jueves, 31 de enero de 2013

Cuando la ciudad no es para el arte



Antonio Ballester dejó la ciudad para los paisajes de la Vera. / CARLOS ROSILLO





  •  La crisis empuja a un creciente número de creadores a un éxodo hacia lo rural




 ROCÍO HUERTA / Madrigal de la Vera/ 9 AGO 2012




El artista Antonio Ballester (Madrid, 1977) vivió en Berlín. Y allí hizo todo lo que se supone que un artista español debe hacer en Berlín: arte conceptual, vídeoarte, fotografía, alguna instalación… “Terminé harto de tanto concepto; de tanto intelecto”, explicaba esta semana en su casa de Valverde de la Vera, en Cáceres. Lejos de la agitación urbana, protegido por la vegetación de ribera, un huerto y hasta un viñedo, recordaba que, vuelto de Berlín y harto de Madrid, acabó aquí, en esta vivienda construida con sus propias manos. Con su mujer y sus dos hijos y un recobrado “gusto por la artesanía más allá del arte”.
Ballester es solo uno más entre los artistas, emergentes o consagrados, que han optado por mudarse al campo. Por una deslocalización de los entornos urbanos en busca de un nuevo estilo de vida: más tranquilo, más espacioso y, sobre todo, más barato. Ahora que todo se somete a revisión, no parece descabellada la idea que aconseja repensar el lugar del artista.
No es exactamente algo nuevo (Pollock huyó de Nueva York agobiado por la fama, las vanguardias ya reclamaron una ruptura con lo urbano y el land art se ha normalizado como forma de creación), ni un fenómeno exclusivo de los creadores. A falta de datos oficiales, los expertos constatan que la crisis está produciendo cierto éxodo hacia lo rural. Carles Feixa, antropólogo de la universidad de Lleida, explica que estos nuevos vecinos han sido bautizados como “neorurales o rurbanos”. “A diferencia de los neohippies de los años setenta no sienten un rechazo por la cultura urbana sino que buscan una hibridación o mixtura entre la vida en el campo y la de la ciudad. Es vivir en el campo sin renunciar a nada de lo que aporta la ciudad. Hoy, el teletrabajo permite a artistas, arquitectos o escritores trasladarse al pueblo”.
A esto colabora, obviamente, la generalización de las nuevas tecnologías más allá de las urbes; una buena conexión a Internet ayuda a mantener los lazos con la ciudad, donde, hasta nuevo aviso, aún se produce, se exhibe, circula y se consume la cultura. Mudarse al pueblo ya no significa condenarse al ostracismo.
Como apóstol de esta nueva creencia cabe contemplar el artista Fernando García Dory, impulsor del proyecto Campo Adentro, que implica a los ministerios de Cultura y Agricultura “para tratar el papel que puede jugar el arte contemporáneo en el medio rural, el modelo agroalimentario, y también, cómo esa inmersión en el contexto rural puede contribuir en el nuevo desarrollo del arte”. La parte más visible de su iniciativa es un programa de residencias de artistas en entornos rurales. Y en el horizonte utópico sitúa el “establecimiento comunidades de artistas ligadas a la agricultura”.
El artista Cristóbal Martín. / CARLOS ROSILLO

De momento, el asunto ha encontrado eco fuera de España. La prestigiosa feria londinense Frieze ha invitado a algunos de los creadores de Campo Adentro a Grizedale Arts, evento aliado con la Tate Modern que se celebra en Cumbria, en Inglaterra, cuyas pintorescas colinas y lagos han visto pasar a artistas de la talla de Jeremy Deller, Marcus Coates o Pablo Bronstein. No es la única iniciativa de estas características: el año pasado en Berlín la exposición El Arte de Sobrevivir implicó a miles de personas en una gran despensa con productos locales.
Para muchos, en efecto, es una cuestión de supervivencia. Es el caso de Rafael SMP, que recientemente ha expuesto en el MUSAC de León su obra En nuestros jardines se preparan bosques, que se trasladó a Cercedilla por necesidad; o Carmen Cañibano (Zamora, 1974), que vuelve al pueblo donde creció, Prado, lleno de palomares derruidos y campos de la meseta castellana para filmar, en tiempo real, las horas que lleva el cultivo industrial de un cereal de secano, y hacer un análisis “casi marxista” de a lo que equivale una hora de trabajo.
Para otros, como Antje Schiffers (Heiligendorf, Alemania, 1967), artista invitada de Campo Adentro, es el interés por las costumbres y los modelos socioeconómicos lo que despierta la necesidad de sumergirse en este medio de vida. Junto a su compañero Thomas Sprenger, lleva a cabo un proyecto de trueque con ganaderos y agricultores del País Vasco: pinta los caseríos donde son acogidos como huéspedes, y los agricultores se presentan a sí mismos en un vídeo donde muestran y explican su forma de vida. “Yo, en cambio, voy con el caballete en la mano, como un pintor del siglo XIX”, cuenta Schiffers. Una semana en cada aldea para pintar, grabar y convivir. “Los cuadros se quedan con los agricultores, y nosotros con los vídeos”. El proyecto, llamado Me gusta ser agricultor y quiero seguir siéndolo, ha viajado ya por Rumanía, Macedonia, Reino Unido, Suiza, Holanda y Alemania. “En los pueblos se tarda menos en tomar decisiones; parece que todo el mundo aquí tiene más tiempo, aunque no tienen menos cosas que hacer”.
A unos diez kilómetros por las carreteras sinuosas de Valverde, hogar de Antonio Ballester, vive en Madrigal de la Vera el artista sufí y escultor Cristóbal Martín (Madrid, 1956), que sabe mucho de aprovechar el tiempo en un lugar con la quietud suficiente. “Me vine aquí porque me gusta todo lo que no está hecho por el hombre. Mi vida ahora consiste en dedicarme lo máximo a la meditación”. Él, superviviente de la movida madrileña, representa a otra generación de emigrantes rurales, que contemplan con satisfacción la llegada de sus nuevos vecinos artistas. Claro que desde su estudio, situado en un inmenso jardín poblado por sus esculturas, rodeado de bosques de pinos, con caballos, ovejas, gallinas, vacas y una vista panorámica de la sierra de Gredos, todo parece más fácil.

