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Helene Hegemann, el arte de copiar-pegar
11 febrero 2010
BERLINER ZEITUNG BERLÍN
La literatura alemana tiene una nueva estrella. A los 17 años, Helene Hegeman ha seducido a la crítica con una novela que habla de una juventud sin límites ni puntos de referencia. El problema es que partes de la novela son un plagio. Sin embargo, la autora lo asume y lo presenta bajo una nueva perspectiva.
En la escuela aprendimos que copiar del compañero es un medio eficaz para tener éxito. Sin embargo, hay que dominar la técnica. La primera regla es evitar que te pillen. La segunda es que cuando te pillan debes reconocerlo al momento. En este juego, Helene Hegemann es una alumna modelo.
He aquí los hechos. Helene Hegemann, de 17 años, publicó recientemente su primera novela, Axolotl Roadkill. Se trata de una obra feroz y vehemente sobre el paso a la edad adulta. Desde su aparición, las críticas alaban su genialidad. ¡Qué dominio de la lengua! ¡Qué seguridad de estilo! ¡Qué radical! ¡Esas observaciones siempre pertinentes, esas reflexiones inesperadas! ‘He aquí un debut como hacía tiempo que no se veía ninguno’, exclamaba con entusiasmo un círculo literario adicto a la fascinación.
Tres rayas de speed en el baño
Los que no se interesan por la literatura pero sí por los acontecimientos, también estaban emocionados: ¿escribir una obra así a los 16 años? ¡Maravilloso! Todo el mundo tomó esta novela como un relato auténtico, convencido de que Helene H. había vivido personalmente todo lo que relató sobre la droga, el sexo y la pubertad. El impacto de Axolotl Roadkill no hizo sino hacerlo más impresionante aún. ¿Entró realmente Helene en Berghain, la "mejor discoteca del mundo", de diabólica reputación, cuya entrada está prohibida oficialmente a los menores de 21 años? ¿Se metió realmente "tres rallas de speed" en los lavabos? Parece increíble.
Es obvio que el personaje de Mifti, de 16 años, es una creación de Helene Hegemann, pero la mayoría de los lectores no pudieron evitar identificar inmediatamente a Mifti con Helene. Y cuando surge en la obra la figura del padre, todos pensaron en Carl Hegemann, renombrado dramaturgo que ofició en el Volksbühne [célebre teatro berlinés]. Cuando Mifti hace el amor sin amor en un coche, cuando filosofa sobre la bisexualidad y se recrea en la "actitud de la guarra desdeñosa", uno cree escuchar a la verdadera Helene. Axolotl Roadkill explota deliberadamente esta impresión de autenticidad, y lo hace majestuosamente. Helene Hegemann quedó convertida en niña prodigio y nueva estrella del firmamento literario.
Escribo, luego plagio
Pero he aquí que el blog cultural gefuehlskonserve.de descubrió que Helene Hegemann había plagiado varias obras. Sobre todo de Strobo, una novela que habla sobre sexo, droga y la discoteca Berghain, publicada el año pasado en la pequeña editorial berlinesa SuKuLTuR y firmada por la bloguera Airen, nacida en 1981. Helene Hegeman tomó prestadas fórmulas divertidas como "tecno-plasticidad" o "pezones vaselinados", además de frases enteras y situaciones.
Helene Hegemann se disculpó. Era consciente de que no estaba bien "no citar a todas las personas que me han ayudado a escribir el texto". Sin embargo, Helene defiende el texto, pues "en realidad la autenticidad no existe, sólo la sinceridad". Por otro lado, afirma no ser más que una inquilina en su propia mente: "Yo me sirvo de todo aquello que me inspira y de todas las cosas que me estimulan".
El club de los poetas virtuales
El escándalo que crece entorno al "Asunto Hegemann" tiene que ver sobre todo con el reflejo: se piensa que el aura de la autenticidad no se puede plagiar. Sin embargo, en Axolotl Roadkill no se distingue la diferencia entre la ficción y la realidad. Helene Hegemann forma parte de ese "club de poetas virtuales" de los que se habla en Strobo: "Nosotros formamos parte de una intriga que deriva de vez en cuando en la ficción. Eso es lo esquizofrénico del caso".
Carl Hegemann, por lo demás, se ha encargado de desarrollar la estructura teórica de este arte híbrido: "Los ‘miembros’ de una cultura no pueden descubrir ninguna realidad, sólo conducirla". En este sentido, Helene Hegemann ha hecho lo que mejor sabe hacer: se ha creado una existencia de personaje novelesco copiando a otros.
Tomado de Presseurop
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