Estimados Amigos
Un joven Eugenio Montejo (Caracas,19 de octubre de 1938 - Valencia, 5 de junio de 2008). Fotografía de Héctor López Orihuela. Tomada del libro "Rostro y Poesía". 1996 |
El 19 de Octubre fue el cumpleaños del desaparecido poeta venezolano Eugenio Montejo. Por esta razón decidimos compartir con ustedes esta entrevista como una forma de hacerle un pequeño homenaje a Montejo y de hacerles un obsequio a ustedes.
Deseamos disfruten de la entrevista.
Deseamos disfruten de la entrevista.
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Pavana para una dama egipcia
Yo sé que un día aquí sobre la tierra
no estaré nunca más. Habré partido
como los viejos árboles del bosque
cuando los llama el viento. Y esto que escribo
no me lo dicta apenas una idea
pues ya se ha hecho sangre de mis venas.
También sin meditar suelen los árboles
tener claro su fin. Como toda materia
guarda memoria de su nada póstuma.
No es preciso pensar para decirse
—cada quien a sí mismo— adiós por dentro.
Con ver las hojas en otoño basta;
con ver la tierra allá a lo lejos, roja,
flotando en el abismo, sin nosotros,
se aprende casi todo...
Yo sé que un día con tus egipcios ojos
me buscarás sin verme aquí en la tierra,
y no estaré ya más.
Y no es la mente quien me lo dice ahora,
sino tu cuerpo donde puedo leerlo;
aquí en tus brazos, tus senos, tu perfume,
porque lo eterno vive de lo efímero
como en nosotros el dios que nos custodia
con tanto enigma en su perfil de pájaro
y su vuelo que siempre está a la puerta. -
no estaré nunca más. Habré partido
como los viejos árboles del bosque
cuando los llama el viento. Y esto que escribo
no me lo dicta apenas una idea
pues ya se ha hecho sangre de mis venas.
También sin meditar suelen los árboles
tener claro su fin. Como toda materia
guarda memoria de su nada póstuma.
No es preciso pensar para decirse
—cada quien a sí mismo— adiós por dentro.
Con ver las hojas en otoño basta;
con ver la tierra allá a lo lejos, roja,
flotando en el abismo, sin nosotros,
se aprende casi todo...
Yo sé que un día con tus egipcios ojos
me buscarás sin verme aquí en la tierra,
y no estaré ya más.
Y no es la mente quien me lo dice ahora,
sino tu cuerpo donde puedo leerlo;
aquí en tus brazos, tus senos, tu perfume,
porque lo eterno vive de lo efímero
como en nosotros el dios que nos custodia
con tanto enigma en su perfil de pájaro
y su vuelo que siempre está a la puerta. -
Eugenio Montejo
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Wendolyn Lozano Tovar
Lo eterno vive de lo efímero. Una conversación con Eugenio Montejo
Eugenio Montejo nació en Caracas, Venezuela, en 1938. Ha sido editor y diplomático. Es autor de los siguientes libros de poesía: Élegos (1967), Muerte y memoria (1972), Algunas palabras (1976), Terredad (1978), Trópico absoluto (1982), Alfabeto del mundo (1986), Adiós al siglo XX (1992), Partitura de la cigarra (1999) y Papiros amorosos (2002). Asimismo, ha publicado dos colecciones de ensayos: La ventana oblicua (1974) y El taller blanco (1983), así como varios cuadernos de escritura heteronímica, entre los que figuran: El cuaderno de Blas Coll (1981), Guitarra del horizonte por Sergio Sandoval (1992), El hacha de seda por Tomás Linden (1996) y Chamario por Eduardo Polo (2004). Antologías de su obra poética han sido publicadas en Brasil, España, México, Bogotá, Londres, Caracas y Valencia. En 1998 le fue concedido el Premio Nacional de Literatura en Venezuela y en 2004 el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en México. Los poemas que acompañan a esta entrevista pertenecen a Geometría de las horas, antología realizada por Adolfo Castañón, recientemente publicada por la Universidad Veracruzana.
* * *
Wendolyn Lozano Tovar: La musicalidad cobra importancia en su poesía, con mayor énfasis en La partitura de la cigarra (1999). Me comentaba antes que ha experimentado cierto jamais vu con música que lo lleva a recordar cosas que en verdad no le han sucedido. ¿Cómo lo acompaña la música en su quehacer poético?
Eugenio Montejo:
Creo que el poema debe partir de una música que, por así decirlo, guíe
la significación de las palabras, que interfiera en el significado de
éstas y lo modifique hasta crear una representación distinta. En todo
verdadero logro poético la música cumple una parte importante. Tal vez
sea necesario repetirlo ahora pues desde comienzos del pasado siglo se
acentuó cierta “cerebración progresiva”, que ha antepuesto las
deducciones del intelecto a la necesidad de una armonía verbal. Ahora
bien, rozamos aquí un asunto que no se deja simplificar fácilmente. Una
música estereotipada basta para matar un verso. El aporte musical de un
poema ha de ser parte indiscernible de su hallazgo, al punto que no se
pueda hablar de una música y un significado en solitario, sino que ambos
resulten ser, por obra del poema mismo, una misma cosa. Mi maestro Blas
Coll decía que “la poesía no es verdad ni es mentira, sino lo que diga
su ritmo”. Cuando se comprueba el hallazgo, sea en un poema propio o
ajeno, puede ocurrir que su lectura nos induzca a acordarnos de cosas
que nunca nos han sucedido.