Tomado de El País




miércoles, 30 de enero de 2013

Los nuevos proyectos de la NASA parecen sacados de peliculas de ciencia ficción






  • La agencia espacial financia el desarrollo de 28 ideas «locas» pero factibles, como un submarino para explorar Europa, la luna helada de Júpiter, o un velero con ruedas para viajar por Venus

 

 

Una nave submarino capaz de explorar las masas de agua bajo la superficie de la luna Europa, o un velero de ruedas para viajar por el cálido Venus. Son algunas de las ideas que la NASA ha decidido financiar a través de NIAC, su programa de ayuda a proyectos innovadores que pueden revolucionar la exploración espacial del futuro.

La agencia espacial estadounidense ha anunciado esta semana sus «becas» para 28 proyectos: 18 en fase uno y otros 10 en fase dos. A los primeros se les da en torno a 100.000 dólares —a gastar en un año— que han de dedicarse a estudiar la viabilidad y las características del concepto. La suma para cada uno de los segundos se acerca al medio millon de dólares. Es una inversión a dos años para seguir con el desarrollo de los proyectos más prometedores que fueron fase uno.

Los conceptos que ha financiado la NASA contemplan todo tipo de facetas de la exploración espacial. En fase uno están los más «descabellados». Algunos de los más curiosos son: un método para construir bloques de «cemento» a partir de regolito lunar, un sistema que recicla las partes sólidas del agua sucia y las utiliza como escudo antirradiación o un purificador de aire sin partes móviles.

En la fase dos los proyectos son más maduros, aunque también espectaculares. El traje espacial V2Suit, por ejemplo, promete ofrecer —gracias a un sistema de giroscopios— las mismas sensaciones gravitatorias de la Tierra para el que se encuentra en el espacio. También, un sistema de imanes superconductores para crear escudos magnéticos para proteger a las naves espaciales de la peligrosa radiación ionizante.

La NASA innova

Al paraguas de su principal objetivo —mandar cosas y gente al espacio— la NASA desarrolla cientos de tecnologías que después repercuten en la sociedad civil. La exploración más allá de la Tierra exige buscar soluciones imaginativas a todo tipo de problemas. Cientos de tecnologías comunes hoy se crearon antes para superar una dificultad «espacial». Materiales antiincendios, las luces LED, la comida deshidratada o algo tan sencillo como los aspiradores de mano inalámbricos son todos inventos de la NASA.

Los «premios» NIAC surgen de esta búsqueda de ideas revolucionarias de la NASA. «A través de NIAC, la agencia lleva la inversión tecnológica necesaria para nuestras misiones también al largo plazo. Estamos inventando el futuro de la próxima generación de nuestras naves espaciales e inspirando a los estadounidenses a tomar pasos valientes en esta dirección», aseguró Michael Gazarik, director del programa de Tecnología Espacial de la NASA. «Esta selección representa las ideas más creativas con capacidad de mejorar de manera dramática nuestra exploración de nuevas fronteras».


Tomado de ABC





martes, 29 de enero de 2013

Las lenguas son instituciones absolutamente democráticas que cambia al hilo de la sociedad


Mesa redonda 'Pasión por lengua' en la sede de EL PAÍS


Pelea dialéctica sobre sexo y lengua

  • 'Lenguaje y sexismo' es la mesa redonda organizada por este diario

  • Seis expertos han debatido sobre la polémica suscitada por el artículo de Ignacio Bosque


El País

 9 MAR 2012


El interés por definir la realidad a través del lenguaje, especialmente en lo relativo al tratamiento de la mujer, y en general la pasión que suscitan todas las cuestiones relacionadas con el idioma, quedaron escenificados ayer en la sede de EL PAÍS. Pedro Álvarez de Miranda (académico de la Lengua), Inés Alberdi (exdirectora del Fondo de Naciones Unidas para la Mujer), Eva Antón (filóloga y coautora de la Guía para un uso del lenguaje no sexista editada por Comisiones Obreras), el escritor mexicano Jorge Volpi, César Antonio Molina (poeta, exministro de Cultura y exdirector del Instituto Cervantes) y el narrador y director de cine Manuel Gutiérrez Aragón (como moderador) participaron en la mesa redonda que bajo el título Pasión por la lengua organizó el viernes este diario.

Manuel Gutiérrez Aragón. ¿Qué opinan de que la palabra y sus significados en este mundo tecnificado y digitalizado todavía ocasionen tantas reflexiones?

Inés Alberdi. Es magnífico. Hay una consecuencia muy positiva del informe de la RAE y es que ha levantado un debate sobre una cuestión de la que normalmente muchísima gente no se da cuenta: cómo hablamos y cómo con el lenguaje transmitimos ideología, ideas políticas e ideas de la relación entre hombres y mujeres.

