores extranjeros a trabajar en
los Estudios, por la necesidad enorme de contar con buenos traductores,
que además tenían que ser creativos, y ella se ubicó de inmediato. Todos
la tratamos. En aquel tiempo la escritora más famosa que existía era
otra chilena: Gabriela Mistral, que vivía en California, y de alguna
manera la emparentamos con María Luisa. Se decía que ella era la pionera
en una nueva forma de narrar que mezclaba lo onírico con la realidad,
lo que se dio en llamar Realismo mágico. Yo me interesé de
inmediato en leerla. Tenía su oficina en el área de los escritores, en
Paramount, que para todos era una zona sagrada, especialmente para los
directores, que cruzábamos hasta allá siempre sin saber con qué nos
podíamos encontrar. María Luisa, que comenzaba a entrar en la madurez de
su vida, y era muy inteligente, tenía especial éxito entre los
escritores jóvenes que rondaban los estudios, intentando encontrar una
plaza, los que sólo podían entrar al área si iban a visitar a alguien
específico, y sabían que ella siempre los recibía. Así es que siempre
tenía su oficina con visitantes; podía escribir rodeada de gentes. Se le
había encomendado revisar el idioma en varias cintas que se estaban
traduciendo al español, cuando se impuso el uso que hasta ahora se
mantiene, porque antes se hacía una versión de la película en inglés y
luego otra en español, que fue lo usual en los inicios del sonido, lo
que subía enormemente los costos. ¿Sabes que ella corrigió la primera
traducción que hicimos para filmar El tesoro de Sierra Madre, la novela de Bruno Traven? Era muy amiga de Dolores del Río, que también era mi amiga.
Portada original de la novela de Bombal (1947) y una nueva edición de 1995 |
-¿Entonces se decidió llevar a la pantalla "House of Mist"?
-Casi de inmediato; iba a producirla Paramount. Cuando los estudios
le pagaron el guión, en una fuerte cantidad para la época, creo que unas
siete veces de lo que pagamos a Jean Paul Sartre por el guión de Freud;
María Luisa hizo una fiesta en su casa y fuimos todos, allí estaban sus
amigos, Dolores (del Río), Helen Hayes, Lauren Bacall, Bogart...
recuerdo que era muy requerida por Jack Kerouac, William Burroughs y
Gregory Corso, escritores que luego dieron un nombre a la beat generation,
que daban culto a la espontaneidad; pienso que María Luisa les dejó eso
a los escritores del Hollywood de la época, esa espontaneidad que flota
a todo lo largo de House of Mist. Esa casa se la
habían cedido los estudios como parte del contrato, pero luego María
Luisa la compró, y volvía cada cierto tiempo; algunas veces estuve con
ella, su esposo y su hija; eran una familia feliz. María Luisa tenía muy
buen humor, y secretamente siempre tuvimos el deseo de filmar House of Mist.
Pero no llegamos a hacerlo. Eran tiempos nada de fáciles los de
entonces en Hollywood. Se olía en el viento la proximidad de la "caza de
brujas" que brotaba.
María Luisa Bombal |
-¿Cómo se inició la "caza de brujas"?
-Ocurrió que la columnista Hedda Hooper, uno de los monstruos del
periodismo local junto a Louella Parsons y Elsa Maxwell, consideró que
su país la necesitaba para misiones más dignas, y emprendió una campaña
para movilizar a las madres contra el comunismo, diciéndoles que les
iban a quitar a sus hijos y otras cosas, sembrando confusión y terror,
asegurando que USA estaba muy próxima a ser invadida por los rusos.
Hedda atemorizaba a las buenas familias para convencerlas que
boicotearan las cintas y actores que calificaba de comunistas, y lo
increíble es que hubo quienes la apoyaron.
-Pero usted expresó públicamente su protesta contra la campaña reaccionaria...
-¡Oh, sí! Junto a Gene Kelly, Lauren Bacall, Dany Kaye, Bogart...