WLT:
Su poesía es una celebración de la vida y del instante presente. ¿Hacia
dónde torna los ojos Eugenio Montejo, hacia lo eterno o hacia lo
efímero? ¿De dónde surge su “Pavana para una dama egipcia”?
EM:
Creo que el sentimiento del tiempo ha marcado todo lo que he intentado
escribir. Me refiero a la percepción de nuestra efímera y frágil
existencia y a la impermanencia de cuanto nos rodea. Nada existe aquí
que al momento siguiente no pueda ser distinto. Siempre he pensado que
el sentido de percepción del tiempo varía de un ser a otro, y que en
algunos se aguza con un registro casi superior al de sus sentidos
naturales. Los místicos resaltan siempre la importancia del ahora como
lo único nuestro, el ahora, esa palabra que más que cualquiera otra de
nuestra lengua debería ser monosilábica.
El
poema “Pavana para una dama egipcia”, como otros que he escrito, se
confronta con estas afirmaciones que apunto arriba. Se nutre de una
visión circular del tiempo, por eso afirma que “con ver la tierra allá a lo lejos, roja, / flotando en el abismo sin nosotros / se aprende casi todo”.
El tiempo de nuestras postrimerías, en que erramos desasidos de todo,
ya parece haberse vivido o soñado y las palabras lo anticipan. El poema
cierra con una alusión a ese dios que espera siempre a la puerta con su
cara de pájaro, el venerado Toth, el dios egipcio de la escritura.
WLT:
Cavafis, el “poeta de la historia” como usted lo ha llamado, además de
rescatar la memoria va en pos del conocimiento como va Ulises hacia
Ítaca. ¿Podría decirse que Eugenio Montejo es un poeta que viaja hacia
sí mismo?
EM:
Cavafis es un gran poeta, un creador que ciertamente dialoga
poéticamente con la historia, lo cual viene a ser un recurso para
acentuar su devoción por la memoria. Es también, como se ha dicho, un
poeta de la vejez, un hombre que madura plenamente antes de
manifestarse, y que desconfía casi maniáticamente de cualquier intento
precipitado de publicación. Todos estos son rasgos que lo definen, pero
que no nos explican sus hallazgos, me refiero a la escritura de algunos
poemas que se han vuelto símbolos definitivos de toda una época.
Finalmente, en cuanto a mí, guardando las proporciones, no sé a cuál
Ítaca viajo, ni si ésta se encuentre dentro o fuera de mí mismo. El caso
es que vivimos tiempos de mayor peligro que los de Cavafis, tiempos de
amenaza atómica, y ello cambia el sentido del viaje y hasta la brújula
de que nos valgamos. Como dice Álvaro Mutis, la verdadera brújula es el
dolor y el sufrimiento para poder orientarse ante las situaciones y los
acontecimientos.
De izquierda a derecha: J. M. Villarroel París, Eugenio Montejo, Reynaldo Pérez Só, Alejandro Oliveros y Teófilo Tortolero |
WLT: Si
nuestro cuerpo es furtivo y “es a medias tuyo, a medias mío y de la
tierra”, considera usted que estamos hechos de lo que el Cosmos está
hecho?
EM:
Sí, ya los antiguos hablaban de la correspondencia entre el macro y el
microcosmo. Sin embargo, el poema dialoga con otra verdad, aquella que
afirma que “una parte de la vida está en nuestras manos y la otra no”,
como decía Epicteto. La poesía viene a ser un diálogo entre la parte de
la vida que poseemos y aquella que no sabemos dónde se encuentra, un
diálogo con el misterio. Y ese misterio se comprueba en el amor, los
asombros, la memoria, la muerte y en todos los hechos de nuestra vida.
WLT:
Ese duende que lo ha acompañado en su juventud, ¿qué le decía? ¿Qué le
sigue diciendo usted a ese joven Montejo que de noche escribía poemas?
EM:
Su pregunta se refiere al poema “El duende”, el mismo que abre mi
último libro y que ha sido publicado y leído en México en forma
anticipada. El poema nació de un encuentro con una vieja calle donde
ciertamente viví un tiempo. Desde el balcón de un edificio que entonces
habitaba solía escribir por las noches. Sentí que, con el paso de las
cuatro décadas transcurridas ya no era yo ciertamente el mismo que
regresaba, sino el viejo duende de aquel muchacho, el que estaba con él
entonces agazapado en los pliegues del futuro. ¿Qué le decía? Los
duendes, más que hablar, miran siempre en silencio, aunque algo delata
su invisible presencia. Por lo demás, el poema tiene tres partes, aunque
allí se haya dado a conocer sólo la primera. En la tercera parte la voz
del poema la asume el duende directamente.