Eva Antón. Es interesante tener la oportunidad de reconocer el papel de la lengua y la preocupación por hablar bien y saber que eso no es incompatible con que responda mejor a las exigencias comunicativas de nuestro tiempo. No podemos poner puertas al siglo XXI.


César Antonio Molina. Es un tema que a veces se manifiesta de una manera más amplia porque aquí entra un tema político, un tema de poder, de género y un debate a lo largo de la Historia por el protagonismo de la mujer y su igualdad definitiva. También hay que pensar que la Academia es el órgano legislativo de la lengua y todo el mundo tiene derecho a exponer sus ideas y principios.

I. A. Para hablar del posible sexismo de la lengua española, los académicos tienen mucho conocimiento, pero no se han dado cuenta de que también el conocimiento de la historia, la sociología, los debates de igualdad de género y la historia del avance en los derechos de las mujeres tendrían que ser tenidos en cuenta al hablar del tema.

C. A. M. Todo tiene un orden y un tiempo. La RAE ha ido modificándose en los últimos tiempos y aceptando el devenir de la época, e irá adaptando eso pero dentro de una serie de normas que tienen que ser aceptadas para ser cambiadas, porque si no cada cual podrá expresarse y escribir como le dé la gana, pero lo de tomarse la justicia cada uno por su mano…

E. A. Hayek ya lo dijo muy bonito, que la lengua es lo más democrático que existe. Todos tenemos participación en ella. Está muy bien que la Academia ayude a regular, pero la Academia no crea la lengua, la crea la sociedad.

Jorge Volpi. Un debate así es necesario porque tenemos la sensación de que la lengua nos viene dada, como si nos sumergiéramos en una que ya existe y que apenas podemos modificar. Ninguna lengua es inocente. La española, como otras, tiene un matiz sexista inevitable, que está en el centro mismo de las estructuras gramaticales, sintácticas y también en muchos usos de la lengua. A partir de tener conciencia de que la lengua que utilizamos tiene muchos usos sexistas, viene la siguiente cuestión: ¿de estos, cuáles son modificables y cuáles no y cómo podemos avanzar para tener una lengua menos sexista?

Pedro Álvarez de Miranda. Tengo que disentir de la afirmación de César Antonio Molina de que la RAE sea el órgano regulador de la lengua. Estoy más de acuerdo con que las lenguas son instituciones absolutamente democráticas en las que no pueden intervenir poderes legislativos. Es el cuerpo social el que acaba saliéndose con la suya, excepto en un terreno, que es el ortográfico. Ahí conviene que haya un juez o un árbitro. En el terreno gramatical y léxico los hablantes son soberanos y, a la larga, acaban haciendo lo que los hablantes quieren, le guste o no a la Academia. La lengua cambia al hilo de la sociedad.

M. G. A. Dios siempre será representado con barbas y mayor, y por mucho que se diga que dios no tiene sexo ni género, en ninguna parte es representado por una mujer, ese es un uso casi inapelable.

I. A. Los libros antiguos decían: “Dios creó al hombre en siete días”, pero se puede decir “la especie humana”. En la lengua hay posibilidades de hacer un uso menos sexista.

E. A. Lo que intentamos con las guías y orientaciones es responder a la realidad, nombrar la realidad, nombrar la diferencia, lo que hay, sin eufemismos. Queremos apostar por un lenguaje que no excluya. Una de las conclusiones del informe del profesor Bosque es que llega un momento en que después de reconocer unas premisas da un salto y nos adjudica indiscriminadamente a las guías unas conclusiones bastante reduccionistas. El argumento del paso del tiempo en materia de igualdad de oportunidades ya se ha visto que no es suficiente. Por eso se ha apostado por las estrategias de la acción positiva y lo que llamamos transversalidad de género.

I. A. La lengua a veces cambia espontáneamente y a veces por un impulso activo de gente que se siente ofendida por rasgos de la lengua que no son propios de la vida de principios del siglo XXI.

J. V. Yo pensaba que la economía del lenguaje era más importante que la forma de quitar rasgos sexistas. Sin embargo, hace unos años, tuve una conversación con uno de mis héroes intelectuales, Douglas Hofstadter, que aunque se dedica a la física también le interesa este tema del sexismo en el inglés. Él me hizo ver que esta pureza del lenguaje y el principio de economía no debe prevalecer siempre, al contrario, siempre que podamos deberíamos encontrar matices no sexistas.

M. G. A. Aparte de la lengua que hablamos todos, hay muchos lenguajes: está el lenguaje de la ciencia, donde por ejemplo la palabra hombre se respeta mucho (se dice “el cerebro del hombre”…) y ahí no hay mucha discusión: es lenguaje científico.

I. A. Ya, pero hay alternativas...

M. G. A. El lenguaje de la ciencia no es muy reivindicativo. Luego está el lenguaje que usamos todos, el lenguaje de la información, el lenguaje poético, y luego está el lenguaje político, que es el que parece que es el más combativo ahora mismo, aunque también el más ridiculizado. ¿No les parece a ustedes que el descrédito de la política lleva a un cierto descrédito del lenguaje político?

