Estimados amigos,
Desde que la cultura helena estableciera, allá
por el siglo III a. C., su célebre lista con las siete maravillas del mundo, al
género humano nos ha encantado confeccionar enumeraciones similares, en general
fajándonos con alguna cifra redonda. Hemos confeccionado listas de artes, de
sabios, de pecados y pecadores… Hasta de los hombre y mujeres más atractivos
del planeta. Y, cómo no, hemos elaborado listas de libros. Pero fue, quizá, a
raíz de la publicación en 1994 del “Canon de Occidente”, del célebre crítico
Harold Bloom, cuando ese pasatiempo inocente despertó más vivas polémicas.
Porque realizar una selección de obras fundamentales, aquellas que albergan la
perfección en su arte y se convierten en hitos de obligado conocimiento para la
persona culta, no deja de ser parcial, y obedece, incluso cuando no se
pretende, a prejuicios estéticos y herencias culturales. Por no hablar de
cierto egocéntrico proselitismo, que nos impulsa a convertir en universales los
gustos particulares. Precisamente, al citado “Canon” de Bloom se le discutió en
múltiples foros, al entenderse que presentaba una visión en exceso anglosajona,
donde las letras inglesas acaparaban buena parte del protagonismo, en prejuicio
de otras literaturas, representadas en cantidad mucho menor. No han faltado,
pues, “cánones” alternativos; pero uno de los más serios nació en el ámbito
académico, a través de un congreso, con el objetivo de elaborar un nuevo
listado de referencia, desde la perspectiva de la cultura en lengua española.
¿Acertaron? Apuesto a que esta vez tampoco se librarán de ser cuestionados.
http://armandoboix.netii.net/
La Biblioteca de Occidente
ABSTRACT
¿Cómo saber qué debo leer en el tiempo
de que dispongo para la lectura literaria? Presentación del proyecto de
la Universidad Internacional de la Rioja, Biblioteca de Occidente en contexto hispánico,
que trata de seleccionar las cien obras literarias de la cultura
occidental que no pueden faltar en nuestra biblioteca doméstica.
ARTÍCULO
La Universidad Internacional de la Rioja (UNIR) tiene previsto
organizar un congreso mundial titulado LA BIBLIOTECA DE OCCIDENTE EN
CONTEXTO HISPÁNICO, iniciativa que no se puede calificar de original,
pero que me parece ser muy oportuna.
Transcurrida ya la primera década del siglo XXI, podemos certificar
que dos instancias importantísimas de nuestra cultura tradicional y, en
concreto, de la herencia cultural que nos dejan los dos últimos siglos
XIX y XX, se ven particularmente asediadas y, según algunos, en trance
de desaparecer. Me refiero a la literatura y al libro.
La literatura —lo he dicho ya en múltiples ocasiones— es una noción
que está vinculada al asentamiento definitivo de la civilización de la
imprenta. El hecho de que el término «literatura» no aparezca, en la
acepción en que hoy lo entendemos, hasta la obra de Madame de Stäel
sobre la Literatura considerada en relación con las instituciones sociales,
de 1800 (en realidad, hay una pequeña edición de 1799, pero todos los
especialistas citamos la segunda porque queda más redondo), se debe a
que la inercia cultural no vinculaba necesariamente con la escritura el
he-cho humano de que haya personas a las que les gusta contar cosas y
transmitir sentimientos y que haya otras a las que nos gusta que nos
cuenten historias y nos comuniquen sentimientos. Cuando tal función se
llega a cumplir de forma abrumadora a través de las litterae (letras, cartas, cosas escritas), «la creación (poesía)
hecha con palabras», que decía Aristóteles, se convierte en literatura.
Hasta tal punto que, cuando se habla de una ocasión en que el fenómeno
no se produce así, empleamos el oxímoron literatura oral. Toda la tradición de la poesía (creación) nos ha llegado a nosotros como literatura.
