viernes, 24 de mayo de 2013

"Corín Tellado inventó el amor en letra pequeña e irrumpió en una época menos bastarda, televisiva y telenovelera"

Corín Tellado, Despedida y corazón,

por Carlos Yusti



Corín Tellado, (El Franco, Asturias, 25 de abril de 1927 - † Gijón, 11 de abril de 2009)


 
Carlos Yusti



El título de esta necrológica me gustaría que se leyera como un título de novela rosa. Aunque como macho hetero lo mío en la adolescencia era Marcial Lafuente Estefanía y no Corín Tellado. Uno se hace lector como puede y también cada quien descubre el amor a su manera. Corín Tellado inventó el amor en letra pequeña e irrumpió en una época menos bastarda, televisiva y telenovelera. Secretarias, amas de casa, mujeres de barrios pobres, señoritas de escuelas de monjas y demás grey femenina leyó a Corín Tellado para soñar con ese príncipe azul de los cuentos, con ese amor potable más platónico que sexual.


Su nombre real era María del Socorro Tellado López y aunque era la autora más leída después de Cervantes entre los escritores de cuño y academia era apenas una escribidora infame y de tercera categoría, a pesar de que escribiese más que todos ellos juntos y fuese más leída cuando la gente del común no leía nada.



A fuerza de escritura se ganó el respeto de aquellos escritores que se consideraban “serios”, de esos literatos llenos de premios, postín y discípulos. Se ganó un status de trabajadora de las palabras a fuerza de escribir alrededor de 4.000 títulos y vender más 400 millones de ejemplares (este el tópico más percudido por la prensa cultural). Se ganó su podio de escritor debido a su trabajo contante (tres o cuatro novelas a la semana). Umbral la incluyó en su desencuadernado y particular diccionario con estas palabras: "Uno cree que si el Príncipe de Asturias fuera un premio coherente (que lo es), el primero se lo tenían que haber dado a Corín Tellado, por asturiana, por escritora, por universal, por tía, por macho, coño".


Durante la etapa franquista las tuvo negra como muchos escritores. No obstante esto no le impidió seguir escribiendo a su ritmo y no por casualidad dijo: “…muchos autores de mi generación se quejaban de que el franquismo los ahogaba. Terminó el franquismo y continuaron sin escribir un pimiento. Yo me adapté a los tiempo y creo que sigo haciéndolo". Ese ha sido su gran secreto: adaptarse, amoldarse a la circunstancia y seguir escribiendo. El amor sigue igual, claro con sus matices, y Corín Tellado ha situado su escritura en ese margen donde el amor ofrece respuestas(o más bien paliativos) y abre las ventanas de la ensoñación romántica.


Don Pío Baroja escribió: “Para mí, en la novela y en todo el arte literario lo difícil es inventar más que nada, inventar personajes que tengan vida y que nos sean necesarios sentimentalmente por algo”. Corín Tellado ha creado a lo largo de todas sus novelas personajes útiles, personajes que se me mueven al ritmo del corazón. Esa es su culpa: escribir el amor sin alardes, con fallas estilísticas y esos colores pasteles de la cursilería asexuada.


Corín Tellado escribió su primera historia por una apuesta con su hermano y luego le gustó eso de convertir los enseres del amor en escritura a bajo costo. Lo escrito por Umbral es acertado: “Corín Tellado se lo debe todo a sí misma, pero también le debe mucho a una cultura subdesarrollada que en el kiosco del barrio alternó con José Mallorquí, Estefanía, el lechero de Churchill, el TBO que nos explicaban hasta en la escuela, el suceso de la semana, las medias de los puntos a coger y el crimen de El Caso”. El kiosco es un universo multicultural que está a la vuelta de la esquina. En el barrio el amor, la sangre, la aventura estaban a la vuelta de la esquina y apremiados de necesidad uno se hace de una subcultura como puede y a veces el kiosco era una opción terrenal y asequible.


Corín Tellado escribió mucho y lo hizo con los elementos que estaban a su disposición. Quizá esas muchas historias de amor escritas siempre era la misma, esa que ella no tuvo y que trató de vivirla a través de sus novelas. La vida a veces es un folletón de pasión desbordada. Corín Tellado no fue una gran escritora, pero fue una la alternativa literaria para esos analfabetas sentimentales que se apiñaban en los suburbios como mosca. Corín Tellado estuvo clara y siempre confesó que escribía para entretener. En una entrevista dijo: “Soy muy trabajadora, me he levantado a lo largo de muchos años a las cinco de la mañana, he bregado muchísimo y ahora mismo me pregunto cómo he sido tan burra. No he tenido negros, ni quise ni hubiera podido porque mi estilo es muy peculiar. Nunca he trabajado sometida a la presión editorial. Siempre he ido adelantada con respecto a la fecha en que tenía que entregar las obras. Lo cierto es que ahora mis novelas cortas están en las librerías con el formato de los clásicos. Ya sabes, Lope también escribió mucho”. Doña Corín chau y salude a Lope cuando lo vea. Nunca es tarde para llegar en el momento justo con los clásicos, aunque los demás le tengan como una escritora para la incultura funcional o ilustrada.


 Tomado de Arte Literal





1 comentario:

  1. Yo también leí a Corín tellado, y no me da pena decirlo, pues uno como hombre quería ver como se portaban los galanes con respecto a las niñas ricas o niñas pobres, y esos varones fueron nuestro ejemplo a seguir de todos los culicagados de mi época. Gracias Corín Tellado

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