Estimados Amigos
Hoy le obsequiamos este relato de nuestro amigo Javier Domínguez tuvo la gentileza de cedernos para ser publicado en este blog. Gracias Javier por el gesto.
Deseamos disfruten de la lectura de este relato de producción nacional.
*******
EL ACCIDENTE
Se despertó. En sus
hombros nacía un pinchazo y se extendía hasta su cuello como el ensayo de
una estrangulación. No intentó moverse, abrió los ojos y descubrió la claraboya
de la cabina rota. "Hasta
el virilium se rompe", pensó. Su mirada se escurrió por el hoyo en la
cabina, vio una cúpula oscura agitándose por el viento. "Eso debe ser
un árbol". Lo reconoció por su forma irregular y monótona. "Los
árboles tienden a ser fractales", decía el profesor de ciencias y con
eso pretendía explicarles a todos lo que era un follaje. Pero en casa eso
sonaba extraño y lejano.
Hizo un chequeo
visual de sus extremidades, las sentía todas, además verificó que le
respondieran: movió los dedos dentro de las botas, luego sus pies, sus rodillas
y así hasta su cuello. Miró la cabina, el panel de control estaba apagado, al
monitor central lo atravesaba una fisura. Decidió incorporarse y salir de la
cabina, retiró los seguros de la
claraboya y ésta se elevó gracias al sistema hidráulico, cuando intentó levantarse
requirió de un gran esfuerzo, alguna fuerza invisible lo halaba con vehemencia.
Se incorporó torpemente con la ayuda de sus brazos, con sus piernas pudo
empujarse fuera de la cabina y cayó al piso húmedo. "La gravedad es diferente,
tenían razón en la academia".
Miró al cielo
familiarmente oscuro y estrellado, era la primera vez que lo veía sin una
pantalla de virilium de por medio. Siempre le pareció amenazador el espacio,
pero recordó que aquí lo llamaban noche y no era peligrosa.
Un fogonazo de luz
atravesó el cielo, parecía una grieta delgada y blanca en ese extraño domo
oscuro sobre su cabeza, luego sonó una explosión dispersándose en el aire. A
los pocos minutos sintió un impacto leve y frío en su cuello, después en una
oreja, en la otra, en su rostro y todo
su cuerpo era tocado por mil dedos invisibles, helados y volátiles.
Otra explosión en
el cielo, las ramas del árbol se agitan furiosas. Se recuesta contra el
fuselaje de la nave, se deja acariciar generosamente, abre la boca y prueba la
sustancia aérea. Nunca antes había visto tal despilfarro de agua, por los
vértices de la nave ahora caían diminutas corrientes del líquido. Recordó
a su profesor de ciencias en casa y el quiebre de su voz cuando les
hablaba de la lluvia: "En la
Tierra sólo hay que esperar por las estaciones para
recolectar agua". Dejó escapar una sonrisa cómplice para su profesor,
disfrutaría este espectáculo por un rato, luego buscaría la forma de
comunicarse con Marte para notificar su accidente.
Javier Domínguez
Javier Domínguez, Valencia, Venezuela. Narrador. Ha participado en
diversos talleres literarios. Entre sus obras publicadas tiene el libro
de cuentos El camino de los hilos, además de haber colaborado en varias
antologías nacionales e internacionales, en la revista Tlön, en las
publicaciones del Celarg y en los medios digitales Letralia.com y
panfletonegro.com. Participó en la III Semana de la narrativa urbana en
Caracas, Vezuela. Actualmente trabaja en su primera novela y una nueva
colección de cuentos.
El camino de los hilos puede leerse o descargarse pulsando aquí
directo, sin concesiones y brillante
ResponderEliminarGracias por comentar la entrada PacoMan :)
EliminarGracias por comentar la entrada PacoMan :)
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios :D
ResponderEliminar