Estaba detrás de todo un senador: Joe McCarthy y sus amigos. Hasta
hicieron pública una lista de directores y escritores a quienes se les
prohibió trabajar. Sucedieron, entonces, cosas memorables. Recuerdo a
Dalton Trumbo, que estaba entre los vetados, cuyo trabajo de escritor
era tan insustituible que se le permitió seguir trabajando en Hollywood,
secretamente, debiendo firmar sus guiones con seudónimo; se descubrió
todo cuando le dieron un Oscar a uno de sus argumentos, y la Academia
debió confesar que el genio era un señor que debía ocultar su nombre por
estar acusado, políticamente, de no aceptar el régimen vigente.
-¿Cómo afectó la "caza de brujas" el ambiente de Hollywood?
-Nos tomó a todos de sorpresa. Yo diría que a partir de entonces ya
no volvió a tener ese aire de inocencia política que había tenido desde
sus inicios. La atmósfera se hizo densa. Yo había realizado unos
documentales, como Let There Be Light (Que se haga la luz,
1944), que es una crítica al tratamiento que se daba a los veteranos de
guerra, y el ejército no permitió que fueran exhibidos. Así fueron
muchas otras cosas censuradas. En 1952, pleno McCarthysmo, yo decidí
irme a Irlanda. Ya no podía trabajar en mi país. Como varios otros
proyectos, la película que íbamos a hacer basada en el guión de María
Luisa Bombal, fue congelado, en lo que a dirección y actores se refería.
Supe que propusieron después otro director y artistas, que retomaron el
proyecto, pero al final no llegaron a filmarla. Años después del
fallido intento por hacer House of Mist en Hollywood,
yo estuve dispuesto a filmarla en México. Me llamó Dolores del Río, que
tenía los productores y me propuso dirigirla, con ella en el estelar; yo
acepté de inmediato, primero, porque conocía la obra y era amigo de
María Luisa, y segundo, porque nunca había dirigido a Dolores. Sin
embargo, al final, Paramount, que tenía los derechos, no quiso ceder el script.
Nunca la han filmado. Hay muchos filmes que hubiera querido hacer. Hay
incontables libros que hubiera querido llevar al cine. Hay muchas cosas
que nunca trataré. Pero, en mi descargo, quiero decir que no siempre
filmé lo que quería. Yo no soy un hombre de fortuna que puede producir
su propio trabajo. Entonces, hay muchos aspectos que hubiera querido
tocar en mi trabajo cinematográfico, pero aún no puedo hacerlo, y es
probable que nunca lo haga. Yo entendí el Realismo mágico luego
de leer esa obra de María Luisa, y me pareció una veta magnífica que
nacía para el cine. También creo que la realidad puede hacerse mágica si
uno consiente. Las mujeres que circulan por las páginas de Bombal, y
también por las obras de Juan Rulfo, que es mi amigo, son seres
desterrados de sí mismo, destruidos o francamente muertos, como en La Amortajada y Pedro Páramo,
pero que, sin embargo, siguen en pie, sostenidos por algo que a veces
sólo existe en su imaginación. Yo creo que Marilyn Monroe también
pertenece a esa galería de seres realmente fantásticos que se nos
aparecen de vez en cuando. Lo que no significa que sean ideales o
etéreos. Porque son seres muy terrenales. Pienso que a partir de María
Luisa Bombal, justamente, es que las letras abordaron estos seres como
nunca antes se había hecho, con esas heroínas perfectamente bellas pero
desoladas que ella retrata en las tierras australes, y que en verdad son
mujeres únicas, que no pertenecen a nadie por la tragedia interior que
llevan a cuestas, que al no tener alguien a quien amar las hace ser de
todos.
Dolores del Río |
"A veces creo que debí hacer más por Marilyn Monroe"
-¿Cómo son sus recuerdos de Marilyn Monroe?
