Portada del número 0 de la revista Tlon, fenecida publicación, donde apareció publicado este cuento. |
A Arthur C. Clarke
El Capitán se siente
frustrado e indeciso, siente que sus actos no le pertenecen. Él mismo se sabe
guiado por una voz secreta, por una mano inasible. Él cree que son los instintos,
la intuición y se deja llevar por ellos. Envió todas las sondas al agujero
negro, aunque no obtuvo respuesta de ninguna. En ese momento debió terminar y
regresar a la Tierra.
Entonces
escuchó el mensaje por primera vez: “Envíalo todo”.
Ordenó
reprogramar a los robots de mantenimiento con los mismos parámetros de las
sondas de exploración. Y los lanzó al hoyo negro. Nuevamente sin respuesta.
Los tripulantes
intentaron hacerlo entrar en razón, de convencerlo para regresar a la base. El
Capitán los escucha, se siente tentado a desistir. “Envíalo todo”. “Envíalos a
todos”. Volvió a decir la voz.
Así ideó la
trama de la alarma falsa y la orden de abordar las cápsulas de escape. Todos
los tripulantes abandonaron la nave, pero no sabían que las cápsulas estaban
programadas para ir directamente al agujero negro y mandar datos a la computadora
principal. El Capitán no recibió respuesta de ninguna, las señales se perdían
en el horizonte eventual. El punto en
el cual la rapidez detiene los relojes y la masa se extiende al infinito
imposible. Ahí no tiene sentido el pasado o el futuro.
“Envíalo todo”.
Volvió a escuchar y sólo necesitó activar los impulsores unos minutos para
entrar en el hoyo negro. Lo último que recuerda es el crujir de la nave,
estrangulada por la fuerza de gravedad.
El paso por el
hoyo no lo mató, la aceleración lo llevó a moverse a una velocidad tal que se
transmutó en una forma de vida distinta, incorpórea, apenas le quedaba su
consciencia. Fue expulsado por el agujero negro en algún punto del universo.
Pensó que no
volvería a ver a la Tierra ,
pero luego descubrió que le bastaba con pensar en un lugar para “saltar” hasta
ahí. No sólo eso, también podía desdoblarse y estar en más de un sitio a la
vez, así que rápidamente (o tal vez lentamente, porque ya este tipo de
precisiones no existían para él) podía estar presente en todas partes. A esta
habilidad le sumó la capacidad desplazarse a través del tiempo, por lo que se
volvió omnipresente. Cuando estuvo en dominio de sus nuevas habilidades regresó
a la Tierra y
vio todo cuanto quiso y siguió, por pura diversión, la línea de sucesos que lo
llevaron a existir. Miró el desarrollo de su vida como humano y volvió a verse
como Capitán de una nave espacial.
Se vio a sí
mismo indeciso, frustrado en el puente de mando. Esperando una señal de las sondas
devoradas por el agujero negro que le habían ordenado explorar.
Entonces dijo: “Envíalo todo”.
Javier Domínguez
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Javier Domínguez, Valencia, Venezuela. Narrador. Ha participado en
diversos talleres literarios. Entre sus obras publicadas tiene el libro
de cuentos El camino de los hilos, además de haber colaborado en varias
antologías nacionales e internacionales, en la revista Tlön, en las
publicaciones del Celarg y en los medios digitales Letralia.com y
panfletonegro.com. Participó en la III Semana de la narrativa urbana en
Caracas, Vezuela. Actualmente trabaja en su primera novela y una nueva
colección de cuentos.
El camino de los hilos puede leerse o descargarse pulsando aquí
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Invitación a la presentación del número 0 de la revista Tlon el 20 de noviembre de 2010 |
Este cuento fue publicado en el número 0 de la Revista Tlon, publicación creada por la Fundación Editorial El Perro y la Rana, editorial gubernamental, y que estuvo bajo la dirección de Ricardo Romero. Esta revista abordaba la ciencia ficción, la literatura fantástica, las historietas y la novela negra. Lamentablemente no pasó, hasta donde sabemos, del número 1. Situaciones como esta hacen pensar que en Venezuela la ciencia ficción no tiene cabida en el mundo editorial formal.
El nombre es un homenaje a Jorge Luis Borges y a su cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Curiosamente hay una revista llamada de la misma forma editada por los estudiantes de economía de la Universidad industrial de Santander en Colombia. Esta última revista, que ya va por el cuarto número, se puede conseguir en la red. Sería interesante verificar cual revista nació primero porque ya sabemos cual fue la primera en morir.
El nombre es un homenaje a Jorge Luis Borges y a su cuento Tlön, Uqbar, Orbis Tertius. Curiosamente hay una revista llamada de la misma forma editada por los estudiantes de economía de la Universidad industrial de Santander en Colombia. Esta última revista, que ya va por el cuarto número, se puede conseguir en la red. Sería interesante verificar cual revista nació primero porque ya sabemos cual fue la primera en morir.
Portada del número 1 de la revista Tlon |
Pueden descargar o leerla en linea la revista Tlon número 0 pulsando aquí
Pueden descargar o leerla en linea la revista Tlon número 1 pulsando aquí
La revista colombiana nació primero y sigue con vida. Su prima venezolana no corrió con la misma suerte.
ResponderEliminarGracias por el dato Javier Dominguez
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