Así las cosas, la literatura toma algunas de sus características del
modo de comunicación de que se sirve. No se trata de un emisor que habla
a un receptor acerca de algún referente y que interactúa con su
interlocutor en una secuencia sin cierre previsto. Por el contrario, la
comunicación literaria cristalizada en un libro no espera contestación,
sino acogida. Según decía Blanchot, un libro que no se lee es un libro
que no existe. A la primera iniciativa del autor le corresponde la
iniciativa diferida del lector. Cuando se produce la comunicación, esta
es utópica, ucrónica y descontextualizada, no se ve condicionada por el
lugar, ni por el tiempo ni por las circunstancias de su emisión
originaria. Como comentaba Fernando Lázaro Carreter en un artículo
memorable, la muerte de Ignacio Sánchez Mejías en la plaza de Manzanares
(Ciudad Real) cantada en la elegía de Federico García Lorca no tiene
nada que ver con la crónica taurina del día, que contaba la desgracia.
Queda ahí, como un sentimiento plasmado para ser revivido por no se sabe
quién en no se sabe qué lugar ni en qué momento.
Apoteosis de Homero, de Ingres (París, 1827). |
La literatura va ligada a la noción de libro o equivalente. El periódico y, menos, la carta no tienen por lo general ese carácter de definitivo que está detrás del fenómeno literario de los siglos XIX y XX y que ahora soporta la competencia de la comunicación cibernética.
La verdad es que la competencia actual a la literatura viene de
lejos. A lo largo del siglo XX ha ido creciendo el número de horas que,
en vez de a la lectura literaria, se han dedicado a la radio, a la
televisión al cine o al vídeo. La necesidad humana que cubren
(enriquecimiento humano, distracción) es básicamente la misma, pero el
fenómeno es diferente. Y, ahora, con el hipertexto, el recorrido que
realizo sobre la pantalla del ordenador, yendo de un icono a otro,
propiciando un itinerario u otro según mi propia iniciativa, me sitúa
más que nunca ante otra cosa.
He hablado del hipertexto. En rigor, se puede leer una novela en un
ordenador en vez de en un libro y, desde luego, se puede llevar en el
medio de transporte público un libro electrónico en vez de un volumen de
papel. En estos casos, el cambio de soporte no implica un cambio de
práctica, que, básicamente, permanece idéntica.
Pero, de ordinario, la lectura en ordenador y la lectura en libro de papel suponen los extremos de un continuum que
enlaza la comunicación literaria y la no literaria. En el ordenador, me
leo los sonetos de Quevedo para medirlos y calibrar sus recursos
estilísticos que explicaré en la clase del día siguiente; en cambio,
para escapar a la superficialidad asfixiante de cada día, leo por la
noche la edición que tengo en la estantería.
Sasha Grey mientras retoma el canon hispánico lee El existencialismo desde Dostoievky hasta Sartre |
El libro no desaparecerá. Más bien se expandirá la industria del
libro como objeto suntuario, un libro bien encuadernado, de impresión
cuidada y fácil de leer, y papel agradable. Los libros de nuestras
bibliotecas privadas serán menos (para leerlos todos por una necesidad, ya los tendremos a mano en Internet) pero estarán más seleccionados y mejor cuidados.
Será menos el tiempo que dedicamos a la lectura literaria en el siglo
XXI, pero merecerá la pena conservar y cuidar un patrimonio espiritual
de la humanidad que quedará para siempre. Es aquí donde se inscribe la
oportunidad del proyecto que seleccione esas obras que van a estar en
nuestras estanterías domésticas, que nos deben acompañar en nuestros
hogares. Y aquí, un nuevo reto. Tener la posibilidad de acceder a
millones de novelas es casi lo mismo que no tener acceso a ninguna. Es
preciso discernir en el bosque de una información que nos desborda.
Antes, yo daba a mis alumnos una amplísima bibliografía porque conocer
los títulos era el principio de poder documentarse adecuadamente; ahora
ofrezco tres o cuatro títulos que tengo leídos y que he experimentado
que son fundamenta-les. Desde ahí, dándole a la tecla del ordenador, se
puede llegar a tantos como se quiera, pero sin la indicación de los
primeros, el proceso conduce a la absoluta desorientación.