-Son melancólicos. Es cierto que se dice que yo la inventé, pero con o
sin mi ayuda ella lo hubiera logrado de cualquier forma. Solo fue que
le di su primer estelar. Pero muchas personas la ayudaron porque era
inevitable que despertara cierta desprotección, era una chica que
despertaba gran ternura. Además, ahora pienso, todos quizás intuíamos
que era, en verdad, una estrella.
Marilyn Monroe en una de las locaciones de Los inadaptados |
-¿Cuándo la conoció usted?
-Fue mientras filmaba We where strangers (1949) en
la Columbia. Ella solía venir al set y observar detenidamente la
filmación, sin importunar en absoluto. Recuerdo que era una chica muy
tímida; hablaba bajito, casi en un murmullo, pero con tal gracia que era
imposible no prestarle atención. Esa voz tan femenina de Marilyn, me
imagino ahora, deben tener los seres creados en sus novelas por María
Luisa Bombal. Muy bella, sin duda, joven y atractiva, pero había miles
como Marilyn en Hollywood; sin embargo, era diferente a todas. Se
hablaba de que la Columbia le iba a hacer una prueba, aunque dichos
rumores conducían generalmente al sofá y no al estudio. Sospeché que
alguien de arriba tenía interés en ella.
-Marilyn declaró que para una mujer conocerlo a usted y no enamorarse era imposible. ¿Ella llamó de inmediato su atención?
-No precisamente. Poco a poco, mientras filmábamos, se me fue
haciendo habitual su presencia observando muy atenta. Me atrajo, por
supuesto, y quise ayudarla entonces. Le expresé mi disposición de
hacerle yo mismo la prueba que los estudios le habían prometido; le dije
que le podría hacer una prueba a color teniendo como compañero de
actuación a John Garfield, que estaba en el reparto de We were... esta prueba era costosa, pero pienso que todos intuíamos que era algo más que una actriz.
-¿Qué le respondió ella?
-Ella abrió inmensamente sus ojos y susurró algo que no entendí, y
luego de inmediato salió muy feliz. Luego, simplemente desapareció y me
olvidé de ella. No la vi hasta unos dos años después cuando hicimos
nuestro primer trabajo.
-"Mientras la ciudad duerme" (The Asphalt jungle, 1950), que inicia la filmografía de Marilyn.
-Es su primer papel estelar, es cierto.
-¿Cómo llegó usted a contratarla?
-Cuando estábamos haciendo las pruebas para el reparto, me llamó
Johny Hyde, de la Agencia William Morris, diciéndome que tenía a la
chica perfecta para la parte de Angela. Arthur Hornblow, el productor
del film estaba conmigo cuando Johnny la trajo: la reconocí como la
chica que había intentado salvar del sofá y, justamente, la escena que
debía leer requería que su personaje estuviera tendido en un diván, y no
había ninguno en mi oficina, pero Marilyn dijo: "Quisiera hacer la
escena en el piso".
Y así lo hizo: se quitó los zapatos sacudiendo los pies, se tendió en
el piso y leyó para nosotros. Era perfecta. Era extraordinariamente
buena. Pidió repetir la escena, y lo hizo. Luego le dije que desde la
primera prueba ya era suyo el papel. Ella nació actriz, y se preparó
además. Tenía una maestra de actuación, una rusa llamada Natasha Lytess
que la acompañó durante toda la filmación. Se aparecía con ella en el
set sin dejar de observarla mientras actuaba. Después de cada toma,
Marilyn solía mirarla buscando su aprobación: cuando ella le respondía
con un gesto afirmativo, entonces ella quedaba tranquila. Yo aprobé
todas sus ideas, y estuvo realmente bien. Era una actriz esencialmente
instintiva.
-La prensa ¿cómo trató a Marilyn en sus comienzos?