P. Á. M. Bueno, a mí se me han quedado varias cosas en el tintero. No es cierto que en esas guías de lenguaje no sexista no se propongan los desdoblamientos. Sí se proponen, y hay ejemplos que por acumulación resultan hilarantes, como el fragmento que se da de la Constitución de Venezuela. Muchas veces, por extenuación no se puede llevar la duplicación hasta sus últimas consecuencias. ¡Si es que es agotador! En las lenguas románicas, el género gramatical es un pilar inamovible del funcionamiento de esas lenguas. Si nos ponemos a intentar modificar esa estructura, que forma parte del núcleo duro de la lengua española, es como darse cabezazos contra la pared. Eso, de verdad, no se puede cambiar. Hemos dicho antes que la lengua es una institución democrática, sí. Pero no es una institución asamblearia, no nos podemos reunir en asamblea para cambiar la estructura gramatical de la lengua española. Las lenguas románicas son así, y o se acepta eso o nos podemos volver locos.

I. A. Pues claro, no se puede estar constantemente duplicando. Lo que yo no entiendo de tu artículo y del artículo del profesor Bosque es esa resistencia a hacer nada. Y esa burla. Por ejemplo, en tu artículo de EL PAÍS decías que existen los epicenos, que son palabras que parecen femeninas, como “víctima, periodista”. Y preguntas en tu artículo de manera retórica: “¿Hay algún hombre que se haya sentido discriminado por esa palabra?”. ¡Hombre, es que eso es muy fuerte! Si las mujeres se sienten discriminadas por la lengua, no es por la lengua en sí, sino por una historia de discriminación que arrastramos de cientos de años. Yo no conozco sociedades en las que los hombres hayan carecido de derechos por ser hombres, y por eso no tienen que reivindicar nada…

C. A. M. La lengua es una estructura que hay que conocer, que tiene sus especialistas, y hay que ver si el ir desmontando eso es complicado, no es complicado, si se puede hacer o no se puede hacer, irlo adaptando como ha ido sucediendo a lo largo de la historia. Yo sí creo que tiene que haber un órgano que diga lo que se puede hacer y lo que no, porque es la manera de acercar las opiniones enfrentadas. Estas guías de las que hablamos, quizás se hubieran hecho mejor consultando a la Academia. Es este un nivel que corresponde a los especialistas. Y la Academia no es que tenga la verdad, pero sí la experiencia y el conocimiento.

E. A. Sobre el uso de la @ que se nos adjudica en el informe, tenemos que decir que no recomendamos la @, que es una grafía y no tiene lectura. La referencia está sacada de un apartado de la guía en la que se habla de la importancia de crear esto en las webs. Hablamos de ese pequeño espacio que se abre en las pestañas que pone “acceso: usuarios” o “acceso: delegados”. Solamente en ese pequeño espacio recomendamos la @, pero con muchísimas limitaciones.

J. V. Me parece que si en español tenemos a la Academia y al conjunto de Academias de cada país, que emiten recomendaciones, creo que tendrían que emitir recomendaciones sobre el lenguaje no sexista. La Academia debería, lo primero, reconocer el sexismo intrínseco en la lengua española. Y segundo, hacer un comité entre las academias de los distintos países y emitir recomendaciones de cómo tener un lenguaje menos sexista del que tenemos.

P. Á. M. Ni Ignacio Bosque ni yo somos unos trogloditas. El profesor Bosque rechaza expresamente en su artículo frases como esta: “Los directivos acudirán a la cena con sus mujeres”. Hace falta solo un poco de sentido común para no escribir semejante estupidez. Ni el profesor Bosque ni yo somos insensibles a la cuestión del sexismo lingüístico. Lo que decimos es que el género no marcado forma parte de la estructura profunda de la lengua española.

I. A. La gente joven, por lo que veo en la universidad, tiene mucha más sensibilidad por este tema que la gente de mi edad. Me han dicho que durante el 15-M había una comisión en la Puerta de Sol de feministas, hombres y mujeres, que pusieron mucho énfasis en que todos los documentos del 15-M suavizaran el sexismo del lenguaje.

Winston Manrique. Con los jóvenes se ha venido planteando, desde la publicación del informe de Ignacio Bosque, qué hacer desde los niveles más bajos de la educación y de la propia familia, y en las escuelas o colegios, para suavizar, matizar, explicar… sin anular por supuesto las normas gramaticales que están bien. Las encuestas muestran a unos jóvenes que han crecido en una sociedad que busca la igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, esa sensibilidad a veces refleja todo lo contrario en la respuesta de estos jóvenes, coincidiendo en el tiempo con las guías donde abogan por esa visibilidad de la mujer. ¿Qué puede estar ocurriendo?

P. Á. M. Tengo cierta experiencia porque además de ser profesor de los estudiantes de mi licenciatura en mi universidad, he dado muchas clases a grupos de mayores de 55 años. Y ponen la misma pasión y, normalmente, los mismos argumentos que los jóvenes para debatir esta cuestión. No he encontrado diferencias. Y en cambio a veces se lleva uno sorpresas. Cuando mi hija recibió el título de arquitecta —y en el título impreso dice “arquitecta”— una compañera suya, amiga de su edad, se enfadó. Ella hubiera preferido que dijera “arquitecto”. Yo creo que está completamente confundida.


E. A. Sabemos que desde el 95 hay esa orden de feminizar… bueno, de adecuar a la condición femenina o masculina de cada persona que recibe la titulación, pero deberíamos preguntarnos si no es indicativo de esa creencia, o prejuicio o mentalidad que otorga a lo masculino más estatus, o más profesionalidad o más rigor. Que no haya solapado algún rasgo de sexismo implícito. Y mientras haya sexismo en el lenguaje, hay sexismo en la sociedad.