El Parnaso representado por Rafael Sanzio en la Stanza della Segnatura del Vaticano (Roma, 1509) |
En cuanto a lo que venimos diciendo, se explica el nuevo interés por
el canon literario. ¿Cómo saber qué debo leer en el tiempo de que
dispongo para la lectura literaria? ¿Qué libros pertenecen a la
clasificación de literatura en sentido estricto de la que nos habla en
estas páginas Kurt Spang?
La Biblioteca de Occidente en contexto hispánico acude al
encuentro de esa necesidad. Se trata de un esfuerzo de jerarquización
que seleccionará doscientas obras (cien literarias y cien no literarias)
de la cultura occidental que no pueden faltar en nuestra biblioteca
doméstica. Incluso se publicarán (en traducción española las de otras
lenguas) reproduciendo, también formalmente, una edición que haya sido
destacable. Naturalmente, si es preciso, se actualizará la edición misma
y, desde luego, todas llevarán una introducción orientadora que hablará
del sentido que cobra el libro a estas alturas del siglo XXI. No serán
volúmenes uniformes que cubran unos metros, sino objetos altos y bajos,
gruesos y delgados, llamativos o sobrios, como la historia editorial nos
los ha ido dejando.
La Biblioteca de Occidente en contexto hispánico no será un
canon literario (aunque lo contenga), sino que comprenderá, como digo,
además de las obras literarias, otras significativas de nuestra cultura
(de las ciencias físicas y naturales, de las ciencias humanas, de las
ciencias sociales, de la religión). Pensamos que el honor de esa edición
cuidada en nuestra librería deberá alcanzar a todo tipo de libros. Bien
mirado, estos libros-joya sirven muy bien casi todos para cubrir el
contenido de una lectura «literaria» en sus componentes de docere, delectare y monere,
o sea, si son libros bien escritos que son capaces de enriquecernos y
deleitarnos cubren un gran segmento en el que se produce intersección
con la literatura, aunque, naturalmente, no sean libros de ficción. Y
aquí tendría que entrar en la cuestión de la historia y del teatro, aunque por el momento lo deje estar para otra ocasión más oportuna.
Harold Bloom |
No se me ocultan las dificultades que entraña una selección como la
que se propone. Desde la de llegar a un acuerdo sobre las líneas que
delimitan el concepto de «occidental» hasta los criterios que puedan
llevar a proponer cien y solamente cien títulos. Si consultamos la lista
de la edición española del Canon Occidental de Harold Bloom,
solamente para la literatura, encontramos 674 autores y muchísimas más
entradas a consecuencia de las varias obras que se consignan por autor.
Mejor que lo que digo, se podría proyectar una colección de cien libros
selectos de literatura de viajes o de ciencia-ficción o de tantos otros
subgéneros o de libros escritos por mujeres, por ejemplo. Pero, aunque
el debate del congreso deberá ser el origen de muchas iniciativas
plausibles como esas, el esfuerzo de los «doscientos» es un expediente
para obligar a reflexionar y jerarquizar hasta el extremo. Si habláramos
de diez mil libros en discusión y una selección de dos mil resultaría
seguramente asequible el empeño. Pero no nos vamos a rendir.
Aquí ofrezco hoy mi primera lista de cien obras literarias
para la discusión. La he confrontado con la de Mortimer Adler que me ha
facilitado mi colega el profesor José Andrés-Gallego. He mirado una
infinidad de fuentes más, como, por ejemplo, el magnífico libro La Biblioteca de Dios. Historia de los textos cristianos de
Giovanni Maria Vian, que, como otros títulos muy especializados, apenas
se verán reflejados aquí. No estoy seguro, con todo, de que, entre las
cien obras seleccionadas no sean intercambiables por otras, sino en la
Biblia y el Quijote. Me parece que no he de detenerme a explicar por qué
escojo la Biblia, cuando no es un libro, sino muchos, no es propiamente
occidental, sino del oriente próximo, no es «literatura», aunque
contenga los Salmos, etc., etc. Tampoco la candidatura del Quijote
requiere mayor comentario, tratándose de una Biblioteca de Occidente en
«contexto hispánico».
