Nilo María Fabra |
Estimados Amigos
Hoy compartimos esta interantísima entrada realizada por nuestro amigo PacoMan.
Esperamos que les guste tanto como a nosotros.
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A modo de fábula: sobre el interés real decrece que decrece (por
décadas), Nilo Fabra (el rentista temeroso) y el Innombrable
(economista).
Andaba yo
leyendo, como usualmente, el Informe Mensual de Junio 2013 número 369, por su
página 32, que elabora el Departamento de Mercados Financieros de La Caixa. Y me sorprendió que sus
autores afirmaran que unas pocas décadas de intereses reales decrecientes
tenían asombrados y perplejos a inversores, responsables de la política
económica y académicos…
LA INVERSIÓN, CLAVE PARA EL CRECIMIENTO
¿Por qué
son tan bajos los tipos de interés reales a nivel global?
A lo largo de las últimas décadas, los
tipos de interés internacionales se han orientado a la baja, hasta alcanzar en
la actualidad niveles inusualmente reducidos. La persistencia e intensidad del
descenso han sorprendido a inversores, responsables de política económica y
académicos. A posteriori se han ido elaborando diversas explicaciones
plausibles para las distintas fases que ha atravesado el proceso, pero lo
cierto es que los repetidos pronósticos de cambio a una tendencia alcista
sostenida de los tipos se han incumplido una y otra vez. De hecho, en estos
momentos la opinión de consenso vuelve a apuntar en la dirección ascendente, lo
que invita a repasar la experiencia acumulada tanto en el plano conceptual como
en el empírico.
Departamento de Mercados Financieros
Área de Estudios y Análisis Económico,
”la Caixa”
Para ver el huevo roto con mas detalle pulse sobre la imagen |
El artículo
completo: “¿Por qué son tan bajos los tipos de interés reales a nivel global?”
Y sin embargo
existe un cuento de 1.895 que aborda esta misma cuestión en un tono pedagógico
con moraleja incluida: Las tijeras…
Nilo María Fabra (Blanes 1843 – Madrid 1903) fue un periodista,
escritor y político español.
Corresponsal del Diario de Barcelona en Madrid y en las guerras austroprusiana y
francoprusiana.
En 1865 fundó una
organización de corresponsales dedicada a suministrar de noticias a los
periódicos de provincias, que se convertiría, tiempo más tarde, en la agencia de noticias Fabra,
primera agencia de noticias en España. Dicha agencia, fue desde 1870 la corresponsal de las agencias Havas y Reuters.
Miembro del Partido
Liberal, fue candidato en las Elecciones al Senado de España del 15 de febrero de 1891 por Alicante y salió elegido el tercero.
Nilo escribió tres bonitas antologías
de ciencia ficción siendo uno de sus precursores en España. Para mejor ilustración de
este punto es muy recomendable el artículo de Augusto Uribe “De las proto-máquinas del tiempo a las
anticipaciones de lo por venir” página 67 a 94 en La
Ciencia Ficción Española, Varios Autores (2002) Ediciones Robel, S.L.
Uribe tiene una interesante página web donde profundiza en esta temática:
El cuento que nos ocupa se
recogió en el segundo libro de Nilo: Cuentos
ilustrados, 1.895. En el referido artículo, Augusto comenta:
“… El cuento siguiente, muy breve, se titula “Las Tijeras” y es
una de las menos acertadas prospecciones del futuro de Fabra (aunque,
realmente, se podría haber reescrito haciendo protagonista a la
inflación). …”
Evidentemente Augusto no escribió su
mejor frase, como veremos tras leer el cuento. El verdadero trasunto del cuento
es la reducción persistente del tipo de interés real (y del incremento del
salario real) fruto del agotamiento del mecanismo de acaparación de la
plusvalía relativa en el proceso de acumulación de capital. Situación que
aterraba a nuestro liberal autor… posiblemente Nilo, a diferencia de Augusto y
de los economistas de La Caixa, si había leído al economista INNOMBRABLE.
El cuento esta copiado de la
antología que recoge toda su obra de ciencia ficción:
Fabra, Nilo María, La Guerra de España con los Estados Unidos y otros relatos. Berenice, 2010 |
LAS TIJERAS
A
finales del siglo XIX eran inquilinos de una misma casa en Madrid, dos jóvenes
de veinte años: Pedro y Fortunato.
Vivía aquél en la buhardilla, sin más
bienes de fortuna que el oficio de sastre, y esto en el cuarto principal,
disfrutando de una renta de cuarenta mil pesetas anuales que le legó un tío
suyo; pero sólo en usufructo, en títulos del cuatro por ciento interior
perpetuo, o sea un capital nominal de un millón de pesetas.