-Muy bien para la época. Te decía que era un tiempo difícil; Marilyn
venía de hacer treinta segundos en un film de los Hermanos Marx, que a
la columnista Louella Parsons habían bastado para intuir quién llegaría a
ser la chica, porque llegaba regularmente al set para entrevistarla
sobre su nuevo trabajo.
Louella trabajaba para los medios de Hearst, y
por ella el mundo se fue enterando de que la chica del calendario se
había criado en orfelinatos y esas cosas... Marilyn había estado bajo
contrato con Fox, pero no la utilizaron. Luego que vieron Mientras la ciudad duerme la volvieron a contratar rápidamente: esos fueron sus inicios.
Marilyn también hizo con usted su última cinta completa, "Los
inadaptados" (The misfits, 1960), ¿cómo son los recuerdos suyos de
aquel tiempo?
-Son especialmente melancólicos. Los inadaptados es
una historia de furias contenidas. Yo estaba en Irlanda cuando recibí
una llamada de Frank Taylor, quien tenía interés en producir la cinta en
que Marilyn tenía un papel porque el guión era de su esposo Arthur
Miller. Yo acepté y me envió el guión, que me pareció excelente. Yo no
conocía a Miller, pero admiraba su obra. Los llamé después y les dije
que sería grato trabajar juntos. Marilyn se mostró eufórica al teléfono.
Luego iniciamos el trabajo, primero hicimos unas pruebas de vestuario
con Marilyn en Nueva York. Luego, volamos a Nevada con Frank y
construimos los sets. Marilyn llegó con Miller. La relación entre ellos
estaba deteriorada. Lo presentí de inmediato.
-Se ha dicho que en una escena que filmó para "Los inadaptados" dejaba un pecho al descubierto, y pidió que saliera tal y cual se había rodado. ¿Usted suprimió esa escena del montaje final?
-Tú podrás comprender que una escena con el pecho desnudo de Marilyn
Monroe, yo, jamás, nunca la hubiera suprimido de una de mis películas.
Ella se desnudó en sus comienzos por necesidad; amaba su cuerpo como
cualquiera, pero al final odiaba desnudarse... ningún escritor hizo un
guión a la altura de Marilyn. Desde sus comienzos, además, había pasado
ya un buen tiempo, y dudosamente ella hubiera aceptado tomas desnuda.
Entonces, jamás existió esa escena que ya he visto mencionada por allí.
No, que yo sepa, y como era yo quien dirigía la cámara, espero se me
crea... hay una escena en House of Mist en que la
heroína se aparece desnuda en un estanque, lo que provocó polémica, pero
era tan fantástico el entorno en que lo ubica María Luisa, que siempre
decidimos dejarlo; estuvieron dispuestas a hacerlo, primero Lauren
Bacall y, luego, Dolores del Río. Marilyn, en cambio, al final de su
vida, odiaba los guiones en que era necesario que se mostrara desnuda, y
era en todos. Ahora pienso, ¿cómo no se me ocurrió darle a conocer House of Mist? Quizás si me detuvo esta circunstancia.
-A veces creo que debí hacer más por Marilyn... cuando se reinició la
filmación de la que fue su última cinta, luego de las dos semanas que
ella estuvo en el hospital de Los Angeles, cuando logramos traerla
nuevamente a Reno, en el aeropuerto, calurosamente, la recibieron muchas
personas. Le fletamos un vuelo especial para ella, y antes de
desembarcar dedicó un tiempo para dejarse fotografiar y hablar con la
prensa. En esa ocasión fue que le preguntaron qué usaba ella por la
noche, cuando iba a la cama, y respondió: "Channel 5"... Fue muy
ocurrente. Yo creí que todo sería diferente, pero en unos cuantos días
nos dimos cuenta de que estábamos muy equivocados. Marilyn volvió a sus
antiguos hábitos, hizo que Arthur Miller se mudara a un hotel y ya no
volvió a hablarle. Un domingo le hice una visita en su suite para
formarme una idea de lo que podría esperar en los días siguientes. Me
saludó con gran euforia y luego entró como en una especie de letargo.