Epicteto |
WLT: Su poesía del ser y renacer de vidas antepasadas y futuras convergen en una (“luz al fondo de sus ojos”). Si su mayor deseo fue nacer y cada vez aumenta ese deseo, ¿de dónde proviene su motivación vital?
EM:
La primera parte de su pregunta concierne a la visión circular del
tiempo, por oposición al tiempo lineal que ha prevalecido en la cultura
de Occidente. En cuanto a la segunda, la remitiría a unos versos de otra
Pavana, donde se lee: “Pavana para mi vida aquí en la tierra / en esta
tierra que no atormenta tanto con la muerte, / sino con la belleza.”
Dicho
en otras palabras, el asombro ante la belleza del mundo es el que
retiene al hombre sobre la tierra y le estimula todos sus
emprendimientos. De una tierra más bien lóbrega, sin colores, sin
árboles ni pájaros, sería más fácil desprenderse.
WLT: Si “un solo amor puede salvarlo todo”, ¿podría la poesía salvar al amor?
EM: El penúltimo poema de mi libro Papiros amorosos
abre con ese verso. El poema se llama “Anillo”, pues comienza y termina
por el mismo verso. Cierta vez, un periodista, al interrogarme, me dijo
si no me parecía demasiado obvia la afirmación allí contenida. Le dije
que reparara en que abre y termina la secuencia del poema; puede parecer
al principio una trivialidad, como casi todas las palabras que convoca
el amor, pero está escrito de modo que el lector se interrogue al
término de su lectura si aún le parece trivial. Me pregunta finalmente
si la poesía puede salvar al amor. Pues creo todo lo contrario: es el
amor el destinado a salvar la poesía en todas las épocas. Y aún en la
difícil e incierta época que vivimos.
Tomado de Literal
En la pelicula de 2003 21 Gramos escrita por Guillermo Arriaga y dirigida por Alejandro González Iñárritu leen el trozo inicial de un poema de Eugenio Montejo, especificamente La tierra giro para acercarnos. Aqui lo tienen completo:
La tierra giró para acercarnos
La tierra giró para acercarnosgiró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
21 grams Lunch Scene
A continuación el dialogo de la película donde se recita el fragmento del poema:
Paul Rivers (Sean Penn) Cristina Peck (Naomi Watts)
Paul Rivers: -Hay un número oculto en cada acto de la vida, en cada aspecto del universo, fractales, materia… hay un número que clama por decirnos algo…. te estoy aburriendo.
Cristina Peck: -No, no, yo…, lo siento.
Paul: -Lo se, lo que intento explicar es que los números son una puerta para entender un misterio que es mayor que nosotros. El modo en que dos personas desconocidas llegan a conocerse. Hay un poema de un escritor venezolano que empieza: “La tierra giró para acercarnos más, giró sobre si misma y en nuestro interior hasta que por fin nos reunió en este sueño”
Cristina: -Muy bonito
Paul: -Tienen que ocurrir tantas cosas para que dos personas se conozcan. En el fondo, eso son las matemáticas.
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Wendolyn Lozano Tovar
Egresada de la Licenciatura en Derecho por la Universidad Iberoamericana. Ha colaborado en despachos corporativos, así como en el sector público, en la Secretaría de Educación del Distrito Federal. Ha pertenecido a talleres de Creación Literaria dirigidos por maestros como Antonio Tenorio Muñoz Cota, Maricruz Patiño y Andrés Acosta. Asimismo, ha participado en diversos cursos literarios ofrecidos por Casa Lamm- México, dirigidos por Hugo Gutiérrez Vega e Iván Portela.
Ha impartido clases de Derecho Positivo Mexicano, así como Talleres de Expresión y Apreciación Literaria en el Instituto Cultural México-norteamericano y el Colegio Hebreo Magen David. Actualmente reside en Toronto, Canadá, donde ha impartido talleres literarios para maestros de español en la Universidad de Toronto, así como en la Universidad de York. Recientemente, su primera novela en inglés fue seleccionada por el Muskoka Novel Marathon 2004. Su mayor interés reside en la expresión poética. Evocación Poética (1995), Tiempo de Agua (2002) y Poesía eres Mujer (2004) constituyen sus primeros trabajos poéticos.
Esta reseña fue tomada de Toronto Hispano
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Entrada actualizada el 14/06/2024
07 de agosto de 2022.
gracias por regalarnos este contenido.
ResponderEliminarGracias mahassine por tu visita y por tu comentario. :)
EliminarEXCELENTE MATERIAL
ResponderEliminarMuchas gracias Fanny por tu visita.
EliminarMaravilloso! Estoy muy agradecida por haberme topado con esta entrada. Muchas gracias!!!
ResponderEliminarGracias por tu visita Maty. Bienvenida.
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