P. Á. M. Entonces, ¿lo que hay que cambiar es la sociedad?

E. A. Tenemos que cambiar todo. Tenemos que poner instrumentos para el cambio cultural. Y si no hay cambio en el lenguaje no habrá cambio cultural. Las guías no llevan aparato crítico por su carácter utilitario, lo cual no quiere decir que no hayan sido elaboradas consultando a personas, porque si la Academia es monolítica en su enfoque, no lo es la comunidad universitaria. Hay líneas de investigación en los estudios de género que estudian pragmática del lenguaje, hacen revisiones léxicas, etcétera, en las que podemos sustentar nuestras afirmaciones. No distorsionamos nada ni dinamitamos nada. Recogemos lo que se habla y orientamos para el avance social de mujeres y hombres.



 Tomado de El País




lunes, 28 de enero de 2013

Las demandas incumplidas de la "revolución egipcia"




24/01/2013


Por Olga Rodríguez

  • Convocadas movilizaciones para este viernes con motivo del 2º aniversario de las revueltas
  • Los organizadores insisten en que no se trata de una celebración, sino de una protesta por las demandas incumplidas
  • Los Hermanos Musulmanes anuncian medidas ‘de caridad’ para aumentar su popularidad entre sectores decepcionados
  • Trabajadores egipcios logran por sentencia judicial la 5ª renacionalización de una fábrica privatizada durante el régimen
Una de tantas protestas que se han celebrado en Tahrir en estos 2 últimos años, tras el estallido de las revueltas (Olga R.)



El viernes 25 de enero se cumplieron dos años del inicio de las revueltas en Egipto que desembocaron en la caída de Hosni Mubarak y en el inicio de una transición que aún está en curso. Diversas agrupaciones políticas y sociales como el Movimiento 6 de abril, Kifaya, el Partido de Mohamed El Baradei, los socialistas, los nasseristas, el Wafd o la Corriente Popular Egipcia, de Hamdin Sabahi, han convocado marchas desde diferentes puntos de El Cairo que confluirán en la plaza Tahrir. También hay previstas protestas en otras ciudades del país.

Ya en los días pasados se han registrado enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en el entorno de Tahrir. Además, los hinchas del equipo de fútbol Al Ahly, vinculados a las revueltas, han protagonizado protestas frente a la Bolsa, exigiendo sentencias justas para los responsables del caos provocado en febrero de 2012 en el estadio de fútbol de Port Said, en el que murieron 74 personas, la mayoría seguidoras de Al Ahdy.

Ningún alto cargo condenado por la muerte de manifestantes

Las organizaciones que impulsaron las revueltas se muestran hoy decepcionadas con los acontecimientos en la esfera de las instituciones políticas. Desde la caída de Mubarak hasta ahora se han celebrado más de 12.000 juicios militares contra civiles. Sin embargo, ningún responsable de las fuerzas de seguridad ha sido castigado o declarado culpable por la represión, a pesar de que tan solo en los 18 días de las revueltas murieron 840 personas y más de 6.000 resultaron heridas.


Con el traspaso de poder de la Junta militar al presidente Mohamed Morsi la represión ha descendido, pero siguen registrándose casos de abusos policiales y torturas. Al menos doce personas han muerto en diversas protestas. No solo eso. El control de la prensa ha aumentado en los últimos meses de manera notoria.


112 procesos por "insultar al presidente"

Diversos grupos en defensa de la libertad de expresión y de los derechos humanos han advertido de que ya se han registrado 112 procesos judiciales por “insultar al presidente”, una cifra que supera a todos los procesos llevados a cabo por la misma razón desde el año 1892. La mayor parte de las denuncias han sido presentadas al fiscal general por la propia oficina del presidente Morsi. 

Este mismo mes ha sido apartado de su cargo Hani Shukrallah, hasta ahora editor del diario estatal Al Ahram en su versión online en inglés. Aunque no hay explicación oficial, sus compañeros de profesión atribuyen su destitución a su posición crítica con los Hermanos Musulmanes, expresada en algunos de sus artículos

"La dirección del Ahram, vinculada la Hermandad, ha forzado la destitución del escritor de izquierdas y editor Hani Shukralah", protestaba hace unos días su compañero, el periodista Hossam El-Hamalawy.

Shukrallah había sufrido ya una condena al ostracismo laboral durante la época de la dictadura de Mubarak.

El periodista Hani Shukrallah, en la redacción del diario Al Ahram (Olga Rodríguez)
La economía, el FMI y Qatar

En estos dos años la economía egipcia se ha visto más deteriorada de lo que ya estaba, a causa, entre otras razones, del descenso del turismo provocado por la tensión, la inseguridad y la represión que han vivido las calles de las principales ciudades del país. El gobierno de Mohamed Morsi lleva meses negociando con el Fondo Monetario Internacional una ayuda de 4.800 dólares a cambio de la implementación de una serie de reformas fiscales que implicarían la reducción de la inversión pública, recortes en los subsidios para materias primas como el gas natural o el aumento de las tasas en productos básicos.


De hecho, justo antes de la celebración del referéndum sobre la Constitución celebrado el pasado diciembre, Morsi llegó a anunciar la puesta en marcha de esas medidas, pero horas más tarde reculó, diciendo que aún no era el momento. Con una votación a la vuelta de la esquina, sus asesores temieron que la aplicación de medidas tan impopulares pudieran perjudicar los resultados electorales.


De momento, y a la espera de ultimar la negociación con el FMI, el gobierno egipcio ha admitido ayuda económica ofrecida por Arabia Saudí y, sobre todo, por Qatar, que acaba de entregar a El Cairo otros 2.500 millones de dólares en forma de préstamo, que se suman a otros 2.500 millones entregados anteriormente.

