Marejadas de Fuerzas Tectónicas
Por :Heber Rizzo
El escritor de ciencia-ficción Sir Arthur C. Clarke nos proporciona una perspectiva sobre el desastre del tsunami desde su hogar en Sri Lanka.
Resumen: (Ene. 06, 2005): El escritor de ciencia-ficción Sir Arthur C. Clarke nos proporciona una perspectiva sobre el desastre del tsunami desde su hogar en Sri Lanka. Como uno de los primeros en reclamar redes satelitales globales en 1945, su legado de medio siglo ha jugado un papel clave para mitigar las tragedias que ofrecieron pocos signos de advertencia.
Lo que sucedió el 26 de diciembre de 2004 fue una catástrofe global sin precedentes”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan. “Requiere una respuesta global sin precedentes... es una carrera contra el tiempo”.
Annan ha expresado su pena por las pérdidas inmediatas que se estima superarán con exceso las 140.000 muertes, pero también sobre el riesgo de cinco millones más durante los próximos seis meses.
En una carta personal enviada por el antiguo residente de Sri Lanka y autor, Sir Arthur C. Clarke, a Benny Peiser, quien ha participado en numerosos debates de evaluación de riesgos en los foros de Astrobiology Magazine, Clarke relata los devastadores efectos del tsunami posterior a Navidad. Con su perspectiva personal de toda una vida sobre los peligros del Océano Índico, la carta de solicitud de ayuda de Clarke es reimpresa aquí con su autorización.
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Agradezco su preocupación por mi seguridad con posterioridad a la devastadora ola del domingo pasado.
Estoy enormemente aliviado de que mi familia y mi hogar hayan escapado a los estragos del mar que invadió de pronto la mayor parte de las costas de Sri Lanka, dejando tras de sí una estela de destrucción.
Pero muchos otros no fueron tan afortunados. Para más de dos millones de habitantes de Sri Lanka y para un gran número de turistas extranjeros que pasaban aquí sus vacaciones, el día posterior a Navidad se convirtió en una pesadilla viva que recuerda a “El día después de mañana”. Que llegue mi profundo sentimiento a todos aquellos que han perdido familiares o amigos.
Entre los que experimentaron directamente las olas se encontraba mi equipo con base en la estación de buceo en Hikkaduwa, y mis bungalows de vacaciones en Kahawa y Thiranagama, todas propiedades frente al mar localizadas en áreas australes que fueron golpeadas fuertemente.
Estoy enormemente aliviado de que mi familia y mi hogar hayan escapado a los estragos del mar que invadió de pronto la mayor parte de las costas de Sri Lanka, dejando tras de sí una estela de destrucción.
Pero muchos otros no fueron tan afortunados. Para más de dos millones de habitantes de Sri Lanka y para un gran número de turistas extranjeros que pasaban aquí sus vacaciones, el día posterior a Navidad se convirtió en una pesadilla viva que recuerda a “El día después de mañana”. Que llegue mi profundo sentimiento a todos aquellos que han perdido familiares o amigos.
Entre los que experimentaron directamente las olas se encontraba mi equipo con base en la estación de buceo en Hikkaduwa, y mis bungalows de vacaciones en Kahawa y Thiranagama, todas propiedades frente al mar localizadas en áreas australes que fueron golpeadas fuertemente.
Todos los miembros de nuestro equipo están a salvo, aunque algunos de ellos están fuertemente impactados y narran angustiosos relatos de primera mano sobre lo que sucedió. La mayor parte de nuestro equipo de buceo y de los barcos en Hikkaduwa fueron arrastrados por el mar. Todavía no conocemos la extensión total de los daños; nos tomará algún tiempo evaluarlos ya que el acceso a esas áreas resulta todavía dificultoso.
Éste es realmente un desastre de magnitud sin precedentes para Sri Lanka, que carece de los recursos y de la capacidad para enfrentar las consecuencias. Estamos instando a los amigos interesados a contribuir en los esfuerzos de socorro lanzados por varias organizaciones nacionales e internacionales.
Hay mucho para hacer tanto en el corto como en el largo plazo para que Sri Lanka pueda erguirse nuevamente luego de este golpe que les llegó del mar.
Entre otras cosas, el país necesita mejorar sus instalaciones técnicas y de comunicaciones de modo que alertas tempranas puedan ayudar a minimizar las pérdidas en futuros desastres.
Curiosamente, en mi primer libro sobre Sri Lanka, había escrito sobre otra marejada que alcanzaba al puerto de Galle (véase el capítulo 8 de “Los arrecifes de Taprobana”, 1957). Eso sucedió en 1883, inmediatamente después de la erupción de Krakatoa que ocurrió en aproximadamente en la misma zona del Océano Índico.
Arthur Clarke
Diciembre 29, 2004
Tomado de Astroseti
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