La necesidad, eterno acicate del pobre,
el temor de los azares y contingencia de lo porvenir y la propia satisfacción
de la recompensa, eran poderosa parte para que Pedro, sin desfallecer un punto
no se lo diese de reposo en su honrado oficio: mientras que Fortunato, sin el
apremio de la lucha por la existencia, seguro de su renta, con ciega fe en la
solvencia del Estado, ajeno a toda inquietud y zozobra, se entregaba a los
frívolos placeres de una vida regalada y elegante, mirando con menosprecio al
trabajo en sus múltiples manifestaciones.
***
Y
pasaron cinco años y no estalló ninguna revolución, ni siquiera un
pronunciamiento; las cosechas fueron abundantísimas; la exportación adquirió
considerable incremento se nivelaron los cambios, la circulación fiduciaria
quedó reducida a sus naturales límites, y por primera vez gozó la nación de un
buen gobierno.
El 4 por 100 interior subió sobre la
par, y el Estado, siguiendo el ejemplo de Inglaterra, Francia y otros países
prósperos, ofreció a sus acreedores el reintegro del capital o reducir la deuda
del 4 al 3 por 100, y se llevó a cabo la conversión, dentro del derecho
perfecto y con beneplácito general.
La renta que Fortunato disponía en
usufructo, quedó reducida a treinta mil pesetas. Cuando todo prosperaba, él,
acreedor del Estado, venía a menos y veíase obligado a suprimir el coche.
Entretanto, por una ley natural que se
observa en las naciones ricas, aumentaba el precio de la mano de obra y Pedro
conseguía lo que Enrique IV de Francia ambicionó para sus súbditos: la gallina
una vez por semana en el puchero.
***
Al
terminar el primer quinquenio del siglo XX, el 3 por 100 interior perpetuo se
cotizaba a 115 y las Cortes aprobaron un proyecto de ley convirtiendo dicho
valor al 2 por 100.
Fortunato cobró entonces veinte mil
pesetas de renta y no tuvo más remedio que mudarse al piso segundo, mientras
que Pedro, gracias al aumento creciente de su jornal, pudro trasladarse al
cuarto.
***
Cinco
años después una gran transformación social se había producido en el mundo
civilizado, transformación debida a un movimiento-evolutivo, que no se escapó a
la perspicacia y previsión de muchos sociólogos y estadistas del siglo
anterior. Las asociaciones de trabajadores, cada vez más perfeccionadas: la
propaganda en las comarcas agrícolas, que permanecieron al principio ajenas al
clamoreo de las clases proletarias; las manifestaciones del 1º de Mayo, que
trascendían a las aldeas más apartadas; las huelgas frecuentes que imponían la
voluntad del trabajo sobre el capital; el creciente triunfo de los candidatos
obreros en las elecciones legislativas; el Estado, por la fuerza de las cosas y
por imposición del mayor número arrojándose en brazos del socialismo, habían
modificado lentamente la legislación secular y los antiguos organismos; pero,
¡cosa rara en la historia de los pueblos!, sin disturbios ni violencias y
respetando el principio del derecho a la posesión legítima.
Merced a este espíritu de justicia que
prevaleció en los altos poderes, se reconocieron en toda su integridad los
derechos de los acreedores del Estado; pero el valor del capital mermaba de día
en día, y el 2 por 100 interior obtuvo cambios superiores a la par; entonces se
decretó la conversión voluntaria en el 1 por 100.
La renta usufructuaria de Fortunato
bajó a 10.000 pesetas, y como al propio tiempo se encarecían los salarios,
aquel tuvo que renunciar al servicio de su criado, mientras que Pedro ganaba un
jornal de 12 pesetas.
***
En
1915 el 1 por 100 interior era convertido en ½ por 100, y Fortunato, con su
5.000 pesetas de renta, alquiló el piso tercero de la derecha, y Pedro pudo
ocupar el inmediato de la izquierda, pues su salario ascendía ya a 15 pesetas
diarias, o sea 5.000 pesetas anuales próximamente, descontado los días
festivos.
***
El
½ por 100 se redujo en la misma forma y por idénticas circunstancias en ¼ por
100 al expirar la segunda década del siglo XX. Fortunato vio mermada su renta a
la mitad, bastando apenar para cubrir las necesidades más apremiantes de la
vida: tal era el incremento del precio de las cosas, producto del trabajo. En
tanto que él, usufructuario de un millón de pesetas, tenía que apelar al rastro
para vestirse, Pedro, con el sueldo de cortador de sastrería, pudo permitirse
el lujo en invierno de un gabán de pieles.