Nunca pensé que estaba tan mal; el episodio del hospital lo atribuí a
una sobredosis casual, pero ahora la veía realmente perdida, su cabello
enmarañado, desaseada, con una camisa de noche no más limpia. Se veía
completamente desamparada. Yo la abracé y fue todo muy conmovedor... sin
embargo, logramos hacer la cinta hasta el final, pero fue una dolorosa
experiencia para todos, incluyendo, por supuesto, a Marilyn. Ella
comenzó otra cinta de la que fue despedida y luego vino su muerte.
-¿Usted piensa que fue accidental?
-Había recibido tratamientos de urgencia varias veces, y con frascos
de barbitúricos a su alcance y nadie que estuviera allí para salvarla...
Yo creo que fue un accidente; porque me niego a creer que ella hubiera
querido quitarse la vida. Ella era parte de la vida, era una
glorificadora, justamente, de la vida. Lo que quizás sucedió fue que se
vio enfrentada a una situación agotadora que no pudo manejar.
Huston en Las Caletas, Puerto Vallarta (Foto: P.Alizau) |
-La historia de "House of Mist", justamente, trata las
debilidades de la naturaleza humana aflorada bajo una circunstancia
agotadora, muy propio a los personajes que usted ha llevado a la
pantalla...
-Es el realismo mágico del que hablamos. Porque éste explora esos
aspectos misteriosos del alma, y es el que más me interesa de esa
corriente de la literatura; porque es cierto que otros autores están
plagados de personajes y situaciones francamente fantásticas, como
Gabriel García Márquez, pero yo no me veo, por ejemplo, llevando al cine
Cien años de soledad; sin embargo, siempre quise hacer House of Mist,
y en el fondo estamos hablando igual de situaciones mágicas a las que
se ven enfrentadas personas comunes. A mí lo que me atrae son las
personalidades que dicen algo con sus actos, que están en el juego de la
vida sometidos a todas sus reglas, que las desafían o acatan, pero,
entre tanto, están vivos. Sí, muchos de mis personajes son
personalidades destrozadas interiormente. Cuyo destino es
irremediablemente la derrota, o una victoria dudosa... Como es nuestra
vida humana: irremediablemente estamos destinados a morir, sin remedio,
al final, seremos derrotados, ¿no te parece bastante como para
lamentarse? Yo sé de antemano que jamás ganaré la partida, pero no
significa que alguna vez haya dejado de entrar al juego. En verdad, yo
sólo admiro al individuo que tiene un código y lo cumple, que se aferra
rigurosamente a su propia moral. ¿No es bastante?
(*) Waldemar Verdugo es periodista,
escritor y guionista chileno. Entre 1980 y 1990 vivió en México donde
fue jefe de redacción de la versión local de la revista Vogue donde hizo
varias entrevistas a connotadas figuras mundiales como Juan Rulfo,
Gabriel García Márquez, Salvador Dalí, Leonard Bernstein, Claudio Arrau,
Andy Warhol, entre muchos otros. Ha publicado varios libros entre los
que destaca "Magos de América", "Ocho mujeres del siglo XX" y "El
minotauro en su laberinto (en voz de Borges)", crónicas y entrevistas a
Jorge Luis Borges recordando su estrecha cercanía con el escritor
mientras fue su asistente entre 1973 y 1975. Es profesor-fundador de la
Escuela de Humanidades de la Universidad Autónoma de Baja California
Norte. En el 2003 obtuvo el Premio de Crónica Regional de Chile,
otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, por su obra
"Crónicas de Antarktos", textos sobre el territorio antártico. Además,
Waldemar es el guionista de La Mistral, filme sobre la vida de Gabriela Mistral que dirigirá Raúl Ruiz.
Fecha de Publicación: 18 de junio de 2007.
Tomada de la Revista de cine Mabuse
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