Nuestra amiga en su obsesion por terminar la Utopía de Tomás Moro olvidó la ropa |
La elección de los títulos concretos, más aún que la de los autores,
puede ser tildada sin duda de arbitraria. El título escogido lo ha sido
tal vez porque se trata de un libro breve, que he preferido casi siempre
para esta oferta panorámica (la Biblia y el Quijote son contraejemplos
extremos) o porque tengo en mente una edición que merece la pena
rescatar según los criterios de la selección o porque estoy pensando en
una posible y concreta antología. También puede ser que el que suscribe
pueda garantizar su calidad y no así la de otra del mismo autor porque
no la haya leído nunca (declaro humildemente no haber leído todos y cada
uno de los 1.500 títulos de Bloom).
El mismo tenor del elenco dispara una serie de cuestiones que a
principio del tercer milenio están de rabiosa actualidad. ¿Cómo no caer
en la cuenta de que entre los cien títulos, apenas dos son obras de
mujeres? ¿Cómo no preguntarse por la posibilidad de que mi percepción
esté absolutamente condicionada por una tradición que selecciona de otra
manera que la harían los que pertenecen a un mundo postcolonial?
Sasha Grey con su libro La Sociedad Juliette ¿Este libro entrará en el canon? |
Hablo de herencia y no de posibilidades de futuro. Y sostengo, como
mi vecino Spang, que las expresiones «esto es literatura» y «esto no es
literatura» son expresiones con sentido. Si tuviera que invocar nombres
de críticos inspiradores, junto al mencionado Bloom, no dudaría en
colocar a Steiner y a Fumaroli.
Se trata, pues, de una lista que entrego para la discusión, aunque me
parece no ayuna de utilidad. Son (literatura) todos los que están,
aunque no estén todos los que son. Si de estos cien libros tiene algunos
por leer, puede usted ir empezando por ahí.
¡Ah! Se me olvidaba. La relación termina en 1962. Dejo también por el
momento la superproducción del último medio siglo que, como es natural,
está en parte por decantar.
BIBLIOTECA DE OCCIDENTE EN UN CONTEXTO HISPÁNICO
1. LITERATURA (PRIMERA PROPUESTA PROVISIONAL)
Fecha
|
Autor
|
Titulo
|
Siglo Xa.Clld.C.
|
Biblia
|
|
Siglo VIII-VII a.C.
|
Homero
|
La Odisea
|
Siglo VI -V a.C
|
Esquilo
|
Tragedias
|
Siglo V a.C.
|
Eurípides (480-406)
|
Medea
|
Sigio V a.C
|
Sófocles (496-406)
|
Edipo Rey
|
Siglo V-IV a.C.
|
Aristófanes
|
Comedias (Las nubes, Las aves, Las
ranas)
|
Siglo V-IV a.C.
|
Platón
|
El Banquete
|
Siglo la.C.
|
Virgilio
|
La Eneida
|
Siglo I a.C
|
Horacio
|
Odas
|
Siglo I a.C.- d.C
|
Ovidio
|
Las Metamorfosis
|
Siglo II
|
Plutarco
|
Vidas paralelas
|
Siglo II
|
Luciano de Samosata
|
Diálogos de los dioses
|
Siglo IV
|
Agustín de Hipona
|
Confesiones
|
Siglo XII
|
Canción de Roldán
|
|
Siglo XII
|
Poema del Mio Cid
|
|
Siglo XIII
|
Gonzalo de Berceo
|
Milagros de Nuestra Señora
|
Siglo XIII
|
Los Nibelungos
|
|
1304-1321 (?)