***
El
interés del millón de pesetas quedó limitado a 1.250 pesetas en el año 1925 por
la reducción del ¼ en 1/8 por 100, y Fortunato pasó a ocupar el piso cuarto,
cuando el sastre bajaba al segundo
***
Por
fin, en 1930 se llevó a cabo la última conversión del 1/8 por 100 en 1/16,
gracias a la depreciación progresiva del capital.
Fortunato el millonario disponía sólo
de 625 pesetas de renta al año. Era casi un pobre de solemnidad y se resignó a
subir a la buhardilla y a trabajar cuando frisaba con los 55 años. No había
querido estudiar profesión alguna ni aprender oficio, y tuvo que acogerse a la
escoba municipal.
Pedro aprovechando los progresos de la
subdivisión del trabajo, había llegado a ser un especialista en el corte de
chalecos, y los principales sastres de Madrid acudían a él para la preparación
de aquellas prendas. Ganaba 40.000 pesetas al año, y en el espacio de treinta y
cinco logró bajar de la buhardilla al principal.
***
Las
tijeras del sastre, cortando paño, habían vencido a las tijeras del rentista,
cortando cupones.
*******
El breve, conciso y magistral cuento
anticipa el pacto entre burguesía y proletario, describe el acceso del
proletario a la clase media y la desaparición de los rentistas como clase
social ociosa. Este malestar ante la desaparición de la élite de los rentistas
y la brutal aparición de las masas es lo que predice Nilo… y que luego Ortega y
Gasset lamentará en 1929 en su Rebelión
de las masas.
Carlos Marx, el economista
innombrable, creó y sistematizó en su El
capital (1867) el proceso de acumulación del capital y la lucha agónica de
los propietarios del capital por apropiarse de la plusvalía… queda lejos del
objetivo de esta fábula comprender las condiciones que pueden llevar a este
proceso de acumulación del capital a un escenario de largos periodos de tipos
de interés reales decrecientes…
La cuestión relevante es:
¿Por qué economistas
tan capacitados sólo conocen un Marx?... Groucho
Me niego a acabar esta fábula sin una moraleja de rabiosa
actualidad…
Esta es la «ley general de la
acumulación capitalista» demostrada y enunciada por Marx: a medida que aumenta
la acumulación de capital se produce y consolida necesariamente un número
creciente de obreros sobrantes para el sistema, una población supernumeraria
teniendo que subsistir en condiciones precarias y presionando a condiciones de
explotación mayores a los demás obreros y a mayor miseria para los obreros en
general. A estos obreros sobrantes se los denomina «ejército industrial de
reserva». Esto explica que a medida que se acumula capital y por consiguiente
riqueza se produce de manera pareja una acumulación creciente de miseria en la
mayoría de la población: la acumulación de capital en un polo es equivalente a
la acumulación de miseria en el otro.
Marx explica que en tanto, crece la
masa de obreros desocupados, de manera que las posibilidades de consumo
decrecen, mientras por otra parte aumentan las mercancías en el mercado.
Entonces es menester, para que los parados vuelvan a consumir, ocuparlos en
nuevas ramas de la industria, o desarrollar las que ya existen. Pero para esto
son menester nuevos capitales y los nuevos capitales no se pueden obtener sino
con la acumulación, y la acumulación no se obtiene sino con el aumento de la
plusvalía. Para aumentar el valor relativo de la plusvalía sería menester
disminuir el valor de la mano de obra, bajando el precio de las mercancías
consumidas por el trabajador. Para disminuir el precio de las mercancías es
necesario aumentar la productividad, mejorando la técnica. Y para mejorar la
técnica, es menester también acumular, aumentando la plusvalía, y así
sucesivamente.
El círculo vicioso queda cerrado. De
cuando en cuando el círculo se interrumpe; con los almacenes repletos, y las salidas
cerradas, el mercado ya no acepta nada; quiebras, obreros sin trabajo,
revueltas de los hambrientos: crisis. Tal es el círculo vicioso del sistema
capitalista; pero éste, como el sistema de que es expresión, ha tenido también
su punto de partida.
Tomado de by PacoMan
by PacoMan
En 1968 nace en el barrio Bellavista de Les Franqueses del Vallès (Barcelona), pero reside en Málaga desde hace más de tres lustros.
Economista y de vocación docente, impartió en la Universitat Autònoma de Barcelona y en la Universidad de Málaga. Sigue impartiendo, para matar el gusanillo, en ESESA (Málaga) y en Vértice Business School (On-room).
En la actualidad, trabaja de Director Técnico en la corporación empresarial de una entidad financiera andaluza.
Aficionado a la Ciencia Ficción de toda la vida y activo en el Fandom desde siempre, hace muchísimo tiempo que no escribe ficción. Muy de vez en cuando, sube post a su maltratado blog: http://bypacoman.blogspot.com.es/
Y colabora con el blog de Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com.es
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