No es ningún secreto la buena relación que mantiene la Hermandad egipcia con la monarquía de Qatar que, con sus inversiones y apoyo económico, pretende aumentar su órbita de influencia en la región, ya notablemente crecida por sus intervenciones, directas o indirectas, en Libia, Siria o en las negociaciones con el grupo palestino Hamás.

Esta semana la revista estadounidense Time, nada sospechosa de ser crítica con el modelo económico global, reconocía que el programa del FMI puede ser la solución “inmediata para los problemas económicos de Egipto, pero “solo tendrá como resultado un mayor daño económico para la gente corriente”. Time añadía que el programa de austeridad del organismo internacional implicaría el establecimiento de medidas similares a las aplicadas por Hosni Mubarak, “profundamente impopulares” en el país árabe.

¿Por qué fueron aquellas medidas profundamente impopulares?

La llamada “reforma económica egipcia” establecida por el régimen de Mubarak a principios del siglo XXI e impulsada por el FMI y el Banco Mundial contribuyó a lo que el sociólogo egipcio Galal Amin ha llamado “la humillación y la desposesión de la clase media egipcia”. En un plazo relativamente breve de tiempo el gobierno de la dictadura congeló salarios, eliminó pagas extraordinarias y recortó de forma drástica la inversión en servicios públicos como la sanidad o la educación.


Egipto también se vio afectado por la especulación en los mercados financieros internacionales, que provocó un aumento disparato de precios en productos básicos como el pan en el año 2008. La pobreza, el desempleo y los salarios indignos aumentaron.

El proceso de privatizaciones de empresas públicas, otro de los elementos de aquella reforma económica, se realizó en un clima de corrupción y de falta de transparencia, con transacciones efectuadas a precios inferiores del valor real de las compañías en venta y con dinero negro en manos de intermediarios. Decenas de miles de personas fueron despedidas, y los nuevos propietarios incumplieron en algunos casos sus compromisos de inversión en las empresas recién adquiridas y optaron por desmantelarlas, vendiendo sus terrenos para obtener capital de forma rápida.

Trabajadores de la fábrica de la fábrica textil de Shebeen el Kom en 2011 (Foto: Olga Rodríguez)



Fábricas renacionalizadas a petición de los trabajadores


Ya entonces, a partir de 2008, diversas agrupaciones de trabajadores presentaron demandas en los juzgados exigiendo la renacionalización de las fábricas en las que trabajaban.Tras la caída de Mubarak aumentó el número de denuncias de este tipo.

Lo insólito es que ya hay cinco sentencias firmes por parte de los tribunales que ordenan la renacionalización de empresas privatizadas. La última de ellas es de esta misma semana: Los trabajadores de la fábrica textil de Shebeen el Kom, vendida en 2007 a un inversor extranjero, han ganado su batalla. En la resolución judicial se estima que aquella privatización estuvo marcada por la corrupción y la falta de transparencia, y que el comprador incumplió el contrato por el que se comprometía a invertir y mantener la fábrica.

Desde su compra, los obreros trabajaban sin las mínimas garantías de seguridad laboral, con salarios muy bajos y congelados, y temían su despido inmediato. Ahora el Estado egipcio tendrá que devolver el dinero obtenido por la transacción y reasumir la propiedad de Shebeen el Kom.

Tras la caída de Mubarak fueron juzgados algunos responsables de aquellas prácticas corruptas. Entre ellos, el que fuera ministro del gas y petróleo, acusado de vender gas a Israel a un precio inferior de su valor real, o el ex ministro de finanzas del régimen, Yousef Boutros Ghali, acusado y condenado en ausencia a 30 años de cárcel por enriquecimiento ilícito, abuso de autoridad y tráfico de influencias.

Desde 2008 Boutros Ghali compaginaba su cartera ministerial con su cargo como presidente del Comité Monetario y Financiero del Fondo Monetario Internacional, principal comité asesor de la Junta de gobernadores del FMI. Fue uno de los principales impulsores de las reformas de libre mercado en Egipto y antes, en la década de los ochenta, fue uno de los principales negociadores de la deuda externa de su país.

Ahora, diversos movimientos sociales han impulsado una campaña exigiendo la suspensión de aquella deuda contraída en plena dictadura. Mientras, Boutros Ghali, sobre el que pesaba una orden de búsqueda de la Interpol, ha sido visto en Londres, donde en diciembre de 2011 participó en una conferencia de expertos economistas en la London School of Economics. Su figura contribuyó al aumento de la impopularidad del FMI en diversos sectores de Egipto.


Campaña por la retirada de la deuda externa de Egipto



Aniversario de protesta, no de celebración

Aunque en las instituciones políticas todo parece por el momento atado y bien atado, a pie de calle son iniciativas como las demandas de los trabajadores las que mantienen vivas las esperanzas de los diversos activistas vinculados a las revueltas. Este viernes las miradas están depositadas de nuevo en Tahrir. Los movimientos sociales que convocan las protestas de este fin de semana insisten en que las manifestaciones no son celebraciones, sino la expresión de una decepción y la exigencia de toda una serie de demandas aún incumplidas:
El entramado de las fuerzas de seguridad protagonistas de la represión permanece casi intacto. Las desigualdades y los sueldos indignos marcan a buena parte de la sociedad egipcia. La nueva Constitución, aprobada en un referéndum caracterizado por una elevada abstención (68%), no prohíbe expresamente los juicios militares a civiles ni la discriminación por razones de género, sexo, origen o religión.