|
Dante
|
La Divina Comedia
|
1335
|
Infante Don Juan Manuel
|
Libro de los exemplos del Conde
Lucanor et de Patronio
|
1343
|
Juan Ruiz. Arcipreste de Hita
|
Libro del Buen Amor
|
1362
|
Giovanni Boccaccio
|
Trattatelo in laude di Dante (Vida
de Dante)
|
1465
|
Jorge Manrique
|
Obra Poética
|
1499
|
Femando de Rojas
|
La Celestina
|
1509
|
Erasmo
|
Elogio de la locura
|
1517
|
Tomás Moro
|
Utopia
|
1532-1564
|
Rabelais
|
Gargantua y Pantagruel
|
1543
|
Garcilaso de la Vega
|
Obra poética
|
1554 (?)
|
Lazarillo de Tormes
|
|
1564 (?)
|
San Juan de la Cruz
|
Cántico Espiritual
|
1572
|
Luis Camoens
|
Os Lusiadas
|
1584
|
Fray Luis de León
|
Obra poética
|
1601
|
Shakespeare
|
Hamlet
|
1604-1642
|
Lope de Vega
|
Comedias
|
1605-1615
|
Cervantes
|
El ingenioso hidalgo don Quijote
|
de la Mancha
|
||
1613
|
Luis de Góngora y Argote
|
Las Soledades
|
1623-1674
|
Calderón de la Barca
|
Comedias, autos, loas y entremeses
|
1626
|
Quevedo
|
La vida del Buscón
|
1647
|
Baltasar Gracian
|
Oráculo Manual y Arte de Prudencia
|
1667
|
Milton
|
El paraíso perdido
|
1668
|
Moliere
|
El Avaro
|
1677
|
Racine
|
Fedra
|
1670
|
Pascal
|
Pensamientos
|
1719
|
Daniel Defoe
|
Robison Crusoe
|
1726
|
Jonathan Swift
|
Los viajes de Gulliver
|
1749
|
Henry Fielding
|
Tom Jones
|
1759-1767
|
Laurence Sterne
|
Tristam Shandy
|
1798
|
Coleridge
|
Baladas líricas
|
1807
|
Wordsworth
|
Poemas
|
1808-1832
|
Goethe
|
Fausto
|
1813
|
Jane Austen
|
Orgullo y prejuicio
|
1819-1824
|
Lord Byron (George Gordon Byron)
|
Don Juan
|
1824
|
Leopardi
|
Cantos
|
1832-1849
|
Edgar Allan Poe
|
Cuentos
|
1837
|
Hans Christian Andersen
|
Cuentos
|
1842
|
Nikolai Gogol
|
Almas muertas
|
1847
|
Emily Brontë
|
Cumbres borrascosas
|
1850
|
Charles Dickens
|
David Copperfield
|
1851
|
N. Nathaniel Harwthome
|
La casa de los siete tejados
|
1851
|
Herman Melville
|
Moby Dick
|
1855
|
Walt Whitman
|
Hojas de hierba
|
1859
|
George Eliot
|
AdamBede
|
1866
|
F.M. Dostoïevski
|
Crimen y castigo
|
1868
|
Gustavo Adolfo Bécquer
|
|
(Gustavo Adolfo Domínguez Bastida)
|
Rimas
|
|
1869
|
Leon Tolstoi
|
Guerra y paz
|
1872
|
Pérez Galdós
|
Trafalgar
|
1876
|
Mark Twain (Samuel Laughorne
Clemens)
|
Las aventuras de Tom Sawyer
|
1877
|
Gustave Flaubert
|
Tres cuentos
|
1877
|
Henry James
|
El americano
|
1884-1885
|
Leopoldo Alas Clarín
|
L a Regenta
|
1884-
|
Henrik Ibsen
|
El pato silvestre
|
1886
|
Antón Pávlovich Chejov
|
Cuentos
|
1896
|
Rubén Darío (Félix Rubén García
|
|
Sarmiento)
|
Prosas profanas y otros poemas
|
|
1906-1912
|
Knut Hamsun
|
Vagabundos
|
1909
|
Ramón María del Valle Indán
|
Relatos de la Guerra Carlista
|
1912
|
Antonio Machado
|
Campos de Castilla
|
1912
|
Marcel Proust
|
Jean Santeuil
|
1913
|
Bernard Shaw
|
Pigmalión
|
1922
|
Franz Kafka
|
El castillo
|
1924
|
Thomas Mam
|
L a montaña mágica
