Corín Tellado, (El Franco, Asturias, 25 de abril de 1927 - † Gijón, 11 de abril de 2009) |
Carlos Yusti
El
título de esta necrológica me gustaría que se leyera como un título de
novela rosa. Aunque como macho hetero lo mío en la adolescencia era
Marcial Lafuente Estefanía y no Corín Tellado. Uno se hace lector como
puede y también cada quien descubre el amor a su manera. Corín Tellado
inventó el amor en letra pequeña e irrumpió en una época menos bastarda,
televisiva y telenovelera. Secretarias, amas de casa, mujeres de
barrios pobres, señoritas de escuelas de monjas y demás grey femenina
leyó a Corín Tellado para soñar con ese príncipe azul de los cuentos,
con ese amor potable más platónico que sexual.
Su
nombre real era María del Socorro Tellado López y aunque era la autora
más leída después de Cervantes entre los escritores de cuño y academia
era apenas una escribidora infame y de tercera categoría, a pesar de que
escribiese más que todos ellos juntos y fuese más leída cuando la gente
del común no leía nada.
A
fuerza de escritura se ganó el respeto de aquellos escritores que se
consideraban “serios”, de esos literatos llenos de premios, postín y
discípulos. Se ganó un status de trabajadora de las palabras a fuerza de
escribir alrededor de 4.000 títulos y vender más 400
millones de ejemplares (este el tópico más percudido por la prensa
cultural). Se ganó su podio de escritor debido a su trabajo contante
(tres o cuatro novelas a la semana). Umbral la incluyó en su
desencuadernado y particular diccionario con estas palabras: "Uno cree
que si el Príncipe de Asturias fuera un premio coherente (que lo es), el
primero se lo tenían que haber dado a Corín Tellado, por asturiana, por
escritora, por universal, por tía, por macho, coño".
Durante
la etapa franquista las tuvo negra como muchos escritores. No obstante
esto no le impidió seguir escribiendo a su ritmo y no por casualidad
dijo: “…muchos autores de mi generación se quejaban de que el franquismo
los ahogaba. Terminó el franquismo y continuaron sin escribir un
pimiento. Yo me adapté a los tiempo y creo que sigo haciéndolo". Ese ha
sido su gran secreto: adaptarse, amoldarse a la circunstancia y seguir
escribiendo. El amor sigue igual, claro con sus matices, y Corín Tellado
ha situado su escritura en ese margen donde el amor ofrece respuestas(o
más bien paliativos) y abre las ventanas de la ensoñación romántica.
Don
Pío Baroja escribió: “Para mí, en la novela y en todo el arte literario
lo difícil es inventar más que nada, inventar personajes que tengan
vida y que nos sean necesarios sentimentalmente por algo”. Corín Tellado
ha creado a lo largo de todas sus novelas personajes útiles, personajes
que se me mueven al ritmo del corazón. Esa es su culpa: escribir el
amor sin alardes, con fallas estilísticas y esos colores pasteles de la
cursilería asexuada.
Corín
Tellado escribió su primera historia por una apuesta con su hermano y
luego le gustó eso de convertir los enseres del amor en escritura a bajo
costo. Lo escrito por Umbral es acertado: “Corín Tellado se lo debe
todo a sí misma, pero también le debe mucho a una cultura
subdesarrollada que en el kiosco del barrio alternó con José Mallorquí,
Estefanía, el lechero de Churchill, el TBO que nos explicaban hasta en
la escuela, el suceso de la semana, las medias de los puntos a coger y
el crimen de El Caso”. El kiosco es un universo multicultural que está a
la vuelta de la esquina. En el barrio el amor, la sangre, la aventura
estaban a la vuelta de la esquina y apremiados de necesidad uno se hace
de una subcultura como puede y a veces el kiosco era una opción terrenal
y asequible.
Corín
Tellado escribió mucho y lo hizo con los elementos que estaban a su
disposición. Quizá esas muchas historias de amor escritas siempre era la
misma, esa que ella no tuvo y que trató de vivirla a través de sus
novelas. La vida a veces es un folletón de pasión desbordada. Corín
Tellado no fue una gran escritora, pero fue una la alternativa literaria
para esos analfabetas sentimentales que se apiñaban en los suburbios
como mosca. Corín Tellado estuvo clara y siempre confesó que escribía
para entretener. En una entrevista dijo: “Soy muy trabajadora, me he
levantado a lo largo de muchos años a las cinco de la mañana, he bregado
muchísimo y ahora mismo me pregunto cómo he sido tan burra. No he
tenido negros, ni quise ni hubiera podido porque mi estilo es muy
peculiar. Nunca he trabajado sometida a la presión editorial. Siempre he
ido adelantada con respecto a la fecha en que tenía que entregar las
obras. Lo cierto es que ahora mis novelas cortas están en las librerías
con el formato de los clásicos. Ya sabes, Lope también escribió mucho”.
Doña Corín chau y salude a Lope cuando lo vea. Nunca es tarde para
llegar en el momento justo con los clásicos, aunque los demás le tengan
como una escritora para la incultura funcional o ilustrada.
Tomado de Arte Literal
Yo también leí a Corín tellado, y no me da pena decirlo, pues uno como hombre quería ver como se portaban los galanes con respecto a las niñas ricas o niñas pobres, y esos varones fueron nuestro ejemplo a seguir de todos los culicagados de mi época. Gracias Corín Tellado
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