Además, establece la existencia de un solo sindicato por gremio, una imposición que ha provocado gran preocupación e indignación entre los integrantes de los más de 300 sindicatos independientes creados tras la caída de Mubarak, impulsores de cientos de huelgas y de iniciativas como las demandas de renacionalización antes mencionadas. El control gubernamental del movimiento obrero supondría un fuerte varapalo a uno de los pilares del tejido social de protesta egipcio.

La 'caridad' de los Hermanos Musulmanes

Aunque durante años la Hermandad condenó las políticas de ocupación de Israel, desde su subida al poder ha optado por atenerse al statu quo vigente defendido en la sombra por el Ejército egipcio. Mohamed Morsi sabe que la ruptura de los acuerdos de Camp David con Israel tendría consecuencias en sus relaciones con Estados Unidos, proveedor de una ayuda económica anual de 1.300 millones de dólares para las Fuerzas Armadas egipcias. Su falta de acción o crítica contra Tel Aviv puede convertirse en una razón para la decepción entre sus electores.

Conscientes de ello y de la dramática situación económica, y temerosos de perder popularidad, los Hermanos Musulmanes han anunciado la creación de grupos de voluntarios y la coordinación de ONG´s para renovar 2.000 escuelas, plantar árboles, facilitar atención médica a un millón de personas y abrir “mercados de caridad” que vendan comida a precios asequibles.

Pero los movimientos sociales de las revueltas egipcias creen que hace falta mucho más que caridad para mejorar un país en el que el 40% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, y en el que, parafraseando un popular eslogan de la revolución, el "pan, la libertad y la justicia social" siguen sin estar al alcance de muchos.

Tomado de El Diario.es


domingo, 27 de enero de 2013

Diez mitos sobre la edición digital






La edición digital lleva años sumida en discusiones poco creíbles que calan en la sociedad y que provocan una visión alejada de la realidad


Cultura | 20/03/2012 


Alberto Vicente y Silvano Gozzer



El sector del libro está experimentando una serie de cambios que modificarán el panorama editorial español en pocos años. Las empresas se transformarán o, poco a poco, verán que el modelo de negocio actual no se adapta al nuevo escenario que impone la edición digital. No obstante, nuevas oportunidades están ya surgiendo de la mano de empresas tecnológicas y editoriales.

La edición digital lleva años sumida en discusiones tanto dentro como fuera del sector, muchas veces con argumentos que no son del todo creíbles pero que calan fácilmente en la sociedad y en el statu quo del sector. Exponemos algunos de los mitos más utilizados y que provocan un escaparate alejado de la realidad.

1. El libro digital matará a los libros impresos. 

 Uno de los argumentos más utilizado sobre el avance de las nuevas tecnologías y el cambio de hábitos de los lectores es que el libro digital terminará acabando con el libro impreso. Optimistas tecnológicos, luditas sin reparos, románticos del papel, medios de comunicación, etc., todos ellos han promocionado esta idea, bien para defenderla o bien para atacarla, empobreciendo el debate.

Libros digitales o libros impresos no es la respuesta. Los soportes se irán adaptando a la demanda de los lectores. Y con ellos, los modelos de negocio. Si seguimos ese razonamiento los libros impresos existirán mientras los lectores los quieran y una editorial vea rentable producirlos. Todavía es muy pronto para vaticinar qué porcentajes de libros serán impresos y cuáles digitales. Lo único cierto es que cuando eso ocurra no nos daremos cuenta que está pasando, pues a los libros electrónicos habremos dejado de llamarlos así para llamarlos simplemente libros.

2. Los libros electrónicos deberían costar lo mismo que los impresos. 

 Este argumento es apoyado por algunos editores, que pretenden establecer los precios de los libros digitales al mismo nivel que los libros impresos para no tener que cambiar su modelo de negocio actual. En un mercado incipiente, donde todo está por hacer, llevamos varios meses viendo intentos de establecimiento de precios o muy caros o muy baratos en relación a la edición impresa.

El problema es que en los libros físicos hay un modelo para establecer el precio por parte del editor en función de los costes de creación y producción, mientras que el formato digital exige un modelo más relacionado con el tipo de contenido y los hábitos de consumo (por suscripción, por descarga, en la nube, etc.). Por lo tanto, el reto es crear una estrategia de precios que sea independiente de la edición impresa, puesto que establecer un precio muy por encima de lo que está dispuesto a pagar el consumidor aleja la posibilidad de un encuentro entre oferta y demanda.

3. Los libros electrónicos no cuesta nada hacerlos y deberían ser gratis. 

Este argumento es esgrimido por los lectores que no están dispuestos a pagar nada por los libros electrónicos. Nada más lejos de la realidad. Un libro electrónico incluye gastos de autoría, traducción, corrección, diseño, marketing, promoción, comercialización, etc. Quizá el continente no vale nada pero el contenido sí tiene un precio. Demasiados años conviviendo con el modelo en papel ha provocado que el consumidor asocie el valor al continente y no al contenido. Es por eso que algunas editoriales que no dan valor a la versión electrónica (o comercializan ediciones con errores) solo contribuyen a agravar esta percepción.

4. Un libro electrónico no puede costar más de 3 euros

 Podríamos llamarlo 'el argumento Amazon'. Incluir en el mismo saco todos los tipos de libros es un error. Los contenidos pueden ser de muchos tipos y representar cosas distintas para los lectores:  entretenimiento, ayuda técnica, desarrollo profesional, etc. Todo esto condiciona lo que los lectores están dispuestos a pagar por un libro digital. En mercados más maduros, como el americano, los hay desde los de 3 € hasta los de 60 €. Es decir, los precios tienen más que ver con el uso del contenido o con el modelo de lectura que con el formato en sÍ mismo.