|
1927
|
Virginia Woolf
|
Al faro
|
1928
|
Federico Garda Lorca
|
Romancero gitano
|
1929
|
Alfred Doblin
|
Berlin Alexanderplatz
|
1934
|
Samuel Beckett
|
Belacqua en Dublín
|
1935
|
Fernando Pessoa
|
Poemas
|
1936
|
William Faulkner
|
Absalón, Absalón
|
1939
|
James Joyce
|
Finnegan's Wake
|
1942
|
Albert Camus
|
El extranjero
|
1944
|
Azorin (J. A. T. Martinez Ruiz)
|
La isla sin aurora
|
1949
|
Borges
|
El aleph
|
1949
|
George Orwell
|
1984
|
1951
|
Marguerite Yourcenar
|
Memorias de Adriano
|
1952
|
Hemingway
|
El Viejo y él mar
|
1952
|
Ralph Ellison
|
Vuelo a casa y otros relatos
|
1952
|
Paul Celan (Paul Pésaj Antschel o
Ancel)
|
Poemas
|
1954
|
Vicente Alexaindre
|
Historia del corazón
|
1955
|
Juan Rulfo
|
Pedro Páramo
|
1956
|
Joao Guimaraes Rosa
|
Gran Sertón: Veredas
|
1956
|
Nikos Kazantzakis
|
El pobre de Asís
|
1957
|
Juan Ramón Jiménez
|
Tercera Antología poética
|
1961
|
Gabriel García Márquez
|
El coronel no tiene quien le
escriba
|
Tomado de Nueva Revista
Entradas relacionadas:
- "Ver
la belleza y el poder del lenguaje y el pensamiento ha sido reemplazado
por preguntas relativas al género, la orientación sexual, teorías
estructurales y posestructurales... y disparates de todo tipo".
Una entrevista a Harold Bloom, una de las figuras más influyentes de la literatura mundial
- "Ver la belleza y el poder del lenguaje y el pensamiento ha sido reemplazado por preguntas relativas al género, la orientación sexual, teorías estructurales y posestructurales... y disparates de todo tipo".
Una entrevista a Harold Bloom, una de las figuras más influyentes de la literatura mundial
- "La
mente de J. K. Rowling está gobernada por clichés y metáforas muertas
de manera tan exagerada que no le queda otro estilo de escritura."
Anestesiando a los lectores,
por Harold Bloom.
- "La mente de J. K. Rowling está gobernada por clichés y metáforas muertas de manera tan exagerada que no le queda otro estilo de escritura."
Anestesiando a los lectores,
por Harold Bloom.
EL LIBRO TRADICIONAL VS. EL LIBRO DIGITAL
Fernando Iwasaki: Mis éxitos literarios se los debo a mis fracasos amorosos. Entrevista. Parte I/III
Carlos Saiz Cidoncha: Creo que la ciencia-ficción española está mejorando mucho en los últimos tiempos
Libros que cambiaron mi vida. Parte V: A modo de Epílogo.
Libros que cambiaron mi vida. Parte IV: Del Aleph a King.
Libros que cambiaron mi vida. Parte III: De Cosecha Roja, pasando por El señor de los Anillos a LOS MITOS DE CTHULHU.
Libros que cambiaron mi vida: De Drácula a Tarzán. Parte II
Libros que cambiaron mi vida.Parte I: De Los Cinco al Corsario Negro.
Carpanta, Curtis Garland y sus amigos desembarcan en la Mercè.
Pregón de Javier Pérez Andújar
STAR WARS: UN AJUSTE DE CUENTAS DESDE LA VENERACIÓN
No hay comentarios:
Publicar un comentario