domingo, 20 de marzo de 2022

Gerardo González Vásquez, poeta de Valencia


Antiguo escudo de Valencia, la de Venezuela, el que fue y el que será.



“Nota y poesía” se titulaba la columna periodística que durante años mantuvo el poeta valenciano Gerardo González Vásquez (1936-1973) en el diario El Carabobeño. Lo conocí a finales de los sesenta en la parroquia La Pastora y fue mi primer editor en ese espacio informativo donde publiqué, corregidos por él, un par de textos germinales. Frecuentaba el bar “El Mamón” en la esquina sureste de la avenida Anzoátegui con la calle Vargas, próximo a la casa que fue del pintor Oswaldo Vigas y a una cuadra de donde nació Víctor Racamonde. Cercano aquel lugar a la “Esquina del Zamuro” -frente al parque público Carlos Sanda-, donde vivía Enrique Grooscors (h), amigo y mentor del poeta a quien Gerardo González le dejara dedicado, junto a Humberto Martínez Mainardi: “Poema del abandono delirante y la vigilia”, que se publica póstumamente en el Nº 10 (1978) de la otrora, Zona Tórrida. Revista de Cultura de la Universidad de Carabobo.

Veía llegar al poeta a media mañana al bar en un autobús de la línea Mataderos donde mansamente permanecía bebiendo cerveza con sorbete, hasta media tarde. Vestía casi siempre de corbata y chaqueta a la manera de aquellos viejos de antes que no salían a la calle ni recibían visita “en mangas de camisa”. De forma invariable, leía y trabajaba sus poemas y otras escrituras desde la madrugada en su casa materna en el sector Los Sauces por la avenida Bolívar norte al lado del “Mayantigo”, arepera de unos canarios palmeros que hacía esquina con el bar California, del portugués Manuel, por el callejón Prebo. Lugar que por cierto no frecuentaba Gerardo, pienso, por la misma cercanía al lindero familiar. 

Arepera Mayantigo.


“Cristal de rebeldía” y “En el alba de mi plectro”, son poemarios de corte romántico que junto a otros textos similares, después de más de cuarenta años de fallecido su autor, permanecen inéditos. En 1978, Separata, órgano del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la UC, le dedica una “colactánea” junto a poemas de Víctor Racamonde (un poeta de otro tiempo, pero de similar estirpe a la de él). Esta edición fue diagramada por Wladimir Zabaleta y estuvo bajo la dirección de Reynaldo Pérez Só. El poema dedicado a Miguel Soufront, que abre la muestra, es notable.

La muerte nocturna: 

“La muerte tiembla cuando yo despierto / y se acobarda de su propio engaño / La he vencido en el alba. Su rebaño / de sombra fue un carámbano en mi huerto. // 
Muy lejos de la noche, me convierto / en la última pirámide del año. / Y entibian mis aristas el extraño / sol que alumbra en un místico desierto. // 
La muerte me acompaña mientras duermo / con el dolor de su esqueleto enfermo / pero en fracaso su misión concluye, // 
porque mi cuerpo, sin mortal herida, / en nocturno combate por la vida / la cansa, la derrota y la destruye…”


De hablar pausado, urbano, y voz sonora pero nunca altisonante, Gerardo fue desde muchacho un extraordinario declamador. “Yo nací para decir o recitar versos, es cuestión que se lleva en la profundidad del ser”, le declara a la prensa en ocasión de un recital que se realizó en el marco de la celebración del Cuatricentenario de Valencia. Hay imágenes imborrables que conservo de él. Una es la fotografía que publicó la revista “Zona Tórrida” donde aparece vestido de soldado con un rifle máuser en las manos y una bayoneta en la cintura. Es una expresión tan extraña para quien lo conoció. En la otra, lo veo recitando el poema de Porfirio Barbas Jacob Canción de la vida profunda, y tomando luego el bus de regreso en la parada de la avenida Soublette, soñando quizás con su orquídea y el río Sena que anheló tanto y nunca vio.


Tomado de NotiTarde

*******





Luis Alberto Angulo (Barinitas -Estado Barinas, 1950). Los libros "La sombra de una mano" (Monte Ávila Editores, Colección Altazor. Caracas, 2005), y "Fusión poética" (Universidad de Carabobo, Valencia - Venezuela, 2000), recogen cinco de sus poemarios publicados a partir de 1982. Premio del IV Concurso Internacional Poesía UC, por "Antípodas" (1994). Premio de la Bienal de Poesía del Ateneo de Calabozo Dr. Francisco Lazo Martí, por "Fractal". Premio de Poesía Universidad Rómulo Gallegos por "De Norte a sur". Es coautor de "Viento barinés" (UC, 1978), "Rostro y poesía" (UC, 1996), "Setenta poetas venezolanos en solidaridad con Palestina, Iraq y Líbano" (Minci, 1977), y antólogo de "Poemas de San Juan de la Cruz" (Cuadernos Cardinal, UC 1992), Poemas de Miguel Hernández (El perro y la rana, 2006), "Antología poética de Ernesto Cardenal" (Monte Ávila, 2005). 


Co-fundador de la Red Nacional de Escritores. Director de la revista Redve (2005).


Miembro de la Comisión Rectoral fundadora del Encuentro Internacional Poesía UC

2 comentarios:

  1. ¡Qué poema! ¡Qué poema el de Gerardo González! ¡Y uno se cree...! dice Serrat. Y, como para rematar, esa excepente gráfica del Mayantihg.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por leernos Pedro. Bienvenido al blog. Disculpa la tardanza en responderte.

    ResponderEliminar