5. Los lectores no quieren pagar por los libros electrónicos.

 Dentro de UN concepto tan abstracto como "los lectores" habrá algunos que no estén dispuestos a pagar y otros que estarían dispuestos a pagar si existiera una oferta que cubriera sus necesidades: un producto de calidad, a un precio competitivo y con una experiencia de compra aceptable. Si el año pasado, con el modelo actual aún imperfecto, al menos 1.500 personas estuvieron dispuestas a pagar por alguno de los ebooks más vendidos, deberíamos asumir que en un mercado más maduro esta cantidad se multiplicará. Demandas insatisfechas están generando actividades extramercado y creando en los consumidores el hábito de acceder a los libros sin pagar. Cuanto más se tarde en establecer un mercado sano de libros electrónicos más difícil será establecer un precio por los contenidos.

6. La autoedición acabará con los editores. 

Este argumento es esgrimido por los que piensan que la tecnología puede suplir el trabajo del editor. La tecnología no convierte a nadie en editor. Como mucho, pone al alcance de la mano de cualquiera la posibilidad de hacer un libro y de publicarlo, pero el trabajo del editor va más allá. Editar también es seleccionar el contenido y adaptarlo a los requisitos de los lectores (edición, corrección, traducción diseño, etc.).

Si bien es cierto que los nuevos entornos sociales han hecho que la propia opinión de los usuarios sirva como filtro para seleccionar el contenido (es el caso de algunos autores autoeditados de éxito) en la mayor parte de los casos esto solo se aplica a cierto tipo de contenidos, ficción sobre todo. En general, como lectores aún confiamos y confiaremos en la validación que nos da un editor, en especial con el exceso de información que hay en la Red.

7. El DRM impide la piratería

De todos es sabido los problemas que acarrea el uso de algún tipo de DRM para el usuario, dificultando en muchas ocasiones la compra del mismo, sobre todo con el de Adobe. Pasó en la música y está pasando en los libros. El hecho de incorporar un DRM a los libros no impide la piratería, dado que es relativamente sencillo burlarlos. O innecesario, puesto que la mayoría de los libros que circulan por la red provienen de versiones escaneadas. Este argumento ha sido utilizado por autores y editores. Sin embargo, no tiene ninguna base, dado que la piratería no ha decrecido a pesar de su uso masivo.

8. Las editoriales españolas se están quedando retrasadas respecto al resto del mundo

 Existe la sensación de que en España vamos más retrasados que otros países en materia editorial digital. Nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que en número de títulos España no es de los países que más oferta tiene, sÍ cuenta con varios modelos de lectura muy interesantes. No solo tenemos actualmente dos ofertas bajo suscripción (como Booquo o 24Symbols), sino que también tenemos tres librerías con eReaders propios conectados a las librerías (FNAC, Casa del Libro y Amazon). Adicionalemnte, contamos con plataformas internacionales que están desembarcando (el caso de Kobo y The Copia).

Además, tenemos un número creciente de editoriales digitales como Sin Errata, Ganso y Pulpo, Musa a las 9, Minobitia, Sportbios, etc.; y sellos de grandes editoriales que solo están en digital como B de Books o EnDebate por ejemplo. Aun así, estamos lejos de tener una oferta digital que cubra las necesidades actuales de la demanda.

9. No hay mercado para los libros electrónicos en España. 

 Según el panel de ebooks de GFK, el año pasado el título que más vendió registró aproximadamente 1.900 descargas; el segundo cobtuvo 1.500. Considerando que este panel no cuenta las ventas hechas en Amazon ni tampoco en otras plataformas extranjeras podemos asumir que las ventas pudieron ser superiores. Es cierto que respecto a los libros impresos la facturación de libros electrónicos está todavía por debajo del 5% del total, pero considerando que la oferta disponible en digital aún es pequeña, los números son no son malos. O al menos, lo suficientemente interesantes para justificar la apuesta por los contenidos digitales.

Por otro lado, hay que decir que aunque vender, por ejemplo, mil descargas parece poco, un editor pequeño suele vender de media aun menos ejemplares en impreso. Podemos decir que estamos más avanzados que Italia, Francia, Portugal u otros países del entorno, o al menos en cifras similares.

10. La edición digital está contribuyendo a la crisis en el sector editorial.

Nada más lejos de la realidad. Este argumento es utilizado en algunos ambientes del sector editorial para determinar que la crisis del sector está en la tecnología y no en las deficiencias del sistema, que acaba pagando el lector. El sector editorial está sufriendo, al menos, dos crisis: estructural y coyuntural. No es un sector, como se dijo al principios del 2008, que fuera ajeno a la crisis económica por ser un sustitutivo de ocio a bajo precio. La caída de las ventas así lo testimonia. Por otro lado, es un sector muy artesanal, que no ha sabido aprovechar los avances tecnológicos para sacar más provecho a las nuevas oportunidades de negocio o para hacerse más eficiente.

Estos son algunos de los mitos más frecuentes sobre el sector digital. Hay más pero hablaremos de ellos en otra ocasión.


Sobre los autores:

Alberto Vicente (@alvicente) y Silvano Gozzer (@gozque) son socios fundadores de http://www.anatomiadered.com, empresa consultora en estrategia editorial y de contenidos, y autores del blog http://www.anatomiadelaedicion.com





23/0/2024