Raphael Fellmer, Nieves Palmer y su hija Alma lucía. Foto: Laura Lucchini |
Viven sin dinero y llevan a Alemania a detenerse y pensar
29 de enero de 2012
La familia Fellmer se alimenta de desechos de supermercados; el fenómeno va en aumento
Por Laura Lucchini
| Para LA NACION
BERLIN.- Desde hace dos años Raphael Fellmer, de 28
años, y la española Nieves Palmer, de 26, se alimentan exclusivamente de
productos que ellos definen "rescatados", es decir, salvados justo
antes de ser destruidos.
Fellmer no tiene una cuenta de banco y vive totalmente
sin dinero. Su experiencia está obligando a Alemania entera a
reflexionar, justo en el momento en que, en Europa, el capitalismo
enseña sus fallas por la crisis de deuda.
Fellmer y Palmer aseguran a LA NACION que, en dos años,
a pesar de comer alimentos desechados, nunca les pasó nada: sin náuseas
ni infecciones, esto, aun cuando Nieves estuvo embarazada de Alma
Lucía, hoy de cinco meses. Ambos son veganos y se alimentan casi
exclusivamente de productos que proceden de la agricultura biológica.
"Unas cuatro veces por semana, voy a inspeccionar, con
la mochila, los contenedores de los supermercados biológicos; encuentro
de todo, jabones, chocolates, cosméticos, además de lácteos, frutas y
verduras que todavía se pueden consumir", explica Fellmer.
"Me llevo más de lo que necesitamos, el resto lo regalo
a vecinos, amigos, necesitados. La idea es difundir el mensaje de que
no sólo se tira una manzana de vez en cuando, sino que todo se tira",
comenta.
Una convicción muy sencilla mueve a este joven hombre y
a muchos que siguieron su ejemplo en una escena cada vez más grande de
personas que se alimentan exclusivamente de los basureros de los
supermercados.
Después de dos años de vida radical, y un viaje a
México, realizado sin dinero, el mensaje de Fellmer empieza a llegar de
manera amplia a la sociedad. Las universidades lo invitan a dar charlas y
los diarios escriben sobre él. Desde www.forwardtherevolution.net
informa acerca del "proyecto" que nació cuando todavía era estudiante en
Holanda, junto con dos colegas: el francés Benjamin Lesagen y el
italiano Nicola Zunino. Desde todo el mundo se suman cada vez más
personas que viven sin dinero.
Se estima que cada ciudadano alemán tira a la basura
por año 100 kilos de comida. El Instituto Austríaco de Economía de los
Desechos calculó que el 45% de lo que los supermercados descartan se
puede todavía consumir.
Según la ONU, en Europa se tira a la basura la mitad de
todos los productos alimentarios que son parte del flujo comercial. El
30% se desecha antes de ser abierto.
Fellmer sabe que, todas las veces que "rescata" comida,
incurre en un delito: la violación de propiedad. Esto lo indigna: "En
Alemania es legal tirar comida, pero es ilegal rescatarla". "Es una
falla en el sistema", se queja. Por esta razón está recopilando firmas
para poder pedir al Parlamento alemán que lo deje exponer su causa. "La
idea es establecer un sistema donde se aprovecha todo", explica Fellmer.
Fellmer y Palmer no optaron vivir sin dinero, sino por
necesidad: ambos terminaron una carrera universitaria. Tampoco por
inconsciencia: al hablar de su proyecto mencionan estudios e informes
para corroborar su tesis y ofrecer pruebas de que no exponen a su hija a
riesgos.
Viven en las afueras de Berlín, en una casa donde el
propietario los deja estar a cambio de pequeños trabajos. Fellmer sólo
se mueve a pie. Palmer es menos radical y gasta unos 30 euros al mes.
Pagan el seguro médico de la hija con el subsidio de cerca de 145 euros
mensuales que el Estado otorga a cualquier niño nacido en Alemania hasta
que cumple los 20 años.
Son conscientes de que con su decisión se exponen a
críticas. "No quiero ser simplemente un aprovechador", asegura Fellmer.
"Intento integrarme a la sociedad a pesar de todo: ayudo en
reparaciones, obras, arreglo computadoras, cuido animales", aclara.
Saben que lo de rescatar comida no puede ser una solución para salvar el
mundo a largo plazo, pero sirve para lanzar un mensaje. En el futuro,
tienen pensado instalarse en el campo, quizás en Italia y vivir de lo
que producen. En el caos de la crisis, ellos tienen algo claro: "Esto no
puede seguir así"
Tomado de La Nación.
26/06/2024
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